Capitulo 2
Es sábado por la noche, y la familia Bailey se encuentra en la mesa reunida cenando.
—Tenemos una noticia que darles hijos—Dice el señor, padre de familia, y estos levantan la mirada de su comida—se nos ha presentado una importante junta con unos directivos de alto nivel.
La cara de ambos se ilumina, la felicidad les llega al rostro, los padres tampoco se quedan atrás, quienes se miran entre sí, con una sonrisa. Todos en la Mesa saben que es una oportunidad que venían buscando desde que su empresa empezó a dar frutos.
—Estoy muy feliz por ustedes—dice la chica, Michelle, la hija mayor, mientras continua su comida, mientras que el chico, Esteban, el hijo menor, asiente apoyando lo que ha dicho su hermana, y sigue comiendo.
—Gracias—dice la madre, quien toma de la mano al padre por encima de la mesa, quien está sentado a su lado—la cosa es que hay un inconveniente—suelta, dejando un aire de suspenso que hace que ambos hijos levanten nuevamente la cabeza para verlos.
Los chicos se quedan expectantes, con el silencio que se ha formado abrazándolos, la madre mira al padre, y este es el que prosigue.
—La reunión la han pautado para el lunes—dice este, y Esteban frunce El ceño, sin esperarse nada de lo que están diciendo—es en Madrid, nuestro vuelo sale mañana por...
Michelle lo interrumpe.
— ¿Cómo que mañana? El lunes es el cumpleaños de Esteban—dice michelle, quien habla por su hermano cuando Este se queda mudo—y ya teníamos planes para Ese día.
—Lo se cariño, y hemos intentado posponerla, pero se han negado, no somos Los únicos que pelean por el apoyo de ellos—le responde la madre, estirando la mano para agarrar la de su hijo, pero este la quita antes de que pueda.
—El trabajo siempre les impide estar con nosotros—les dice este, y corre la silla, levantándose—y por un momento, pensé que este año Sería diferente, pero me doy cuenta que fue un error hacerme falsas ilusiones, buenas noches.
Rodea la silla, y se va del comedor, subiendo las escaleras. Sus padres lo llaman de vuelta, pero Maya les dice que lo dejen tranquilo.
—Michelle, tienes que entender que no es nuestra culpa, es una gran oportunidad, lo hacemos para darles lo mejor a ustedes—le dice el padre, mientras terminan de cenar.
—No digo que no sea así, pero a veces necesitamos tambien de su compañía. Ya he perdido la cuenta de cuantas veces nos han hecho lo mismo—dice esta, y ambos padres se quedan callados, Al saber que no pueden contradecir nada.
La cena acaba en un silencio incomodo. Michelle termina de lavar sus trastes y sube al cuarto de su hermano, tocando su puerta.
—Váyanse—escucha esta desde dentro.
—Soy michelle—le responde esta, pero no escucha respuesta al otro lado, hasta que escucha el cerrojo, y abre la puerta, viendo como Esteban se lanza nuevamente en la cama boca abajo.
Ella entra, y cierra la puerta tras de sí, sentándose en la orilla de la cama, acariciándole la pierna a su hermano.
—Ya hemos hablado de esto hermanito—este se voltea, quedando boca arriba sobre la cama.
— ¿Que les costaba ponerme primero esta vez? Por una vez, solo esta vez—se desespera, sentándose en la cama, viéndola con Los ojos cristalizados.
Ella se acerca un poco, y toma su mano, mientras el baja la cabeza.
—Talvez nos quieren demasiado, que se les olvida que también podemos ser felices con su compañía y no solo con regalos y privilegios—le responde ella, y el solo asiente, sin mucho que decir.
—De pequeño siempre sucedía lo mismo, antes si eran berrinches, y sé que lo de hace rato también lo fué, pero...
Se calla, sin muchas ganas de seguir, viendo fijamente lo negro que se ve la alfombra.
—Algo un poco infantil para alguien que va a cumplir diecisiete en dos días, es cierto—le dice, y él pone los ojos en blanco, mientras ambos sueltan una risita.
—Lo sé, lo sé—dice Este, mientras Michelle le acaricia la Mano—lo que decía era que, de pequeño, lo veía como una necesidad, necesitaba que ellos estuvieran conmigo, pero ahora, yo solo...—una lagrima empieza a correr por su mejilla—solo quisiera que estuvieran, y ya.
Michelle acuna el rostro de su hermano con las manos, y limpia las pequeñas lagrimas rebeldes que salen de sus ojos, para luego abrazarlo.
—Te quiero hermanito—le dice esta, y el solo disfruta del reconfortante abrazo—mientras ellos no estén yo estaré para ti, como ha venido siendo, ¿okey?
Él asiente, y mientras se separa, le deja un beso en su frente.
—Y estoy Segura de que Benjamín y Maya no desperdiciaran esos boletos para el parque de atracciones—dice Ella, haciendolo reir, sabiendo que sus mejores amigos son lo suficientemente bochincheros como para desaprovechar la oportunidad de comer algodón de azúcar y pelear en los carritos chocones.
Ella se despide, y Esteban se levanta a su baño para prepararse a dormir.
Luego de cepillarse, apaga la Luz, y se va a su cama, pensando en lo triste que es que sus padres lo hayan dejado plantado nuevamente, pero sonriendo por tener personas lo suficientemente maravillosas en su vida que no lo hacen sentir solo.
A pesar de todo, imagina lo increíble que será El día de su cumpleaños Al lado de su hermana y sus amigos.
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Escucha a lo lejos una voz que lo llama ¡Esteban, Esteban! Grita, pero no sabe de dónde viene, su cuerpo se empieza a tambalear y se asusta al pensar que es un terremoto, poco a poco la voz empieza a acercarse hasta que se despierta de golpe y se sienta en la cama abriendo los ojos, girando la cabeza, para ver que quien lo llamaba era su hermana. Ella se le queda viendo como a un bicho raro.
Se quedan viendo por un rato, sin decir nada, hasta que este cierra los ojos y se deja caer nuevamente en la cama.
—Vamos flojo, ¡despierta! —le dice Michelle, mientras lo empieza a agitar de nuevo, y él solo se queja— ¡es tu cumpleaños!
—También es la hora de dormir—le responde tapándose con la sabana.
—Párate—le dice un poco más seria, quitándole la sabana y tirándola lejos, abriéndole los ojos con los dedos, pero este la aleja ahora si levantándose volviendo a sentarse, mirándola con el ceño fruncido.
—Puede que todo esto sea por mi cumpleaños, y...—suelta un bostezo antes de continuar—y que sea un gesto bonito, pero cualquier otro día vuelves a hacerlo, y te denunciaré con la policía—amenaza, con el tono más serio que tiene. Ella se le lanza encima y lo abraza. ambos empiezan a reirse.
—Que drástico hermanito—le dice en lo que deja de abrazarlo y se recuesta del espaldar de la cama. Él hace lo mismo—feliz cumpleaños—su sonrisa le ilumina el rostro.
—Gracias—le contesta acompañado de una sonrisa, acercándose para dejarle un beso en la frente, como está acostumbrado desde que era un bebé.
— ¿Estás emocionado por el día de hoy? —pregunta ella y él asiente, mientras la ve pararse de la cama—perfecto, entonces es mejor que te levantes porque ya es tarde para ir al colegio.
Michelle se gira y desaparece despues de cruzar El umbral de la puerta, no sin antes asomarse una última vez.
—Por cierto, mamá y papá te han dejado un regalo en la cocina—le comunica ella, a lo que él le contesta sin muchos animos levantando el pulgar y forzando una sonrisa, haciendo que ella se vaya.
Se levanta luego de unos 5 minutos viendo la esquina de su pared. Abre las ventanas para que la luz natural ambiente el cuarto y se dirige al baño para ducharse y cepillarse.
Ya en el cuarto de nuevo se viste con unos jeans negros y una camisa blanca, básico. Piensa en si hará frio en la noche o no, así que toma su chaqueta beige para prevenir.
Saliendo del colegio Michelle los pasara buscando a él y a sus amigos para ir a la feria, por lo que como irá vestido a la escuela, es como irá vestido a la feria.
De último se coloca sus converses negras y baja hacia la cocina luego de agarrar el bolso.
Los platos ya están sobre el mesón de la cocina, no hay necesidad de comer en la mesa si van con prisas y solo son ellos dos.
Ve en la encimera el regalo del que hablaba su hermana, asi que toma la nota mientras ve la pequeña caja.
—Ya nisiquiera se esfuerzan por un buen regalo—le dice a su hermana, quien está de espaldas a él, terminando de cocinar.
—Ábrelo antes de criticar esteban—le dice ella, negando con la cabeza, y el empieza a leer la carta.
"¡Feliz cumpleaños hijo mío!
Nuevamente lamentamos el no poder estar en tu cumpleaños, pero prometemos que saldremos los cuatro en lo que lleguemos. Te hemos comprado un collar, espero te guste, cuando lo compramos nos hizo acordar mucho al color de tus ojos cuando estas muy feliz.
Además, te hemos dejado algunos billetes para que puedan divertirse sin limites, o por si quieres comprarte algún regalo, te amamos un montón.
—con amor, tus padres."
Deja la nota en el meson, y abre la cajita Encuentra un collar, con una gran piedra azul celeste colgando, el cual efectivamente, es el color del que se tiñen sus ojos cuando esta muy alegre. Lo abre, y se lo coloca, porque aunque esta resentido con sus padres, es un collar muy bonito como para no usarlo.
Lo único que no ve es el dinero, quizá se hayan olvidado de ponerlo.
—Aquí dice que me han dejado dinero, pero no hay nada, ¿crees que se hayan olvidado?—le pregunta a su hermana, quien se gira con una sonrisa avergonzada—dame mi dinero, Michelle—le dice al ya entender que paso con el dinero.
—Te prometo que lo tomé porque pensaba que era para la feria—le explica, sacándose del bolsillo unos billetes, tendiéndoselos. Esteban los toma mientras niega con la cabeza. Ella repara en el collar y se acerca para verlo—te queda hermoso—le dice, y el asiente, mientras lo toma para verlo.
—Y a ti se te queman los huevos—le dice el señalando la cocina, la cual esta desprendiendo humo. Michelle sale corriendo para apagarla, mientras esteban se rie y se sienta.
Michelle le pasa un plato de tostadas, huevos un poco quemados y salchichas minis.
—Hermanita—llama esteban, en lo que ella se sienta a su lado en la barra. Gira a verlo mientras muerde su desayuno—he tenido una idea.
Muerde su tostada con un trozo de huevo frito, y mientras mastica, antes de poder seguir hablando, ella ya está negando con la cabeza.
—No vas a faltar a la escuela hoy—le dice, y él pone los ojos en blanco.
—Pero es que mira como está el día—señala hacia la ventana, y como nunca, el cielo tiene el mismo aspecto de una imagen de pinterest. Michelle para de ver por la ventana, y lo ve a el de nuevo, su cara claramente le dice "¿no tienes alguna excusa mejor?"—okey, okey, solo quiero faltar porque si, ¿vale? Es mi cumpleaños Michelle, anda—sus ojos de perrito nunca le han funcionado, pero piensa que no es mal momento para intentar.
—bueno, si me lo pides así...—contesta mientras mastica, y el sonríe fuertemente, pero cuando traga y le contesta, su sonrisa cae—sigue siendo un no, vamos, comes en el camino que se nos hará tarde.
Toma la tostada de mala gana, pone ambos platos en el lavabo y salen hacia el auto.
Cuando entran y Michelle prende el auto, esteban pone la radio a la espera de que la noticia de que alguna catástrofe salve su día de clases, está seguro de que nada sería peor que 3 horas de matemáticas seguidas con el profesor Rodríguez, pero solo encuentra música en todos los canales, hasta en el de noticias, lo cual es muy raro.
En el camino, ven varios camiones de bomberos y ambulancias, hasta carros policiales, pero mas allá de fijarse, no le dan tanta importancia.
Llegan a la escuela luego de cuarenta minutos de viaje, viven un tanto lejos del centro de la ciudad. Ir tarde es una verdadera tortura a veces para él, porque luego no lo dejan entrar a la clase.
Se baja luego de un último abrazo de cumpleaños de su hermana, y camina hacia la entrada, donde ve a un raro chico vestido de verde, y una chica que ilumina en amarillo, se ríe un poco al pensar que parecen un arbol de navidad
— ¡Feliz cumpleaños! —le dice Maya cuando se acerca, lanzándose a él en un abrazo. Esteban rodea su cintura y sonríe. La chica lleva un suéter amarillo y un jean blanco, su cabello castaño se ve tan lacio, haciendo juego con sus ojos color chocolate.
—Gracias Maya—le contesta Esteban, evitando decirle lo bonito que se ve su cabello, o el rico olor de su perfume cítrico.
Cuando esta lo suelta, Benjamín ya está para abrazarlo, llorando un poco mientras le da palmadas en la espalda.
— ¿Cómo es posible que mi mejor amigo crezca tan rápido?—dice, sorbiendo la nariz. Maya niega con la cabeza, riéndose, mientras que esteban pone los ojos en blanco—hace apenas ayer tenías diez años y estabas cayéndote por ese tobogán de cabeza, llorando como una Nena y...
Esteban le tapa la boca, intentando callarlo, sintiendo vergüenza porque Maya esté escuchando esa vergonzosa anécdota.
—Siempre tan dramático Benja—le responde Esteban, separándose de él. benjamín se limpia las lágrimas falsas y se desordena un poco su rubio cabello.
Los 3 empiezan a caminar, un poco tarde a la clase de historia. La clase de la señorita Roa es la única razón que tiene esteban para asistir tan temprano un lunes.
—Son las ocho menos cinco, veo muy lejos la hora para ir a la feria— comenta benjamín, quien claramente viene solo por pasar el año. Si por el fuese estaría en su casa tomándole fotografías a las plantas de su padre. Convertirse en fotógrafo profesional es su sueño.
Y luego está maya, encantada de venir a estudiar, aunque bien podría estar en su casa jugando videojuegos.
—Estoy segura que el día de hoy será genial—comenta Maya, mientras abraza a los dos y caminan un poco incomodos considerando que es más bajita que ambos—Que lindo colgante, nunca te lo había visto puesto—comenta ella, haciendo que benjamín también se fije en el.
—Es un regalo de cumpleaños—dice sonriendo un poco, y maya asiente. Benjamín solo lo ve, dándole una sonrisa de boca cerrada, y con su brazo estirado, le da unas palmadas en la espalda. Ambos son mejores amigos desde muy pequeños, asi que está al tanto del problema con sus papás.
Cuando entran al salón, las horas se van volando, y antes de preverlo, ya están en el comedor para la hora de almuerzo. Se juntan con otros chicos de su clase en el comedor.
Las dos chicas saludan y felicitan a Esteban, mientras que el chico, moreno y rapado, absorto de todo, se entera ahí mismo de quien cumple años y también lo felicita.
— ¿Qué tienes pensado hacer hoy? —le pregunta una de las chicas, alta y rubia, con un delineado en los ojos de un verde muy chillón.
—Iré a la feria con estos dos y mi hermana—dice señalando a Maya y a Benjamín.
La otra chica, pelirroja artificial y de lentes, hace un ruido, queriendo decir algo, pero la comida en su boca no la deja, así que mastica rápido y traga para hablar.
— ¡Nosotras también iremos a la feria!, nos veremos allá—dice ella, girándose a ver al chico— Nolan, ¿tú que harás luego de clases?
El chico levanta la cabeza mientras termina de masticar.
—Quizá vaya a la librería a por unos libros que quiero comprar—dice. Todos en la mesa se sorprenden, y él lo nota— ¿Qué?
— ¿Tú lees? —pregunta la pelirroja, y el solo asiente, aún preguntándose porque tanta sorpresa.
—Increíble, pensábamos que saliendo de aquí ibas a no sé, boxeo. Nunca imaginamos que leyeras—dice benjamín mientras toma un poco de su jugo de naranja, y esteban que está a su lado le da un codazo, Benja le devuelve una mirada extrañado— ¿qué pasa?
—Gracias por estereotiparme Benja, que gran compañero—dice Nolan, bajando su cabeza de nuevo para comer, y todos miran nuevamente a benjamín con ojos acusadores.
— ¿Qué? Solo era sincero—defiende el, y esteban niega con la cabeza, pensando en que debería empezar a salir con cinta en su bolso para callarlo de vez en cuando.
— ¿Qué tal si vienes con nosotras a la feria Nolan?—le pregunta la rubia, y el levanta la cabeza para verla—podemos acompañarte antes a la librería—dice ella, viendo a la pelirroja, quien asiente no muy atenta al asunto por querer comer.
—Tendría que preguntarle a mi madre, con El virus que está por ahí, quizá no me deje salir—comenta, y las chicas asienten.
Esteban frunce el ceño mientras traga para preguntar.
— ¿De que virus hablas?—pregunta el. Siendo ahora al que ven como un extraño.
— ¿Qué acaso no revisas twitter?—pregunta la rubia, y Esteban niega.
—el no tiene twitter—contesta Benjamín por el, al ver que no puede contestar por la comida en su boca.
—pues es mejor que te crees uno—dice la pelirroja, mientras la rubia saca su teléfono y toquetea la pantalla, para luego estirarle el teléfono.
La noticia habla de una enfermedad que ha empezado a alertar a todos los paises, debido a su alto nivel de mortalidad. Ve algunos videos de personas actuando fuera de sí, amarradas a camillas de hospital, o sostenidas por otras personas. Le devuelve El telefono a su compañera al no poder seguir viendo los videos.
—Que horrible. Cuando venia en el carro esta mañana puse el canal de noticias en la radio pero solo había música—comenta el, extrañado, y un poco aterrorizado por la notica.
—Quizá quieran taparlo para no sembrar caos—dice Maya.
—Yo aun no creo en ello, quizá solo sea clickbait y un poco de edición—dice Benjamín, quien voltea junto con los demás cuando escuchan la toz de alguien de otra mesa—o bueno, espero que sea falsa la noticia.
Siguen hablando de otras cosas para calmar los nervios hasta que la hora de almuerzo se acaba. Son la 1:15, y se dirigen a su próxima clase arrastrando los pies, matematicas.
A 10 minutos de haber entrado, el mismo chico que tocia en el comedor, pide permiso para ir al baño, mientras tose compulsivamente. Los chicos están un poco paranoicos, y el profesor les mantiene la mente ocupada, ordenando formar grupos de 3.
— ¿Ustedes no creen que eso sea verdad, o si?—pregunta maya, quien ya se ha unido a ellos para hacer el trabajo.
—nah, quizá sea mentira, como eso de que godzilla estaba de nuevo en japon—responde benjamin, y ambos lo miran, con el ceño fruncido.
—Solo tu te creiste eso benja—le dice Esteban, y Maya lo apoya asintiendo—además, las noticias hoy en dia exageran todo, quizá no es nada tan grave—sus amigos asienten, y empiezan a sacar sus cuadernos para la actividad.
El teléfono de esteban empieza a vibrar, lo toma para ver que su hermana lo esta llamando, asi que se levanta para pedir salir y atender. Ya afuera atiende, y Michelle, un poco agitada, y con gritos de fondo le habla.
—Esteban, ¿me escuchas?—le dice, y el frunce el ceño.
— ¿Michelle? ¿Que sucede?—contesta el, y como no recibe respuesta, solo alboroto del otro lado, sigue hablando— ¿que es todo ese ruido?
—necesito que me escuches—le responde ella muy seria, agitada aun—con mucha tranquilidad, tomaras tus cosas, y dirás que tienes que irte antes, te pasaré buscando.
— ¿Porqué? Aún no es la hora de salida ¿que pasa?—esteban no entiende nada, pero su estomago empieza a arder de los nervios.
— ¡Haz lo que te digo!—le grita ella, y el se sorprende, ella no es de gritarle nunca—no te olvides de Maya y Benjamín, traelos contigo. llego en quince minutos.
Dicho esto, le cuelga, y confundido entra al salón, dirigiéndose a sus amigos.
— ¿Quien era?—pregunta benjamín, y esteban se sienta, guardando sus cosas.
—Era mi hermana, me dijo que recogiéramos todo y que digamos que tenemos que irnos buscando, en quince minutos esta aquí—dicho esto, sus amigos se miran entre si, frunciendo el ceño.
Benjamin empieza a recoger, mientras lo saquen de clases, el estará bien. Maya aunque duda, pensando en lo del virus, también empieza a recoger.
— ¿y si tiene que ver con la enfermedad?—pregunta ella, mientras se acercan al profesor. Ambos chicos se encogen de hombros.
—Profesor, mi hermana me ha llamado y me dijo que nos pasará buscando—el profesor ve a Los 3 estudiantes y asiente, dandoles un pase a cada uno.
Antes de salir, sus teléfonos empiezan a vibrar, y se percatan que no solo los de ellos, si no los de todos en el salón. Fruncen el ceño y revisan, encontrándose con una alarma de emergencia nacional.
Entran a la aplicación, una en la que no habían entrado jamás, y leen el comunicado.
—Ciudadanos, esto no es un simulacro, resguárdese y no salga de casa. Acumule provisiones y refuerce sus puertas. Esté pendiente de las noticias para recibir informacion o instrucciones. Mantenga la calma y muy importante, por ninguna razón, deje que lo muerdan—termina diciendo esteban, levantando la cabeza con el ceño fruncido. Sus amigos también están muy confundidos.
Gira a ver a los demás, quienes ya también están hablando sobre la nota.
— ¿Qué demonios es esto?—dice benjamín, al mismo tiempo que gritos se empiezan a escuchar por la calle, y todos se amontonan en las ventanas para ver qué es lo que sucede.
Personas se tiran encima de otras, mordiéndolas. La sangre brota por todas partes, hay gente en el concreto convulsionando, y mucha gente corriendo en todas direcciones. Autos empiezan a chocar, uno de ellos rompiendo un hidrante que deja expulsa una chorrera de agua.
Muchos en el salón gritan, otros empiezan a tomar sus cosas para salir. Benjamín y Maya son de los que se quedan viendo la escena, tratando de analizar qué es lo que está pasando.
—Deberiamos irnos, Michelle nos debe estar esperando—es lo que les dice esteban, mientras los jala por los bolsos.
—Chicos, por favor, mantengan la calma, no sabemos lo que está pasando, así que es mejor que nos quedemos aquí dentro y...
Su charla es interrumpida cuando el chico que pidió salir al baño entra desmayándose en el piso. El profesor y otros se acercan para socorrerlo. Esteban y compañía se quedan al margen, observando.
Pronto, el chico deja de respirar, y el profesor empieza a hacerle RCP. Luego de un rato, de gritos, tensión, y alarmas, el profesor tiene su boca sobre la del chico, y este se despierta, mordiéndole el labio y la mandibula, haciendo salir sangre a borbotones de la cara del profesor.
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