Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo 17

a un mes de iniciar las clases, Esteban y Benjamin toman nota del proyecto final de su clase de francés.

—iré a hablar con la profesora para ver si podemos hacer el proyecto tu y yo nada mas—le comunica Benjamin a su amigo quien frunce el ceño ante lo dicho.

—¿porqué deberías?—pregunta esteban confundido—nos ha tocado con la nueva, maya. ¿que tiene de malo?

—¿Que tiene de malo? será un problema ponernos de acuerdo con ella. siempre anda con prisas, la otra vez, escuché que las chicas—dice, señalando a un grupo de 3 niñas con la boca para que su amigo la vea—la invitaron al centro comercial y ella después de aceptar, las dejó plantadas.

ambos se quedan pensando por un minuto, hasta que esteban cae en cuenta de algo.

—¿como es que tienes tiempo para saber todo de todos?—pregunta. siempre le ha dado curiosidad como su mejor amigo es capaz de saber hasta los chismes mas ocultos, es como si estuviese en todas partes y a la vez no estuviera en ninguno. es completamente muy sociable, a diferencia de su amigo, quien a pesar de llevarse con todos no habla con la mayoría. ambas partes saben de la existencia del otro, pero hasta ahí.

Benjamin lo ve y se encoge de hombros con satisfacción.

—lo siento hermano, pero no puedo revelarte mi secreto—le dice, y esteban rodea los ojos, riéndose—además, si te faltan razones, ella ni siquiera está aquí—esteban busca por todo el salón a la chica de cabello castaño, pero no puede verla.

—yo hablaré con ella, y si no llegamos a nada, siempre podemos decirle a la profesora—dice este, y su amigo lo ve con una sonrisa— ¿que?—pregunta confundido, mientras su amigo sube y baja sus cejas.

—¿hablaras con ella?—pregunta, y esteban asiente, ganándose una palmada en el brazo de Benjamin—¡Eso es! te apoyo romeo—dice este y esteban le devuelve la palmada.

—hablaremos de tarea, loco—le responde esteban, pero la sonrisa de su amigo no se borra.

—eso no quita que te haya parecido linda la primera vez que la viste—dice benjamin, subiendo y bajando de nuevo las cejas. esteban le da otra palmada mas fuerte, mientras mira hacia los lados para asegurarse de que nadie lo oyó. benjamin lo mira enojado, sobándose el brazo.

—¡Cállate! eso no tiene nada que ver—dice, y benjamin suelta un ajá leve, mientras su amigo sigue hablando—verás que no te contaré mas nada—dice cruzándose de brazos, mientras su amigo se burla.

—veamos cuanto dura tu palabra—dice, haciendo que su amigo lo vea de reojo, pero cuando voltea, el entorno cambia. ve su alrededor y ya no esta en el salón de clases.

esteban se encuentra sentado en una mesa grande, frente a benjamin. al voltear, puede ver a maya, y lo recuerda.

dos días atrás, maya había aceptado hacer el trabajo con ellos, siempre y cuando fuese en su casa. ahora, se encontraban los tres en su primera sesión para el trabajo final.

— ¿deberíamos empezar?—pregunta maya, y ambos chicos asienten— ¿de que iba el trabajo?

—tenemos que hacer una dramatizacion en francés—responde benjamin.

— ¿que tal está su nivel de francés?—pregunta maya, y ambos chicos se miran entre si.

—pues el de esteban, no lo sé. pero el mio esta perfecto—dice y esteban abre la boca ofendido.

—¿si? a ver, demuéstralo—dice esteban, pasandole uno de los libros de texto que les proporciona el colegio para las actividades. este en especifico trae todo lo básico para empezar el idioma, incluyendo frases.

benjamin con una sonrisa ganadora lo toma. esteban lo ve, expectante, mientras maya mira a ambos a la vez, pareciendole divertido la dinámica entre ambos. mientras benjamin consigue una frase. la hermana pequeña de maya a quien ya han conocido, ha llegado para mostrarle su tarea a maya.

a ambos se les hace raro no ver a la mamá por ningún lado. desde que han llegado, maya es la que ha estado atendiendo a la niña.

Cuando consigue una frase, benjamin levanta la cara con una sonrisa hacia esteban, quien rodea los ojos con fastidio.

—purrais-ye vos poser iun question, sil vosplait?—mientras lee, su mente se arrugaba, pero al finalizar la sonrisa se mantiene en su rostro, mirando a sus dos compañeros. Esteban y maya se ven a los ojos, explotando después en carcajadas.

benjamin los ve con cara de pocos amigos, y se cruza de brazos, esperando que terminen de reírse.

—creo que hay que bendecir la casa, no vaya a ser que hayas invocado un demonio—dice esteban entre risas, provocandole aun mas risa a maya. benjamin se concentra en el libro, haciendo caso omiso a lo que dijo su amigo.

desde ese día, los tres se volvieron mas unidos. y así fue por tres años, hasta que uno cayó desde un lugar muy alto y la otra desapareció. el destino los había unido, pero también fue el encargado de separarlos.

entre las risas, esteban mantuvo sus ojos cerrados, pero al abrirlos ve un cielo intensamente azul.

al mirar a su lados, se encuentra acostado en un prado de grama muy verde. algunas nubes blancas acompañan el azul del cielo. el aire fresco mueve sus cabellos. se levanta y mira a su alrededor, pero no hay nada.

ninguna edificación, ningún auto, ninguna persona. se encuentra solo en un prado sacado de una pintura.

por un momento la paz llena su pecho, y cierra los ojos para respirar del fresco aire.

—¿es tranquilo, cierto?—escucha. abre los ojos de golpe pero no ve a nadie, ni siquiera cuando le da un vistazo a su alrededor.

—¿quien dijo eso?—dice para si mismo, pensando que tal vez lo ha imaginado, pero esa voz vuelve.

—no podrás verme—dice de nuevo la voz, una voz de mujer. frunce el ceño, buscando el origen.

—¿porque? ¿quien eres?

—soy el aire que respiras. soy la tierra que pisas. soy incluso el cielo que ves—dice la voz, tan pacifica como la de un anciano que te cuenta una historia.

—¿eres dios?—pregunta desde la inocencia, hasta que empieza a recordar el accidente que tuvo, tocándose la parte de atrás de la nuca, sintiendo la sensación del golpe—¿estoy muerto?

la voz se queda callada por un momento, entonces todo conecta. los recuerdos, esta pradera... está en el mas allá. sus ojos empiezan a llenarse de lagrimas, y sus piernas fallan, por lo que decide sentarse en el suelo un momento. un rato después, la voz vuelve.

—no estas muerto, esteban—dice la voz.

esteban la escucha y suspira fuertemente, secando las lagrimas de sus mejillas.

—¿como que no lo estoy? ¿entonces que es esto?—pregunta, mientras otras lagrimas salen de sus ojos.

—esto es solo un sueño—le dice la voz, y este asiente, asimilándolo todo.

piensa en su hermana y sus amigos, ¿sabrán acaso que le paso? ¿estarán bien? se pregunta como estará maya después de que aquel hombre se la llevara.

—nada de esto no hubiese pasado sin ese virus—dice, enojado.

—el virus no tiene la culpa—dice la voz. esteban alza su cabeza al cielo, con el ceño fruncido—no me veas así, estoy diciendo la verdad—esteban se dispone a hablar, pero la voz no lo deja—el ser humano es el único que no se adaptó a mí. me podó, me quemó y también me mató. Contaminó mi agua y mi cielo. si piensas que el virus tiene la culpa, deberías ver las acciones de tu raza. verás que el virus todo este tiempo fue otro.

esteban se queda un rato pensativo, dándole la razón a la voz después de un rato.

—entonces ¿los mordedores, tu los creaste?—pregunta, curioso.

—no he sido yo. como te mencioné, el perpetrador de su propia extinción fue un humano.

esteban frunce los labios, suspirando.

—pero gracias a ello, vuelvo a ser tan hermosa como antes—dice, pero esteban no esta haciéndole caso, perdido en el intenso verde del suelo—¿me permites darte un consejo, esteban?—el chico sale de su trance al escuchar su nombre.

—claro.

—si quieres sobrevivir en este nuevo mundo, tienes que ser fuerte—le dice, y esteban asiente—no desperdicias tu segunda oportunidad.

—pero ¿cuando voy a despertar?

—deberías hacerlo ahora—dice la voz, y esteban asiente.

esteban se recuesta en el suelo, y con la vista de un hermoso cielo, cierra los ojos.

—recuerda, cuando llegue el momento, eres tú, o ellos—es lo ultimo que le dice la voz, porque al abrir los ojos de nuevo se encuentra en un nuevo lugar.

se pregunta si ya se habrá despertado o sigue soñando, pero al intentar levantarse su cuerpo se queja. el dolor de cabeza que lo azota es increíblemente fuerte, sin mencionar lo débil que se siente que moverse le duele.

ve su entorno y nota que esta sobre una cama, en una habitación de paredes marrones, no hay ninguna ventana pero si una puerta del casi mismo color que la pared. no tiene idea de como llegó aquí, pero intenta levantarse de nuevo, sin éxito.

intenta hablar, llamar a su hermana quien quizá lo trajo a este extraño lugar, pero apenas y sale un hilo de voz. de pronto la puerta empieza a abrirse, y gira la cabeza hacia ella. decepcionado por no ver a su hermana, ve a un señor de tez blanca, estatura promedio y canas en el cabello. con una barriga que haría pensar que tiene un embarazo de 11 meses.

—¡Despertaste!—dice animado, acercándose a la cama y sentándose en una silla al lado de la misma.

esteban lo mira con el ceño fruncido e intenta alejar un poco el cuerpo. confiar en alguien desconocido es algo que no quiere. el señor se da cuenta de esto, y abre los ojos con sorpresa.

—¡Oh! cierto, disculpa. seguro estas asustado, no me conoces—dice el señor—me llamo Gustav Miller—se presenta. esteban no mas lo ve, de arriba hacia abajo, paralizado por el dolor.

—yo...—intenta presentarse, pero la voz no le.

—espera—dice, yendo a la cocina y volviendo rato después con agua en un vaso. ayuda a esteban inclinandole la cabeza para que beba un poco e hidrate su garganta. esteban se aclara la garganta y ahora puede hablar un poco mas.

—yo... soy es-esteban—dice, y el señor asiente—¿co-como llegue aquí?—pregunta, y el señor se sienta antes de hablar.

—hace unos cinco días estaba recolectando suministros, había ido lejos de aquí, por lo que no sabia donde me estaba metiendo. mi sorpresa llego cuando desde lo lejos te vi caer, y los disparos luego no tardaron en llegar—dice, y esteban asiente como puede para que continúe—cuando los disparos cesaron, me acerqué a ti y aun latía levemente tu corazón. te cargue hasta mi auto y te traje hasta aquí. es increíble que hayas sobrevivido a una caída así.

—¿es-tuve—se aclara la garganta para poder seguir—cinco días dor... mido?—pregunta, y el señor asiente.

—pensé que no sobrevivirías, pero aquí estas—dice sonriendole. esteban sabe que no debería confiar en desconocidos, pero este le ha salvado la vida, por lo que le devuelve una tenue sonrisa. pronto, su estomago empieza a rugir, viendo con mucha pena al señor, quien ríe ante ello.

—estas de suerte, justo acababa de calentar unas latas de frijoles, te traeré un poco—el señor se va, y vuelve lo mas pronto con un tazón lleno de frijoles. ayuda a esteban a sentarse en la cama con mucho cuidado, y también le da de comer—cuidado, que está un poco caliente—le dice, después de soplarle un poco la sopa el mismo.

Los siguientes días, continuaron la misma dinámica. mientras el señor Gustav le hacia de comer, y lo ayudaba a caminar de la habitación a la sala y viceversa, este mismo le preguntaba cosas de su vida, permitiendole conocerlo un poco más. a veces hasta escribía lo que le contaba esteban.

—¿que escribes?—le preguntaba esteban.

—lo que me cuentas, me parece interesante tu vida—le respondía este. pero luego de enterarse de que el señor era escritor, no le prestó mucha atención, mas allá de sentirse importante por ser inspiración para una nueva historia.

se siente seguro con el, ya que se encuentran en una zona rural y poco concurrida antes del inicio del apocalipsis. por lo que lo que los mordedores que se ven, pasan de largo.

gracias a la rehabilitación por parte del señor Gustav, al cuarto día de despertar esteban ya puede caminar y comer sin ayuda. a veces su cabeza duele, pero supone que el dolor seguirá por un tiempo.

ahora, ambos están almorzando. deleitados por una rica sopa de vegetales. sorprendentemente rica para ser de lata. fuera, una lluvia torrencial cae, por lo que la sopa los mantiene calientes aun cuando es la hora del mediodía.

—¿como cuanto tiempo hay desde aquí hasta el lugar de donde me tomaste?—pregunta esteban, mientras sorbe su sopa, manía que su hermana nunca pudo quitarle aun cuando es de mala educación.

—unas dos horas ¿porque?—pregunta de vuelta Gustav.

—ya me siento recuperado y en casa deben estar preocupados por mi—dice él mientras come, a diferencia de Gustav que para de comer.

—oh, ya entiendo.

—si, usted podría decir venir conmigo, el lugar es seguro—dice esteban, pero Gustav niega con la cabeza.

—no voy a ir a ningún lado, esteban—dice, y esteban se queda paralizado por el tono que usa—y tu tampoco—dice tranquilamente. mientras toma de su sopa.

esteban, por su parte, se le queda viendo, confundido con lo que ha dicho.

— ¿disculpe?

—como me oíste, tu no irás a ningún lado.

esteban ve al señor tranquilo, por lo que piensa que es una broma, una broma que lo está asustando mucho. con mucho cuidado y con una sonrisa incomoda rueda la silla y empieza a levantarse, llamando la atención del señor.

— ¿a donde vas?—pregunta este, corriendo también la silla hacia atrás.

—solamente iré a mi habitación... he perdido el apetito.

ambos se ven por un momento, donde ninguno dice nada, las únicas que hablan son las gotas que afuera se estrellan contra el suelo. cuando el señor empieza a levantarse de la silla, es cuando esteban corre hacia la habitación y se encierra, sentándose apoyado en ella para que el señor no pueda abrirla, quien no para de darle golpes a la misma.

—¡Esteban! abre la puerta—le dice, tratando de mantener la calma.

—¡Tiene que dejarme ir!—le grita esteban.

—¡Tienes que entenderme, no puedo dejar que te vayas!—le grita, levantando un poco mas la voz. el corazón de esteban esta por salirse de su pecho.

—¿Como que no puede?

—si te vas, tu historia seguirá y yo no la habré escrito. por eso necesito que tu vida termine aquí, para que mi libro tenga veracidad—dice, y esteban frunce el ceño.

—¡Usted está loco!

—¡respeta a tus mayores! abre la puerta para que pueda matarte esteban. Prometo que será rápido, no eres el primero con el que hago esto—dice, y toma sentido la cantidad de obras con nombres de personas en los lomos que tiene en la biblioteca.

esteban queda horrorizado tras ello. intenta pensar una forma de salir de ahí, pero los gritos de Gustav no lo dejan pensar, abrumándolo mientras unas lagrimas se forman en sus ojos.

"cuando llegue el momento, eres tu, o ellos" recuerda las palabras de aquella voz, por lo que aun estando asustado y con la respiración agitado, logra pensar en algo.

con mucho cuidado, se despega de la puerta y se coloca al lado del marco. El señor Gustav, ya con la paciencia acabada, empuja fuertemente la puerta como venia haciendo. cayendo con su peso cuando la puerta se abre de golpe.

rápidamente esteban salta sobre él y va rápidamente hacia la cocina, tomando el cuchillo mas grande que encuentra. aun se siente un poco débil, su cabeza empieza a doler de nuevo, pero el instinto de sobrevivir lo aplaca.

esteban se voltea justo cuando el señor se ha levantado, listo para embestirlo mientras que esteban esconde el cuchillo tras de él.

—es él, o yo—susurra, al mismo tiempo que el señor corre hacia él, y cuando esta lo suficientemente cerca, pone el cuchillo delante, clavandoselo en el estomago.

ambos caen al suelo, esteban encima del viejo, quien aun tiene fuerzas para pelear, lidiando con el dolor de la puñalada. Gustav intenta quitar a esteban de encima y subirse a él, pero esteban saca el cuchillo, provocandole mas dolor aun, mientras la sangre empieza a correr por la herida.

esteban no espera que Gustav se recupere del dolor, porque vuelve a clavarle el cuchillo en el estomago, y luego en el pecho repetidas veces, mientras la sangre brota de su boca, salpicandole no solo la ropa a esteban, si no también su cara.

esteban se sienta al lado, cansado después de ver que el señor ya no se movía. suelta el cuchillo y se queda mirando estupefacto la sangre en sus manos. poco a poco, sus ojos empiezan a llenarse de lagrimas, y los sollozos no tardan en llegar.

se levanta mientras todo su cuerpo tiembla, y sale de la casa. las gotas empiezan a impactar contra él, mientras se restriega desesperadamente el cuerpo para sacarse la sangre.

en medio de la lluvia, se quita toda la ropa, quedándose solo en calzoncillos, mientras restriega su cuerpo y las lagrimas se confunden con las gotas de la lluvia.

se sienta en la grama para llorar, mientras la lluvia lo moja, asqueado de lo que ha hecho.

luego de un rato, la lluvia empieza a cesar, y con ella, las lagrimas de esteban.

"si quieres sobrevivir en este nuevo mundo, tienes que ser fuerte" recuerda, y motivado por eso, se levanta y vuelve a entrar a la casa todo mojado.

con un suspiro, toma de nuevo el cuchillo, viendo el cuerpo del señor que lo ayudó estos días a mejorarse. sin pudor, clava el mismo cuchillo en el cráneo de Gustav, y ahí lo deja, asegurándose de que este no vuelva como mordedor.

revisa entre las gavetas de la cocina hasta conseguir una tijera. camina por al rededor del cadáver, y se dirige al baño, donde con una vela encendida y un espejo ve su reflejo.

la piel morena llena de espinillas, su abundante cabello hecho jirones y sus ojos azules irritados por haber llorado.

toma las tijeras y con esta empieza a cortar mechones de su cabello, el cual si no estuviese ondulado, podría llegarle al arco de cupido. no sabe cuanto tarda en ello, pero lo cierto es que siente que el peso sobre sus hombros disminuye al cada mechón ser cortado.

al terminar, ha cortado hasta donde mas pudo, quedando rapado de manera dispareja. se sacude los pelos del cuerpo y sale de la habitación hasta la del señor y toma unos pantalones que tiene que usar con una correa ajustada y una camisa que es tres tallas mas que la de él. arma un bolso con algunas latas y un abrelatas, toma los cuchillos de la cocina y teniendo uno en mano, los otros los mete al mismo bolso. cuando la lluvia cesa por completo, sale de la casa y se pone los mismo zapatos que tenia puestos, ya que los del viejo no le servían.

abre el auto de Gustav con las llaves que se robó, y toma de la guantera un mapa, tratando de ubicarse.

antes de irse, enciende la chimenea con unos troncos que el señor había recogido días antes. uno por uno, lee los nombres de los libros de la estantería, y luego los tira al fuego, avivando la llama.

tras el ultimo, se va de aquella casa sin mirar atrás, ansioso por reencontrarse de nuevo con su familia. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro