El sueño comenzaba a dejar poco a poco su cuerpo, abrió lentamente sus párpados, mientras sentía la calidez de el  cuerpo fornido y acaramelado de su esposo pegado al suyo. También se percató que NamJoon mantenía la mano en su cintura, como si este temiera a que Jin se fuera y lo dejara, pero este no se iría a ninguna parte.

Subió su mirada hacia arriba, esperando ver el rostro de su esposo dormido, pero al contrario de eso, los ojos de NamJoon estaban abiertos, esperando pacientemente a que su esposo despertara.

—Buenos días.—Le sonrió, haciendo que de los labios de Jin se formará igual una sonrisa.—¿Cómo amanecío mi bello esposo?

—Hola, Nammie. Amanecí bien, muy cansado y adolorido y lo peor es que no se por que.—Haciendo un pequeño puchero en sus labios.

—Ja, Ja, espero no haber sido tan rudo ayer. ¿No llegué a lastimarte, verdad?

—¿Mientras...hacíamos eso?—Preguntó al mismo tiempo que se hacía pequeño en los brazos de su esposo.

—Ja, ja, si...—Riendo enternecido por el sonrojo de su esposo.

—No, no me dolió, pero ahora me duele mi espalda...

—¿Dónde? ¿Aquí?—Dirigiendo su mano hacia la espalda baja de su Jin, donde este se contrajo al sentir la mano fría de su esposo.

—S-si, allí.

—¿Quieres un pequeño masaje?—Comenzando a masajear esa zona.

—Mjm...—Asintió mientras cerraba los ojos, disfrutando del masaje que le proporcionaba su esposo.

De un momento a otro sintió que que esa mano que le masajeaba con tanto cariño comenzó a descender con un plan pícaro.

—Nammie...—Protestó Jin en forma de regaño, pues tal vez lo que habían hecho en la noche era el causante de su dolor y ya no quería mas de eso.

—Ja, Ja, tranquilo Jinnie, no tenía otras intenciones, no por ahora...—Mordiendo ligeramente su labio y entonces Jin soltó una pequeña risa, al mismo tiempo que sentía como la mano de NamJoon regresaba a su espalda baja y nuevamente dejaba pequeñas caricias.

—Jinnie, ¿puedo preguntarte algo?.

—Si.—Respondió ansioso por la pregunta de su esposo.

—Bueno, se que te di los suficientes motivos para que me pidieras el divorcio y quisieras alejarte, pero ¿realmente querías eso? O solamente era por que te estaban amenazando.

—Bueno...en realidad si me sentí muy triste, pero yo sentía que tú no serias capaz de hacerme algo así, quería hablar contigo, queria que me lo explicaras, que me dijeras quien era el chico, que hacían allí y por que lo hiciste, pero me lo prohibieron.

—¿Ese tal Chan llegó por si solo a la mansión?.

—Si, solamente se presentó diciendo que era mi abogado, incluso se lo dije a tú abogado. Me extrañe mucho, pero me dejé llevar, pensé que eso sería lo correcto.

—Lamento mucho que haya pasado todo eso, mi abogado y otros agentes mas se estan encargando de investigar quién es, quien lo mandó y cuál era el propósito.

—De acuerdo, por lo pronto estoy muy feliz de estar aquí contigo, en tus brazos...es como si...me sintiera a salvo...—Abrazando a NamJoon fuerza, como si fuera su osito de felpa.

—Mientras yo viva siempre estarás bajo mi protección, siempre estarás a salvo, incluso si llegó a morir tú estarás a salvo.

—¡No!, yo no quiero que mueras Nammie, te necesito, te quiero a mi lado para siempre.—Sin separarse de su abrazo. Entonces NamJoon soltó una pequeña risa.

—Bien, solamente por que así lo desea mi bello esposo.—Asintió a la vez que acariciaba su sedosa cabellera.—

—Nammie, quiero preguntarte algo...

—Por supuesto, bebé.

—Si, si nos hubiéramos divorciado, ¿qué hubieras hecho tú?.

—Ah...—Respondió NamJoon, topandose con una pregunta complicada.—Nada bueno, eso es seguro...¿Qué hay de ti?—Preguntó ansiosamente.

—Vendría, y me refugiaria en tus brazos, justo como ahora...

—¿Así?.

—Sip.—Asintió satisfecho.

—Ja, Ja, pero y ¿si te lo prohíben o si me hubieras llegado a odiar? ¿A dónde hubieras ido?.

—Amh, no lo sé...—Haciendo un pequeño puchero con sus labios.

—Bueno, da por seguro que te buscaría para darte un techo aquí, aunque no fuéramos siquiera amigos, no me gustaria verte batallar o vagar en las calles sin hogar...

—Te agradecería mucho, a mi tampoco me molestaría convivir contigo.—Respondió, para después reincorporarse y por instinto ponerse sobre su esposo, con sus piernas dobladas a los costados de las caderas de NamJoon y sus manos contra al rededor del cuello de este.

—Siento que...te amo mucho, NamJoon.

—¿Sintes que me amas?.—Preguntó, queriendo que Jin se lo confirmara, ya había pasado tiempo desde que su esposo le había dicho que le amaba.

—Si, siento que te amo mucho,  no quiero que te alejes de mí, no quiero que te vayas con ese chico de la foto...—Mientras reposaba su cabeza sobre el pecho de NamJoon y sentía que las manos de su esposo rodeaban su cintura.

—Jinnie, quiero que olvides el tema de la foto, no fue real, y aun si lo hubiera sido, ese chico no se compara para nada a ti.

—¿Estás seguro?—Alejándose del pecho de su esposo para poder mirarlo a los ojos.

—Mas que seguro, por que yo te amo y solamente tengo ojos para ti...—Tomando su rostro para acercarlo al de él.—Y siempre los tendré.—Y después junto sus labios con los de su esposo, envolviéndose así en un cariñoso y sincero beso. Hasta que NamJoon puso una corta distancia.

—¿Quieres saber el por qué nunca te llegaría a engañar?—Jin asintió, curioso.—Cuando estaba pequeño, mi padre engaño a mi mamá, ella estaba muy dolida, lo podía ver en sus ojos, mi padre tenía una amante años menor que él, la cual después se convirtió en su esposa.

Mis padres se divorciaron cuando tenía ocho años. Fue un gran golpe en mi vida, pues rodé de una casa a otra, de una familia a otra; en una se sentía tristeza y soledad y en la otra simplemente era compromiso, pues mi padre solamente me llevaba con él por que era su hijo, aunque a pesar de su compromiso sentía como si él me quisiera reemplazar lo más pronto posible por otro hijo.

Entonces crecí con la idea de que le sería fiel a mi pareja, preferiría morir antes que reemplazarte, mi amor...—Tomando las manos de Jin sobre las suyas, para después acercarlas a sus labios y dejar castos besos.

—Yo tampoco te cambiaría por nadie, Nammie...—Acercándose para dejarle un casto beso en su frente, seguido por una sonrisa cómplice.

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