🌸17🌸
—¿Ya te mencioné lo tierno que te ves dibujando, Jinnie?
—¿Tierno?—Frunciendo su entrecejo para después seguir dibujando.—No soy tierno, Nam.
—Si lo eres, y mucho.
—No...—Levantando su rostro, manteniendo un puchero en sus labios.
—Ja, Ja, si como digas...
—Oh, Nam-...—Sus palabras quedaron suspendidas cuando unos toques se hicieron en la puerta de la oficina.
—Permiteme un momento, Cariño.—Le dijo y Jin asintió, comprendiendo la situación.—Pase...—En cuanto Namjoon dijo aquello, un Hombre de cabellera azul se hizo presente, la cual Jin reconoció rápidamente.—Zico, ¿Que tal tu día?—Namjoon se levantó para saludarlo con un apretón de manos y este estrecho su mano sin pensarlo dos veces.
—Muy bien, Namjoon, gracias por preguntar...
—Oh, ¡Jinnie esta aquí!—Recordó que en su oficina se encontraba su bello Esposo y hasta donde el sabía su Socio y su Esposo se caían muy bien.—Cariño ven a saludar...—Jin no quería hacerlo pues le daba mucha desconfianza ese Hombre y preferiría guardar su distancia, pero no quería que su Esposo quedará mal y por eso mismo se levantó del escritorio y avanzó hasta el costado de Namjoon.
—Seok Jin, ¿como estas?—Levantando su mano, esperando a que el pelirojizo la estrechara.
—Bien.—Fue lo único que dijo para después estrecharla. Comenzó a sentirse incómodo por la mirada que recibia del peliazul y por que no quería soltar su mano, así que la atrajo con un movimiento un tanto brusco.
—Supe lo del accidente, espero que ya estés mejor, SeokJin.
—Si...—Dijo mientras buscaba con su mano la de Namjoon, definitivamente aquel Hombre no le daba confianza.
—Zico, ¿como marcha todo en tu área?
—Perfecto. Todo marcha a la perfección, cada uno de los empleados cumple con sus labores...
—Me alegro...—Asintió alegre.
—Bien, me retiró, Namjoon, solamente vine a dejarte los resultados que obtuvimos de este mes.
—Perfecto, gracias...—Asintió mientras tomaba el sobre que Zico le ofrecía.
—Bien, nos vemos, Namjoon...—Caminando hacia la puerta de la oficina.—SeokJin...—Dándole una última mirada para después salir. En cuanto a Jin, sintió escalofríos cuando pronunció su nombre. Había pensado en no decirle a Namjoon lo que había sucedido en el baño pero aquel sujeto no le agradaba para nada.
—Nam...—Habló cuando se encontraron completamente solos y Namjoon dejó nuevamente todo lo que hacía para poner atención en su dulce Esposo.
—¿Pasa algo, Cielo?
—¿Yo conozco a ese Hombre?
—¿Te refieres a Zico?—Jin asintió.—Si, es mi Socio, y solía ir seguido a casa para cenar junto a su Esposa, ¿no lo recuerdas?
—Yo siento como si nunca lo hubiera visto en mi vida...
—No pasa nada, Cariño, no te vayas a forzar por tratar de recordar...—Llevando su mano hacia la de Jin para dejar pequeñas caricias con su pulgar.
—Me cae mal.
—¿Zico te cae mal?
—Si.—Asintió rápidamente.
—¿Por qué?
—Cuando fui al baño lo vi y me dijo Jinnie...—Haciendo un puchero.
—Bueno, ustedes eran muy cercanos y tal vez así te llamaba antes del accidente.
—Pero no me gustó como me lo dijo.—Haciendo una mueca de disgusto, a lo que Namjoon sonrío de ternura, pues le parecía muy tierno cada que su Esposo hacía expresiones infantiles.—También me agarró de aquí...—Dirigiendo su mano a su fina cintura.—Y me pegó a él. Después se acercó mucho a mi rostro, aunque yo lo empujaba. Entonces Solar tocó la puerta y aproveche que el se alejó para salir rápido.—Finalizó con una sonrisa, sintiendose orgulloso de haber huido de allí, pero en cambio, la sonrisa que antes había en los labios de Namjoon se fue desvaneciendo hasta quedar en una semblante seria.
Rápidamente presionó un botón que había en el teléfono de su escritorio. Jin no tenía idea de que hacía su Esposo pero mejor se quedó callado para observar.
—¡Solar!
—¿S-señor?
—¡En este mismo momento contactas a Zico y le dices que se largué de mi empresa!
—A-ah si, Señor.
—¡Y que ni se le ocurra venir a mi oficina a reclamarme o a darme explicaciones! ¡No me importa cuanto vaya a perder la empresa, no lo quiero aquí!
—S-si, Señor, enseguida...
—¡Bien, gracias!—Y colgó para después levantarse y comenzar a caminar por la oficina mientras tiraba de sus cabellos, frustrado.—Jinnie, necesito que me digas desde cuando...—Avanzando hasta él.—Prometo que nada cambiará entre nosotros,solamente necesito saber la verdad para darle su merecido a ese desgraciado.
—Yo no recuerdo haberlo visto antes…—Hablando sinceramente ante su Esposo y este asintió creyendole, para después soltar un suspiro, sintiendose más tranquilo.
—Bien, gracias por habérmelo dicho, Jinnie y gracias por haberte alejado...—Se acercó hasta él para después abrazarlo, a lo que Jin por segundos no supo que hacer pero después se dejó llevar y lo abrazo, sintiendo el cálido calor y el delicioso perfume de su Esposo.—¿Te gustaría salir?—Separandose para poder ver el rostro de su Amado.
—¿Salir?
—¡Si!, hay un parque de diversiónes cerca de aquí.
—Suena interesante, ¡si quiero!
—Ja, Ja, bien, vámonos...—Dejado allí su maletin y se puso su saco para después dirigirse hacia la salida y esperar a Jin.—¿Que tienes allí?
—Dibuje un monito...—Mostrándole lo que había dibujado todo el tiempo.
—¡Es pikachu!
—¿A si?—Frunciendo su ceño y dirigiéndo su mirada al dibujo, extrañando.
—¡Si!, ¿lo recuerdas?
—No.—Negó con un puchero.—Que lástima, pensé que lo había inventado.
—Ja, Ja, vámonos, Jinnie...—Ofreciéndole su mano para que la entrelazara con la suya y así lo hizo cuando llegó hasta el.
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—No, Jinnie, es demasiada azúcar.
—¡Nam!—Quejándose mientras intentaba quitarle su algodón de azúcar, el cual le había sido arrebatado.—Pero si los dos hemos comido mucha azúcar...
—Ja, Ja, pero tu más que yo, ¿o ya se te olvido el helado de chocolate?
—¡Nam!—Continuando con su berrinche.
—Está bien, te lo daré pero solamente con una condición.
—¿Cuál?—Paró de abalanzarse sobre él para prestarle atención.
—Que me des un beso.
—¿Beso?—Frunció su ceño y entonces Namjoon recordó.
—Ay, aveces me siento un estúpido al decirte cosas que de seguro no recuerdas.—Dándose un golpe en su frente. Por otro lado Jin se quedó pensando pues aquello se le hacía familiar así que estampó sus labios en la mejilla de Namjoon.
—¿Así?—Preguntó, sin saber si aquello había sido un beso.
—Ja, Ja, Ja.—Río enternecido para después entregarle el algodón.—Si, justo así, Jinnie.—Ahora él depositando un casto beso sobre la mejilla de su Esposo.
—Gracias...—Dijo feliz para después deleitarse con el dulce y empalagoso sabor de su algodón.
La tarde pasó rápidamente sin que se dieran cuenta, mientras reían y se divertían en aquel parque de diversiónes, justo como en los viejos tiempos.
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