Siempre he tenido melancolía, y tristeza, siempre eh querido ser amada y amar, pero nunca lo consigo, lo más cerca que he estado de amar ha sido en películas de amor, hubo una vez que, tan necesitada de ese sentimiento de amor vi cien películas seguidas, era en unas vacaciones.

Recuerdo cuando el departamento social hizo ruido porque una de sus empleadas no había tomado vacaciones por más de cuatro años presionaron para que esa empleada se fuera a tomar un descanso, esa empleada era yo, no quería salir del trabajo, estaba en atención al cliente así que se me podía reemplazar fácilmente y sentía que si dejaba mi puesto cosas malas sucederían, me dieron la noticia de unas vacaciones obligatorias, para cuidar la "salud mental" de los empleados, debido a la aceptación a las enfermedades mentales tan malas como las físicas, recuerdo que mi padre murió por exceso de trabajo, pero no estuvo triste en ningún momento de su vida, nunca tenía tiempo para estar triste, o pensar en otra cosa que fuera si trabajo, me hubiese gustado morir como el, pero no.

Al llegar a casa esa tarde pensé, que diablos, soy joven , puedo salir a divertirme, oh, como me hubiera gustado que eso fuera cierto, nunca había salido a "divertirme", en la escuela nunca tuve amigos y de la noche a la mañana pensé que estaba lista y que el mundo me iba a abrir sus puertas para mí, me equivoque, termine en un club en el centro de la ciudad, llegue temprano, tenía miedo de que si llegaba cuando hubiese gente no me iban a dejar pasar, espere sentada en el bar hasta que empezaron a bailar; cuando empezaron yo fui y empecé a bailar, creí que se sentiría bien ser parte de los cuerpos móviles que veía, me equivoque, pise y golpee a muchos y al final la misma muchedumbre me saco de su rito de baile.

Llorando me dirigí a casa, una pequeño lugar que había rentado a los años y que ahora seguía manteniendo, entre y me tire en la cama mire hacia el techo y seguí viéndolo, sentía que ese día cambiaria algo y solo me hizo sentir de esta manera tan azul, me hubiese gustado estar en lo correcto, y juré nunca volverlo a intentar, quería llamar y desahogarme con alguien; pensé a quien podría llamar y recordé a la compañera que había tenido en el bachillerato, ella era también una mujer algo marginada, pero cuando sonreía parecía iluminar la habitación, tenía una sonrisa de niña, una sonrisa inocente, creo que no conocía otra, solo sonreía de vez en cuando y todo el que la veía era de verdad afortunado, tome el celular de la casa y la llame.

Me respondió su contestadora «¡Hola! Mamá está ocupada y no puede responder. Muy bien cariño y ahora ¿qué se dice? ¡Llame más tarde! Ay amor, esa era la línea de Johnny, perdón amor venga para acá el campeón, ay amor jajaja» tal parecía ella tenía una vida, que suerte por ellos, hipócrita, siempre supe que ella era una pu-... una tonta, ni siquiera puedo insultarla apropiadamente ahora, perdón.

Y ahí fue cuando la tristeza se apodero de mí, solo con pensar que ella pude haber sido yo, una mujer con esposo e hijo, pero ninguna persona como yo tiene tanta suerte, después de eso saqué todas las películas de debajo de mi cama, eran cinco cajas alargadas con películas dentro de ellas y encerrada en mi cuarto como cuando era una adolescente me dispuse a verlas, y se me olvido que las vacaciones tenían fin. No he vuelto al trabajo, tanto había ahorrado ya como para mantenerme por unos dos años, y estoy encerrada desde entonces viendo estas películas de amor, y teniendo este sentimiento artificial que nunca podre tener en la vida real.

—¡Julieta! ¿Estás ahí? Estoy muy preocupado por ti, no has salido durante tres semanas ya.

Numero de letras: 3665

Participante del concurso: Clocktober 2021

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