—Todos queremos que algo sea eterno—aseguró Elías recostado en el típico diván morado de todos sus lunes en la tarde—, un familiar, un amigo, nosotros mismos—se tocó el pecho con las manos—, no queremos verle el fin a las cosas que nos gustan, o de las que son imprescindibles para sobrevivir.

Respiró hondo, no sabía si seguir sumergiéndose o quedarse en el punto donde estaba, prosiguió.

—Es por eso que el futuro me asusta—dijo abrazándose a sí mismo—, ese tictac continuo hace que mi corazón se acelere, que mi cabeza inicie a dar vueltas—empezaba a encajarse las uñas—. Me empiezo a sentir nervioso, paranoico, grandes ojos aparecen, me observan y me juzgan con desprecio, por ser tan egoísta—se empezó a encoger—, hedonista, por no esforzarme y no merecer ni siquiera el aire que respiro.

»Ahí es cuando entro a la segunda fase—guardó silencio, casi dramático, esta plática ya la había tenido varias veces consigo mismo, pero seguía siendo difícil—, cuando inicio a hacerme daño. Lo trato de evitar, pero es inevitable, usualmente corría a la cocina a tomar un cuchillo, y ahí mismo me descubría el muslo, tomaba algunos vellos, los arrancaba de jalón y procedía a cortarme como esperando que mis penas fluyeran fuera de mi junto con la sangre.

»Actualmente ya no hago eso, he cerrado el cajón de los cuchillos con llave, nunca se esta muy prevenido, jamás lo suficiente... Doc. Este dolor que siento en mi pecho ¿cuanto tardará en sanar?, ¿me podría dar aproximaciones de cuánto tarde en sanar un alma rota?

—Eterno, usted ya no tiene escapatoria— suspiró la doctora, después de diez años ya estaba cansada— váyase de aquí, su malestar será eterno, no importa cuántas veces venga y hable, buenas noches...

»Hasta nunca— se tomó la cara entre las manos, ese discurso no era para él, era para ella misma. Estaba exhausta, pero en su último esfuerzo se levantó de su silla. 

Elías se alejo del diván, salió del consultorio y la doctora le cerro la puerta sin mirarlo. Él, empezó a caminar, mientras que en su mente resonaba la palabra, eterno.

Numero de letras: 2056

Participante del concurso: Clocktober 2021

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