Capítulo 21.
—H-Hola, Jin... ¿Cómo estás?
—Bien, ¿y tú?
—Bien.
Desde el momento del incendio, el ambiente ya no volvió a ser el mismo entre ___ y Jin. Sin duda ella se sentía culpable por lo que le había pasado y a pesar de que los doctores le habían dicho que se recuperaría y que no le quedarían marcas muy visibles, ___ ya no podía mirarlo a los ojos. ¿Por qué? ¿Vergüenza quizás? ¿Miedo? ¿Arrepentimiento? ¿Culpa? Muchas cosas podrían ser el motivo de su actitud y por más que Jin le pidiera que dejara de culparse, ella no podía evitar reaccionar así cada vez que estaba cerca de él. Sin duda era su culpa, todo era solo su maldita culpa. Intentó matar a Ren, casi lo mata a él también. A pesar que su corazón ya se había decidido en ese momento, aun así prefirió seguir las indicaciones de su cabeza. Estaba más que claro que ella solo era una máquina. Algo que fue creado para matar y no para amar.
—Tenías razón cuando me decías que yo aún lo amaba y... es por eso que no pude hacerlo de otra manera. Lo siento mucho, Jin —se disculpó la joven a la vez que no podía evitar mantener su mirada baja, al no atreverse a verlo a los ojos. Sin embargo, Jin estiró su mano para que ella se acercara y así poder darle ese abrazo que en ese momento estaba necesitando. A él le dolía de la misma forma que ella, porque sabía que no había hecho todo lo posible para hacerla entrar en razón antes. Siempre se la pasaba reprochándole cada cosa que hacía, pero nunca se había tomado el tiempo para hablar tranquilamente. Para decirle que ignorara a su clan al menos una vez. Para decirle que amara a esa persona por la que había llorado tanto tiempo.
Pero también sabía que todo eso podría traer consecuencias para ella, para Ren, incluso para él y sus amigos, y para los chicos de Nu'est. Enfrentarse a un clan no era cosa fácil y desde un principio esa siempre fue la idea que él le quiso inculcar a ___ solo para que ella fuera feliz. La amaba mucho, pero también sabía que jamás podría darle el amor que ella necesitaba para hacerla cambiar. Solo existía una persona en el mundo que podía hacer eso. Y esa persona juntamente era aquel del que ella intentaba alejarse por segunda vez.
—¿De verdad... vas a irte? —preguntó el joven, viéndola a los ojos por primera vez, a lo que ella asintió en simple respuesta. Estaba más que lista para enfrentar a su padre y decirle que por primera vez había fallado. Por primera vez le era más que imposible completar una misión y que no lamentaba que Ren se hubiera salvado.
—Mañana... tendré una cita con Ren —habló al fin, luego de tanto silencio, solo para sorprender a Jin con sus palabras. —Tranquilo. No le haré nada. Solo... quiero despedirme de él como se debe. Será la última vez que lo vea así que... al menos quiero decirle que lo extrañaré —agregó la joven, mostrando una leve sonrisa en sus labios que a la vez querían esconder la tristeza pura de sus ojos.
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—Ren, ¿adónde planeas ir? Acabas de salir del hospital ¿y ya saldrás por ahí? —le reprochó JR a su amigo mientras éste terminaba de vestirse.
—Lo siento, JR pero tengo una cita importante y además, ya me siento mucho mejor. Así que no hay de qué preocuparse —respondió el menor ante los reclamos del otro. El mayor lo observó un poco sorprendido ante la duda de con quien saldría. Sin embargo, antes de que se atreviera a preguntar, el menor ya le recalcaba que saldría con Luna y que quizás regresaría tarde así que solo se durmieran y no lo esperaran despiertos.
—¡¿Qué?! ¡Espera! ¡Ren! —intentó detenerlo, pero éste ya se encontraba saliendo del hotel en donde se habían alojados y de camino hacia la dirección que ___ le había dado.
—Oye JR, ¿Qué sucede? —preguntó Minhyun, extrañado por la actitud de su líder, quien parecía bastante nervioso y alterado.
—¡Ren irá a verse con ___! ¡No podemos dejar que eso pase! ¿Y si esa maldita le hace algo?
—Tranquilo, ella no hará nada —intentó tranquilizando el mayor de todos.
—¡¿Cómo lo sabes, hyung?! ¡¿Cómo estás seguro de que esa zorra no intentará matarlo de nuevo?!
—¡Porque ayer lo vi en sus ojos! ¡Y ya para de gritar! —estalló Aron en su frustración. —Cuando nos dijo que no le haría daño, parecía hablar de forma honesta. Creo que... ella planea irse.
—Pero no podemos dejar que se vaya. Recuerden que ella también es nuestro objetivo —habló Baek, entrando en la conversación, plantando la duda en la mente de los demás. ¿Qué harían si ___ en verdad planeaba rendirse? ¿Aun así seguirían las órdenes de sus líderes y acabarían con ella?
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Aún se encontraba corriendo de aquí para allá cuando alguien llamó a la puerta del hotel en donde se alojaría al menos hasta mañana.
—Rayos, Minki llegó —murmuró algo ansiosa, apenas terminando de ponerse sus zapatos. Una vez acabó, corrió hasta la puerta verificando por la mirilla de ésta que sea él quien llamaba.
—¡Hola oppa! —lo saludó un poco enérgica a la vez que le sonreía de oreja a oreja. Sin embargo, el verla directo a los ojos, lo único que pudo hacer fue reír a carcajadas, como si en verdad algo le estuviera provocando la risa de su vida.
—Pareces un cachorro con un ojo manchado —se burló Ren provocando que ella lo viera más que confundida. —¿No encontraste tu otra lentilla? —agregó, aun con una sonrisa burlona en sus labios y a la vez, haciendo que ella reaccionara y rápidamente se llevara las manos a sus mejillas, más que a sus ojos.
—Y-Yo... —intentó hablar, pero estaba más que claro que ni su nerviosismo, ni ese terrible sonrojo que se había apoderado de sus mejillas la dejarían hablar. —Lo siento... pensé que ya traía los dos —respondió aun algo alterada. Cuando más normal intentaba actuar, sin duda todo le salía mal. Pero la verdad era que ni siquiera sabía porque se encontraba tan nerviosa. Era solo Ren. ¿Por qué ponerse así? No, no era solo Ren. Para ella era Minki y eso era lo que más nerviosa la ponía.
—¿Estas nerviosa? —preguntó más que burlón y coqueto a la vez. —Tranquila, después de todo no es como si estuviéramos saliendo por primera vez.
—De hecho... lo es —respondió ella, manteniendo su mirada perdida.
—¿Eh?
—Q-Que para mí lo es. Digo... salir contigo siempre me pone nerviosa así que se siente como la primera vez —trató de corregirse, ocultando un poco su nerviosismo y su miedo. Sin duda no era la primera vez que saldrían. Pero esta sí sería la primera vez que ___ actuaría tal y como es. Sería su primera cita con el chico que siempre amó y aunque sea por única vez, quería mostrarle cuanto lo amaba y que jamás se había olvidado de él. Si no podía tener buenos recuerdos de ___*, quería que al menos recordara a Luna como una persona que en verdad lo amó.
—¿Y bien? ¿Nos vamos cachorrita? —continuó con sus burlas, solo incrementando los sonrojos de la joven.
—¡Espera me quito la lentilla! —gritó ___, ya desde el baño de la habitación, para luego regresar con él más que lista y dispuesta a olvidarse de su mundo aunque sea por una noche.
Cine, helados, un paseo por el parque, una cena. Sin duda ese no se parecía en nada a Ren. ¿Qué había pasado con el chico que ella había conocido hace pocos meses? Sin duda esa persona ya no se encontraba frente a ___, y eso la hacía temblar aún más cada vez que sus miradas se cruzaban.
—Hoy... pareces algo distinta —habló el joven luego de tanto silencio que se estaba formando en medio de su cena. Al parecer, él también había notado un cambio en ella. Y es que sin duda ahora ya no necesitaba actuar o forzarse a sonreír, como lo había hecho cientos de veces. Ren sentía algo extraño en ___ o... en Luna, según él; algo familiar había en ella. Algo en particular que lo hacía perderse en sus pensamientos. Pero aun así no se atrevía a pensar en qué podía ser eso. Después de todo, esta sería la última vez que la vería y no quería arruinar el momento con sus preguntas sin sentido, que quizás no llevarían a ninguna parte.
—N-No estoy distinta —respondió un poco nerviosa pero siempre intentando actuar natural y tal como solía ser frente a él. —Oppa... ¿Puedo llamarte solo por tu nombre? —se atrevió a preguntar, mordiendo sus labios ante su atrevimiento, esperando que él aceptara.
—Claro, no me molesta que solo me digas Ren —habló él, con una encantadora sonrisa en sus labios que ya estaba alterando al resto de las mujeres que los veían cenar. Qué importa la edad. Lo único que deseaban todas era poder estar entre los brazos de Ren, solo con ver esa sonrisa jodidamente sexy que las hacía enloquecer.
—En realidad... yo... Me preguntaba si podía llamarte... Minki —preguntó un poco nerviosa pero a la vez, viendo con una mirada asesina a las demás mujeres que babeaban por el joven frente a ella.
—Lo siento, pero no —respondió Ren de forma casi cortante, provocando que ___ desviara su atención de las demás y se concentrara en él. —Ya ni mis padres me llaman así. No me gusta ese nombre —agregó secamente.
—Oh... yo... entiendo —fue lo único que dijo, manteniendo su mirada baja, pensando que tal vez ella fue la única culpable de que él odiara su propio nombre.
Antes de que se diera cuenta, dos mujeres quizás de unos veinte o veinticinco años, se encontraban cerca de Ren, coqueteando con él e inventando escusas falsas como que una amiga se sentía mal, y si él sería tan amable de ayudarlas.
<<Si alguien se siente mal ¿Por qué no llaman a una ambulancia? ¡Zorras!>>
Pensó ___ mientras las atravesaba con la mirada, sin siquiera atreverse a decir una sola palabra. O al menos eso pensó hasta que una de ellas se acercó demasiado a él, casi intentando besarlo. Cosa que sí puso más que furiosa a la joven, impulsándola a que se parara en seco.
—¡Oppa! —lo llamó casi gritando, atrayendo por completo la atención de todos —. ¿N-Nos vamos? No... me siento muy bien —agregó segundos después tratando de sonar bastante convincente, aunque por primera vez no pudiera engañar a Ren. Éste simplemente sonrió.
—Claro, bonita —fue lo único que respondió él, antes de ponerse de pie y salir de allí junto con ella. No sin antes dejar el dinero de la cuenta, junto con la propina.
—¿Aun te sientes mal? —preguntaba cada ciertos minutos, solo para ver como las mejillas de ___ se teñían de rojo ante sus palabras. Sin duda había sido descubierta, ¿pero qué caso tenía? No quería ver como esas regaladas se ofrecían a él así sin más. No podía quedarse de brazos cruzados ante eso y sin duda, esa mentira tonta fue su única salida.
—Lo siento... solo mentí para que regresáramos. Ya estaba comenzando a odiar la forma en la que esas mujeres te estaban viendo —susurró a la vez que hacía un tierno puchero que desató las carcajadas de Ren.
—Te vez muy tierna en este momento —susurró él, besando su mejilla repentinamente —Sin duda hoy estás diferente —agregó luego de que ella lo viera con una mirada más que sorprendida a la vez que éste aprovechaba para tomar su mano y entrelazar sus dedos delicadamente.
Camino hacia el hotel de la joven, no se habían dirigido ni una palabra más, solo se mantuvieron con sus manos unidas ante los ojos de las personas que aún quedaban en las calles y ante la presencia de la bella luna que iluminaba sus caminos.
—Bien... Creo que esta es la despedida ¿no? —habló Ren sin quieres soltar su mano mientras ___ lo veía fijo a los ojos. Por alguna razón aun no quería apartarse de ella, no quería dejarla ir. Pero después de todo, esa no era una decisión que él tomara, y quizás ella tampoco. A pesar de todo, ella parecía sentirse de la misma forma que él, Porque solo lo observaba con ojos suplicantes, como si estos les pidieran a ruegos que él la detuviera. Que le dijera que no se fuera, que se quedara a su lado y que no pensara en nada más.
—No te vayas.
Esas palabras sin duda retumbaron en la mente de la joven. Sorpresivas, inesperadas, pero dichas en el momento junto para que ___ abriera la puerta de su cuarto y se llevara a él consigo, tirando de su mano.
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