—¡¿Qué lo espere?! Ha, no tengo por qué esperar a nadie —respondió sonando indiferente a la advertencia de su amigo para luego terminar la llamada y disponerse a salir de aquel lugar en donde se había realizado la sesión de fotos.

<<Si ___* está detrás de mí, sabré enfrentarla>>

Pensó mientras mordía su labio inferior y caminaba hacia el exterior del edificio. Era un día bastante agradable, no tenía por qué esperar a que su hyung viniera a recogerlo como si él fuera un niño pequeño. Solo quería caminar un poco y olvidar todo aquello que atormentara su alma y su mente.

—¡Auch! —fue el quejido que se oyó por parte de ambos al momento del impacto —¡¿Pero qué demo...?!

Ren se quedó bastante sorprendido al ver que era ___ con quien había chocado al salir del edificio. Luego de reaccionar, la ayudó a ponerse de pie antes de recoger sus bolsas que se encontraban regadas en la vereda. ¿Sus bolsas? Sí, todo tiene una simple explicación, ya que, como siempre, es inevitable que ___ no vaya un paso adelante en toda la situación.

—Siento lo del choque —se disculpó Ren mientras le tendía las bolsas repletas de ropa y zapatos. —Parece que fuiste de compras. ¿No deberías haber salido con alguno de los chicos? Digo... con los que vives o con tu primo Jungkook —agregó mientras la inspeccionaba con la mirada.

—G-Gracias oppa, también lo siento —respondió algo tímida o al menos lo intentó mientras que volvía a colgar las bolsas en sus hombros y muñecas. —En realidad salí sin avisar. Al principio solo iba a caminar y luego vi algo que me gustó y algo más y... Terminé comprando todo esto —agregó con la mirada baja y sonando bastante apenada o avergonzada al respecto.

—Pues déjame ayudarte entonces. Las princesas no deben cargar tantas bolsas —habló muy caballero, conteniendo su risa al verla tan tierna.

—¿E-Eh? Pero... No quiero molestarte oppa, en serio no hace falta —el joven sonrió ante su nerviosismo y se acercó aún más para susurrarle: —No me molestas, deja que te ayude y así quizás podamos terminar lo que empezamos anoche.

En el instante que oyó eso, las mejillas de ___ se tiñeron de un rojo intenso al recordar sus palabras y el beso que estuvieron a punto de darse, y que por suerte fue interrumpido por Aron —o al menos eso era lo que pensó—. Sin poder decir algo más, solo asintió y le entregó algunas bolsas a la vez que internamente sonreí con malicia sabiendo que su plan había salido a la perfección; o por lo menos la primer parte de él.

—¿Quieres ir a tomar un helado? —preguntó el joven mientras caminaban sin rumbo. Asintió felizmente hasta que de nuevo recordó algo y rápidamente negó.

—Creo que será un problema si entramos a una heladería y tus fans te ven tomando un helado con una chica —dijo ella, intentando que su rabia no se notara al recordar el suceso con Aron.

—¿Uh? ¿Por qué lo dices? ¿Acaso ya te ocurrió? —preguntó riendo, pero al ver la notable expresión de ___, calló su risa.

Ella suspiró antes de contarle lo de aquella vez, obviando detalles claro, como que ella se encontraba coqueteándole y que quizás por ello, sus fans le habían agarrado tanta bronca.

—A veces las mujeres asustan —dijo entre risas, sin importarle que sea de ella de quien se estuviera burlando.

—Lo sé —suspiro ella. —¡Oye! No te rías de mí —infló sus mejillas y luego rio sin darse cuenta.

—Tienes una risa muy hermosa —susurró, deteniendo su paso para verla de frente y acariciar su mejilla —. Todo de ti es tan... bello y angelical —volvió a susurrar, provocando que ___ se sonrojara inevitablemente.

<<Esperen un segundo. ¿Dijo risa?>>

Pensó la joven comenzando a perderse en sus pensamientos. ¿Cuándo fue que reí sin darme cuenta? Era en lo único que pensaba, ya que eso jamás lo había planeado o premeditado antes. ¿Acaso fue una risa sincera? De hecho, sin que ella se diera cuenta, con Ren comenzaba a mostrarse como en realidad era... hace muchos años atrás. ¿Acaso pasar tiempo con él podía provocar que la antigua ___ regresara? Eso era algo que sin duda quería evitar, porque si eso ocurría, sabía perfectamente que sus sentimientos también regresarían y no soportaría o sería capaz de seguir con todo, sabiendo a quien tendría que matar. Lo único que le daba esperanzas de que eso no ocurriera era él; Ren y su odiosa actitud de chico malo, conquistador y playboy que sin duda hacía que lo odiara y que quisiera acabar con él. O al menos eso creía, hasta que unos labios rozaron los suyos haciéndola regresar de nuevo a la realidad.

—¿O-Oppa que...? —musitó entre besos sin poder evitar corresponder a las suaves y tiernas caricias que Ren le daba a sus labios al unirlos con los suyos.

—Lo siento, pero tenía que hacerlo. Me lo debías —respondió él separándose de ella unos centímetros aun acariciando su mejilla con ternura, como si no se tratara de Ren de quien hablamos.

Sin saber que decir, la joven bajó su mirada con algo de miedo a esos terribles palpitares que se encontraba sintiendo en ese momento, hasta volver a reaccionar en el instante en que él entrelazó sus dedos con los de ella y continuaron con su camino aun sin saber a dónde ir.

—¿Porque no descansamos en este parque? Se ve agradable —habló Ren, una vez que habían llegado a un lugar no muy concurrido y bastante tranquilo en donde los dos pudieran descansar y disfrutar de un helado o de alguna bebida refrescante.

—Parece agradable —respondió sin más y se dejó caer en el césped mientras inspiraba profundo y veía las pequeñas nubes y el enorme cielo que tenía frente a sus ojos. Ren sonrió ante su acto y pronto la imitó solo para atraerla un poco más hacia él.

—Estar así se siente agradable —susurró el joven, provocando que ___ se estremeciera ante sus palabras y su aliento, chocando contra su cuello.

—¡Iré por unos raspados! —dijo pronto, solo para apartarse de él y así evitar que viera el terrible sonrojo que ya comenzaba a apoderarse de sus mejillas. Así que sin más, corrió hacia una tienda cercana que se encontraba por allí. Solo bastó que cruzara el umbral de la puerta para que su actitud cambiara radicalmente.

—Dos raspados. Uno de fresa y el otro de chocolate y que sea rápido —ordenó viendo al cajero con una expresión de frialdad, lo cual sorprendió bastante al joven, ya que no se esperaba que una chica que vistiese tan tierna y delicada, se comportara así. Sin darle más vueltas al asunto, le sirvió su orden para que así ___ pudiera regresar con Ren. O al menos eso pensaba hacer, hasta que tuvo una idea mejor y se acercó a una de las mesas del lugar y le agregó un polvo extraño a uno de los raspados.

<<Con esto, esta noche, todo me resultará más fácil>>

Pensó sonriendo con malicia, mientras mezclaba un poco antes de regresar con el joven que la esperaba en el parque.

—Pensé que solo habías comprado ropa y zapatos, pero ésta es una muy sexy lencería —dijo mientras inspeccionaba la ropa que ___ traía en las bolsas.

—¡Deja eso! —gritó ella más que sonrojada, acercándose a él para quitarle la prenda de las manos.

<<Tonto, si la dañas tendré que pagar por ella>>

Pensó mientras suspiraba pesadamente y guardaba todo como antes. Después de todo, solo había sido un préstamo de una de las tiendas que pertenecían a su familia.

<<¡¿Quién rayos le dijo a Sia que pusiera ropa interior también?!>> se quejó internamente mientras se acomodaba a su lado y le pasaba el raspado de chocolate.

—Me gusta más el de fresa —replicó Ren, haciendo pucheros como un niño pequeño.

—Lo sé, pero no te lo daré por estar curioseando mis cosas —respondió algo molesta, hasta que recordó lo que le había puerto a ese raspado y rápidamente se lo cambió.

—¿Pensé que no me lo darías? —dijo sonriendo de lado a lo que ella solo volteó su mirada como si quisiera darle a entender que estaba enfadada.

<<Eso hacías de niña>> le dijo una voz en su interior y rápidamente tembló al pensar en aquello.

—¿Sabes? Te verías jodidamente sexy con esa lencería que acabo de ver. ¿Acaso la compraste para alguien en especial? —susurró muy cerca de su oído solo para provocar que la piel de ___ se erizara como si un frío invernal hubiera llagado de pronto.

—T-Tal vez —respondió algo tímida haciendo que Ren se sorprendiera un poco. No tanto por sus palabras. Sino más por sus reacciones que ya comenzaban a asustarle al parecerles tan familiares.