05
Ambos se detuvieron cuando a la vista del menor apareció ese típico puesto donde sí revientas todos los globos te puedes llevar un premio.
Había un hermoso osito de peluche haciéndole ojitos en la parte de atrás.
Solo bastó una mirada a su alfa antes de que esté, tal y como si leyera sus pensamientos, comprara un boleto para dicho juego.
YoonGi falló la primera vez. Y la segunda. Quizá también una tercera vez...
Podía sentir los ojitos de cachorro de su novio clavados en su espalda.
Vamos... El entrenamiento con JungKook tiene que rendir sus frutos. —Pensó YoonGi.
Compró un último boleto, resignado a que si no lo lograba esta vez, terminaría comprando el condenado peluche.
Respiró profundo cuando ya solo le faltaba un tiro. Cerró los ojos un segundo y...
Lo siguiente que escuchó fue el grito emocionado de su novio junto a algunos aplausos de los espectadores. En ese mismo segundo pudo sentir cómo su rostro era llenado de besos. Ese era el mejor de los premios.
Recibió su premio e inmediatamente fue a parar a manos de su omega, quien lo estrujaba como si su vida dependiera de ello.
Su siguiente parada fueron los autos chocadores.
Apenas consiguió las entradas y JiMin ya estaba en el juego dedicandole esa mirada juguetona que lo animaba a ir por él.
—A que no me atrapas, alfa~.
—¿Estás seguro, bomboncito?
El menor soltó un gritito cuando recibió un golpe por la parte de atrás.
Apenas avanzaba un par de metros cuando volvía a ser chocado por su novio.
—¡Hey!, ¡eso no se vale! —Se quejó entre risitas cuando ni siquiera podía moverse un centímetro antes de ser chocado de nuevo. Lo tenía acorralado.
El tiempo pasó volando.
Disfrutaron de un algodón de azúcar. JiMin terminó comiendo el de YoonGi ya que era demasiada dulzura para él.
Su JiMin era toda la dulzura que necesitaba.
Entre pequeños jugueteos donde el omega manchaba de caramelo las mejillas del alfa y se empeñaba en dejar su cara pegajosa con sus besitos llenos de azúcar, terminaron frente a la montaña rusa.
—¡Vamos ahí!. ¡Anda, Yoon!, ¡di que sí!~
Después de mucho rogar terminó por convencerlo. Tuvo que utilizar sus ojitos de cachorro y sobornarlo con algunos besitos con azúcar para que accediera.
JiMin no contenía su emoción cada vez que la montaña bajaba de lo más alto a toda velocidad.
Mirando a su lado solo podía ver a su alfa cerrando sus ojos con fuerza y apretando su mano entre la suya. JiMin lo sujetó con firmeza todo el camino.
Unos segundos más tarde la adrenalina abandonó el cuerpo del menor. Ahora solo quería ir a atracciones más tranquilas. Estaba considerando pedirle a YoonGi que se fueran a casa pronto, después de todo, mañana tenían clases.
—Vayamos a un último juego. —YoonGi tomó su mano arrastrándolo consigo.
—¿La rueda de la fortuna?. Alfa, esto es muy aburrido. —Se quejó alargando la última palabra mientras dejaba caer su cabeza hacia atrás.
—Anda, estoy seguro de que te gustará.
El movimiento inicial asustó un poco al omega. Se sentía algo paranoico con esas películas donde la rueda se desprendía y las personas caían de ella. Se estremecía de solo pensarlo.
La rueda giraba con lentitud, dejando un lapso de tiempo entre cada vagón que avanzaba, dando el tiempo necesario para admirar la vista.
»—Tan solo aprecia la vista.
Decidido a darle una oportunidad a este juego, el omega se enderezó en su lugar, prestando atención a la ciudad frente a ellos.
Ahí, en el punto más alto de la rueda de la fortuna, era posible apreciar la belleza nocturna de la ciudad de Seúl. Las calles concurridas y los edificios iluminados. La hermosa vegetación que se sacudía con el viento. Y sobre sus cabezas, el cielo nocturno repleto de brillantes estrellas, el cielo ligeramente nublado y la luna redonda y cálida como la protagonista.
La suave brisa golpeó su rostro y una extraña sensación de libertad llegó a él. Un sentimiento que le decía que estaba en el lugar correcto.
Y para YoonGi no había vista más bella que la de JiMin en contraste con la ciudad nocturna y el cielo oscuro tras de él. Las estrellas reflejándose en su mirada y su suave cabello rubio meciéndose junto al viento.
—La luna está hermosa esta noche. —Fueron las palabras que salieron de sus labios. Su mirada viéndose atrapada por los ojitos luminosos de su omega.
JiMin sonrió con calma, tomándose otro segundo para respirar en profundidad.
—Puedo morir feliz.
Sin prisas, YoonGi acarició su rostro entre sus manos antes de posar sus labios sobre los de su omega en un movimiento suave y tranquilo. Amo el sabor dulce y la sensación delicada de sus labios contra los suyos.
Se separó apenas un segundo antes de rozar sus narices con completo amor en sus miradas. Unos cuantos besos más fueron compartidos antes de regocijarse en la compañía del contrario y fundirse en la calidez de los brazos del otro.
Cuando la puerta de su vagón fue abierta una vez en el suelo, YoonGi sacó a su omega dormido en brazos listo para llevarlo a casa.
¡Espero que les guste tanto como a mí!
Dejen su voto y comentario si lo han disfrutado 💕
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro