El cielo era una hermosa acuarela de colores rosados y anaranjados. La luz caía como una suave manta sobre las fachadas de casas y edificios.

YoonGi sostenía la mano pequeña de su novio entre la suya, dejando algunas caricias ocasionales.

Mantenían una conversación calmada. Aunque JiMin era el que más platicaba de los dos, era todo lo que YoonGi necesitaba. Juraba que podría escucharlo hablar de sus libros y pinturas por el resto de la vida y seguiría adorándolo justo como hacía en ese momento.

A estas alturas, JiMin parecía haber olvidado por completo que todo esto era una sorpresa. Caminaba con tranquilidad a su lado. Parecía ser que el simple hecho de tomar un poco de aire y tiempo para ellos lo había ayudado a despejar su mente.

—Quizá llegando a casa puedas enseñarme ese nuevo boceto en el que estuviste trabajando. —Sugirió YoonGi.

JiMin lo miró por un segundo antes de rehuir a su mirada con las mejillas sonrojadas.

»—Oh, vamos. ¿No creíste que no me daría cuenta, o sí, bebé?

—Es que... no sé, está vez no estoy muy feliz con el resultado. —Agachó la mirada, balanceando sus manos juntas.

YoonGi notó la clara decepción en su mirada. Aún recordaba su entusiasmo por recrear esa fotografía con sus pinturas que le parecía algo triste que no hubiera resultado como le gustaría.

Seguro trae muchas cosas en la cabeza. —Pensó YoonGi.

Su JiMin nunca se presionaba tanto por un boceto que sabía, iba a mejorar más adelante. Porque eso era, un boceto, un borrador inicial.

En el tiempo que lo conocía, siempre se había mostrado muy optimista respecto a sus pinturas. Siempre era él mismo quien se daba ánimos antes que nadie.

YoonGi detuvo su paso por un segundo. Acarició la mejilla de su novio con su mano libre antes de acercarlo a sí mismo para dejar besitos en las mismas. La piel suavecita de su novio bajo sus labios, era una sensación que amaba y solo deseaba seguir mimandolo hasta que se sintiera mejor.

No le gustaba ver a su bebé triste.

JiMin soltó algunas risitas, cerrando sus ojos un momento. Al contrario de YoonGi, su lenguaje del amor era físico. Adoraba cuando su alfa lo mimaba de esta manera.

Se permitió disfrutar de la cercanía un par de segundos más.

—No te presiones tanto, cariño. Ya saldrá. Si quieres podría ayudarte un poco en eso~. —Mencionó YoonGi con tono de burla entre sus palabras.

JiMin rió suavemente.

No es que el mayor fuera taan malo en la pintura. Le gustaba pensar que se desviaba más a un estilo... abstracto. Para nada similar al suyo.

Solía comparar a YoonGi con un niño pequeño que pinta por el mero gusto de mezclar colores y plasmarlos en el lienzo, dejando de lado la perfección.

Y él era muy perfeccionista.

—Creo que llegamos. —Interrumpió YoonGi.

JiMin levantó la mirada sin poder creerse lo que estaba frente a sus ojos. Las luces de los puestos y juegos mecánicos iluminaban su expresión alegre.

—¿C-cómo?... ¡Oh, Dios! —dando un pequeño salto de felicidad se abrazó con fuerza a su novio, envolviendo sus brazos alrededor de su cuello.

YoonGi no pudo evitar sentirse contagiado de su emoción. Soltó una risa por lo adorable que lucía su omega en ese momento.

Envolvió sus brazos alrededor de su cintura y balanceó sus cuerpos de un lado a otro mientras avanzaba algunos pasos.

Dejó algunas caricias en su espalda baja antes de separar sus cuerpos apenas unos centímetros.

»—¿Cómo supiste que quería venir aquí?

—Oh, vamos, corazón. Soy tu alfa. —Sonrió de manera arrogante.

JiMin dejó un golpecito en su hombro a modo de reprimenda. YoonGi rio un poco.

—Tonto. Eres el alfa más distraído que conozco. —Dijo mientras recostaba su cabeza sobre su hombro. —¿Porqué es que todos los alfas serán así? —Soltó la pregunta al aire.

—Pero así me amas. —Frotó su mejilla contra el cabello de su pareja.

—Chi~. Así me complementas.

—Vaya que sí. ¿Perdonas a tu tonto alfa por ser tan olvidadizo?— Le siguió el paso de cerca a su novio que ya se le había adelantado para ir hacia los distintos juegos.

—Mmm... —Hizo seña de estar pensándolo. —Aún me debes una cena~. —Lo miró por sobre su hombro estirando su mano en una señal de que la tomara. Le era imposible mantener sus manos fuera de su cuerpo.

—Te lo compensaré. Será la mejor cita que hayamos tenido, ya lo verás. —JiMin notó la emoción en las palabras de su alfa, hasta parecía caminar en pequeños saltitos en ese momento. Pensó que quizá sería solo su instinto de proveerlo bien y complacer a su pareja. 

Parte 1 de 2 ❤️

Siento que esto es lo mejor que he escrito hasta ahora!!