44.- Verano
No han pasado muchas cosas que mencionar desde la cena de Navidad. La vida ha seguido normal y corriente para nosotros. Nuestra relación ha ido bien como todo lo demás. El último día de clase, el último día de instituto, bailé en el festival. No habría podido hacerlo de no ser por Lucía. Mis amigos me felicitaron todos por lo bien que bailaba y mi madre fue a verme. Tal vez ese fue el único cambio del año, que mi madre empezó a comportarse más como una verdera madre.
Lo que realmente me sorprendió fue que Mario y Silvia me felicitaron también. Resultaba que Mario solo salía con Silvia para intentar poner celosa a Lucía y que me dejara o algo por el estilo. Y Silvia solo salía con él por tener a más chicos comiendo de su mano por ser un imposible. Ya saben, la emoción de quitarle la novia a alguien. Pero se terminaron enamorando de verdad y, sinceramente, me alegro por ellos. Un problema menos que nos quitamos de encima.
Pero lo importante ahora es: verano. Por fin estamos en verano. No más estudios y más tiempo para pasarlo bien. Y lo más emocionante, me voy a ir a la playa con Lucía. También estarán nuestros padres, que se han hecho amigos, y mi hermana; pero lo importante es que pasaré quince días conviviendo con ella. Incluso nos han dejado tener una habitación para nosotros dos. Vamos a una casa de veraneo que tenemos en Tarragona mi familia y yo. Bueno, yo no la pago así que yo no.
Y la primera noche que pasemos allí va a ser la noche de nuestras vidas. Después de tanto tiempo saliendo y pensándolo, hemos decidido dar el gran paso. Hemos hablado con nuestros padres y lo hemos preparado todo para que sea perfecto. Quiero decir, hemos comprado condones y píldoras. Creo que va a ser el mejor verano de mi vida.
Los primeros días del verano estoy muy impaciente, pero me lo paso bien yendo toda la panda de un lado a otro disfrutando de las vacaciones. Y gracias a todos los Santos, Jesús, María y José; por fin llega el día esperado. Tras haber estado el día anterior entero haciendo maletas y preparándonos para el viaje, desayunamos y nos subimos al coche para ir hasta casa de Lucía.
Hemos decidido repartirnos así: Mis padres y Lily en un coche y Sara, Lucía y yo en otro. Sara es el nombre de la madre de Lucía. No sé si lo he dicho antes. La cosa es que me bajo del coche para subir al de la madre de mi novia y comenzamos el viaje de varias horas.
- Hola Henry ¿qué tal? ¿Preparado? - me pregunta la mujer al entrar.
- Nervioso pero sí, estoy preparado.
- Ya, supongo que estarás muy nervioso. No te preocupes, no es para tanto.
- Espero que te estés refiriendo al viaje, mamá - dice Lucía entonces.
- Por supuesto, sí, me refiero al viaje. ¿A qué otra cosa me iba a referir? - miente horriblemente mal.
- Por esto, los adolescentes no suelen decirles estas cosas a sus padres.
- Por suerte vosotros no sois como esos adolescentes de las películas ni de los libros.
- Sí, claro, por suerte.
Sara no vuelve a hablar el resto del viaje. Apoyo la cabeza en el hombro de Lucía mientras comienza a describir el paisaje por la ventanilla como si fuera una descripción literaria. Y la verdad es que es una buena forma de pasar un viaje tan largo, escuchando su voz. No me doy cuenta de en qué momento me duermo, pero de pronto siento que me dan golpes en la cabeza y me susurran al oído que despierte.
Abro los ojos y me estiro mientras bostezo. Miro a mi alrededor y recuerdo donde estoy y que estoy haciendo aquí. Me sonrojo por haber sido tan descortés, a lo que las dos mujeres solo se ríen. Lucía me indica que mire por la ventana. Entre las montañas logro ver el azul infinito del mar extendiéndose hasta donde el ojo humano puede alcanzar a ver. Me quedo maravillado observando las vistas.
- Siempre has amado el mar ¿verdad? - me pregunta Lucía. Asiento.
- Es precioso.
- Sí, lo es. Es maravilloso.
- ¿Crees que podremos meternos hoy al agua?
- Ya es la hora de comer y tenemos que reponer la nevera y deshacer las maletas.
- Dios, ya empiezas a parecerte a una madre - salta entonces Sara - Por supuesto Henry. César, Marisol y yo nos encargaremos de todo eso mientras vosotros y Lily bajáis a la playa. Pero tendréis que esperar a que os saquemos el bikini, la crema solar y las toallas. Y tendremos que comer antes también.
- Genial. Muchísimas gracias Sara - respondo con una gran sonrisa. Las cosas suceden tal y como Sara dijo. Una vez me he hechado la crema y puesto el bañador en el baño, voybhasta mi habitación para ver si las otras dos también lo han hecho. Aún no me puedo creer que después de esta noche no tendremos por qué cambiarnos de ropa en habitaciones diferentes.
Caminamos por las calles del pequeño pueblo en el que nos encontramos hasta llegar a la playa. Saltamos el muro que separa la arena de la acerca y corremos por esta hasta llegar al agua. Por suerte, a estas horas no hay nadie; tal vez porque se estén tomando la siesta o algo por el estilo. Dejamos las toallas en la arena, nos quitamos las chanclas y miramos al mar delante nuestro.
- Bueno, ¿quién es el primero en meterse? - digo. A ver, amo el mar, pero a veces el agua está muy fría y; la verdad, no quiero congelarme.
- Tú eres el hombre ¿no? Adelante, demuéstranos tu hombría y tu valentía - dice mi hermana con notable sarcasmo.
- Y una mierda.
- Ya voy yo, caguetas - mi novia pone los ojos en blanco y corre hasta el agua. No grita mientras entra corriendo al mar para luego meterse de cabeza. Cuando sale, el agua la llega por la cadera y se hecha el pelo hacia atrás con una sonrisa. Luego se agacha para que el agua la cubra hasta los hombros - ¡Venga chicos! Está buenísima y hace mucho calor.
Mi hermana no se lo piensa dos veces y hace exactamente lo mismo que Lucía había hecho antes solo que sin dejar de gritar y exclamar. Luego sale con los brazos pegados al cuerpo quejándose de lo fría que está.
- ¡Vamos Henry! Ahora tú - insiste Lucía. Pero yo niego con la cabeza y señalo a mi hermana.
- Está helada. Ella lo ha dicho. No pienso entrar.
- No la hagas caso, está exagerando.
- No, no, no y no. Prefiero quedarme mirando, gracias.
- ¿Le has oído Lily? Tú hermano es un pervertido.
- ¿Qué? ¡No!
- ¡Hay un pervertido mirándonos mientras nos bañamos!
- ¡No grites eso idiota! ¡No es verdad!
- Pues métete al agua o sigo gritándolo.
- Está bien, está bien. Ya voy.
Suspiro y corro hacia el agua, pero en cuanto mis pies la toca y notan que está congelada, retrocedo. Aunque claro, la marea no me va a dejar en paz y tengo que retroceder más cuando una ola llega a la orilla.
- ¡Vamos Henry! ¡Es para hoy!
- ¡Ya voy, impaciente! - cojo aire de nuevo y comienzo a meterme lentamente. Miro el agua mientras voy sintiendo como esta va mojándome poco a poco las piernas y salto cuando llega una ola para que no me moje más. Entonces alguien me coge del brazo y tira de mí hasta que termino cayendo y mojándome entero. Dios, si que está fría. Menos mal que no estamos en el Mar Cantábrico si no en el Mediterráneo.
- ¿Ves? No está tan mal - dice Lucía con petulancia. La miro con los párpados entrecerrados.
- Ahora verás no está tan mal - me lanzó hacia ella y la hago caer al agua. Comenzamos a jugar y a reír hasta que, de alguna forma, terminamos besándonos y mi hermana comienza a mojarnos para que no la dejemos apartada.
Jugamos con el agua los tres y nadamos hasta que nuestros padres llegan diciéndonos que es hora de que volamos a casa. Tengo las manos llenas de cayos de tanto estar en el agua y seguro que mis labios están azules por el frío también. Sin embargo, Lucía parece estar igual de guapa que siempre o más con el pelo mojado cayéndole sobre sus hombros.
Después de darnos una ducha por turnos y ponernos ropa cómoda, nos sentamos a cenar todos juntos y a ver una película. Luego de eso, nos damos las buenas noches y cada uno se va a su respectiva habitación. Mis padres juntos dormirán en el sofá cama del salón. La madre de Lucía y mi hermana dormirán en una de las habitaciones. Y bueno, yo y Lucía en la otra.
- Si van a hacer guarradas, que no las oiga. Quiero poder dormir - es la forma de despedirse de mi hermana. Me sonrojo y no la digo nada mientras se va corriendo porque, por una vez, tiene razón. Creo que ahora mismo estoy tan nervioso que todo mi cuerpo está temblando.
Entro en la habitación con Lucía y ella se deja caer de golpe sobre la cama de matrimonio que hay en el centro de esta. Nuestra ropa esta toda en el armario que hay y nuestros padres se han molestado en dejar en la mesilla de noche los condones mientras que las bolsas con el resto de nuestras cosas están en el suelo junto a esta.
Intento no hacer caso a los condones mientras coloco mis cosas.
- Henry - me llama Lucía desde la cama - Puedes hacer eso mañana por la mañana, ahora es tarde.
- Ya-ya lo sé - tartamudeo. Dejo lo que estoy haciendo y me tumbo a su lado. Nos miramos sin decir nada durante unos segundos - ¿Estás nerviosa? - la susurro.
- Creo que tú lo estás más. ¿Estás bien?
- Sí... Solo estoy, eso, nervioso.
- No te preocupes, llevamos preparando esto mucho tiempo. Va a ir todo bien. Pero si no quieres hacerlo está bien, podemos esperar hasta que estés preparado.
- No, estoy preparado, quiero hacerlo. ¿Qué hay de ti?
- Estoy preparada.
- Bien y... ¿qué se supone que tenemos que hacer ahora?
- Pues... Supongo que quitarnos la ropa... ¿no?
- Eh... Sí... es verdad. ¿Primero yo?
- O los dos a la vez.
- Vale los dos a la vez.
Después de quitarnos la ropa me quedo mirándola sin poder evitarlo. Su cuerpo desnuda también me parece perfecto. Da igual que tenga algo más de grasa que lo que la gente considera para tener un cuerpo bonito, yo también la tengo. Cuando me doy cuenta de lo mucho que la estoy mirando aparto la mirada, pero ella me toma del rostro y me hace mirarla de nuevo.
- Henry, no tienes por qué sentir verguenza de nada ¿vale? Estás conmigo, soy yo, Lucía, tu novia. Nos conocemos de hace mucho tiempo ya ¿está bien?
- Está bien. ¿Y ahora qué?
- ¿Qué tal si empezamos por besarnos?
Aviso importante, la primera vez no es como te la ponen en las películas ni en los libros. La verdad es que fue un poco torpe y no dejábamos de preguntarnos qué teníamos que hacer en cada momento. No es que ninguno de los dos no hubiera visto porno antes, pero el porno es una película más; no te lo muestran tal y como es en la realidad. Así que por eso estábamos tan inseguros. A ella la dolió, pero sabíamos que eso iba a pasar porque se supone que la primera vez duele. Aunque lo disfrutó tanto como yo. No sé como expresarlo, pero fue una de las mejores cosas que había experimentado nunca antes. A pesar de la torpeza, fue maravilloso.
Al día siguiente, nuestros padres nos ayudaron con las sábanas. De alguna forma, me quedé a solas con mi madre.
- ¿Qué tal? - me pregunta ella mientras comenzamos a hacer la cama con sábanas nuevas.
- Maravilloso. No podría describirlo de otra manera.
- ¿Verdad que no? Bueno, ahora ya eres todo un hombre. Aunque solo tengas quince años.
- Voy a hacer dieciseis y ella ya los tiene. Hay gente actualmente perdiendo la virginidad antes.
- No hay una edad para eso, depende de cada persona. Sabes que tú padre y yo entendemos que te hagas mayor y quieras, bueno, experimentar este tipo de cosas. Me alegra que fuera con ella y que todo resultara como ha resultado, creo que es la mejor forma de tener una primera vez.
- Sí, yo también creo que todo ha salido perfecto.
- ¿Cómo te encuentras ahora?
- Muy bien.
- No tengas ahora verguenza de hablar con ella y esas cosas ¿vale? Puede pensar que no te ha gustado o algo.
- Tranquila mamá, no lo voy a hacer y ella no es tan paranoica como otras.
- Sí, es una chica muy especial.
- Lo es.
Terminamos de hacer la cama y vamos a la mesa a desayunar. Lily ya se había levantado y habla alegremente con mi novia mientras ambas desayunan. Me siento al lado de Lucía tras hacerme el desayuno.
- ¿Qué tal estás? - la susurro. Por experiencia en películas más que en libros, podría estar ahora dolorida si fui muy fuerte con ella. Espero que no.
- Me duele un poco, pero estoy bien. Nada que no pueda soportar - me responde en un susurro también.
- ¿Qué os estáis susurrando vosotros dos? - mi hermana nos mira como si mirara a unos criminales, pero nuestros padres llegan con sus desayunos a tiempo como para que no tenga que responder a su pregunta.
- ¿Qué tal te has levantado esta mañana, Lily? - pregunta mi padre.
- Bien, muy bien la verdad. ¿Qué vamos a hacer hoy?
- Pues habíamos pensado en ir a la playa por la mañana y salir a ver el pueblo por la tarde - responde Sara.
- Me gusta la idea - dice mi novia tras terminar su desayuno - Voy a fregar la taza e ir preparándome.
- Está bien - responde su madre. Hablan de más cosas, pero no les hago caso porque me centro en terminar mi desayuno rápido para ir tras Lucía. Con todo el lío anoche no hemos hablado sobre ello. Cuando terminamos simplemente nos dejamos caer sobre el colchón y dormí apoyado en su pecho mientras me acariciaba el pelo.
Recojo mis cosas y voy a la habitación. Cuando entro me encuentro a Lucía desnuda echándose la crema del sol.
- Perdón, mejor vuelvo luego.
- Henry, entra - dice autoritariamente y eso hago - Ya me has visto desnuda no pasa nada, lo sabes ¿no?
- Esto... sí. Perdón.
- Ayúdame y échame crema en la espalda por favor.
- Voy - me acerco a ella, cojo la crema y me echo un poco en la mano antes de comenzar a estendérselo por la espalda. - Esto... ¿Qué tal estás?
- Ya me lo has preguntado antes, estoy bien no te preocupes ¿vale?
- Vale.
- ¿Tú cómo estás?
- Mejor que nunca, la verdad.
- Me alegro.
- ¿Te... te gustó?
- Pensé que ya habías superado lo de infravalorarte tanto.
- No es eso, solo quiero saber si te gusto. Podría no haberte gustado o tal vez hice algo mal sin darme cuenta. Así no lo vuelvo a hacer para la próxima vez... si quieres que haya próxima vez claro.
- Idiota - se da la vuelta y me toma de la cintura - No me gusto, me encantó y fuiste muy bueno conmigo, lo hiciste todo perfecto. Y por supuesto que quiero que haya próxima vez. Sabes que no eres mi primer novio pero si mi primer novio serio; osea, de verdad. Los otros podrían considerarse más bien ligues. Y de todos los chicos, te he elegido a ti para perder la virginidad, así que si lo hice fue por algo ¿no crees? Ahora deja de preocuparte y disfruta de las vacaciones.
- Sí, está bien, lo siento.
- No te disculpes, no pasa nada cariño - me da un dulce beso en la cabeza. Luego se gira para ponerse el bikini - Atáme la parte de arriba, por favor.
Después de atárselo y de que me quite la camiseta, me hecha crema en la espalda ella a mí. Luego me deja que termine de echarme la crema y ponerme el bañador mientras se dirige a la puerta diciendo que va a ayudar a preparar las bolsas para la playa y recoger lo del desayuno de todos.
- Henry - me llama en la puerta antes de salir.
- ¿Sí? - me giro hacia ella. Está preciosa, el bikini la queda muy bien. En realidad, ella siempre está preciosa.
- Hasta que la madurez nos separe.
Sonrío - Hasta que la madurez nos separe.
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