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❝ ᵘⁿⁱᶠᵒʳᵐᵉ ❞

Oliver nunca había visto a Robby usar un uniforme realmente, no le gustaba estar muy involucrado en los actos no legales de su novio y él tampoco quería involucrarlo más de lo necesario, temiendo que todas las represalias por sus errores afectarán al rubio por lo que su novio jamás lo había visto en sus "papeles".

El uniforme de LaRusso automotor no era precisamente lindo pero Keene lo lucia, aun si fuera un trapo sucio y mohoso, su Robby se vería hermoso.

Veía con atención como se peinaba prolijamente el cabello, viendose al espejo no pudo evitar soltar un suspiro como el tonto enamorado que era llamado la atención del otro tonto enamorado que sonriente lo vio, presumiendo un estilo que no era el suyo pero lo sería si los ojos de su amor se mantenían en él tan fijamente.

—¿te gusta lo que ves?

—quizas—achino los ojos sonriendo más cuando el castaño claro se acerco—si, acércate más, tengo que verte con más atención de cerca

—¿es así? Entonces seré considerado

—es muy amable de tu parte—puso sus manos en las mejillas de su novio, dejando un picó en sus labios—creo que amo a los hombres con uniforme

—¿hombres?—arqueo una ceja viendole receloso.

—corrección, creo que amo a mi hombre con uniforme

—eso esta mucho mejor—sonrio escuchando la carcajada de su novio e inevitablemente para acallarlo, junto sus labios apoyando sus manos en la cama donde Oliver estaba sentado, mientras más profundizaba el beso, el rubio iba recostandose más en la cama.

El menor acariciaba su cabello, aquel que acababa de acomodar, aquel que le gustaba más desordenado salvajemente como ahora.

Se separaron con la respiración agitada, sus ojos brillando con un indicio de deseo. Robby gravitaba sobre Oliver ayudándose de su brazos, y Oliver tenía sus dedos enredados en el pelo castaño.

—te ves más guapo así

—¿eso crees?—susurro dejando besos en su mejilla bajando hacia su mandíbula.

—si—suspiro—y también creo que deberíamos parar ahora, tienes que irte a trabajar

Robby fingió no escucharlo besando alrededor del cuello abierto de su camisa, en sus clavículas que resaltaban más con su palidez.

—amor—el Nike siguió acariciando su cabello, invitándolo a seguir pese a todo, entre jadeos le costaba dejarlo ir pero sabia que debía de.

—dime, cariño

Trago en seco ¿qué clase de prueba de Dios era esta? Decirle a su novio, su tierno y apuesto novio, su irresistible y sexy novio, que no quería tener relaciones cuando estaba más que dispuesto.

Robby tendrá que compensarlo por ser fuerte si es que el trabajo salía como lo planeado.

Saco fuerzas que el desconocía que tenia y se sento, pero Keene lo tomo como un simple cambio de posiciones por lo que lo arrimo a su regazo robandole suspiros por los roces.

Mierda, Dios era cruel.

—Robby—suplico entrecortado, las manos del nombrado jugueteaban en su cintura acariciandola por debajo de la ropa, toda su piel ardía por su toque, lo deseaba demasiado—tienes que irte

—tenemos tiempo

—no, no lo hay—hizo la cabeza atrás dándole más alcance a los labios de su amado.

—puedo hacerlo mañana—las manos ansiosas rondaban el borde de los pantalones del rubio con desesperación.

—haz planeado hacerlo este día por algo—le recordó provocando un gemido exagerado de aflicción.

—¿por qué tienes que ser tan responsable?

—porque tu no lo eres—le beso la punta de la nariz, divertido por su queja y se levantó al sentir su agarre vago—iré a darme una ducha para calmarme, espero que cuando salga ya te hayas ido—tomo la toalla y le dio un beso rápido antes de que fuera atrapado por sus brazos y esta vez no tuviera la suficiente fuerza de voluntad para alejarse—buena suerte, llámame en cualquier momento

—te llamare en cuanto termine

—siempre disponible para ti, galán—le guiño un ojo, yendo al baño con una sonrisa brillante al escuchar su risa.

En la ducha solo podía pensar cuanto anhelaba el tacto de su pareja, ciertamente comenzaba a arrepentirse cuando el agua helada no parecía surtir efecto en bajar su calentura, estuvo un buen rato hasta que no se sintio deseoso y salió frustrado, aun que aliviado de ver que Robby se había ido no sin antes dejar una pequeña nota que decía te amo rodeado de un montón de corazones chuecos y desprolijos.

Era un cursi, y él también lo era por lo que pego la nota en la puerta de la heladera con un imán y se sento en la mesada a hacer la tarea desviando ocasionalmente la mirada a la nota, sonriendo bobamente al leerla una y otra vez.

Cuando termino la tarea, le saco una foto a la nota pegada y se la mando a su novio por mensaje con un yo también te amo agregado.

Su rostro tan calmado y atontado, con el efecto de Robby Keene aún en su mente y corazón, se tiño de desagrado al leer un mensaje de su padre. Sabiendo que era mejor sacarse la responsabilidad rápido, leyo el mensaje descubriendo y acertando que era nada más que un recado, con una mueca y bufidos por lo bajo agarro las llaves del auto y salio del departamento rumbo a la ubicación que le había mandado su progenitor.

Debia recoger unos documentos de un cliente en Encino, y no era un simple cliente, era el cliente; LaRusso automotor, uno de los clientes más importante que tenían sus padres. Tenía que pasar a buscar unos documentos que Amanda LaRusso tenía en su casa, ella sería quien se los daría y al parecer, este trabajo sería suyo.

No es que ni hubiera trabajado anteriormente con clientes de sus padres, pero esto era grande y cagarla no era opción, pensó que tal vez era algún tipo de castigo por la discusión que tuvieron en su última reunión, si era así esperaba que le diera un derrame cerebral así quizás ellos se sentirían culpables de algo por primera vez en sus vidas.

La enorme y elegante casa no lo tomo por sorpresa, era más pequeña que la suya pero seguía siendo del porte de un millonario.

Se acerco a tocar el timbre esperando impaciente por la señora LaRusso, tardo, no fue Amanda quien abrió la puerta.

Un chico de su edad, o un año mayor, lo observo con el ceño fruncido en confusión, pronto una sonrisa sintética apareció en sus labios y se dispuso a hacer su acto.

—buenas días, soy Oliver Nike, estoy aquí para ver a la señora Amanda LaRusso acerca de unos documentos para los Doctores Nike

El chico suavizo su expresión y se hizo un lado de la puerta.

—entra y siéntete cómodo, le diré a mi madre que estas aquí aún que—lo analizo con la mirada—pensamos que serias diferente

—¿diferente?

—si digo un adulto, se ve que eres más chico que yo

Mordió sus labios, saltar a la defensiva no era una opción considerando que era hijo de un cliente.

—por cierto, soy Rick, hijo de Amanda

No te pregunte.

—es un placer conocerlo

—Dios, hablas como un anciano—lo oyó murmurar.

Más vale que su padre le diera alguna ganancia por esto, tendría que convivir con un idiota dependiendo de los términos en que los LaRusso quisieran trabajar.

—¡Oh! Ya llegaste, justo iba a salir

La mujer que llegó a la sala le sonrió con profesionalidad dándole un apretón de manos, Oliver le tuvo que conseder puntos por ocultar su escepticismo a que el hijo de su contador y de su abogada fuera menor que su hijo mayor, debió suponer que el hijo Nike al que legaron el trabajo sería un adulto.

—aquí están los documentos

—muchas gracias—los tomo viéndolos superficialmente.

—espero que mi hijo no lo haya hecho pasar un mal rato—observo duramente a Rick de reojo mientras este rodaba los ojos.

—para nada, fue una agradable compañía

Afortunadamente Amanda no noto el sarcasmo pero su hijo si, lo noto por la pequeña risa y mirada divertida que le brindo.

—entonces ¿te importaría llevar todo este asunto a la oficina central? Así lo discutimos con Daniel y los inversionistas también

—sería lo ideal, por mi no hay problema

Con una sonrisa la mujer se despidió con su hijo que sólo se dedico a observar fijamente al excéntrico muchacho rubio hasta que partieron en auto a LaRusso automotor.

Era increíble como esta mínima interacción causo solo desastres.

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