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❝ ᵖʳᵒᵇˡᵉᵐᵃˢ ᶠᵃᵐⁱˡⁱᵃʳᵉˢ ❞

Su chico últimamente actuaba extraño pero no podia darse el lujo de cuestionarlo cuando lo miraba con esos ojitos rogones que querían dejar todo de lado, respetaba su privacidad y espacio mas no quitaba su preocupación por su extraña actitud y aun si quería escarbar más en ello, estaba impedido por sus responsabilidades.

Hoy era uno de esos días donde la calidez de su hogar estaba lejos, la enorme mansión de Encino lo recibía con la misma frivolidad de siempre.

Niall abrió las grandes puertas al verlo llegar, su mirada gozaba de una gran preocupación siendo despedida por una simple sonrisa de parte suya.

—¿aún no han llegado?

Ya sabía la respuesta a esa pregunta, era la misma de siempre sólo que ahora ya no le afectaba tanto.

El viejo mayordomo lo miró con pena, suspiro negando con la cabeza.

Con los labios aplanados y ligeramente aliviado, decidió entrar al lugar dándole sus valijas al hombre.

—iré a terminar los asuntos en la oficina

—entendido, señor

No queria pensar demasiado las cosas, se sentía un hipócrita guardándose esto cuando le decía a Robby que hiciera lo contrario pero no queria meterlo en este tipo de cosas, nunca comparo su vida con la de su tierno novio porque no había punto de comparación más que sus distintas situaciones económicas, aun que tenían padres similares de cierta manera.

Sus padres no eran padres, entendía bastante a su chico con respecto al abandono de Johnny Lawrence, claro, hasta cierta medida. Sus padres no estaban en la mayoría del año, eran un contador y una abogada muy solicitados en sus respectivos rubros por lo que solían estar en constante moviento, desde que tenia memoria era así, la única persona que estuvo para él fue Niall y luego Robby.

Odiaba tanto esta casa, escuchar sus pisadas sonar en ecos le hacia recordar cuan solo estaba aquí.

Pero en días como estos, era su obligación estar aquí.

Por lo general, todos los estudios, clases diversas y obligaciones que sus padres le dejaban las realizaba digitalmente desde la comodidad de su hogar con Robby a su lado y su mayordomo hacia de emisor presencial. Pero hoy era un hecho que no podría actuar como siempre, sus padres lo visitaban al menos seis veces al año, aveces menos y ellos no tenían la menor idea que nisiquiera pisaba Encino al menos que fuera estrictamente necesario. Afortunadamente, nadie lo delataba y agradecía de todo corazón eso, Niall se encargaba de que los negocios fuera del hogar quedarán lo suficientemente perfectos y silenciados para no despertar alertas.

Una de esas veces de visita, era esta, la primera en todo el año y sorprendentemente cerca del inicio de clases. No solían hacer eso, su primera visita en el año era a mitad del primer trimestre durando solamente un fin de semana, o un día y la última visita era antes de las fiestas. Cuando ayer por la mañana lo llamaron se quedo helado, sospechar de algo así era estúpido pero con sus padres era mejor ser preventivo.

Y aquí estaba ahora, leyendo y registrando documentos que le pertenecían a sus padres al ser de sus clientes, según ellos debia ver por su futuro para que fuera a una buena universidad de leyes o contaduría, o mejor aún; ambas. Él no queria ni por asomo ir a ninguna, pero no es como si tuviera opciones.

A sido así desde hace tiempo y el trabajo estaba hecho, sus padres le comenzaron a enseñar sus casos desde que aprendio a leer y a contar hasta cien, siempre fue más adelantado que los temarios escolares mismos pero no por ser un prodigio o un apasionado por el estudio, ellos le obligaban a aprender siendo escasos y nulos las situaciones donde era un niño normal.

Era su único hijo, era normal según ellos.

Solía preguntarse, si ellos tuvieran otro hijo ¿sería horrible para ambos o sólo para uno?

Siempre pensaba de más la respuesta y terminaba por ser igual, el infierno sería el mismo pero la compañía y comprensión de una misma posición, lo haría diferente.

Le hacia mal estar en este lugar, pensaba en cosas innecesarias.
Solto un suspiro cansado alejandose del escritorio, un descanso no le vendría mal, su mente se lo pedía con urgencia pero también sabía que debía seguir aún si estaba al borde del derrame cerebral.

Inevitablemente sus pensamientos fueron hacia su pareja, últimamente su chico actuaba extraño y le preocupaba, desde el último trabajo que hizo a estado muy sumido en su propia mente, no queria presionarlo por lo que pregunto una sola vez y esa vez fue más que suficiente para deducir que era algo que realmente no quería hablar. Al menos no ahora.

No habían discutido por suerte, casi nunca lo hacían y si lo hacían, solían ser estupideces en broma, nada serio ni de que preocuparse.

Pero esto si era preocupante, el estado de su novio lo llevó a pensar que tenía que ver con Johnny Lawrence.

Nada podía afectarlo de esa manera, sólo su progenitor.

El hombre era despreciable, al menos desde su punto de vista.

Abandono a Robby apenas nació, jamás hubo un centavo de su parte para contribuir al menos económicamente en su crianza y ni hablar de sus nulos intentos por contactarlo.

Su ausencia habia marcado a Robby demasiado.

Y por si fuera poco, no es como si su madre fuera mejor por quedarse con él.

Le disgustaba la situación en la que su novio vivía, la odiaba. Si, pasaban la mayor parte del tiempo juntos y sólo Dios sabía cuanto amaba vivir de esa forma con aquel chico del que estaba enamorado pero esto no dejaba de estar mal, Robby debería vivir y tener padres que le den el amor incondicional y el cuidado que todo niño de su edad merece, no tendría que robar y engañar para sacar dinero así poder sobrevivir.

Las veces que trato de ayudarlo económicamente fue negado y otras veces pudo ser aceptado bajo la frase "yo también vivo aqui" aún que su chico contra atacaba con que él mismo se pagaba sus cosas y ya hacía mucho pagando las compras y la comida, el rubio tenía que al menos dejarle pagar el alquiler del lugar.

—señor

—¿ya llegaron?

Él asintió por lo que con un suspiro exhausto de encaminó siendo guiado por el mayor, sus padres lo esperaban en el comedor donde ya estaban apunto de almorzar.

Nisquiera voltearon la vista de sus celulares para saludarlo, viro los ojos tomando asiento lo más lejos posible de ellos.

—madre, padre. Me alegra verlos—saludo sarcásticamente, el maldito teléfono casi les tapaba la cara de lo cerca que estaba.

Y ellos seguían sin apartar la mirada.

—a nosotros también, Oliver, espero hayas hecho tus deberes

Retuvo la mueca que quiso hacer por su tono despectivo, se limito a ver que es lo que comería.

—por supuesto que los hice

—eso espero—esta vez hablo su padre—al igual que espero que ya no estés relacionándote con ese...

A la mierda todo, podía soportar que lo tratarán mal a él pero no a Robby, no a su chico, al amor de su vida.

—¿ese qué?—provoco logrando hacer contacto visual, su padre fruncio el ceño con desagrado.

—ese sinvergüenza que te usa porque eres un niño iluso

Y aquí vamos de nuevo, otra de las razones por las que odiaba venir a esta casa.

Sus padres no aceptaban a Robby como su pareja, no porque fuera un chico sino por los trabajos que hacia y su posición económica y social.

A ellos les valía con quien salía mientras les beneficiará, ya sea con algún hijo de la familia LaRusso o los de algún socio o cliente suyo, no les importaba que fuera gay mientras tuviera buenos gustos según ellos.

—¡él no me usa!

—¡Oh por favor, le pagas hasta la ropa patética que usa!—ahora salto su madre.

Eso era mentira, Robby odiaba cuando le compraba cosas, era una lucha constante para que aceptara sus regalos.

Masajeo su sien sintiendo palpitar su cabeza.

Este seria un almuerzo largo.

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