❝ ˡᵃ ˡˡᵃᵐᵃᵈᵃ ❞
Oliver observo a Robby cocinar, amaba como se movia con gran libertad en la cocina robandole de vez en cuando sonrisas y besos que terminaban en risas, estaba preocupado y no era para menos, su novio era en extremo meloso y aquello le encantaba porque era algo que sólo a él le demostraba pero ese no era el punto, el castaño claro no habia querido separarse de él desde que salio de la oficina de la directora con un rostro fracturado en enojo y tristeza casi marchita.
Apenas llegaron a casa, lo tomo por la cintura y lo sentó en la barra de la cocina mientras hacía el almuerzo.
Todo en completo silencio.
Él odiaba el silencio por los malos recuerdos que le traía y eso era algo que Robby sabia mejor que nadie por lo que se esmeraba en siempre tener un tema de conversación pero ahora sólo estaba ahí, cocinando sonriente robandole besos con una mirada intensa, como si quisiera confirmar que estaba ahí con él.
—bien, basta. ¿Qué paso con la directora?
—nada, sólo llamo a mamá
—Robby...
—y ella no contesto, asi que lo llamo a él. Él si contesto
Oliver abrio sus brazos para recibir a su novio en un cálido abrazo al verlo soltar el cuchillo con el que estaba cortando el tomate, el castaño rápidamente gravito hacía su novio abrazandolo por la cintura, aspirando el tenue aroma a vainilla que siempre estaba impregnado en su ropa, el rubio acarició el pelo suelto del mayor masajeando su cabeza en el proceso.
El Nike sabia bien como el tema de su padre afectaba a Robby aún si él lo negaba, Johnny Lawrence había marcado su vida estando ausente en ella y eso era lo que más le molestaba al Keene.
—¿qué te parece si vamos a acostarnos y pedimos una pizza?—tomo las mejillas de su novio dejando un casto beso en su nariz, el mayor sonrio atontado por ello.
—me parece la mejor idea del mundo—lo tomo desprevenido haciendole soltar un jadeo sorprendido al ser alzandolo por su cintura, instintivamente enrollo sus piernas en él aferrando sus brazos alrededor de su cuello—pareces un koala—se burló haciendo también alusión a sus ojeras.
—ja-ja cuanta risa me da, mueve tu trasero de una vez, esclavo—como pudo le dio una débil patada en su trasero haciendolo reír, sonrio ante eso aun que Robby aún se veia desanimado.
El castaño se acosto boca arriba en el sofa dejandolo a él arriba, acurrucado contra su pecho con sus brazos extendidos hacia arriba al estar acariciando sus mejillas con cariño, sus manos ascendieron nuevamente a su cabeza para darle relajantes masajes en su cuero cabelludo.
—le dije que era un perdedor—comenzó—se sintio bien y a la vez mal, pero fue tan satisfactorio que el malestar se esfumo
—no tienes que hablar de eso si no quieres, cielo
—no. Quiero hacerlo—le dio una media sonrisa estrechandolo más entre sus brazos—no quiero que vuelva a mi vida, no ahora que tengo el control
Oliver sonrió correspondiendo su sonrisa a medias.
—¿seguro que tienes el control?—pregunto con suavidad frenando sus caricias.
No queria verse como un novio controlador o tóxico pero no le gustaban las amistades de Robby cuando estos lo llevaban por mal camino, afortunadamente Robby sabia negarse a sus propuestas ilegales a excepción de cuando se trataba de algún trabajo pues vivia a base de eso y no iba a reprocharselo, era un sobreviviente y lo admiraba tanto como lo amaba por eso.
Pero después de todo, sus amistades eran peligrosas y en su interior sabia que si su novio alguna vez se negaba a hacerles algun trabajo, el bienestar de Robby peligraria.
—no lo sé, no tengo control de lo que siento con él. Aveces quisiera que lo intentara, otras que desapareciera y otras que jamás hubiera existido. Tal vez si nunca lo conocia hubiera sido mejor
—eso nadie lo sabe pero no creo que hubiera sido mejor
—¿no?—levanto la cabeza viendo con confusión a su enamorado.
—no—repitio con una sonrisa cariñosa—porque hay veces que necesitas conocer tu pasado para seguir con tu presente
—pero yo me aferro a mi pasado
—pero lo conoces, amor, lo conoces tanto que sólo debes aprender a soltarlo
—te amo tanto—se sento provocando que Oliver estuviera a horcadas sobre él, ambos se sonrieron con el brillo peculiar del amor en sus ojos.
—yo también te amo, Robby
Compartieron un suave beso que hizo sonreir al mayor.
—bien, voy a pedir la pizza
—nop, ire yo, tu quedate aqui y busca una película o algo para ver—beso rápidamente su mejilla para irse a buscar su celular asi llamar al local.
Keene observo a su novio con fascinación, con calidez en su corazón, era afortunado de tenerlo a su lado, desde que Oliver llego a su vida todas sus desgraciadas pasaron a segundo plano y es que se había centrado tanto en el bienestar de su rubio que su vida ya no tenia relevancia. Aquello siempre era motivo de regaño, Oliver lo ayudaba cada vez que se abría a hablar de sus problemas y sus sentimientos siendo esas veces escasas, no le gustaba hacerlo, no queria preocuparlo por estupideces pero a la mala aprendio que asi hacía lo opuesto por lo que se abria a él aun si fueran dos minutos o diez horas, Oliver lo escuchaba y ayudaba en lo que podia, distrayendolo o aconsejandolo, su chico hacia todo por él.
Amaba que Oliver le diera su tiempo para todo, que no lo presionara, que lo amara sin tener todo el cuento.
Haria lo que fuera por él, por eso se superaba, por eso hacía lo que Oliver quería y lo único que Oliver queria es que con el mismo esmero con el que velaba por su bienestar, que velara por si mismo y eso estaba haciendo, o bueno, eso intentaba.
El rubio era el único que verdaderamente se preocupaba por él, que queria que tuviera una vida, que superara sus traumas, que sanara.
No fue difícil amar a quien sacaba lo mejor de él y le enseñaba a sacar lo mejor de si mismo.
—te amo...
—eso ya lo dijiste—comento divertido sentandose a su lado, el castaño rápidamente paso sus brazos por sus hombros—y ya te dije mi repuesta
—pero me gusta cuando lo dices, dilo de nuevo—hizo un puchero en gesto de berrinche.
El rubio rodo los ojos sin perder su sonrisa.
—yo también te amo
—otra vez—insistió como niño pequeño.
—si, no. Eso no pasara—rio al verlo próximo a hacer otro berrinche.
La frialdad ya no existia desde que Oliver llego a la vida de Robby.
Y la soledad era cosa de ayer desde que Oliver conoció a Robby.
Ambos fueron una bendición en la vida del otro y eso estaba bien.
Todo estaba bien, hasta que Johnny Lawrence abrio Cobra Kai y decidió ser padre de otro niño que no era su hijo.
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