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Una mirada al pasado parte II.

Seokjin, un pasante en Licenciatura en Educación, quiere trabajar en una universidad prestigiosa en Seoul, claro que, lo habían rechazado, la excusa de la escuela fue que no tenía las referencias necesarias para poder comenzar a ejercer su carrera. Decepcionado, regresó a su departamento, entró topándose a su madre en la cocina, estaba feliz, tarareando una canción mientras cocinaba.

Sonrió enternecido. Quitó sus zapatos, para después colocarse sus sandalias cafés —Ya llegué mamá —se acercó a ella, depositando un tierno beso en su mejilla.

—Hola cariño, ¿cómo te fue? —preguntó con cierta emoción.

—Me dijeron que me faltaban referencias —se sinceró con su madre.

La señora Kim, frunció su ceño unos segundos pero después su rostro de volvió a iluminar —Tranquilo, cariño, ellos se lo pierden —sonrió dándole ese apoyo moral que nunca le ha faltado a Seokjin.

✧✦✧

Después de platicarle todo a su madre, ella tuvo que irse, ya que el padre del castaño saldría pronto de trabajar e irían a cenar, como todos los viernes, solo ellos dos. Dejó algo de comida para su hijo. Jin, dejó salir a sus hermosos petauros de azúcar, le pidió de favor a su madre que cerrara bien las ventanas antes de irse, ella lo hizo pero no se fijó de la pequeña abertura de la ventana del baño del departamento de su hijo.

Dejaba que jugaran, pero en un momento de distracción, mientras él miraba su teléfono, Eomuk vio la abertura y por curioso, se salió por ahí. Edong llegó a sus piernas.

—¿Y Eomuk? —le preguntó a su pequeño petauro. Claro que sabía que no le contestaría pero aún así, le gustaba hablarles.

Se levantó para buscarlo, al no verlo encima de su cama fue a la sala nuevamente. Pasaron dos minutos, Seokjin estaba con los nervios de punta, casi, no, mejor dicho, ya había puesto de cabeza su apartamento.

La desesperación lo habían invadido, hasta que fue a ver el baño, dándose cuenta de la ventana abierta, algunas lágrimas de alivio y preocupación rodaban por su mejilla.
Colocó a Edong en su jaula, se aseguró que quedara bien cerrada, le dejó algo de comida, y salió disparado a buscar al otro petauro.

✧✦✧

—¡Nos vemos Nam! —se despidió de él su amigo.

—Nos vemos mañana, Jimin —de igual manera de despidió.

Namjoon caminaba tranquilamente en el parque, que estaba a unas cuadras de su casa.

Llevaba un bolso, eran las cinco de la tarde aproximadamente. Tomó asiento en una de las bancas, del bolso que traía, sacó su libro de una de las sagas que más le encantan, "Prohibido". Cada vez que tenía tiempo libre salía a leer alguno de los libros, aunque ya lo haya leído demasiadas veces. Siempre le causa curiosidad, intriga y empatía.

Además, aún está en espera de que el tercer libro llegue a sus manos, ya quiere saber como finaliza esa historia.

Mientras leía, sintió que algo aterrizó en su hombro, algo asustado se levantó rápido, dejando ver así, a un lindo petauro, que había saltado de su hombro a la banca.

El peligris ladeó su cabeza. Se acercó al animalito —Hola amiguito, ¿te perdiste? —con algo de temor por ser mordido, acercó su mano al petauro.

Por suerte, este no lo mordió, de hecho, justo después de haber sido acariciado, trepó por sus brazo hasta llegar a su hombro.

—Ven, vamos a casa. Ahí te ayudaré a buscar a tu dueño —sonrió.

Con cuidado recogió todo. Caminó de nueva cuenta a su hogar, su padre es fanático de los animales, no por nada es fundador de la veterinaria más querida de su vecindario.

Al llegar, saludó alegremente a su padre.

—¿Cómo te fue Namu? —preguntó interesado.

—Bien, pero me topé con este pequeño —le mostró el petauro.

—Ese es un hermoso petauro de azúcar, Nam, ¿dónde lo encontraste? —preguntó mientras lo tomaba en sus manos.

—En el parque, cayó en mi hombro —le contó.

—Su dueño debe estar preocupado, deberíamos subirlo a la red, por si su dueño lo busca, lo encuentre más rápido —su padre en verdad se preocupaba por cada animalito, incluso quiso que su hijo estudiara lo mismo que él para trabajar en la veterinaria pero a Namjoon no le llamó la atención.

Es verdad que ama a los animales pero no sería capaz de estudiar la misma carrera que su padre.

—Tienes razón —sacó su teléfono.

Le comenzó a tomar fotos con su teléfono, eligió las mejores, entró a sus redes y comenzó a subir las fotos. Sus compañeros de escuela y Jimin comenzaron a compartir la publicación.

Namjoon solo esperaba que su dueño estuviera buscándolo...

✧✦✧

Las horas pasaban, la desesperación de Seokjin no se iba, ya había subido a su animalito, con las letras de SE BUSCA. Sus amigos le ayudaron a compartir la búsqueda, su madre se sentía terrible, sus padres estaban con él, vinieron en cuanto el castaño les llamó.

Ahora estaba recostado en su cama, mientras observaba a su otro petauro, quien, parecía entender la situación, por que al ser el más imperativo de los dos, ahora estaba tranquilo.

—También lo extrañas, ¿no es así? —le preguntó. Algunas lágrimas traviesas resbalaron por su mejilla.

Su teléfono comenzó a sonar, era su amigo Jungkook, se secó las lágrimas y contestó la videollamada.

Hola Seokjin Hyung, tengo buenas noticias —sonrió haciendo que sus ojos desaparecieran.

✧✦✧

Al día siguiente, fue a la dirección que le había dicho Jungkook, pues él había visto la publicación de Namjoon y se trataba del mismo petauro.

Él y Namjoon habían acordado verse en la veterinaria, con el aviso que no iría Jeon, sino, el dueño del animalito.

Seokjin bajó de su auto, rápidamente se dirigió a la puerta, pero antes de siquiera tocar, de ese lugar salió un joven, vestía pantalones de mezclilla, camisa blanca encima una de cuadros color rojo y negro, junto a sus tenis blancos.

"El chico es guapo", pensó Seokjin, pero no era tiempo para eso, caminó hasta estar enfrente del chico, dándose cuenta que él, era más alto que el piel canela.

—Hola, disculpa, ¿tú encontraste a mi petauro? —preguntó lo más tranquilo que pudo.

—Claro señor, está adentro —contestó amable.

Si no fuera porque le dijo señor, Jin no hubiera fruncido el ceño.

—No creo que haya mucha diferencia entre tú y yo —dijo sin pensar.

Namjoon lo miro extrañado —Tengo 17, ¿usted qué edad tiene? —bueno, si era algo de diferencia.

—20 —contestó—. Aún así, por favor, no me digas señor —pidió amablemente.

Namjoon soltó una risita que a la vista de Seokjin fue encantadora.

—Pasemos, joven —dijo para después reírse más.

✧✦✧

—¿Qué película quieres ver, amor? —preguntó Jin mientras veía llegar a su novio a la sala con un balde lleno de palomitas.

—La que tú quieras —alzó los hombros, se iba a sentar al lado del castaño, si no fuera porque este lo tomó de la cintura, obligándolo a sentarse en su regazo.

Y por consecuencia, tirar algunas palomitas.

—Te quiero cerca de mi... Siempre te quiero cerca de mi —Jin sonrió, mientras Namjoon mostraba sus hoyuelos, unieron sus labios.

—Te amo Kim Seokjin —sonrió.

—Yo también te amo... joven Namjoon —bromeó un poco.

Así se la pasaron toda la tarde, viendo películas, mientras revisaban al petauro, que es casi como un hijo para ambos y la razón por la cual... ellos se conocieron...

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