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Ch5 Danza de los espíritus

En la época de primavera los bosques de la Patagonia se llenan de flores y vida y conforme se aproxima el invierno las hojas de tornan naranjas y rojas. Hasta el fin del verano la mayoría de los árboles todavía conservan su verde follaje. Las lengas o robles de la Tierra del Fuego, son árboles enormes que dan sombra y apenas se siente el paso del tiempo cuando una persona se interna en el bosque. El brillo plateado y dorado reflejado en el espejo de agua de los riachuelos que desembocan en el lago Nahuel Huapi son la señal principal de que está atardeciendo cuando Clementina y Miguel se internaron en el bosque.

La tierra negra y hojarasca ocasiona que los suelos fueran ricos en nutrientes y es así como un manto verde cubría el camino que Clementina y Miguel seguían a través de la montaña, alejándose de las vías principales de Bariloche para entrar en el parque nacional.

Miguel estaba punto de desfallecer cargando la parafernalia que Clementina le encargó. Internamente ella se divirtió mucho al dejarlo cargar con las cosas, y se la pasaba bien verlo sudado y tratando de mantener la compostura. Mientras ascienden Clementina dice ―Está por anochecer. Si queremos quedarnos a acampar y buscar espíritus en lugares más recónditos tenemos que buscar equipo de acampar.

La cara de Miguel en dicho momento era un poema que Clementina jamás olvidaría. Ella trató de ocultar su sonrisa caminando más rápido que él hacia el claro que estaba adelante. 

Frente a ellos se encontraba un círculo casi perfecto de hierbas y flores silvestres de colores rodeado de imponentes lengas. En el centro estaba un tótem de madera, un rewe, conocido como el punto de reunión del machi y los espíritus. Sin embargo, el tótem lucía un poco diferente pues tenía varios grabados en tonos rojos y negros.

Miguel se sentía como un turista viendo como Clementina movía diestramente las cosas que a él le costó traer a la montaña. Además de leña para una fogata, ellos tenían un tambor de madera, una trompeta, varias hierbas y un pequeño incensario y algo de ropa ceremonial para él.

Clementina le dio algunas guías mientras le acomodaba un manto con un alfiler plateado ―Cuando escuches el sonido de mi ocarina, tienes que tocar la trompeta, es sencillo, sólo trata de mantener el tono uniforme. ¿Recuerdas la canción de sanación?

Miguel asintió con la cabeza, deseando moverse, pero sin poder hacerlo.

El ligero aroma a flores del campo los envolvía, pero pronto fue reemplazado por el sahumerio que empezó a quemar. Una vez que el fuego estuvo encendido Clementina se sentó junto al tótem y empezó a cantar, usando su tambor, para marcar el ritmo. Miguel la imitó y poco a poco la música empieza a tener sentido para Miguel y empieza a sentirse más y más relajado.

Clementina lo miró de reojo y le dijo ―Relájate, es el efecto del sahumerio. Necesitamos estar en sincronía así que en unos segundos empezarás a ver las cosas como yo las veo. Es temporal. Sólo respira, todo va a estar bien.

Tras decir esto, ella deja de usar su voz y pone la ocarina en sus labios, los sonidos empiezan a envolver el ambiente alrededor de ellos. Poco a poco las hojas de los árboles empiezan a sonar con el viento, primero como un rumor, luego como un estruendo, luego con un ritmo similar a la canción. Miguel también se siente afectado y ahora su ritmo tocando la trompeta sigue el mismo de Clementina.

De manera simultánea los colores de la vegetación parecen avivarse, al ritmo de la música las plantas cambiaron de color entre intensos azules y vivos rojos, sólo para desaparecer inmediatamente entre juegos de verdes y amarillos intensos. La paleta de colores era vibrante y Miguel sentía como si viera el mundo por primera vez. Todo era realmente hermoso, las flores, los árboles y el cielo sobre ellos estaban formados por motas de colores brillantes.

Miguel pensó "Este era el mundo visto a través de los ojos no humanos. El mundo que Clementina puede ver".

Miguel se dio cuenta que el viento que empezó a formar una corriente de vivos azules y naranjas alrededor de Clementina y una serie de formas humanoides y animales empiezan a acercarse. Miguel había visto varios de ellos en libros ilustrados de leyendas: serpientes y ratones con plumas, cisnes y zorros con colas adicionales y cuernos, todos empiezan a salir del bosque poco a poco. Clementina apenas si pestañea ante ellos. Los espíritus del bosque han aceptado hablar con la machi weye.

Mientras los últimos rayos de sol desaparecen, estos se transforman en pequeñas esferas de luz que danzan en el claro en un ritmo similar de altos y bajos a la de la ocarina. Varias se acercan y juegan con el cabello y vestido de la machi weye, Clementina sólo les sonríe y los deja hacer. En los textos de los mapuches a estos espíritus se los llama Anchimallén.

Poco a poco las motas de luz se alejan de Clementina para ubicarse a los bordes del claro formando un camino hacia el exterior. Algo se aproxima, Miguel y Clementina pueden sentir que esta presencia es imponente pues ahora las hojas del viento ya no siguen la música sino el ritmo de los pasos de la criatura que es rodeada por la luz de los pequeños espíritus.

Poco a poco la luz se acerca al lago. En medio de los brillantes destellos, la forma de una hermosa mujer desnuda de cabello plateado largo y piel pálida sonríe al ver a Clementina. Parece estar muy feliz al verla y la toma de las manos haciendo que Clementina deje el tambor de lado. Lentamente, la mujer de formas perfectas abraza a Clementina con ternura y acaricia su rostro con sus manos. Luego le da un beso en la frente y desaparece.

El claro queda sumido en la oscuridad.

―¿Qué fue eso? ―pregunta Miguel mirando a la dirección donde estaba Clementina, aunque no puede distinguir claramente su expresión.

Ella contesta con voz satisfecha ―El sumpall guardián del lago, nos da la bienvenida a su territorio. Podemos empezar nuestra investigación.

―¿Te dijo algo? ―consulta Miguel.

―Sólo que estaba triste porque ya no tenía con quien hablar, que había visto algunos humanos malos recientemente, pero que se alegra que haya venido ―dijo Clementina.

Segundos atrás el lugar estaba lleno de vida, ahora todo era silencio. Poco a poco los cantos de ranas y grillos se escucharon. Todo volvía a la normalidad, pero el corazón de Miguel seguía acelerado.

―Clementina, ¿te importa si descansamos un momento aquí antes de bajar? ―pregunta Miguel.

―No hay problema, yo también necesito recuperar fuerzas ―contesta ella y se dejó caer en el pasto. 


Notas del Autor:

Por consejo de una amiga voy a tratar de añadir notas con links a distintas criaturas y animales que posiblemente los lectores no conozcan.

1 Lenga, roble de Tierra del Fuego, haya austral o roble blanco, es un árbol de la familia de las Nothofagaceae. Es una especie representativa del bosque andino patagónico del sur de Argentina y de Chile. https://ecuador.inaturalist.org/taxa/465366-Nothofagus-pumilio

2. Anchimallen es descrito como un ser pequeño que se transforma en una esfera que emite una radiante luminosidad como si se tratara de una centella https://archive.ph/20190821144532/https://luxveritatem.wordpress.com/2009/04/20/el-anchimallen-el-duende-de-los-mapuches/ 

3. Sumpall. en resumen son sirenas mapuches. &ab_channel=KaliCthulhu

4. Rewe. totem ceremonial. http://www.mapuche.info/news02/merc010704.html

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