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Ⅹ: Dedalera homicida

¿Cómo o de qué manera debía enfrentar el hecho de desconocer a la persona que ama y a quién ha aprendido a reconocer por medio de los gestos o expresiones que para los demás pasan desapercibidas, pero para él significaba todo un mundo entrañable que descubrir?

¿Por qué la lejanía del cuerpo contrario lo desestabilizó hasta el punto de dejarlo desprotegido y abandonado? ¿Por qué su único enfermizo anhelo era volver al refugio de sus brazos así estos tuvieran espinas que sólo podían lastimarlo más de lo que ya habían hecho?

Dudas que en su mente estuvieron circulando durante la noche y que lo tuvieron despierto gran parte de esta casi hasta la entrada de la madrugada, en medio de una habitación ajena y sin la calidez de la propia, en un lugar nuevo que se le fue designado por SeokJin, siendo la primera persona a la que acudió al salir de la bruma de sus pensamientos.

Y él sin cuestionar o indagar más en la somera excusa que le dio, lo llevó a la parte ubicada en el centro residencial, en el que habían unas pocas habitaciones vacías, las cuales utilizaban cuando alguno de los pacientes discutía con su acompañante de cuarto y la distancia era la única solución viable en el momento, además eran asignadas para aquellos que debido a la gravedad de su cuadro patológico precisaban de una mayor vigilancia.

―Jin me informo que pasaste la noche en las habitaciones de descanso ―comentó YoonGi sentado frente al azabache, que desde que llegó a la consulta se mantuvo en absoluto silencio.

Por lo cual intervino con un comentario inofensivo pero con el que comenzaría a dirigir la sesión que JungKook necesitaba. Después de todo no hubiera ido allí sin estar asignado en su cronograma si lo que tenía por decir no fuera lo suficientemente urgente para no esperar hasta el día siguiente.

Necesidad que cumplió al reorganizar con su asistente el espacio que le estaba cediendo a JungKook, él era importante y más aún por lo que creía iba a contarle.

―Discutí con TaeHyung y no quería tener que compartir el mismo espacio que él, aunque sea solo por una noche ―explicó no muy seguro del rumbo al cual quería ir en la sesión que adelantó con su psicólogo.

De la misma forma en que surgió la idea de pedir una de las habitaciones de reposo disponibles, también lo fue hablar con su psicólogo lo más pronto posible, porque se sentía en el máximo grado de ebullición antes de explotar y derramarse por la presión del fuego que lo estaba sometiendo por acción y gracia de la contradicción que ensombrecía cada pensamiento.

Hasta que la mañana arribo y con ella la confianza emergió de entre la penumbra boscosa que reclamaba su interior, allí entre la humedad y el frío del bosque neblinoso, siguió un pequeño destello que lo llevó a encontrar un pequeño pedazo de cristal perteneciente a su ser, que lo impulsó a recobrar la independencia que una tragedia le robó y deteniendo la cuenta que lo tenía paralizado sin hacer nada más que quebrantar su estabilidad y otorgar su autonomía por el temor de lo que vería.

―¿Ese es el motivo de esta terapia Kook? ―en definitiva le sorprendió la información que el rubio le compartió como parte del protocolo, no obstante, concluyeron que algo más que solo una discusión sucedió entre ellos dos hasta el punto de evitarse y dormir alejados uno del otro.

Un presentimiento que compartieron en el anuncio que muy pronto se revelaría.

―En ese momento que le pedí a Jin que hablara contigo en la noche, creí que era mi única razón y la más importante pero ahora hay mucho más que solo una discusión de pareja ―manifestó el reciente acuerdo que llevó a cabo hace tan solo unos minutos atrás, cuando tomó asiento en el sofá de textura tan reconocida que lo recibió con gran familiaridad y le trajo de vuelta las ilusiones que allí hace mucho depósito.

Y fue como modificó su decisión y comprendió que lo sucedido la noche anterior, le correspondía a TaeHyung y a sí mismo hacerle frente a una posible solución a un conflicto que en ellos se posó y por acción misma debería disolverse. Como pareja debían hallar la forma de superarlo, porque después de todo era la relación de ambos y no deberían de precisar de la ayuda externa hasta que lo intentarán resolver por mutuo acuerdo.

Si fracasaban irán en búsqueda de una guía colmada de sugerencias, más no un plan a seguir que alguien considere apropiado. Porque deberían de elegir desde su relación lo que era oportuno en el momento y el futuro próximo hacia el que caminaban.

―Lo comprendo Kook ―dijo YoonGi―. A veces esos conflictos que surgen pueden enfocar la atención en otra situación que es más apremiante.

―Tienes toda la razón, incluso cuando venía hacia acá solo me imaginaba llorando en compañía de la caja de pañuelos que siempre ofreces y que yo me niego a usar hasta que... ―fue interrumpido por la mueca en el rostro del peligris que le pedía omitir el tan acuoso detalle y solo porque no quería molestarlo lo dejo pasar, por esta vez.

―Conmovedora anécdota JungKook ―el sarcasmo fue evidente en su voz.

―Y como venía diciendo ―retomó la palabra después de una pequeña risa compartida―. Al sentarme aquí un deseo primo sobre el otro, y me devolvió la razón por la cual debo luchar, una que me trajo hasta aquí y que acepte por mi familia.

―¿Es sobre el accidente? ―supuso el psicólogo.

―Tuve otra pesadilla, pero no sucedió lo mismo que en las veces anteriores en que mi trauma ha vuelto, no, esta vez si bien inició con un escenario similar al que se le añadió una persona, el siguiente que tuve a ese era la continuación de ese mismo escenario ―explicó decidido a enfrentar lo que recientemente su mente y sus recuerdos le permitieron ver; con la esperanza de que no fuera en vano lo que estaba dispuesto a confesar.

―¿Dónde estabas ubicado en esta ocasión? ―preguntó YoonGi.

Cuestión que dio inicio al relato de lo que había sucedido, de los nuevos elementos en el espacio y las señales que no sabía qué significaban, pero reveló todo sin ocultar nada, sin dejar nada atrás así no tuviera sentido, confiaba en su psicólogo que le brindaría la ayuda necesaria para conseguirlo.

―¿Cómo te sentiste en ese momento, fueron las mismas emociones o pensamientos que en el primer momento? ―indagó sabiendo que la desesperación de JungKook apuntaba a la pregunta final que aún no se atrevía a hacer.

―Eran similares, aún sigo sintiendo terror por lo sucedido, por el accidente, pero este miedo es dirigido a esa persona que está en el asiento del conductor, él se lleva toda mi atención ―manifestó―. Y en esta ocasión el sentimiento de pérdida fue aún mayor, porque al estar de frente podía ver su estado y que estaba totalmente inconsciente y fue ahí donde la desesperación me ahogo, ―todavía le era difícil reconocer la mayor confrontación que tuvo o lo que tanto deseo por obtener.

―¿Qué querías Kook? ―preguntó para incentivar a JungKook a seguir hablando.

―Al llamarlo a él y pidiendo por algo de lo que no tengo claridad, porque nunca me sentí tan desesperado como lo estaba al ver que no respondía ―su voz quebradiza lo silencioso después de enunciar lo que tanto temor le dio al reconocer el anhelo que estuvo presente hasta que TaeHyung lo vio, y en sus orbes ámbar recobro la cordura y se arrepintió de lo que pidió.

Una fantasía que llegó de forma paralela con el arrepentimiento al comprender el daño que le haría a su pareja y a su familia si no estuviera o si de un momento a otro su existencia fuera aniquilada, y no podía verse a sí mismo erradicando su vida y menos por una razón que ni conocía.

―¿Y si ahora piensas en la misma idea lo harías? ―retó el psicólogo para obtener la seguridad acerca de lo que JungKook llegaría a hacer en un futuro cercano.

―¡No! ―exclamó negando efusivamente con sus manos―. En ese instante fue lo que pensé en medio del sueño, pero al despertar y ver mi realidad comprendí que así como yo me sentí al verlo a él morir, tal vez para mi familia sería igual y no quiero ocasionarles mayor dolor, ya es suficiente con que esté aquí ―recordó el incentivo que lo llevó a querer ingresarse en el hospital y es por esa razón que estaba aquí con YoonGi, poniendo su progreso en lo alto de sus prioridades.

―Sabes que ante cualquier variación que consideres en especial al provenir del sueño que has tenido, debes comunicármelo así como lo estás haciendo, en verdad, es un orgullo para mí que me estés diciendo todo lo que ha ocurrido.

››Es un gran pronosticó que recuerdos ligados a la noche del accidente, ahora los puedas expresar e incluso analizar sin descomponerte, a la vez que comparas lo vivido en el recuerdo presentado en medio de tus sueños con lo que ves aquí y ahora, en la realidad que resides.

―Me enfoco en avanzar y estas últimas semanas sumado al esfuerzo de mis sesiones de relajación, he conectado mucho más con mis aflicciones ―explicó―. Pero esa es la duda que tengo y que graciosamente NamJoon también refirió, y dijo que lo que vi o lo que estoy viendo en mis sueños va más allá de una pesadilla o una construcción onírica de mi mente. Y ambos hablan de un recuerdo ¿Por qué? ―una coincidencia que halló en sus palabras y no podía ser que ellos dos le dijeran lo mismo, aunque YoonGi solo lo nombró una vez sabía que no era una equivocación o un error en la referencia del término implementado, así que si lo decía era por una razón. Tal vez la misma del pelirosa, que aun sin los estudios en psicología o psiquiatría, disponía de un valor agregado, aquel que nace de la experiencia de lo que ha vivido.

Simultáneamente YoonGi comprobó una vez más que se estaban dirigiendo a la etapa final del tratamiento y que la guía que tejieron alrededor de JungKook si estaba dando mayores indicadores positivos que las ocasiones anteriores en que fallaron.

―Como ya lo hemos hablado, a partir de los recuerdos disociativos que traen al presente lo que ya hace meses viviste y que sé que no deseas escuchar de nuevo ―bromeó―, lo que tu mente ahora hace es proyectar lo que yace reprimido en el inconsciente, allí cada experiencia que no se gestionó e integró de la mejor manera esta olvidada y alejada como si no existiera, sin embargo, no se puede borrar aquello que en la memoria no está, la cual tiene la capacidad de eliminar la información y experiencias vividas si no son importantes o que no se han recordado en mucho tiempo.

››Es un sistema que se renueva constantemente al tener una capacidad límite de almacenaje dentro de los parámetros normales. ¿Pero qué pasa cuando esta capacidad desconoce lo que hay más allá de sus dominios? El inconsciente le niega la posibilidad a la consciencia de aquello que oculta, pero no lo hace de gratis, sino que desde las heridas que guarda el sujeto comenzara a actuar a través de los asuntos inconclusos que lleva en su interior, y que en determinado momento comenzaran a salir a la luz, al foco de la atención y es lo que ahora te está sucediendo Kook.

››Están llegando esta serie de imágenes vívidas del origen del trauma que a su vez están arrojando elementos que debemos ir identificando para saber si son parte de las incoherencias de los sueños o si esta persona que está allí e incluso los sentimientos desconocidos que has experimentado tienen una base real de lo que tu psique te ha hecho olvidar momentáneamente para que puedas sobrevivir psicológicamente hablando.

La revelación se volvió tan clara como el agua estancada que durante tanto estuvo ocultando el reflejo de JungKook y solo arrojaba una somera imagen borrosa y que en ocasiones rehuía de su mirada. Una que ahora se esclarecía y modificaba el semblante que por años lo domino.

―¿Así que poco a poco iremos conectando con esas memorias olvidadas? ―curioseo JungKook.

―¿Estás dispuesto a hacerlo Kook? ―indagó por una respuesta que ya conocía y que se estaba gestando sin haber presionado para que sucediera.

―Si he llegado hasta aquí no creo que sea el momento de retroceder ―respondió el azabache con tanta seguridad, una que recién despertaba.

La valentía radica en la acción de enfrentar lo que inició como un obstáculo hasta erradicar por completo la confianza, un devenir experiencial que tiende a volver al comienzo mismo en el que fue fundado.

JungKook lo comprendió luego de establecer unos últimos acuerdos e indicaciones con su psicólogo y con un gran sentimiento de calma habitando su cuerpo, la terapia finalizó y como parte de las ironías de la vida la presencia que fue la manzana de la discordia entre su pareja y sí mismo, sonrió tan espléndidamente que terminó por erradicar cualquier duda o recelo a evadir su presencia, todo para complacer de cierta forma a TaeHyung y así aliviar la minúscula culpa que desde la noche anterior no lo dejó respirar en paz.

Todo hasta que con una leve indicación de la cabeza contraria, siguió sus pasos en un silencio sórdido en el que aún no debía revelarse nada.

―Me enteré que pasaste la noche en las habitaciones de descanso ―expresó NamJoon, una vez ambos se sentaron bajo uno de los árboles del gran patio que era acariciado por los rayos del sol que hoy entre las nubes lograba filtrarse.

―Discutí bastante con TaeHyung y lo que menos quería era verlo, y creo que la sola confesión de lo que estoy diciendo es aún más fuerte que mi pelea con él ―declaró el azabache asombrado de su propia revelación, una que hasta ahora no le había dado mayor definición que el vago sentimiento que deshecho rápidamente por el posible remordimiento que podría atacarlo.

Sin embargo, para mayor sorpresa el haberlo manifestado se sintió como un alivio, una inhalación de perdón que la cálida sonrisa de NamJoon le concedió. Probablemente la presencia contaría y en particular la de él, representa todo aquello que llego sin desearlo de forma consciente, pero sí respondiendo a las palabras silenciadas que ahora se escurría entre las brechas de sus defensas para ser tomadas por las luminiscentes manos opuestas que con paciencia lo recibirán en cada caída.

―No está mal que como pareja en ocasiones quieras no verlo o tenerlo a tu lado a cada momento del día, no siempre este hecho debe tener una explicación o un antecedente como la discusión que tuvieron, sino como un deseo de autonomía, un respiro para conectar contigo, porque después de todo lo más importante no es que necesites su compañía sino que quieras compartir la tuya con esa persona, como extensión de una realidad colectiva que construyen entre ambos, sin que uno trate de dominar al otro o coaccionar sus decisiones ―enunció con un hondo suspiro que abandonó sus labios para ver en la lejanía el reflejo de su persona amada y con quien hasta ahora formaban un dúo que esperaba una victoria después de tantas desdichas y aflicciones.

―¿Tu silencio debería asustarme o ya te aburrí con lo que dije? ―bromeó el pelirosa causando una tímida sonrisa en JungKook.

Que si tuviera que describir la aglomeración de diversas sensaciones que se ramificaron por su cuerpo al atender a las palabras mencionadas por NamJoon, lo asemejaría al gozo y la fascinación cuando un descubrimiento que se codicio por tanto tiempo, llegaba formado cuerpo y hueso en una persona.

Si tuviera que definir a Kim NamJoon lo haría como el discernimiento volátil que la existencia arroja sin preguntar y que te roba el aliento para convertirlo en filigranas de cristal que marcan un solo destino.

Uno que seguía voluntariamente para descubrir el pacto que hace tiempo se había hecho a sí mismo hasta olvidarlo.

―Siempre me dejas sin palabras a la vez que me inspiras a creer en la pureza del amor y como debería ser una relación ―manifestó inspirado y orgulloso por la pareja de su mayor, una que sin conocerla se llevaba su admiración por la relación que tenían y que NamJoon en cada oportunidad que podía hablaba sobre algo que a su novio le gustaba o como en estos momentos que lo aconsejaba desde la experiencia sentida.

―No digo que mi verdad o mi forma de verlo sea la única que debes conocer, sin embargo, la esencia diáfana del amor está en la creación que posibilita, una que no lastima, una que no reprime y una que no castiga, y todo lo opuesto al libre acto de amar que desintegre y lastime maquiavélicamente es la antítesis de la vida, el odio y la maldad ―fue inevitable no sonreír ante la ilusión que los orbes obsidiana le dedicaron en la más pura y tangible admiración que su menor desde el comienzo le ha tenido sin saberla identificar.

―Es un ideal, uno inamovible que me dirige, uno que he encontrado en mi familia y aquellos amigos que a mi lado siguen y a quienes aquí he descubierto ―dijo precisando sus últimas palabras para ser comprendido por el pelirosa―. De la misma forma en que quiero que mi relación con TaeHyung sea un reflejo de lo que somos y que aun cuando las peleas lleguen, ambos descubramos cada vez más de la persona que tenemos delante y la inspiración que en los oscuros momentos podemos hallar si estamos dispuestos a lograrlo.

―Tus palabras me recuerdan a mis mejores amigos ―la melancolía ensombreció el tono grave de su voz y las lágrimas ardieron en sus ojos al sentir su presencia como un remanente que cada día se cernía con intensidad en especial cuando los veía a ellos y el reflejo de lo que fueron y que en el trayecto salvaje se perdió.

―¿Ellos han venido a verte? ―preguntó con ilusión y curiosidad al saber más sobre la vida de NamJoon y porque un leve matiz de aflicción empaño su clara mirada marrón.

Cuanto desearía NamJoon decir la verdad acerca de una pregunta sencilla de responder, solo que al contemplar la posibilidad el escozor en sus ojos regresaba y la afonía tensaba sus cuerdas vocales, prohibiéndole sincerarse y pidiéndole perdón al cielo por lo que tenía que seguir haciendo. Aunque se sentía agradecido de poder estar contribuyendo para rescatar a uno de ellos, porque para el complemento opuesto ya la mortalidad lo había abandonado hace tiempo.

―No Kook ―suspiró con añoranza, una que comenzó a arrojar los diversos recuerdos que en su mente residían con vitalidad―. Por más que quisiera verlos ya no es posible ―aún era un inútil ante la desolación que visita su pecho cada que sus memorias son evocadas por acciones tan fugaces como la mirada obsidiana que lo veía con la mayor comprensión que llegaría a conocer.

¡Por favor, su alma perecerá si otro fracaso más lo unía al inicio del ciclo perpetuo al que ya no quería seguir sometiéndolo, esta sería la última penitencia!

―¿Se alejaron? ―cuestiono él con el temor de saber la realidad que robaba la felicidad que en los orbes contrarios siempre estaba en un reflejo que al mundo le dedicaba, pero que en el fondo encubría su desgarradora verdad.

Una que presentía no querer conocer, porque las alarmas en su mente se prendieron por lo que llegaría a descubrir si seguía el camino que ya había decidido conocer.

―Créeme Kook que daría lo que fuera y lo que tuviera en mis posibilidades aun cuando el mayor intercambio fuera mi vida lo haría, todo por ver a uno de ellos y rescatar al otro que está perdido en la realidad ―su voz quebradiza reveló cuánto le afectaba hablar de una experiencia que aún no superaba, no cuando al despertar cada día esa inolvidable sonrisa le alegraba sus días, no cuando de forma trágica dejó de escuchar su voz una que mentalmente revivía para mantenerlo a su lado.

Era la única forma de rememorarlo en su vida.

―Que su recuerdo y lo feliz que fuiste con él permanezca en la silenciosa promesa que le harás para salir de aquí ―JungKook solo quería tomar la espesa amargura de NamJoon y hacerla suya.

―Mantener su recuerdo a través de la felicidad que le daba a mi vida ¿Cierto? ―pregunto cómo un niño perdido que buscaba indicaciones para saber a dónde ir.

No obstante, en esta situación no había forma alguna de recobrar la existencia pasada.

―Quisiera saber porque mis palabras te recordaron a ellos, pero ahora solo quiero que me cuentes el más bonito de tus recuerdos a su lado ―pidió con inocencia tratando de deshacer el aura rebosante de soledad y secretos escabrosos que debían seguir resguardados.

―Solo porque eres tú, responde a ambos pedidos ―confesó―. Los recordé porque ambos eran pareja, una que con solo verlos podías sentir el inconmensurable amor que se tenían ―relató asegurándose de tener la atención de JungKook que lo apuro a continuar con su cálida sonrisa―, una adoración que se manifestaba cada que se miradas se encontraban o cuando hablaban del contrario en su ausencia.

››La devoción en sus actos y decisiones eran elegidas considerando el bienestar ajeno y el propio, siendo la mayor evidencia del compañerismo y elección que en una pareja debe estar presente, y de ellos dos fue que aprendí a amar a partir de lo que soy y de lo que seré como persona; porque quien va a ser mi pareja no debe someterse a mis traumas, porque algunos de ellos son más tolerables que otros y es cuando decides evolucionar y transformarte sin perder tu esencia.

Se detuvo atesorando las emociones que las dulces palabras dejaban en su boca como un elixir del cual volvía a beber después de la sequía a la que se sometió voluntariamente.

―Ellos significaron más de lo que en ocasiones quiero admitir, porque aunque eran jóvenes, ambos construyeron y personificaron la esencia del amor y como esta inmensa magnitud debía ser expresada ―prosiguió el pelirosa perdiéndose en las formas de las nubes que creaban un lienzo sobre el cielo―. Ellos iban más allá de la sola definición, era como si ambos antes de existir en este plano terrenal hubieran sido parte de la esencia misma del amor, porque si los hubieras conocido, podrías ver que en donde uno terminaba el otro lo complementaba, eran el inicio y el final.

Cuanto los extrañaba, cuanto le pedía a la vida misma haber podido hacer algo o interceder en una errónea decisión que sentía y pudo evitar, aunque en realidad nunca estuvo en su línea vital hacer algo más que ser el repartidor de una fatal decisión.

―Aunque no tenga sentido, a partir de lo que dices puedo hacerme una somera y borrosa imagen de la excelsa pareja que eran Nam ―manifestó JungKook con la mirada perdida en el mismo horizonte que su acompañante―. Ambos hemos perdido parte de nuestras vidas por circunstancias diferentes, pero que a través de los recuerdos podemos modificar lo que ahora vivimos para que tu lleves en alto a esos dos luceros que amas y yo para rescatarme a mí mismo de la tortura de mi mente.

―Lo vamos a lograr ―murmuró conmovido e inspirado por la resolución que JungKook demuestra.

Una que incluso lo sumergía en los recuerdos que ya poseía.

―Paso a paso el camino que nos separa de la puerta de salida se hará más corto ―expresó con gran confianza en el tiempo que restaba para concluir con su tratamiento.

Ya no quería pasar más tiempo en el hospital, y no porque su estadía fuera una tortura ni mucho menos, pero ya en cierto tránsito comienza a ser molesto y el deseo de superación enardece buscando imponerse ante el trauma del verdadero origen.

Si JungKook debía resaltar una cualidad que a lo largo de su vida lo definía, era la impulsividad, pero no aquella obsecuente que ciega la razón y que de forma intransigente lo hace actuar y arremeter contra lo que tenga enfrente, sino aquella descarga de energía que impulsa la valentía para encarar las situaciones apremiantes sin esperar a que se resuelvan con el paso del tiempo o de la acción de la otra persona.

Prefería ser él mismo quien arremete contra el muro que lo separa de obtener una respuesta o una solución a lo sucedido.

Trazando su objetivo en una sola persona a quien no veía desde la noche anterior, que con rapidez comenzó a buscar por su presencia en los lugares que creía que podría estar, fracasando y reduciendo sus posibilidades, y como un tonto se sintió porque la adrenalina no le permitió pensar con claridad e ir hacia la habitación donde la mayoría del tiempo estaban cuando no tenían actividades o sesiones de terapia programadas.

No obstante, sus pasos se detuvieron abruptamente al ver al castaño que tanto buscaba en la zona techada y resguardada de la piscina que a media tarde culminando lentamente con el atardecer, sus orbes vieron a su pareja sonreír alegremente al lado de , en una complicidad absoluta que lo hizo sentir momentáneamente como una presencia indeseada que perturbaba la atmósfera que ellos formaban, en lo que hablaban y los fugaces toques del de cabellos color menta cerca de la anatomía contraria que si bien veía un poca ansiosa, JungKook noto que no rehuía completamente al toque extraño.

Y después de ver el trémulo acercamiento que pretende ejecutar el contrario hacia su pareja siendo lo único que hizo al castaño agitarse, su mirada fue poseída por el rojo tinto y carmesí de la molestia que se impuso sobre la razón para reconocer lo que en realidad allí estaba pasando y la hipocresía que le adjudicó a TaeHyung, al hacer lo mismo que tanto le reclamó la noche anterior.

Pero nada podría amedrentarlo no cuando los hilos que tomaron propiedad de sus acciones, formaron nubarrones en sus pensamientos hasta volverlo reacción y celos, unos que gritaron por el embebido orgullo de ser el único merecedor de tan preciado ser que debía recordar a quien amaba y la perfecta sincronía que creaban. Formando posibilidades y maquinando tretas que por ahora vivirán a salvo en su inconsciente, uno que lo llevó a la demencia después de las incoherencias que no estaba listo para aceptar.

Como el dulce más desquiciante ambos bailaron hasta que la chirriante melodía se paralizó al llegar la medianoche.

―¿Qué haces aquí? ―inquirió JungKook extrañado de ver a TaeHyung agitado y con la ropa de cama levemente mojada por la llovizna que caía en medio de la noche turbia y oscura que se iluminaba por el resplandor de los truenos que azotaban desde el cielo.

El ámbar marrón y miel adquirió la misma perturbación de los orbes obsidiana, una confabulación de sus dolores y alegrías, una revelación.

―Necesitaba verte ―dijo con su respiración agitada en una muestra de la velocidad con la que huyó para ir al encuentro con su pareja.

Un cuerpo que necesitaba sentir, una sonrisa que necesitaba escuchar y unas manos que desesperado quería tocar. Ya no aguantaba más la distancia que puso su pareja, una meritoria a sus reclamos que ahora carecían de fundamento, uno que logró diferenciar después de la tarde que pasó en compañía de otra persona que se aprovechó amistosamente de la lejanía que le manifestó con su pareja.

El desencadenante que le permitió darse cuenta del nuevo y catastrófico error que cometió.

―Toda una novedad cuando en la tarde mi presencia fue la última de tus preocupaciones ―reprochó a la vez que con su lengua empujó su mejilla en un acto reflejo que el contrario reconoció.

No esperaba menos después de lo imbécil que fue la noche anterior.

―¿Nos viste, cierto? ―indago en una mera formalidad porque la irritada mirada de su novio fue la una respuesta que necesito.

Mirando hacia ambos lados del desolado pasillo, empujo delicadamente el cuerpo impropio y una vez ingresó a la habitación cerró la puerta y movió una de las mesitas que había al lado de la cómoda cama para trabar el posible ingreso de algún enfermero en sus rondas, pero siendo JungKook el único ocupante, uno que no debía ser vigilado con frecuencia, sabía que dispondrían de la privacidad necesaria.

―¿Qué crees que estás haciendo? ―mantuvo sus brazos cruzados delante de su cuerpo detallando el intrigante comportamiento del castaño, que sin perder más tiempo lo sujeto por sus caderas y el calor contrario rápidamente erizo su dermis, como un placebo que aquieto toda la agitación del mar de dudas que llevaba dentro.

―¿Crees que tocaría a alguien más como lo hago contigo? ―cuestionó deslizando su diestra de forma ascendente por el abdomen de su pareja―. ¿Crees que podría mirar a alguien más de la forma en que te miro a ti y solo a ti? ―expuso orientando el cuerpo que tenía entre sus manos hasta arrinconarlo contra la pared más próxima que encontró.

Y un dulce jadeo se desprendió de los labios del azabache cuando su espalda impactó contra el frío que logró traspasar la holgada camiseta que vestía en contraposición a la temperatura que incrementó internamente para responder a la furia que horas atrás en el área de la piscina lo domino, volviendo de nuevo, por lo que afirmó sus brazos alrededor del cuello ajeno mientras la mano impropia seguía allanando el espacio entre ambos.

―¿Crees que mi atención estaría sobre otra persona? Déjame decirte que mi mundo empieza y termina en donde estés tú ―murmuró sobre los apetecibles labios ajenos que tomó sin preguntar.

Un movimiento marcado y tenaz que ambas lenguas respondieron en un juego de exploración y picardía al huir de la contraria, que escurridiza era sujetada con delicadeza por los dientes ajenos, inundando el pequeño espacio en el que estaban con sus quejidos.

Uno que fue roto por el ronco gemido que JungKook no pudo retener, no cuando la mano escurridiza del de piel canela sujeto uno de sus pezones y lo pellizco avivando el torrencial de sensaciones que bajo su piel se movían, buscando una pronta liberación.

―Mmm... Se que solo yo puedo tenerte de todas las formas posibles para mi ―JungKook habló con gran dificultad y esforzándose por mantener su atención en lo que decía pero TaeHyung no estaba facilitándole las cosas con los húmedos besos que comenzó a depositar en su cuello, succionando con fuerza.

―¿Crees que me interesaría escuchar los jadeos y lloriqueos de alguien más, cuando te tengo tan dispuesto para mí? ―dejo lo que estaba haciendo y sujeto los muslos ajenos que correspondieron su petición y ambas piernas rodearon su cadera.

Acción que los hizo jadear a ambos desde lo profundo del delirio que los estaba sofocando cuando sus erecciones respondieron al encuentro y TaeHyung comenzó a frotarse con energía y vigor en sus movimientos mientras devoraba la boca de JungKook que seguía las arremetidas como podía desde la posición en la que estaba suspendido.

Separándose de los labios de corazón, jalo el inferior a la vez que sus manos sujetaron los leves rizos caramelo para dominar e imponerse sobre su pareja que lo consumió en la perdición del deseo.

―Demuéstrame que tanto puedes hacerme suplicar por más ―retó dando una caricia con su lengua sobre la boca contraria, quien sujetó su cuerpo firmemente para lanzarlo sobre la cama.

No había escapatoria para ninguno de los dos que se sumergieron en un pasional encuentro en el que buscaban conquistarse para demostrar quien sometía a quien, todo para exacerbar el frenesí de la libido que sus cuerpos anhelaban satisfacer en el opuesto.

Desprendiendo cada prenda con fuerza y posesión de sus cuerpos que desnudos fueron observados con devoción y lascivia, en un palpitante deseo que los desesperaba.

―Otro más Tae... ―pidió el azabache al sentir la intromisión del dedo lubricado de su pareja en su entrada.

Deslizándolo poco a poco con delicadeza para que el músculo de anillos que apresó su dedo se acostumbraran a la semi rotación que ejercía a la par que sujetaba con su mano contraria la formada erección de su pareja para ayudarle a relajarse lo suficiente para ingresar otro dedo más al que minutos después se le sumó un tercero tocando las paredes anales e introduciéndolos con fuerza cuando JungKook comenzó a penetrarse con ellos.

―Joder, continua así ―jadeo sintiéndose mareado por el cumulo de impresiones que sus sentidos estaban recibiendo, queriendo más al sentir como los dedos impropios lo penetraban y torturaban por su lento avance.

―Mírate, tan desesperado y abierto para mí ―bramó TaeHyung tan extasiado por la visión de su pareja perdida en el placer absoluto.

Palabras que el azabache reconocía de un pasado distante que en el presente sentía con mayor ímpetu y desesperación.

―Aaah si, ahí, más duro ―rogó totalmente cautivo en el hedonismo que inundaba su cuerpo y sensibilizando su piel aún más que incluso la cercana respiración de su novio sobre su abdomen lo hacían querer sollozar por lo jodidamente bien que estaba siendo preparado.

No quería que se detuviera, por lo que, sostuvo la mano ajena tratando de empujar aun mas los dedos que entraban y salían con mayor facilidad a medida que su entrada se dilataba y cedía a los raudos movimientos que lo tenían salivando.

―¿Así Kook? O más fuerte ―y precedió a empujar sus dedos deshaciendo el agarre contrario en su mano y los impulsó todo lo que podía hasta casi rozar el nódulo de las terminaciones nerviosas de la próstata que siguió torturando al abrir y cerrar sus dedos en una tijera que jugaba en el interior y su otra mano se situaba sobre el enrojecido glande del palpitante pene de su novio, quien sabía y estaba al borde de culminar.

―Detente, por favor... Me voy a venir si sigues así ―sujetó con su mano la que seguía bombeando con un ritmo lento y desquiciante su miembro que ya goteaba.

Su voz ronca y afónica se le hizo tan desconocida como si no fuese la propia y que el cuerpo que se encontraba lamentándose por el placer en medio de la deshecha cama no era el que conocía sino una entidad más que lo relegó del control absoluto de sus acciones y de los gemidos que resonaban en medio de la habitación que era alumbrada por la luz de las lámparas de mesa y los potentes truenos que acallaban sus súplicas y lloriqueos.

―¿Acaso no fue esto lo que tanto pedías? ―se mofó de lo exasperado que JungKook estaba, aunque no estaba muy lejos de sentirse igual cuando solo imaginaba su miembro profanando finalmente la ya dilatada entrada de un jadeante azabache.

Quien ya estaba en la nebulosa que desdibujaba la realidad en la que se encuentra, rozando con sus sentidos las estrellas que tras sus párpados que al ser abiertos lo sometían al delirio de la imagen de un jadeante TaeHyung que lo veía como una presa, y él voluntariamente se entregaba como tributo.

―Mgh... ―gimoteo con fuerza al ser penetrado por el grueso miembro de su novio que lo mantenía apresado con su imponente cuerpo sobre el propio con ambos brazos alrededor de su cabeza mientras se empujaba con lentitud.

¡Oh por el dios que desconoce al cual le pide por un poco de cordura para soportar el remolino incandescente que como una ráfaga prendió su cuerpo aún más no creyendo posible que su cuerpo resistiera más tiempo!

―Me tomas tan bien ―bufó entre dientes, iniciando con el tortuoso movimiento de su pelvis que no los satisface a ninguno de los dos, prolongando la tensión delirante en las embestidas cortas que lo único que hizo fue hacerlos quejarse.

―Tae... ―JungKook gimió el nombre de la persona que tenía cincelada en el alma, pasando sus manos por la perlada espalda del sudor que comenzaron a emanar por la alta temperatura que ambos formaban, una extensa piel en la que afirmó sus uñas, escuchando al castaño sisear por el placentero escozor que le propinó.

―Dime lo que quieres Kook, no soy adivino ―jugó con la paciencia de su pareja al detener sus movimientos y la mirada ónix rebosante de lágrimas se endureció en una exigencia silenciosa que acato.

Saliendo de la prisión de la entrada rosácea de su pareja, sacando toda su extensión solo hasta que su glande continuo en el interior para empujarse con rapidez dando con potencia en la sensible próstata, que con un álgido gemido pido por más, desconociendo a sí mismo por el deplorable estado al que siempre lo sometían y al cual volvería una y otra vez.

No podían culparlo cuando su boca fue embebida por los ávidos labios de su novio, que lo penetraba con potencia, repitiendo la misma secuencia, dejando vacío su orificio para embestirlo con rudeza, una tan delirante que lo tenía llorando por el choque de sus pelvis, que hacía vibrar a todo su cuerpo, en un sonido tan sucio y condenadamente excitante que le llevó a rodear la cadera que se vio apresada por sus torneadas piernas.

―Quiero que me hagas gritar hasta no poder más ―quería ser llevado hasta el límite en el que su cuerpo pidiera por clemencia, una que solo vendría con el orgasmo que comenzaba a formarse en su abdomen bajo.

―Date la vuelta, te quiero en cuatro, mi cielo ―ordenó sobre la oreja de su novio que obedeció rápidamente como si hubiera estado esperando su pedido.

Ambos sabían que estaban evadiendo la verdadera razón de su desenfrenada pasión sexual que encubre parcialmente las heridas que una vez hechas ni el poder divino podría erradicarlas. Pero mientras la razón llega, sus cuerpos seguirán la sinfonía de suspiros y quejidos que formarían a lo largo de la noche.

―Te ves tan precioso ―jadeo TaeHyung y sin poder contenerse palmeo una de las nalgas de su pareja lo que rápidamente enrojeció la zona haciéndola lucir más apetecible.

―¡Otras más! Joder... ―sollozo cuando sintió el impacto en la nalga contraria y los sucesivos que le siguieron. Llevándolo a caer por el precipicio que desgarró su garganta por el inmenso placer que vivía.

Sin evadirlo más, TaeHyung penetro de una vez por todas el trasero de JungKook que imitó sus movimientos, yendo a su encuentro, con su torso totalmente inclinado sobre el colchón, y sus manos sostenían la rojiza cadera que tenía sus dedos grabados.

―Agh... Mierda, no pares ―rogó aferrándose a la almohada que ahogaba sus gritos y gemidos estridentes, sintiendo su cuerpo desfallecer poco a poco, en un ascenso que estaba haciendo temblar a sus trémulas piernas.

TaeHyung al notarlo, giró nuevamente el cuerpo del azabache y golpeó sin piedad alguna la entrada que lo recibía con un calor abrasador. De nuevo comenzó a masturbar la goteante erección de JungKook, incrementando el frenesí de sus cuerpos, la rapidez de sus penetraciones y los gemidos incontrolables que no serían escuchados por nada más que el cuerpo contrario.

Que en un devastador orgasmo fueron unidos una vez más, cuando JungKook se derramó sobre su abdomen y la mano de su novio quien continuaba arremetiendo en busca de la liberación que llegó segundos después, derramando su semen en el cálido interior de su pareja.

―¡Agh! ―sollozo TaeHyung manteniendo un leve movimiento en el interior del apretado orificio y cayendo sobre el fogoso cuerpo que lo acuno para emigrar ambos al paraíso del que eran devotos cada vez que sus almas se unían en el mayor placer carnal que el ser humano llegaría a experimentar.

Manifestando la dicha de su pasión en los desvanecidos límites de la realidad que ignorarían durante toda la noche.

―No sigas por ese camino Kook ―dijo al sentir la lengua ajena recorrer su oreja, después de bajar de la nube pletórica del olor a sexo que picaba sobre sus cuerpos, queriendo ser saciada nuevamente.

Después de que sus respiraciones se acompasaron y su energía se reguló el incendio se avivó una vez más.

―Es lo que quiero ―respondió empujando el cuerpo ajeno y subiendo con rapidez, para sujetar entre sus manos la blanda erección que con sus ágiles movimientos volvió a recobrar fuerza, apretándola en sus manos y sintiendo las venas que lo recubrían.

―Vamos mi cielo, toma lo que quieras ―animó extendiendo sus brazos sobre su cabeza y gimiendo roncamente cuando vio a JungKook guiar su pene al orificio anal y sin esperar a acostumbrarse comenzó a subir y bajar en sentones enérgicos y vibrantes.

Mientras cerraba los ojos por la estimulación que se estaba provocando a sí mismo al empalarse con dureza.

―Oh dios, como me encanta sentir en mí ―clamó penetrándose a sí mismo con el bien formado miembro de su novio a la par que alternaba sus movimientos en círculos para darle un descanso a sus muslos y volver a retomar los saltos, que TaeHyung comenzó a responder.

Sumergiéndose una vez más y la siguiente a esa hasta que el alba se impusiera, sus cuerpos buscarían fusionarse hasta que los gritos dolieran en sus gargantas, y sus fluidos consumaran la desbordante pasión.

Escritora:

Y a partir de aquí nos iremos en declive, porque inicia una nueva parte en la historia, en la que finalmente todo se develará.

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