Puntos
3. Puntos.
—No te muevas —gesticuló, Midoriya quedó estático y sus manos se estacionaron a cada orilla del banco en dónde reposaba, aferrándose a éste. Miró a Todoroki con confusión, miles ideas se descargaron en su cerebro y plasmándose rápido a él.
¿Una basura en su pelo? ¿Un insecto? ¿Estaba sangrando otra vez?
Midoriya no podia codificar nada a tráves de esos ojos tranquilos, Todoroki levantó su mano y la aproximó a su mejilla.
Los dedos gélidos se posaron en su piel, un escalofrío por el contacto gélido se manifestó, ahora ya entendía que era lo que sucedía.
Una abeja.
Quizá tenía una abeja y Todoroki le había congelado.
Sintió cuatro picoteos en su mejillas, uno en cada lado para ser exactos. Fueron rápidos y suaves, justamente en la zona dónde quedaban ataviadas sus pecas. Después, el tacto desapareció y Todoroki regresó a su lugar, no sin antes confirmarle con voz monótona.
—Son ocho.
A Midoriya le desconcertó su respuesta.
Notas de la autora.
¡Gracias por leer hasta aquí! Sólo es un desahogo para mí y un divertido reto pesonal para jugar con las palabras de ese generador. En fin, iré escribiendo más pequeñeces sin lógica conforme se me ocurra.
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