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San, después de aquello fue enviado a la dirección y sus padres fueron llamados, pero antes fue llevado a la enfermería dónde atenderían sus heridas.

La enfermera retiro las vendas impregnadas de sangre dejando ver a San el estado de sus manos. Éstas se encontraban de un gran tono rojizo, de su mano derecha notó como de la palma salía una poca de sangre.

No había entendido como sucedió todo, solo sabía que había perdido el control en cuanto lo tuvo ahí indefenso, no entendía de dónde había sacado tanto valor y tanta fuerza para hacer todo eso. Pero de todo lo sucedido, lo único que le causaba satisfacción recordarlo era el ahorcarlo y verlo suplicar por oxígeno.

Ahora el mismo Seo Changbin conocía el sentimiento y sufrir que tuvo San aquella noche bajo la ducha.

No había mejor satisfacción que el ver a tus enemigos pasar por el mismo sufrimiento que uno.

Pero San creía que aún no era suficiente.

Changbin debía pagar por más.

Después de que sus heridas habían sido tratadas fue llevado a la dirección donde sus padres ya se hallaban ahí.

Con la cabeza gacha se acercó hasta el escritorio del director y se sentó junto a sus padres, el director del colegio se acomodo los lentes y tomo una mejor postura antes de hablar.

ㅡNo reparo en su comportamiento señor Choi, usted siempre había sido un alumno ejemplar… ¿Que paso con ello?

ㅡSe fue al caño en cuanto él me golpeó e insulto ㅡcontestó.

ㅡCreo que sabe bien que en esas circunstancias deberían acudir con nosotros. Ya sabe las reglas ㅡindicó el rector con cierta molestia.

ㅡ¿Y cree que eso es suficiente? Todos los superiores piensan que hablando con ese tipo de gente las cosas se solucionaran por arte de magia ㅡreclamó con cierto enfado San, quien suspiro molestoㅡ. Los tipos como Changbin hacen lo contrario, si los reportaba con los supervisores ellos más tarde se desquitarán con uno, y eso nunca ha cambiado.

Los adultos escuchaban aquello atentamente, sin decir absolutamente nada. San siguió hablando.

ㅡEn ese momento mi cabeza me dijo que no me dejara y que le pegara hasta hacerlo sangrar ㅡconfesó el pelinegroㅡ. Y pues así fue, yo le pegaba y le pegaba y no lo veía sangrar, fue ahí donde no pude contenerme más. No hay excusa para lo que hice. Lo disfruté y lo volvería a hacer si tuviera la oportunidad.

La madre de San bajo la cabeza mientras su padre veía fijamente el escritorio con los brazos cruzados, el director se recargo en su silla giratoria para después tomar unos papeles de su escritorio y aclararse la garganta antes de hablar.

ㅡDebo dejar muy en claro que en este colegio no toleramos este tipo de conductas, por lo que me apena decir que está expulsado del colegio, joven Choi ㅡindicó el director decidido mientras le extendía unas hojas a sus padresㅡ. Debo pedirte que saliendo de mi oficina saques tus pertenencias de tu casillero.

San asintió mientras veía a sus padres firmar las hojas y demás. Al salir de la oficina su madre no le dirigió la palabra, mientras su padre solo palmeo su hombro.

ㅡNo tardes mucho, te vemos en casa ㅡdijo su padreㅡ. Se cuidadoso, pero certero.

Y su padre se fue de ahí dejándolo con la duda sobre a qué se refería su progenitor con ello, pero de algo era claro:

No iría solamente a recoger sus pertenencias…

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