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"WINWIN Y YUKHEI DE LA CLASE 5 HAN MUERTO", aquellos rumores corrían por los pasillos de la preparatoria SM como pan caliente, no era secreto que en aquella escuela prestigiosa de Seoul estuvieran jóvenes mimados y morbosos de la élite, pero tampoco era sorprendente que a plena luz del día descubrieran la cabeza de dos jóvenes de la clase 5 entre las pelotas de basket como si fueran un elemento para jugar en las actividades de educación física.
Y de todas, la clase 7 era demasiado particular, más allá de que la gran parte eran hombres —y con una única chica dentro del aula— o todos fueran los cerebritos y vivían en su propia burbuja, sino, porque esta lleno de desquiciados que fingen ser amables y no han tenido ningún enfrentamiento con alguien desde que se tenía memoria.
Y por eso, Seolji desde que había entrado a ese salón por una beca, vivía desconfiada hasta de su sombra... porque los chicos perfectos siempre esconden cosas, por ejemplo, son leones en piel de pobres ovejas.
—Fue grotesco... ¿cuántas visitas tendrá en instagram?
—¿Creen que si encestó la cabeza de Lucas, los ojos saldrán disparados?, ¡deberíamos grabar un tik tok con eso!
Escuchó en los pasillos. Tampoco era sorpresa que aveces hubieran "accidentes", pareciera que fuera un lugar donde los adultos pagarán para que sus hijos se exterminaran uno a uno, teniendo de la mano la era digital que carecía de humanismo y sensibilidad... pero eran "accidentes", no muertes.
—Sol-Sol—escuchó que alguien la llamó, haciéndole pegar un salto del susto, haciendo al contrario reírse— lo siento, no quise asustarte.
—No pasa nada...—le sonrió a Taeil, su mejor amigo— solo que... todo esto fue bastante... inesperado.
—Todo en este lugar lo es, bueno, me refiero a que luego de lo de Lucas y WinWin...—suspiró— no pensé que alguien iría tan lejos esta vez.
—Ni yo—negó con la cabeza— creí que las provocaciones y ataques de unos a otros bastaría...
—Bueno, nuestra clase es la única que no tiene conflictos—se encogió de hombros— y bueno, bien se sabía que Lucas le gustaba ir tras chicas con parejas, muchas veces le robaba la novia a Kai y otros estudiantes...
—Eso no es justificación para hacer lo que sucedió...—suspiró frustrada interrumpiéndole, claramente Seolji no estaba para nada acostumbrada a como las cosas funcionaban ahí, a pesar de los 4 años que llevaba ahí dentro— ¿y Winwin?, él no hacía nada más que respirar.
—Winwin ayudaba a Lucas—se encogió de hombros— ya sabes, era su cómplice.
Suspiró y entró al aula, yendo a su lugar y miró la ventana, el sol radiante que daba a las rosas rojas del jardín le daba escalofríos.
—Bien chicos y chica, página 40 capítulo 13–el maestro de inglés habló en inglés- valga la redundancia- — ¿Doyoung, podrías leer el diálogo con Mark?
Y la clase comenzó, claramente a nadie parecía importarle las muertes de los estudiantes, solo a ella.
CAMINABA POR SU CASA CORRIENDO LAS CORTINAS PARA CUBRIR LAS VENTANAS TEMPRANO, cerrando todo con seguro y asegurándose con un bat de béisbol con pinchos que su madre le había obsequiado a sus 15 años cuando habían asistido a una especie de comic con en unas vacaciones a Jeju, más que nada, por su fanatismo por The Walking Dead y defensa personal.
Sus pies bajaron las escaleras con cautela luego de prender luces como si simulara que hubieran más personas con ella y a decir verdad, ella no era una persona que fuera demasiado sobre pensadora o hipocondríaca o con una gran imaginación, pero si la clase 7 era el nuevo blanco de alguien, sabía que irían por ella, siendo la única chica y por ende, la más débil.
Su teléfono sonó apenas entró a la cocina, notando en la pantalla un "número privado" y al momento de querer cortar, decidió responder... una acción bastante tonta a decir verdad.
—¿Hola?
—Song Seolji, mi preciado solecito~ —una voz robótica sonó del otro lado, claramente el individuo usaba un modificador de voz.
—¿Sabes qué las bromas telefónicas están penadas por la ley?—comentó, yendo hacía el refrigerador a buscar algo para prepararse algo de comer, dejando el altavoz.
— ¿Y vas a arriesgarte a denunciarme?... porque, dudo que quieras salir de casa vistiendo así... aunque debo admitir que esa camiseta de los Lakers... joder Seolji~—un jadeo burlesco y una risita acompañó la voz— ¿te gustó mi regalo?
—¿Qué fue lo que supuestamente me obsequiaste?
—Dos idiotas, son nuestros trofeos, Solcito~.
—Estas malditamente enfermo—exclamó disgustada.
—Si los hubieras escuchado no dirías lo mismo... —un suspiró se escucho del otro lado, conteniendo la rabia— estaban hablando de ti de una manera demasiado morbosa, ¿sabes lo impotente que me sentí en ese momento?, pero bueno... debiste haberles visto sus caras de miedo... fue tan gratificante—Seolji podía jurar que incluso el chico tras el teléfono estaba excitado por los asesinatos de esa mañana.
—Sea como sea, debiste haberlo ignorado como yo lo hago, es así de simple—comentó incómoda.
—¿Y dejarles hacer sus cometidos?, ¿hubieses cedido a aceptarles algo?, Sol... no soy celoso, pero realmente preferiría si no salieras con nadie...
—No lo sé, Winwin era un buen chico, Lucas no lo se porque nunca hable con él... ¿sabes que asesinar es un delito?
—¿Cuál es tu película de terror favorita?—él cambió de tema.
—Scream, la primera de toda la saga.
—Oh, también es la mía... ¿y sabes por qué?
—No me interesa.
—Porque eso nos une, mi sol...
El timbre de la casa sonó, haciéndola saltar en su lugar.
—Espero te guste, se que no almorzaste hoy, así que espero que te comas todo~ provecho... nos estamos viendo.
La llamada fue cortada y Seolji caminó a la puerta de entrada, sin antes, tomar un cuchillo de mantequilla que había por ahí y miró por el ojo de pez, del otro lado había un repartidor con un par de bolsas y ella abrió.
—Son corn dogs, creo que hay un jangjjangmeon, también hay kimchi, bulgogi y...—él repartidor le dio las bolsas— gimbap y toppoki de chocolate además de un café americano y una bebida de fresa...
—Pero yo no...
—Por favor niña, toma las bolsas, tengo trabajo.
Seolji tomó las bolsas y el repartidor se fue. Ella notó como algo se movía en la casa de enfrente y eso la hizo suspirar, yendo a la cocina sin antes cerrar la puerta para cenar.
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