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8🏅

Kaleb entró a las duchas luego de sus ejercicios diarios, esta vez se bañaría con el equipo y comprobaría de una vez si Sander tenía razón, aunque aún si preguntaban no les diría como consiguió las cicatrices.

Buena mierda. Ni siquiera quería acordarse de eso.

Alguien se estaba riendo cuando hizo acto de presencia, no faltaron las miradas sorprendidas de verlo, eso no duró demasiado.

—Equipo, nuestro otro polluelo decidió honrarnos con su presencia en las duchas —dijo Kelly arqueando una ceja, Oskar se enjuagó la cara para contestar.

—Ya era hora, empezaba a sentirme inadecuado —Kaleb resopló luego de escucharlo.

Se bañó sin incidentes o preguntas incómodas, Sander tenía razón, pero aún no se atrevía a revelar su orientación, estaba un poco acobardado con que ellos también lo rechazaran.

Negó y se vistió, quería ver a Sander otra vez, ya eran dos semanas completas desde ese día en el motel y no veía la hora de repetirlo. Ni siquiera se habían visto gracias a la rehabilitación.

Joder, ni siquiera sabía en qué página estaba con Sander, ya que ni si quiera estaban comunicándose correctamente por mensaje.

Kelly se detuvo e hizo una señal para que se acercara, Kaleb caminó lentamente hacia allí, ¿iba a preguntar?

—Kaleb, tenemos una semana libre, luego estaremos haciendo el ejercicio —Kaleb suspiró, no era por ese motivo, estaba pensando demasiado en las cosas, pero en una semana Sander no habría terminado su rehabilitación.

—El Comandante…

Kelly se encogió de hombros.

—Evidentemente piensan que estará listo porque participará en el ejercicio, así que aprovecha este tiempo y búscate una novia o algo, nos vemos.

—Sí.

Bueno, en realidad no tenía que buscarse a nadie, sólo llamar a Sander y saber si estaba disponible. Kaleb sacó el teléfono de su bolsillo y escribió un breve mensaje, nada comprometedor, simplemente lo mismo que estuvo preguntando por varios días.

La respuesta llegó más rápido de lo que esperaba, aunque no con una réplica satisfactoria. Una vez más, Sander estaba ocupado, sólo eso.

Kaleb mordió su labio inferior, sentía como si estuviese evitándolo.

Mierda. No podía ser eso, ¿cierto?

Definitivamente no se arrepentía de su noche, pero Sander, Sander era una historia completamente distinta. Tenía mucho más que perder, llevaba unos diez u once años en el servicio, tirar eso a la basura por alguien que acababa de conocer era difícil.

Kaleb cogió las llaves de su habitación y salió, tenía que salir de la base, si quería que Sander le diese una oportunidad, al menos deberían tener un lugar donde verse, un lugar que fuese seguro, no podían reunirse en los moteles cada vez.

Kaleb vio varios anuncios y llamó, los que revisó no le gustaron demasiado, estaba buscando lejos de la base y simplemente no eran buenos, tampoco quería un condominio donde tuviese vecinos chismosos que pudiesen hablar sobre él.

Luego de inspeccionar varios lugares y creer que todo estaba perdido recibió un mensaje de Paul. Kaleb le había dejado caer que quería mudarse y él tenía una amiga que podía ayudarlo, la condición era mudarse mañana mismo. Kaleb decidió verificar.

La amiga de Paul rentando el lugar era agradable, aunque un poco extraña, la describiría como hiperactiva, ella había pedido un año en su trabajo ya que planeaba tener un año sabático recorriendo el país o alguna cosa así y mañana mismo se iría de viaje. 

El lugar era pequeño, pero Kaleb no planeaba vivir permanentemente, rentarla fue caro, ya que había pagado los primeros seis meses de una vez, por lo menos tenía todo dentro, la chica estuvo más que contenta con su trato, que conociera a Paul ayudó y lo único que pedía era que cuidara el lugar, no tocara su habitación y le enviara el dinero restante a su tarjeta en seis meses. Kaleb no tuvo problema con firmar un contrato temporal.

De todas formas un año era su límite de tiempo.

Era tonto rentar una casa para deshabitarla, no estaría la mayoría del tiempo, pero se dijo que valía la pena.

Al menos eso esperaba.

Kaleb sólo tenía que comprar la cama para la habitación de huéspedes y todo listo, luego de viajar al centro comercial más cerca y tramitar el encargo tuvo su cama. 

Su contratista estaría ahí para encargarse de esa cuestión por el día de hoy, así que decidió irse, ya iba de camino a su moto cuando vio una figura conocida.

Sander.

La misma persona que dijo estar ocupada caminaba al interior del centro comercial, no llevaba un bastón, pero aún tenía una ligera cojera en su andar. Kaleb frunció el ceño y con el casco en la mano caminó hacia allí.

Sander parecía estar buscando algo en específico, Kaleb lo interceptó cuando llegó a la esquina agarrándolo de la muñeca, él lo miró con sorpresa.
 
—Kaleb…

—Por fin nos vemos —dijo soltando su agarre.

Sander dio un paso atrás frotándose la muñeca, no podía mirarlo, sip, definitivamente lo estuvo evitando, no se hizo la idea.

—Sí, estuve muy ocupado —Kaleb dio otro paso acorralándolo contra la pared, al menos estaban lejos de los demás.

—¿En serio?

—Sí —dijo con firmeza mientras lo miraba a los ojos, Sander no se echaría atrás, desgraciadamente él también era terco.

—Hace un rato te escribí y me mandaste eso de vuelta.

—Lo sé —Kaleb se acercó más a él, encerrándolo contra la pared, Sander jadeó, al menos sabía que aún estaba interesado.

—¿Estás evitándome, Sander?

—¿Qué? Claro que no, estoy hablando contigo.

—Porque no tienes de otra —respondió, Sander miró hacia sus labios—. ¿Me mentiste?

—Ya detente, no podemos hacer esto aquí.

—No estoy haciendo nada —Kaleb deslizó una pierna entre las suyas mientras le susurraba. Sander apretó la mandíbula.

—Si lo haces.

—Respóndeme entonces —pidió levantando la rodilla levemente, Sander agarró sus brazos y tomó aire.

—Estaba evitándote, ¿contento?

—Contento no estoy, pero al menos estamos llegando a algún lugar —Kaleb se alejó un poco esta vez, Sander arqueó una ceja mirándolo.

—No me estás siguiendo, ¿verdad?

—No, vine a comprar.

—¿En esta zona? —preguntó obviamente sin creérselo.

Kaleb lamió sus labios ganándose la completa atención de su Comandante.

—¿No puedo?

—Es raro que estés tan lejos de la base.

—A partir de mañana estaré fuera —murmuró en su oído, Sander se aferró a su camisa.

—¿Qué?

—Estuve buscando un lugar donde quedarme y…

—¿Cuál es la idea? —Kaleb le mordisqueó la oreja, se sentía como un adolescente haciendo algo prohibido, por el lugar, y obviamente por quién era.

—Vernos ahí, si aún me quieres cerca, por supuesto.

—Te quiero más cerca de lo que crees —admitió Sander empujándolo para verlo a los ojos. Kaleb levantó las cejas.

—Pero estabas evitándome.

—Eres un puto peligro —Kaleb miró alrededor buscando alguna persona, no había nadie cerca, así que aprovechó y le mordió el labio inferior.

—Siento decirte que ya es tarde, joder, te acostaste conmigo, ahora será difícil que me aleje así como así.

—No mentí del todo, estoy… —Sander se calló.

—No me gusta que me ignoren.

Sander se encogió de hombros.

—Ya estamos a mano por lo de tu notica.

—Al menos nos vimos al otro día.

—Ujum, sólo una casualidad —Kaleb le tocó la mejilla y habló muy cerca de su boca.

—¿Por qué no…?

—Es el tío —dijo una voz chillona a su espalda. Kaleb se alejó de Sander y vio a Cloe correr hacia él, ella abrazó una de sus piernas y lo miró con los mismos ojos grises de su padre—. ¿Me cargas?

Kaleb pestañeó, le dio su casco a Sander y le sonrió a la niña.

—Claro —Kaleb se agachó y la tomó entre sus brazos. Cloe sonrió y colocó los brazos alrededor de su cuello.

—Papá dijo que estabas ocupado —Kaleb miró a Sander, él simplemente miró hacia otro lado, así que su atención regresó hacia Cloe.

—Sí, tuve mucho trabajo.

—¿Por qué estás aquí? Te dejé con tu abuela en el auto —Cloe se encogió de hombros.

—Ella vino con nosotros, dijo que estabas tardando, tengo dibujos nuevos y rellené el libro que me regalaste —Kaleb se burló de su respuesta ingeniosa, Sander no estuvo tan contento.

—¿En serio?

—Sí, quiero que los veas.

—Claro, luego puedo hacerlo, cuando vaya a…

—Hace rato no vas —reclamó interrumpiéndolo, Kaleb asintió, tampoco iría a no ser que el equipo se reuniera.

—Pronto iré.

—Oh, pero si es uno de los polluelos —Kaleb miró a la madre de Sander. Morgan estaba agarrando su mano y lo saludó con un movimiento de su mano libre, Kaleb imitó el gesto.

—Hola, señora.

Betty hizo una mueca.

—Betty, nada de señora, puedes venir con nosotros hoy, almorzar, quedarte un rato con los niños y luego cenar —Kaleb removió a Cloe y sonrió. Ni de broma, Sander infartaría.

—Gracias, pero tengo cosas que hacer.

—¿Qué cosas son esas? —preguntó Betty arqueando una ceja, Kaleb tragó, no se había preparado para esa pregunta.

—Mamá, deja de presionarlo.

Betty miró a Sander y lo señaló.

—Este nuevo chico tuyo es un mentiroso de los malos —se quejó, Sander se encogió de hombros como si el regaño fuese para él, Betty lo miró, con esa mirada no había discusión, era incluso más letal que Sander—. Vienes con nosotros, Sander me dijo que estabas viviendo en la base, mi comida es mejor por mucho, así que no hay discusión, ¿entendido?

—Sí, señ… Betty —corrigió, ella asintió y miró hacia su hijo.

—Sander, consigue las cosas y vamos de una vez, pensé que te habías perdido.

—Claro, mamá.

Betty empezó a caminar con Morgan por donde mismo habían llegado. Kaleb miró a Sander, ahora no tenía más remedio que ir.

—Sander, esto no era parte del plan.

—Mie… —Sander detuvo su maldición mirando hacia Cloe—. Lo sé, pero ya no vamos a deshacernos de mi madre.

—Así puedes ver mis dibujos y bañarte con nosotros en la piscina.

—Claro —Kaleb la bajó, tomó su mano y agarró su casco de vuelta, de todas formas Sander tenía que hacer las compras.

—Está bien, estaba paranoico ese día, Kelly y los demás incluso se ha quedado en casa con nosotros, no creo que esto sea un problema.

—Pensé que lo hacías porque no querías que nos sintiéramos muy cómodos —Sander cogió una cesta y comenzó a tirar algunas cosas de la estantería.

—Esa fue una de las razones —admitió.

Kaleb siguió caminando con Cloe mientras veían a Sander hacer lo suyo.

—Así que te incorporas en una semana —Sander agarró un pomo de leche y empezó a leer la caducidad, él habló distraídamente.

—Sí, estaré preparado para entonces.

—Y nos dieron una semana libre —dejó caer como si nada. Sander abandonó el bote en su cesta y lo miró.

—Me cuentas esto, porque…

—Porque quiero saber qué esperar de ti —él arqueó una ceja.

—¿No puedes preguntarlo normalmente?

—Creo que hoy envié un mensaje y respondiste que estabas ocupado, como los cinco mensajes anteriores a ese —dejó caer.

Sander suspiró.

—Estoy ocupado, tengo que hacerme cargo de los niños.

—¿Estuviste ocupado todo el tiempo en las últimas dos semanas? —preguntó con ironía—. Los niños duermen en algún momento, ¿verdad?

—Pues claro, tonto —Cloe fue quien le dió su respuesta, Sander se giró y empezó a caminar directamente hacia el mostrador.

—Necesitaba un poco de tiempo —admitió dejándolo todo en la mesa.

—Sí, lo imagino, llevaré a Cloe con su abuela —Sander agarró su brazo, no habló por un momento, luego de tragar nerviosamente se animó.

—Irás a casa, ¿verdad?

—¿Me quieres ahí realmente? —preguntó un poco enojado, Kaleb suspiró al ver el arrepentimiento en los ojos de Sander—. ¿De verdad puedo ir o sigues pensando en ello?

—Sí, puedes venir con nosotros.

—Entonces ahí estaré, tampoco me gusta la comida de la base —farfulló llevándose a Cloe.

La chica fue directamente hacia el auto, Kaleb la acomodó en el asiento trasero junto a su hermano, pero Cloe no lo dejó marchar agarrando su mano.

—No te vayas —lloriqueó, Kaleb sonrió y colocó un mechón de pelo detrás de su oreja.

—No puedo ir en el auto, nos veremos en casa, ¿sí?

—No —dijo con firmeza. Betty miró a su nieta desde el asiento delantero.

—Cloe, suelta al chico.

—Abuela...

—Cloe, suéltalo —gruñó, Cloe hizo un puchero.

—No quiero.

Kaleb se apoyó en el asiento y la miró.

—Escucha, vine en mi moto, tengo que ir a buscarla.

—Déjala —murmuró de forma terca.

—No puedo.

—¿Cuál es el problema? —preguntó Sander asomándose por la ventanilla del frente. Morgan se encogió y apuntó a su hermana quien aún lo tenía agarrado.

—Cloe no quiere que se vaya.

Sander se sentó frente al volante y luego se giró, con una mano acarició la mejilla de su hija.

—Chica, deja que Kaleb se vaya ¿sí? En unos minutos lo verás en casa y podrás enseñarle tus dibujos —Cloe miró hacia él, sus ojos estaban brillosos.

—¿Lo prometes?

—Claro, ahí estaré.

Kaleb por fin pudo alejarse, cerró la puerta y miró a Sander.

—Recuerda lo que acabas de prometer, no juegues con mi hija.

—Lo sé, dije que estaría ahí, ahora adelántense.

Sander abrochó su cinturón y puso el auto en marcha, Kaleb caminó de vuelta a su moto, subió y se colocó el casco.

Mierda. ¿En realidad fue una buena idea confrontar a Sander?

Gracias a eso se buscó este gran problema, negó y puso la moto en marcha, bueno, ya era tarde para pensar en si fue lo correcto, ya tenía que ir directamente a su casa e interactuar con su familia.

Estuvo de acuerdo en no visitarlo justo para evitar encariñarse con los niños, cuando esto entre ellos se acabara, cosa que en algún momento sucedería, sería mucho peor separarse si tenía una buena relación con Cloe y Morgan.

Cloe estaba esperándolo justo en la puerta, Kaleb estacionó y se dirigió hacia ella.

—Vamos, te enseñaré los dibujos —Cloe lo jaló, por lo que apenas tuvo tiempo de dejar el casco en la cómoda. Sander miró a su hija desde el otro lado.

—Al menos deja que Kaleb tome un vaso de agua.

Cloe desechó la idea al instante.

—No quiere agua, no vino caminando.

—Por Dios —murmuró Sander torciendo los ojos, Kaleb sonrió.

—Estoy bien, ¿vamos?

—¿Ya viste? —Sander resopló—. Vamos a la mesa, la abuela los dejó ahí —Kaleb se sentó y tomó los dibujos, vio el dibujo de una moto y dos hombres, Kaleb se echó a reír y se lo enseñó.

—Este es lindo, ¿soy yo?

—Sí, con papá —Kaleb asintió y vio el próximo, obviamente era el parque de diversiones al que la habían llevado.

—Wow, dibujaste el parque.

—Sí, ¿está bonito?

—Idéntico, dibujas muy bonito —Kaleb ladeó la cabeza cuando Sander se acercó, él frotó la espalda de su hija tratando de conseguir su atención. Cloe lo miró.

—Cloe, ¿no vas a bañarte en la piscina?

—Sí, los veo ahí, le diré a la abuela que me ayude con mi traje —murmuró poniéndose de pie, Sander levantó las cejas.

—¿No quieres que yo te ayude?

—No, ayuda al tío —dijo señalándolo y corriendo hacia algún lado. Kaleb dejó la hoja en la mesa, se puso de pie y le sonrió.

—¿Vas a cambiarme de ropa?

—Podría hacerlo en algún momento, no hoy, por supuesto —Kaleb se acercó y habló muy cerca de su oído.

—Lo sé, al menos voy a verte en bañador.

—Cuidado —advirtió, Kaleb dio un paso atrás con las manos levantadas en rendición.

—Bien.

—Vamos, te prestaré…

—No voy a bañarme en la piscina —Sander sonrió de medio lado.

—¿No sabes nadar?

—Sabes que sí, es parte del entrenamiento.

—¿Entonces?

—Las cicatrices Sander, asustaré a los niños.

Sander se encogió de hombros.

—Te prestaré una camisa, vamos —y empezó a caminar, Kaleb lo siguió hasta que llegaron a las escaleras.

—¿Es seguro que suba?

—¿Por qué no podrías? —murmuró mirándolo, Kaleb lo miró fijamente.

—Mmm… ya sabes el motivo.

—Todo bien —dijo como si nada, Sander caminó hasta su habitación y lo dejó entrar, luego cerró con seguro detrás de él.

Él lo empujó logrando apoyarlo contra la puerta, Kaleb colocó las manos en su cintura. Sander se apoyó en la puerta y colocó la otra mano a nivel de su mejilla, el pulgar acarició suavemente.

—¿Aún estás enojado?

—¿Qué crees? —Kaleb arqueó una ceja, en realidad sí que seguía un poco enojado por no saber nada de él en las últimas dos semanas.

—Lo siento, no fue mi intención dejarte fuera.

—Tuviste toda la intención del mundo porque tenías miedo —recordó, Sander suspiró.

—Bien, cierto, soy tu superior y hacer lo que hicimos…

Kaleb mordió su labio inferior, si Sander aún estaba confundido por esto no quería enredarlo más.

—Entiendo, estuvo mal, creo que debería irme.

—No, espera —murmuró agarrando su cadera con fuerza, Sander lo miró—. Por supuesto que estuvo mal, si alguien se entera de esto estamos completamente jodidos.

—¿Hay un pero? —preguntó de vuelta, Sander sonrió.

—Siempre hay un pero, me asustaron mis propios pensamientos y me alejé tratando de aclarar mi mente.

Kaleb gruñó fulminándolo con la mirada, lo alejó con un empujón.

—Basura, Sander, ¿piensas convencerme con esa estúpida excusa? —Sander volvió a colocarlo contra la maldita puerta, con su nariz le rozó el cuello, sus labios dejaron varios besos en su piel.

—No, sólo dejemos que pase este día y luego trataré de hacer que me perdones, lo sé, lo que hice no estuvo bien, pero aún quieres esto —Sander comenzó a mordisquear su piel, Kaleb cerró los ojos y mordió su labio inferior tratando de no gemir, maldición, había niños alrededor, jadeó.

—Eres…

—¿Qué soy? —preguntó besando a lo largo de su mandíbula hasta llegar a su boca, Sander mordisqueó su labio inferior y luego lo besó profundamente haciéndolo estremecer.

Kaleb se separó jadeando, Sander lamió sus labios mirándolo intensamente.

—Joder, eres increíble, pero aún estoy enojado —replicó, Sander sonrió con suficiencia.

—Oh, lo sé, voy a disfrutar haciendo que se te pase —Kaleb levantó la barbilla.

—No será fácil.

—Trabajaré muy duro, Kaleb —mencionó de repente, Kaleb lo miró de arriba abajo.

—Eso espero.

—No me refería a eso —murmuró pestañeado al darse cuenta de lo que había dicho. Él ladeó la cabeza.

—¿A qué?

—Ya sabes a qué.

—Que pervertido, Sander, no pensé en eso.

—Cállate —dijo alejándose y caminando directamente al armario, Kaleb se apoyó en la pared viendo la ancha espalda de su actual amante, la cintura y el…

Sander tiró su ropa a la cama y lo miró.

—Deja de mirarme el trasero.

—Estamos solos, tú estabas de espaldas, en esas circunstancias es difícil mirar hacia otro lado, además, estás muy… —Sander arqueó una ceja—… bien.

—Eres demasiado descarado —gruñó tirándole una muda de ropa. Kaleb la cogió con una sonrisa.

—Al menos puedo mirar, no sé si en algún momento pueda tocarte otra vez.

Sander se quitó la camisa y la arrojó sobre la cama, Kaleb jadeó viendo cada músculo duro, los tatuajes, cada fina línea como si fuese la primera vez que lo veía, luego desabrochó su pantalón bajo su atenta mirada. Tragó con nerviosismo a pesar de saber que simplemente se cambiaría de ropa.

Sander quitó su pantalón quedándose sólo en ropa interior y lo miró. Definitivamente trabajaría duro para calmarlo, en realidad sería Kaleb quien terminaría duro si seguía en esta situación.

Kaleb caminó hacia el baño ignorándolo por completo, se quitó la ropa y la dejó debidamente doblada sobre el muro, se colocó el short azul y camisa del mismo color.

Exhaló tratando de calmarse, estaba aún con esa imagen en la cabeza, Sander no sabía en realidad lo que lograba hacerle. Kaleb se echó agua en la cara, aún podía sentir sus mejillas calientes, gracias al cielo no tenía una erección.

Sander dio dos toques en la puerta.

—Ey, princesa, ¿no terminas aún? —Kaleb se echó a reír y abrió la puerta, Sander llevaba sólo un short rojo, sus tatuajes estaban a la vista.

Finalmente decidió que era mejor no mirar demasiado.

—Terminé, vamos.

—Espera —dijo Sander colocándolo contra la pared, Kaleb arqueó una ceja.

—¿Qué pasa?

—Quiero un beso antes de bajar —Kaleb soltó su respuesta a la proposición casi al instante.

—No.

—Será sólo un beso —negó.

—Sigo enojado, y ahora mismo eso es suficiente para excitarme y no vas a encargarte de ello, ¿cierto?

—Es bueno ser joven —suspiró Sander de pronto, Kaleb le besó el cuello suavemente.

—Ujum… una vez solos te enseñaré más ventajas de ser joven —Sander ladeó la cabeza y por fin consiguió ese beso.

Kaleb deslizó la lengua en el interior y recorrió cada rincón de su boca con el hambre que sentía luego de dos semanas sin ni siquiera hablarse. Sander se separó y juntó sus frentes.

—Tienes que enviarme esa dirección.

—Hay que comprar algunas cosas.

—Envíame la lista, lo llevaré todo mañana.

—¿Mañana? —repitió como un idiota, Sander asintió con una sonrisa.

—Sí.

—¿No estás jugando conmigo?

—No, iré mañana —Kaleb mordió su labio inferior.

—Si me mientes te juro que te arrepentirás de ello —Sander miró hacia su boca y sonrió de forma juguetona.

—¿Qué harás?

Kaleb se encogió de hombros.

—Si no vas podrías descubrirlo.

—Mmm… no estoy tan curioso sobre ello.

—Buena respuesta, ahora vamos —dijo caminando hacia la puerta—. Tu hija debe estar ansiosa, estoy sorprendido de que no esté llamando ya.

—Mi madre debe ser la responsable de eso —murmuró Sander mientras reía y bajaban las escaleras.

Cloe fue quien les dio la bienvenida, llevaba un bañador rosa con volantes, tenía los brazos cruzados y estaba haciendo un puchero, era tan tierna que Kaleb casi se ríe.

—Por fin, demoraron más que la abuela poniéndose colorete —Kaleb se echó a reír esta vez.

Betty bajó su libro desde el asiento en el que estaba cuidando a los niños con David a su lado, el hombre ni caso, llevaba gafas por lo que Kaleb sospechaba que dormía, ella miró a Sander.

—No puedo con ella —Sander asintió.

—Ni tú ni nadie, mamá.

—Vamos al agua.

Morgan miró hacia él, el niño llevaba un short rojo igual que su padre y lo miraba como su hermana solía hacer, Kaleb estaba sorprendido, siempre era Cloe quien se acercaba, Morgan parecía un poco reacio a su compañía.

—¿Saben nadar? —preguntó a Sander, él señaló hacia los flotadores.

—Sí, pero no confío demasiado, ni aunque tengan los flotadores.

—Eres sobreprotector, eso es lindo —él resopló caminando directamente hacia los flotadores, le dio los suyos a Morgan y comenzó a ponérselos a Cloe.

—Sabemos nadar, no quiero usarlos —Sander miró a su hijo.

—Si no los tienes no entras, tú decides —Morgan hizo un puchero y se colocó los flotadores, luego lo miró.

—¿Ya podemos ir? —Sander le asintió.

Kaleb tomó la mano de Morgan y comenzó a bajar las escaleras sumergiéndose en el agua poco a poco, decidió detenerse cuando al niño ya le llegaba por el pecho y le tiró un poco de agua tratando de entretenerlo.

Morgan definitivamente no estaba contento con sus flotadores ni con estar en la parte baja de la piscina, él le tiró agua de vuelta con una sonrisa y luego Cloe se unió chillando con felicidad.

—Eres bueno con los niños — dijo Sander recostado en el borde de la piscina una vez los niños se cansaron de ellos, ahora estaban jugando con una pelota en la orilla.

—Es la primera vez que interactúo como tal con niños, nunca tuve a mis sobrinos cerca.

—Vaya, eso es… —Sander no supo como terminar su oración. Kaleb lo ayudó, tampoco quería hacer que las cosas fuesen incómodas.

—Desafortunado sí, la familia no se llevaba muy bien, mi padre decidió separarnos a todos.

Sander dejó de ver a los niños por un momento y lo miró.

— Tienes una nueva familia ahora, Kaleb, el equipo, mi familia, la de ellos, ahora formas parte de eso.

—Gracias.

Sander asintió de vuelta y se unió a sus hijos dejándolo solo por un breve momento. Era cierto que prácticamente no tenía familia ahora, a no ser por Susan, a quien tenía demasiado lejos y sin posibilidades de volver a ver gracias a su padre.

Kaleb tragó el nudo en su garganta mirando a Sander jugar con los mellizos, le dejó caer que ahora tenía una nueva familia con ellos. El equipo era genial, la prometida de Oskar era muy agradable, sus padres, la novia de Paul también era increíble, lo comprobó luego de que los invitara a cenar, a los demás no los había conocido.

Pero la familia de Sander era la más importante, sus padres sabían cómo hacerte parte de la familia y los niños…

Kaleb negó, lo mejor era no pensar demasiado en ello, empezar esta locura con Sander estaba mal, ellos no mantendrían esta extraña relación para siempre y su familia no sería la suya. Él no pertenecía aquí.

Y de pronto la enormidad de la situación donde se había metido le cayó encima. Las cosas se pondrían feas si terminaban mal, incluso peor si alguien se enterara.

Kaleb agarró la pelota que Morgan le lanzó y se unió a ellos, una vez terminara está relación ilícita tendría que abandonarlo todo otra vez, incluso al equipo.

Eso sólo si la relación entre ellos no dejaba de ser un secreto muy bien guardado, esperaría un año y luego se retiraría como si nada hubiese ocurrido.

Ya estaba en esta situación, no servía de nada correr o entrar en pánico.

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