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21🏅

Sander vio a su equipo dormitar en las hamacas, incluso Kaleb estaba durmiendo recostado a su mochila y aún seguía enojado con él por no querer escucharlo o decirlo. Sander mordió su labio inferior, quizás debió…

—Comandante —Sander se giró
y saludó al Coronel.

—¿Señor? —el hombre suspiró y se quedó callado por un momento buscando las palabras correctas para decirle. Tuvo un mal presentimiento.

—Hace unos minutos acaba de fallecer la hermana de Sullivan.

Sander se estremeció, sus rodillas temblaron y no supo exactamente como se quedó de pie mirando al Coronel, repitió por si había escuchado mal.

—¿Falleció?

—Sí, y no podemos detener la misión ahora mismo —por desgracia captó el mensaje enseguida mirando hacia Kaleb.

—Es mejor no decirle.

—Le diremos cuando estemos de vuelta, esto es una orden, Comandante. Lo ayudaré con el proceso cuando estemos en tierra.

—Sí, Señor.

Bueno, mierda, si no podía decirle entonces que no le dijeran a él.

Esto era una absoluta locura, ahora sabía algo que Kaleb debería saber, necesitaba saber, pero no le dirían para proteger su integridad emocional mientras estaba en la misión.

Sander suspiró, al menos esperaba que esto no se alargara demasiado o Kaleb recibiría la noticia demasiado tarde y las cosas se irían al demonio.

Sander no debería saber esta información.

Una vez en la base temporal cada uno dejó sus cosas en el lugar mientras se reunían con el equipo táctico. Kelly, quien se había sentado junto a él tocó su hombro.

—¿Todo bien?

No, nada estaba bien, la hermana de su amante, novio, o lo que sea que eran había fallecido y él no podía decirle, no podía consolarlo, tendría que seguir actuando con normalidad hasta ir a casa otra vez.

—Todo bien —murmuró por lo bajo viendo hacia otro lado.

Dejar de ver a Kelly fue un maldito error, porque Kaleb estaba justo frente a él y sus miradas se encontraron. Sander alejó la mirada lo más rápido que pudo, mierda, toda esta situación era una porquería.

Kaleb lo pateó por debajo de la mesa buscando llamar su atención, simplemente apretó la mandíbula y trató de ignorarlo. No podía sostener su mirada ahora mismo, mejor que siguiera enojado con él.

—Buenas tardes para todos —habló la coordinadora apoyándose en el extremo de la mesa, ellos asintieron—. Hoy haremos un intercambio de rehenes.

—¿Intercambio, por quién? —ella lo miró.

—El pirata que lograron extraer con vida hace aproximadamente tres meses nos brindó información importante —Sander suspiró.

—El Teniente está vivo.

—Sí, logramos llegar a un trato, entregaremos al pirata por el Teniente Sydow.

—Aún así puede ser una trampa —la coordinadora asintió.

—No estamos seguros de nada.

Sander tomó el mando esta vez, era su equipo y sus planes.

—Bien, entonces vamos a  dividirnos en dos equipos, yo iré con Howe y Horta —señaló mirando a Kelly y Paul, luego miró a los tres restantes—. Nosotros llevaremos al prisionero, los demás irán detrás en otro auto y a un kilómetro se separan y nos apoyan desde la distancia. ¿Alguna duda?

—No.

—Entonces prepárense. 

Una vez dio el permiso todos se pusieron de pie, Kaleb no intentó hablar con él otra vez, evidentemente se había enojado aún más luego de que lo ignorara.

Bien, eso era mejor que tenerlo intentando hablarle.

Sander se puso el equipo y cogió el fusil, el prisionero ya estaba en el auto con las manos atadas en el frente, tenía tres escoltas, así que Sander saludó e intentó tomar el mando de la situación de no ser por Kelly quien lo alejó para poder hablar a solas.

—¿Qué pasa contigo y Kaleb otra vez? —Sander pestañeó.

—¿Qué?

—¿Kaleb no te dijo que yo sabía?

—Voy a… —Sander gruñó, no podía creer que ese chiquillo fuese tan indiscreto como para…

—Él no me dijo nada, no soy estúpido —suspiró, bueno, si alguien iba a darse cuenta ese sería Kelly—. Hay algo que te tiene distraído.

Sander miró hacia Kaleb, él se estaba preparando para subir al otro auto, sus miradas se conectaron por un milisegundo y se alejó lo más rápido posible.

—Su hermana.

—¿Tiene familia? —Sander resopló.

—Sí que la tiene, y su hermana falleció hace unas horas y no puedo… —Sander no terminó la oración, Kelly no lo necesitó, simplemente asintió.

—No puedes decirle, no lo quieren desconcentrado.

—Sé que es la mejor opción, pero yo…

Kelly hizo presión en su hombro.

—No eres sólo su Comandante —Kelly suspiró, no tuvo que decir lo que pensaba, por este motivo era mejor no involucrarse demasiado—. Sander, tienes que trazar el límite ahora mismo, no puedes estar consternado por esto y entretenerte ahí fuera, mírame —gruñó, Sander lo hizo—. Hay un motivo por el que no se le dijo y fue para evitar precisamente la situación en la que estás. Haces lo mejor, no decirle es lo correcto y eso no va a cambiar.

—Lo sé —Kelly suspiró.

—Probablemente no ayudó demasiado, pero…

—Ayudó un poco —admitió y esa era la verdad, alguien más a parte de ellos sabía sobre esta relación que escondían y también compartía ahora este secreto que estaba acabando con él.

—Entonces vamos.

Kelly tomó el mando del todoterreno, Paul a su lado leía el mapa y Sander cuidaba del prisionero, Kaleb y los demás iban detrás.

¿Cómo creen que esté el Teniente cuando lo encontremos? ¿Estará de una pieza? —preguntó Oskar a través de la conexión que compartían, Sander suspiró.

—Si haremos esto debe estar de una pieza.

No tienen que arrancarte las malditas extremidades para hacerte hablar.

Sander mordió su labio inferior escuchando la maldición de Kaleb, eso no decía mucho de lo que le habían hecho, pero si lo suficiente.

—Cierto y tuvieron meses.

Prácticamente medio año.

—Dejen el tema —gruñó.

Bien, que sensible.

Kaleb, Oskar y Nikita se separaron a los dos kilómetros, Sander miró a todas partes comprobando por hostiles, eso no ocurrió hasta llegar al destino.

Kelly pisó el freno a penas vio a la comitiva del frente, traían dos autos y cuatro de ellos estaban fuera, habían varias personas situadas a lo largo de la montaña. Sander apretó la mandíbula, ellos eran sólo seis, o bien podía salir realmente mal o espléndidamente bien.

Bravo tres, cuatro y cinco, en posición —dijo Oskar por el comunicador.

—Bien, vamos a salir — dijo abriendo la puerta y jalando al rehén.

La atención se quedó en él, Sander agarró su arma y apuntó al pirata en la cabeza mientras se acercaba, Paul y Kelly salieron, ellos se quedaron cerca del auto sosteniendo el rifle.

—¿Dónde está? —preguntó refiriéndose al prisionero del otro lado, ellos achicaron los ojos—. Kelly, pregunta.

Kelly utilizó otro idioma esta vez, tampoco quisieron contestar, Sander levantó una ceja, bueno, carajo, probablemente no tenían al Teniente y todo era una maldita trampa para llevarse a este tipo.

Si resultaba ser así lo mataría antes de que lograran dispararle.

—Joder. ¿Qué pasa? Estoy perdiendo la maldita paciencia —gruñó Sander mirando a los enemigos, no había rastro del Teniente aún—. ¿Logran ver al Teniente?

Negativo, los cristales son tintados.

Sander hizo una señal a Kelly para que se acercara, le dio al prisionero y dio un paso al frente, varios enemigos apuntaron hacia él.

¿Qué mierda haces? Quédate ahí —gruñó Oskar desde el otro lado perdiendo su postura.

—Calmados —Sander dejó su fusil en el suelo junto a la pistola y dio un paso nuevamente—. Necesito hablar con el líder.

Ellos lo miraron, Sander estaba seguro de que podían entenderlo, el pirata hablaba su idioma. Luego de un minuto en silencio alguien se acercó, él también lo hizo manteniéndose a una distancia prudente, sólo ellos se escucharían.

Sander apagó su comunicador.

—Dijeron que tenían a uno de los nuestros y por eso trajimos al prisionero. ¿Era cierto?

—¿Cómo lo llamo? —preguntó el hombre mirándolo con suficiencia, Sander arqueó una ceja.

—Comandante.

—Bien, Comandante, está en obvia desventaja aquí, así que no estamos seguros de querer entregar al prisionero —Sander asintió.

—Lo comprendo, pero tengo a tres hombres fuera de su vista y la de todos sus hombres, uno de ellos es un francotirador más que excelente. Pueden matarnos a nosotros tres que estamos en su rango de visión, pero usted y mi prisionero no se irán vivos de aquí.

El hombre frente a él se echó a reír a penas terminó de hablar, Sander se estremeció, quizás iban a matarlos a todos realmente.

—Me cae bien, Comandante, le daré al prisionero, no se preocupe, está de una pieza.

—Me alegra escuchar eso —encendió el comunicador otra vez y le hizo una señal a Kelly para que se acercara con el prisionero.

Sander lo agarró, hasta que no tuviese al Teniente ahí no habría intercambio.

El jefe también dio una señal y trajeron a un hombre descalzo, el pantalón oscuro estaba lleno de tierra, la camisa blanca era de todos colores menos ese y traía una tela negra sobre la cabeza.

Sander arqueó una ceja y quitó la tela una vez estuvo frente a él, repasó al hombre con la mirada, cabello castaño largo, una barba larga y ojos azules. Sí, definitivamente diferente a la foto que había visto, pero luego de casi medio año en manos enemigas lo esperaba peor.

—Identidad confirmada —dijo soltando al pirata y agarrando a Dustin.

Sander recogió su armamento y caminó con él hacia el auto viendo a los contrarios, se irían sin pelear.

Bien, gracias por eso.

—¿Teniente Dustin? —preguntó Sander mirando al hombre, él asintió—. Lo llevamos a casa.

Sander suspiró una vez estuvieron en la base, el Teniente sería trasladado a su lugar, con su familia, la cual lo había llorado ya, pero tendrían una buena noticia, más que buena a su parecer.

La coordinadora de operaciones se detuvo frente a ellos con una carpeta y los miró, Sander supo enseguida que este no era el final.

—Equipo, tienen sólo cuatro horas de descanso, los necesitamos otra vez.

Sander apretó la mandíbula, no veía la hora de terminar todo esto. Mientras más tiempo tardara en dar la noticia, peor sería la reacción de Kaleb y estaba francamente asustado por ello.

……

Sander bajó del todoterreno y miró alrededor, los habían enviado a rescatar a una embajadora y según dijeron era la última misión luego de cuatro semanas.

Por fin irían a casa, aunque ya no tenía tantas ganas de llegar. Tenía que darle la noticia de su hermana a Kaleb un mes después del suceso y no sería nada bueno.

Se agachó cuando un disparo resonó en la carrocería del auto.

—Equipo Bravo, abajo —ordenó haciéndolos apurarse, Sander achicó los ojos, no vio a nadie al entrar, quizás los querían dentro—. ¿Alguien visualiza algún hostil?

—No —Kelly se arrimó al auto, Sander volteó hacia la parte trasera de la embajada, había una mujer haciendo señales para que se acercaran.

—Vengan aquí.

—Vayan, de uno en uno, por orden y abajo —Kelly fue el primero, luego Kaleb y los demás respetando el orden, evidentemente el hostil no tenía una imagen clara de ellos de ese lado.

—Vamos, Comandante, su turno —dijo Kelly haciéndole una señal.

Sander suspiró y corrió hacia allí a salvo como los demás, la mujer que los había dejado entrar era la embajadora a la que venían a rescatar.

—¿Es usted el Comandante? —la mujer lo miró, llevaba un traje negro y unos tacones extremadamente altos, el pelo castaño claro estaba recogido en una cebolla, sus ojos verdes eran duros como acero.

—Sí.

—Soy Tamara Price, la embajadora que vino a rescatar —ella ofreció su mano, Sander la tomó y asintió.

—Muy bien, entonces prepárense todos y…

—No, aún no podemos irnos, necesito hacer algunas llamadas y coordinar… —Sander apretó la mandíbula, sólo quería irse y llegar a casa de una vez.

—¿Es eso más importante que su vida? —la mujer lo fulminó con la mirada, definitivamente no iban a llevarse bien.

—Sí, así que espere o se va de aquí sin mí.

—¿Cuánto tiempo? —gruñó.

—Podemos irnos mañana.

—¿Nos hará esperar un día completo para sacarla de este infierno?

—Como mismo usted tiene responsabilidades yo tengo las mías —dijo tercamente, Sander suspiró.

—Está bien, pero no más tiempo —justo cuando terminó Sander tuvo que cubrirla debido al ruido en el exterior, su equipo disparó y él sacó la pistola para proteger mejor a la embajadora.

Él la llevó por el pasillo agachándole la cabeza y la dejó en una oficina, luego se reunió con su equipo nuevamente.

—Reporte

—Son civiles armados —respiró Kaleb agachándose, Sander se asomó, a diferencia de antes ahora tenían a una multitud embravecida ahí fuera.

—Tenemos permiso para disparar si son una amenaza —dijo a duras penas.

—¿Cuándo nos vamos? —preguntó Kelly arrugando la frente.

—Nos quedamos hasta mañana.

—¿Qué? —Oskar gruñó.

—La embajadora dijo que se queda hasta mañana.

—¿No podemos llevarla a la fuerza?

—No vamos a llevar a una embajadora a la fuerza, además, su gente está con ella. ¿Planeas secuestrarlos a todos?

—Sí, es una mala idea —replicó por lo bajo.

—Haremos guardias de dos para que los demás puedan descansar, ustedes comienzan ahora —señaló hacia Kelly y Paul, luego miró a Nikita y Oskar—. En cuatro horas relevan y nosotros somos los últimos —dijo mirando a Kaleb.

—¿Los civiles armados de allí esperaran hasta mañana? —Sander se encogió de hombros.

—Esperemos que sí, si hay movimiento extraño me comunican, los demás descansen. 

Sander fue con la embajadora, ella seguía haciendo llamadas y gritándole a muchas personas. Evidentemente no resolvió nada porque ocho horas después cuando fue la hora de su guardia aún estaba gritando.

Suspiró y fue a reunirse con Kaleb, él decidió tomar la entrada y Kaleb se quedaría con el otro lado, todo estaba tranquilo, la multitud ya no estaba, era un buen momento para irse, pero gracias a esa mujer tenían que quedarse corriendo peligro.

—Eh —Kaleb se acercó, Sander tragó, llevaba semanas evitando quedarse a solas con él gracias a la información que sabía y no podía decir.

Dios Santo, había pasado un mes desde aquello y su consciencia necesitaba un maldito descanso, por suerte, o desgracia, esta era la última misión.

—¿Todo bien?

—Sí, creo que están durmiendo, odio estar enfadado contigo. ¿Cuál es el problema? —Kaleb lo miró con insistencia, no podía decirle, eso lo pondría en peligro.

—No es nada, sólo estoy cansado.

—Pronto estaremos en casa —dijo agarrando su mano, los guantes evitaron el contacto de piel con piel, Sander apretó la mandíbula.

—Aquí no, Kaleb.

—No hay nadie cerca, los chicos están durmiendo y el grupo de la embajadora está ocupado —Sander miró sus manos juntas.

—Aún así…

—Sander… —siempre cedía a Kaleb, no tenía forma de evitarlo.

—¿Si?

—Sé que voy a complicar las cosas, pero…

—Te lo dije, no me lo digas, es mejor así —replicó, Kaleb apretó su mano.

—Ya sabes lo que voy a decir. ¿Cuál es la diferencia en escucharlo?

—Es mejor no escucharlo, hará las cosas más difíciles, sólo espera un poco a… —Kaleb lo interrumpió con un gruñido.

—Hará las cosas más reales, más peligrosas y no quieres eso.

—Es mejor no pelear ahora. 

—¿Estás arrepentido?

—¿De qué?

—De relacionarte conmigo, Sander.

—¿Arrepentido? —preguntó con un resoplido, Sander le acarició la mejilla—. No, no estoy arrepentido, ni voy a estarlo si me llevan a una maldita corte marcial.

—¿Estás seguro?

—Sí, vales totalmente la pena, Kaleb —Kaleb arrugó las cejas.

—No lo parece, ni siquiera puedes escucharme.

—Te escucho —murmuró, Kaleb apretó su mano.

—Y yo te amo.

No necesitaba escuchar esto ahora, estaba escondiendo un gran acontecimiento de Kaleb y acababa de decirle que lo amaba.

Maldición, su cabeza, su corazón no podía con tanto dolor, Kaleb se olvidaría de esas palabras una vez supiera lo que le había ocultado.

—Kaleb…

—Eso es todo, necesitaba decirlo.

—Eres un idiota —Kaleb se echó a reír.

—Sí, por completo, uno que te ama.

—No lo repitas —dijo entre dientes, Kaleb le acarició la mejilla.

—No es necesario que me lo digas, puedo esperar, así que no me alejes de tu lado.

—Kaleb…

—Todo está bien, quería escucharlo, pero…

Sander suspiró, nadie iba a alejarse y él no tenía que esperar a que sintiera lo mismo, ya estaba completamente jodido con este chico.

—Te amo —dijo mirándolo.

Kaleb pestañeó con obvia sorpresa.

—¿Puedes repetirlo?

—Estamos trabajando —recordó, Kaleb asintió.

—Puedo notarlo, compláceme sólo esta vez y haré mi trabajo.

—Te amo, Kaleb.

Kaleb sonrió y se arrodilló frente a él, lo besó suavemente, luego deslizó la lengua en el interior enredándola con la suya. Sander lo alejó y lamió sus labios, este chiquillo estaba loco, era demasiado peligroso, sin embargo, Kaleb estaba sonriendo y eso fue suficiente para él.

No mentía, Kaleb valía la pena totalmente.

—No fue tan difícil —murmuró— . Ahora regresaré a mi trabajo, no veo la hora de llegar y estar a solas.

Sander lo vio irse, su espalda era lo último que vería, mordió su labio inferior y se echó a reír sin pizca de gracia.

¿Qué estaba haciendo?

Estar a solas.

Probablemente no iban a estar a solas otra vez luego de que le diera la noticia de que su hermana ya no estaba. Lo odiaría por ocultarle la información por tanto tiempo.

Joder, lo conocía demasiado bien.

Este era el fin de algo que nunca debió comenzar.

El final de esta maldita relación clasificada.


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