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20🏅

Kaleb se acomodó en su lugar y echó un vistazo a través de la mirilla, en verdad no tenía ni un poco de suerte mientras estaba aquí en medio del desierto para eliminar a un terrorista.

El equipo estaba encubierto mientras esperaban a que apareciera el objetivo.

Suspiró de nuevo mientras esperaba, no tuvo ni un maldito tiempo a solas después de ese día en la piscina y de eso ya eran… uh… bueno, como tres semanas completas de despliegue y Kaleb se moría por llegar a casa.

—Bravo uno, objetivo en la mira, permiso para disparar —dijo viendo al objetivo, la voz de Sander se coló en su oído.

No, aún no.

¿Alguien está viendo lo mismo que yo? —preguntó Nikita, Kaleb miró con más atención hacia él.

Creo que lleva un chaleco bomba debajo —Paul respondió esta vez, Kaleb suspiró.

—¿Permiso para disparar? Es mejor ahora que cuando esté cerca de los demás. 

Bravo tres. ¿Puedes ver un detonador?

—No, está limpio.

No sabemos si se activa al morir, no tienes permiso para disparar.

—Entendido.

Kaleb se quedó quieto escuchando el ruido alrededor, una rama se rompió cerca alertándolo, pero no lo suficientemente rápido, alguien lo agarró alrededor del cuello y apretó.

Gruñó y lanzó un codazo que impactó contra alguna parte del hostil haciéndolo quejarse, se giró una vez tuvo la oportunidad y pateó su abdomen quitándoselo de encima.

Mierda, ¿Cómo los descubrieron? ¿Cómo supieron que estaba aquí?

El hombre saltó hacia él otra vez dejándolo en el suelo, su mejilla se raspó con algunas ramas, Kaleb agarró la pistola en su cinturón, disparó, el hombre cayó al suelo al instante.

Bravo tres ¿Qué pasó? Todo ese ruido…

Kaleb limpió la sangre de los arañazos en su mejilla y maldijo.

—Bravo uno, posición comprometida y no creo ser el único, deberíamos eliminar al objetivo e irnos —dijo por su intercomunicador.

Nosotros nos encargamos, ve al punto de encuentro.

Kaleb recogió su rifle y bajó, caminó al punto de encuentro y se sentó a esperar a los demás, ellos llegaron unos veinte minutos después. Sander se agachó a su nivel y levantó su cabeza colocándole dos dedos bajo el mentón.

—¿Algo más aparte de esto?

—No, debería ver al otro —dijo con una sonrisa, Sander asintió y se levantó.

—Lo imagino, estarán aquí por nosotros en tres minutos.

Kaleb subió al helicóptero cuando fue el momento y los llevaron directo a la base, por fin podría ir a casa y tener un momento a solas con Sander.

Bueno, eso tendría que esperar, porque Sander primero tendría que ocuparse de los niños y él dormiría un poco. Joder, extrañaba dormir en algo cómodo.

Sander colocó una mano en su hombro apenas estuvieron en el suelo y lejos de los demás.

—¿Nos vemos esta noche? —Kaleb rebuscó en su mochila.

—Aquí tienes —dijo cogiendo su mano y dejando una copia de su llave. De todas formas la casa era suya hasta que se cumpliera el tiempo de contrato.

—¿Me estás dando tu llave? —Sander estaba tan sorprendido que hasta fue gracioso, Kaleb asintió.

—Ujum…

—Podría besarte ahora mismo —Kaleb le palmeó el hombro y se echó a reír.

—Váyase ahora, futuro Teniente Coronel.

—Nos vemos en la noche — dijo Sander con una sonrisa, Kaleb asintió.

—Sí.

Kaleb llegó a casa, se dio un baño y luego de comer llamó a su hermana, Susan sólo respondió una llamada.

Es bueno escuchar que estás de vuelta. ¿Estás bien?

—Bien ¿Por qué estamos hablando nada más, qué pasa con la videollamada?

Sólo hablemos, hoy no me siento muy bien —Kaleb mordió su labio inferior.

—No sé si me lo darán pero puedo pedir un permiso para…

No, quédate ahí, no te preocupes, no estoy tan mal.

—¿Estás engañándome?

Estoy mal, pero no te quiero aquí —Kaleb se puso de pie.

—Susan, iré y…

No, le diré a papá que no te deje entrar, no te quiero aquí Kaleb.

—Pero quiero…

Ya nos despedimos, además, esto no va a suceder hoy.

—Te quiero —dijo tirándose al sofá, Kaleb gimió.

Yo también te quiero, no llores, no me gusta verte llorando.

—No me estás viendo —replicó secándose las lágrimas, Susan se echó a reír.

Tampoco me gusta escucharlo.

Kaleb estuvo hablando con Susan aproximadamente una hora, hasta que ella quiso colgar diciendo que estaba muy cansada. Mordió su labio inferior, aunque pidiese un permiso ahora mismo no se lo darían.

Iban a llamarlo en cualquier momento para que regresara.

En cuanto volviera iría a ver a Susan dijera lo que dijera y no importa si el mismísimo Coronel se oponía. Kaleb rebuscó entre las pastillas que le había indicado su doctora para dormir, tomó dos ayudado del agua del grifo y fue a dormir.

Mierda, todo esto era una basura, él debería estar allí con su hermana, no aquí tratando de dormir.

Kaleb pestañeó varias veces cuando comenzó a ver doble y finalmente cerró los ojos, esas estúpidas pastillas sí que eran potentes.

Gimió sintiendo un peso en su espalda, algo le hizo cosquillas en el cuello y mordisqueó su oreja, Kaleb abrió los ojos y levantó el codo intentando deshacerse de quien fuera. 

—Soy yo —Sander agarró su brazo, Kaleb suspiró.

—¿Estás loco? Me asustaste —gruñó girándose.

Sander se sentó frente a él y miró sus ojos, con la oscuridad de la habitación a no ser por la pequeña lámpara no estaba seguro de cómo lograba ver algo, aunque bien podía ser que él aún estuviese un poco drogado.

—¿Estás drogado?

¿Lo había dicho en voz alta?

—Sólo me tomé dos pastillas para dormir —murmuró con un encogimiento de hombros.

—¿Aún necesitas esa mierda?

—No las necesito, pero…

—No puedes estar drogado si nos llaman.

—Los efectos desaparecen a las seis horas. ¿Qué hora es? —Kaleb se frotó la cara.

—Una y media, llevo como diez minutos intentando despertarte —replicó Sander viendo su teléfono.

—En una media hora más pierden efecto y estaré fresco como una lechuga.

—No vuelvas a tomarlas —Kaleb asintió.

—Está bien.

—Joder, tienes el cuello rojo y este es un buen rasguño —Sander examinó su mejilla y Kaleb sonrió de medio lado.

—¿Ya no soy tan sexy?

—Siempre lo estás —murmuró dejando un pequeño beso en sus labios.

—Me alegra escuchar eso. ¿Qué tal los niños?

—Me costó hacerlos dormir. ¿Dormiste todo este tiempo?

—Sí.

—¿Comiste algo?

—Sí, pero ahora quiero comer lo que tengo en frente —mencionó deslizando una mano bajo su camisa, Sander lo miró.

—¿Qué tan drogado estás?

—No tengo que estar drogado para querer sexo contigo.

—Mmm… no me provoques, podría aprovecharme de ti.

—Aprovéchate de mí —murmuró desabrochándole el pantalón, los ojos de Sander se oscurecieron.

—Bueno, tú lo pediste —replicó quitándose la camisa y ayudándolo con la suya.

Sander lo fijó en el colchón y se sentó a horcajadas sobre sus muslos.

Kaleb lamió sus labios viendo la mirada hambrienta recorriéndolo, bajó y lo besó, el beso fue suave al principio y luego se profundizó haciéndolo gemir.

Kaleb jadeó y dejó que Sander besara cada extensión de su piel, el cuello, clavículas, el pecho, mordisqueó sus pezones y siguió por su abdomen.

—¿Qué tan drogado estás aún? —preguntó desabrochándole el pantalón.

—¿No vas a follarme porque me tomé unas tontas pastillas? —Sander quitó su pantalón junto a la ropa interior.

Kaleb gimió deseando su contacto, Sander acarició la erección.

—En realidad no quiero aprovecharme de ti —Kaleb cerró los ojos y agarró la sábana con fuerza.

—¿Quién te pidió que fueras tan considerado? —Sander lamió la punta haciéndolo gemir.

Kaleb mordió su labio inferior mientras lo chupaba de arriba abajo abriendo un poco más su mandíbula, abrió la gaveta como pudo sin interrumpir a Sander.

Cogió el lubricante y se lo ofreció.

—Pon tus dedos también —ordenó, Sander agarró el lubricante.

—Eres codicioso —Sander dejó de darle placer y agarró el frasco.

Él se quejó haciéndolo reír, Sander levantó sus piernas y regresó a lo suyo mientras un dedo entraba lentamente.  

Kaleb gruñó roncamente estirando una mano, tratando de agarrar su cabello, carajo, ni siquiera eso podía hacer. Sander miró hacia arriba deslizando dos dedos esta vez, gimió.

—Joder, sólo hagámoslo de una vez —Sander arqueó sus dedos y acarició su glándula.

Regresó arriba y deslizó la lengua por la punta, estimulando la uretra, su mano acarició la extensión húmeda.

—Paciencia, aún no estás listo —Sander bajó una vez más para chuparlo repetidamente.

Kaleb dejó salir una maldición cuando otro dedo se sumó en el interior.

—Sander, ya basta.

Sander lo sacó por completo de su boca y lamió sus labios, Kaleb jadeó mientras los dedos se deslizaban de su interior.

—Lo que digas —murmuró Sander quitándose la ropa que le quedaba.

Kaleb mordió su labio inferior, normalmente le gustaba este show, pero ahora estaba demasiado desesperado para ello. Él mismo cogió el bote de lubricante y dejó caer un poco en su mano, Sander maldijo cuando embadurnó su erección con el líquido.

—Vamos, ahora.

Sander obedeció y se metió entre sus piernas, frotó su pene resbaladizo contra el lugar sensible donde sus dedos habían estado anteriormente, provocándolo.

Kaleb dejó salir un gruñido consternado, su pene estaba frotándose contra su abdomen haciendo todo un lío de él y este hombre se empeñaba en molestarlo.

—Sander, si no te apresuras lo haré yo mismo —echándose a reír finalmente se desplazó en el interior arrancándole un gemido.

Sander lo besó y luego deslizó los brazos por parte posterior de sus piernas y empujó, su vientre tembló con el estímulo, el pene fue hasta el final y luego salió lentamente, su próstata fue presionada haciéndolo temblar.

Joder, no importa que hiciera este hombre, cada cosa con él, incluso un pequeño beso era increíble.

—Kaleb, acaríciate —ordenó Sander mirándolo con fuego en la mirada.

Kaleb se sentía como un pervertido por excitarse aún más mientras se tocaba bajo su atención.

El glande arañaba la pared interior, saliendo y entrando repetidamente, la razón de Kaleb desapareció lentamente mientras más persistía la situación. Estaba perdido en este hombre y eso lo asustaba a niveles extremos.

El placer se acercó mientras Sander seguía moviéndose y finalmente terminó con un jadeo. Sander bajó sus piernas y se acercó para besarlo, sus lenguas se enredaron mientras daba una última embestida y se corría en su interior.

—Mmm… ¿bien? —Kaleb sonrió.

—Bien, ya el efecto de la droga pasó, sólo estoy pegajoso —Sander se carcajeó mientras salía de él y acostaba a su lado—. Tengo que bañarme otra vez.

—¿Quieres que te ayude? —Kaleb se giró hacia él y colocó una mano en su pecho.

—Sander…

—¿Qué pasa? —Sander le acarició la mejilla evitando los arañazos hasta llegar al cuello. Kaleb tomó aire e intentó decir lo que quería.

—Yo… uh… te…

—No —gruñó Sander interrumpiéndolo.

Kaleb se sentó, estaba incómodo por lo pegajoso, pero la conversación era más importante.

—¿Qué?

—No lo digas —Sander los cubrió con la sábana y cubriéndolos, Kaleb resopló, no podía creerlo.

—¿Cómo sabes lo que iba a decir?

—Se vio por toda tu cara —Kaleb lo fulminó con la mirada.

—Fue difícil reunir el valor para decirlo y tú no me dejas hablar, ¿Por qué? De todas formas ya lo sabes.

—Después —mencionó mundanamente, Kaleb pestañeó.

—¿Después de qué? ¿Qué tengo que esperar exactamente?

—Cuando ya no estemos en esta situación.

—¿Qué situación? —Sander se acercó para besarlo, Kaleb rechazó el contacto.

—No te enojes, una vez que no exista el secreto, nada que se interponga podemos…

—Eso es una tontería, unas palabras no van a cambiar nada, y yo…

—¿Tu qué? —preguntó Sander mirándolo fijamente, Kaleb mordió el interior de su mejilla.

—Necesito escucharlo, no sé lo que sientes por mí y estoy demasiado inquieto con esta situación —Sander le besó el hombro suavemente.

—Siento lo mismo, no hay qué estar inquieto.

—Decirlo har…

—No, dejémoslo ahí —gruñó.

Mordió su labio inferior, según Sander sentía lo mismo por él, pero qué sabía Sander lo que él sentía, sólo necesitaba escucharlo, aunque sea una vez.

Aunque bien podía ser estúpido, las palabras eran palabras y no demostraban nada, pero al menos lo mantendrían engañado un tiempo. Kaleb suspiró escuchando la notificación de ambos teléfonos.

Genial, los estaban llamando de nuevo y ni siquiera obtuvo dos malditas palabras que podrían influir considerablemente en su estado de ánimo.

Evidentemente tendría que esperar para tener otro tiempo a solas con Sander y conseguir las malditas palabras, lo que se demorara el maldito despliegue.

Definitivamente esta no era su idea de una relación con Sander.

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