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18🏅

Kaleb apretó la mandíbula viendo a Sander, maldita sea, no podía separar los ojos de él y ahora mismo eso estaba haciendo un desastre consigo mismo.

Esto era una total mierda.

Nunca, jodidamente nunca, se arrepentía de una decisión.

Joder, sí que se arrepentía, estaba haciendo un trabajo terrible últimamente debido a eso. No podía parar de pensar en Sander, en la tontería que había hecho.

Kaleb respiró lentamente, se dijo a sí mismo los últimos dos meses que había tomado la decisión correcta, no estaba equivocado respecto a esto.

No debía meterse en esto, no debió confraternizar más de lo necesario, no…

Ya lo había hecho y no servía de nada ponerse a despotricar sobre ello, alejó a Sander porque era lo correcto. Kaleb terminó involucrando sentimientos en esto y no era parte del trato.

Sander quería una mujer a su lado, una mujer pequeña y delicada que pudiera ser una madre ejemplar para los niños y Kaleb estaba lejos de eso para cumplir con esos aspectos en específico.

Demasiado lejos, empezando por su sexo, que no era nada delicado, o pequeño, además, tenía un concepto bastante erróneo del amor.

No era el indicado para estar en ese puesto, pero lo quería tanto que era doloroso simplemente pensarlo, por eso era mejor alejarse.
 
—¿Qué pasa? —preguntó Kelly rodeándole los hombros con un brazo. Kaleb alejó la mirada de Sander, definitivamente fue atrapado añorando al Comandante.

—Nada, estoy bien.

—Hoy vamos a reunirnos en casa de Sander, así que…

—Esta noche tengo cosas que hacer —Kaleb se excusó rápidamente.

No quería ir ahí y ver a los niños, no quería sentarse en la misma mesa en la que tuvieron varios momentos, no quería seguir torturándose viendo lo que no podía tener.

Ya lo estaba pasando bastante mal gracias a su estúpida decisión de alejarse.

Estaba harto.

—Me importa una mierda lo que tengas que hacer, irás, y no hay discusión —Kelly apretó su agarre, Kaleb se deshizo de él con un encogimiento.

—Pero…

—¿Piensas que no lo noté? —preguntó Kelly mirándolo fijamente, Kaleb se estremeció, él sabía—. Tú y Sander están ignorándose y eso no es jodidamente conveniente, porque ambos están distraídos.

—No sé de qué estás hablando.

—No te hagas el tonto conmigo. Sander anda distinto desde que llegaste y tú influyes constantemente en su estado de ánimo, por lo que creo —Kelly rectificó—. No lo creo, estoy seguro de que tienen una relación, bueno, al menos tenían una. 

—No, espera, lo que dices…

—Atrévete a decir que me equivoco —Kaleb mordió su labio inferior—. No me importa qué hacen cuando no están desplegados, no me interesa la vida privada de nadie mientras no influya en el equipo. Por eso estoy interviniendo ahora.

—No puedo ir a su casa —murmuró.

—¿Por qué? —Kaleb no lo dijo, no iba a confirmar o negar nada, Kelly podía pensar lo que quisiera—Irás. Te veré allí.

—Kelly...

—¿Sabes quién está allí? —Kaleb apretó la mandíbula.

—No lo sé y tampoco me interesa.

Kelly se echó a reír como si hubiese dicho una tontería, bueno, sí que lo era, porque ahora quería saber quién estaba ahí, y esperaba que no fuera esa tal Jod…

—Jodie está de nuevo en casa de Sander, tratando de colarse en su vida otra vez. Esa mujer me molesta grandemente, así que arréglate con Sander de una vez o vas a estar invitado a su maldita boda.

—Si eso es lo que quiere no puedo hacer nada.

—Sander no quiere una maldita cosa con esa mujer, no le importa nada y me imagino que tú eres la causa de eso. Jodie está aprovechando para metérsele por los ojos otra vez.

—Ajá. ¿Y ahora prefieres que esté conmigo aunque eso termine con su maldita carrera militar? —Kelly se encogió de hombros.

—Ustedes fueron los que se metieron en ese lío sabiendo bien las consecuencias, así que asuman con ello.

—Estaré ahí —dijo a regañadientes, Kelly cabeceó.

—Bien.

Solo se presentaría porque estuvo evitando a los chicos, no iría para arruinar cualquier maldita cosa que Sander tuviese con esa mujer. No le importaba, podía ir a refugiarse en los brazos de quien le diera la gana y a Kaleb no le importaría.

Quizás la tal Jodie era justamente la madre que quería Sander para los chicos. Los vería, se alegraría por ellos y asunto terminado.

Ay, joder, si le importaba y no quería las manos de esa harpía sobre Sander, ni siquiera sería una buena madre para los niños.

Kaleb torció los ojos y se fue a casa, deliberadamente estuvo evitando a Sander más de la cuenta para evitar decirle algo estúpido sobre Jodie cohabitando con él.

Kaleb llamó a Susan aproximadamente a las nueve y ella respondió la videollamada con una bonita sonrisa.

Hola.

—¿Cómo estás hoy?

Bien, sin cambios. ¿Qué tal tú? —Kaleb suspiró.

—Bien —Susan hizo una mueca.

Ujum, igual que todos estos días atrás.

—¿Qué quieres decir?

Ese chico con el que estabas…

—No hablemos de eso, Susan.

¿Por qué no? Ve a verlo —Kaleb torció los ojos, no quería ir.

—Hoy tengo que verlo por obligación, iré a su casa, pero no haré ni diré nada, no puedo —murmuró entre dientes, Susan ladeó la cabeza.

¿Por qué no puedes?

Kaleb suspiró y se frotó el pelo.

—Porque fui quien lo alejó, quien salió corriendo cuando todo esto se puso complicado y…

Ese es sólo tu orgullo hablando, Kaleb —Kaleb arqueó una ceja.

—¿Qué?

No me mires así, te conozco y eres extremadamente orgulloso, admite que cometiste un error y búscalo.

Kaleb la miró fijamente, Susan sostuvo su mirada, definitivamente era hija de su padre.

—No sabes todos los hechos.

¿No lo quieres?

—Susan… —ella torció los ojos y negó.

Por supuesto que no vas a contestarme.

—Lo quiero más de lo que debería, pero nosotros no podemos…

Susan gruñó con exasperación.

Kaleb, deja de ponerle excusas a todo, yo no puedo tener una relación porque voy a morir pronto, pero tú, ¿Por qué no puedes acercarte al hombre que quieres?

—Es complicado —murmuró.

Vamos a intentarlo de otra forma.

—¿Qué?

Si te quedara sólo un día de vida, sólo uno, Kaleb, ¿Qué querrías que supiera, no te quedarían arrepentimientos?

—No me hagas esto —gruñó colocando el teléfono bocabajo, su hermana gritó del otro lado, así que no tuvo más remedio que volver a mirar la pantalla—. No sabes cuánto quiero decirle, pero no soy lo que necesita.

Susan se echó a reír.

¿Desde cuándo eres lo que los demás necesitan? Haz que te necesite. 

—Tengo que irme —murmuró poniéndose de pie.

¿Qué harás?

—No lo sé, aún no estoy seguro de querer esto de nuevo.

Ni siquiera lo intentaste antes, sabes lo que tienes que hacer, pero irás a tu propio ritmo, hablamos mañana.

—Descansa —dijo Kaleb terminando la llamada.

Cogió su chaqueta y luego de cerrar subió a la moto, no debería hacerle caso a su hermana. No debería acercarse a Sander otra vez, él estaba a punto de ser ascendido, podía llegar a Teniente Coronel y Kaleb acabaría con todo eso.

Joder, siempre era un maldito egoísta, ¿Por qué no podía serlo ahora?

¿Por qué tenía que estar pensando en las consecuencias cuando nunca le importó?

Él quiso está relación, se enamoró de Sander y ahora quería tenerlo a su lado. Era egoísta, pero y qué.

Nunca se engañó a sí mismo pensando que era un santo.

Kaleb condujo por unos minutos y estacionó frente a la casa de Sander. Apenas tocó la puerta abrieron para él.

Jodie.

Kaleb apretó la mandíbula y se obligó a saludar.

—Hola —ella sonrió.

—Sí, hola, están esperándote, ya sabes a donde ir, ¿qué quieres que te lleve?

—Una cerveza está bien, gracias.

Definitivamente necesitaría cerveza hoy para salir de una pieza. Kaleb caminó al patio, ya todos estaban ahí y el único puesto vacío era junto a Sander, por supuesto que eso era obra de Kelly.

Quería una reconciliación sí o sí.

—Vamos, Kaleb, siéntate — dijo el susodicho apuntando al puesto, Kaleb suspiró y finalmente se sentó.

—Quiero saludar al tío —dijo Cloe desde los brazos de Oskar, él arqueó una ceja.

—Salúdalo desde aquí.

—No quiero, súbeme.

—¿Qué te suba?

—Sí —ella tocó la mesa.

—Tenías que ser hija de tu padre —se quejó Oskar subiendo a Cloe a la mesa, ella caminó hacia él mientras los demás la ayudaban con sonrisas.

Sip, definitivamente era una de las chicas favoritas de este equipo.

—Hola —dijo cuando llegó a él, Kaleb se echó a reír y la sentó frente a él.

—Hola, linda. ¿Cómo estás?

—Feliz de verte —la sonrisa no mentía.

—También me alegra verte.

—Aquí tienes tu cerveza —Jodie regresó ofreciéndole la botella, Cloe hizo una mueca al verla.

—Gracias —murmuró agarrándola, Jodie sonrió y se quedó recostada en la silla de Sander haciéndole ver todo verde.

Bueno, joder, ahora estaba celoso, merecía estar en esta situación de mierda, él solito se lo había buscado.

—No me gusta ella —Cloe soltó su declaración acercándose a su oreja, aunque en realidad estaba seguro de que la habían escuchado teniendo en cuenta la reacción avergonzada de Sander y la cara de Jodie.

Kaleb apretó los labios evitando reírse.

—Bueno, ella tampoco me gusta a mí —le admitió en voz baja, Cloe se carcajeó haciendo que todos se interesaran, Kaleb se encogió de hombros.

—¿Puedo subir yo también? —preguntó Morgan acercándose a él.

—Claro, ven aquí.

Kaleb dejó su botella a un lado para cargarlo, lo sentó justo al lado de su hermana.

—No viniste la última vez —Kaleb asintió.

—Estuve ocupado.

—Ven la próxima.

—No me lo perderé.

—Niños... ¿No quieren bajar ya de la mesa? —preguntó Jodie acercándose a ellos, Morgan la fulminó con la mirada.

—No.

—Kaleb seguro quiere hablar con  los tíos y…

—¿Molestamos aquí? —preguntó Cloe mirando hacia él, Kaleb le acarició el pelo.

—De ninguna manera, no se preocupen.

—Por eso no nos gusta —replicó Morgan.

—Niños, Jodie tiene razón, están molestando — gruñó Sander poniéndose de pie y bajándolos a ambos.

Los dos comenzaron a llorar, Cloe le dijo a su padre que lo odiaba y corrió hacia Oskar, Morgan se refugió en sus brazos lo que hizo que se ganara una mirada mortal por parte de Sander.

—Morgan, todo está bien, papá estaba preocupado porque se cayeran —dijo acariciándole la cabeza, ambos lloraron por lo que parecieron horas hasta quedarse dormidos. Sander no dijo una palabra o trató de consolar a los niños.

¿Qué estaba pasando? ¿En serio estaba dándole la razón a esa mujer sólo para quedar bien con ella?

Este no era su Sander, no era el amoroso padre que le gustaba. Amaba a los mellizos por encima de cualquier cosa.

—Jodie, ¿hasta cuándo estarás por aquí? —preguntó Kelly casualmente tomando un trago de su cerveza.

—Unos días más, a Sander no le molesta, ¿cierto?

—No —Kaleb apretó la mandíbula y miró a Sander.

Él evitó su mirada, esto era terriblemente incómodo.

—Llevaré a los niños a su habitación —Sander se puso de pie y acercándose a él, Kaleb también.

—Te ayudaré con Morgan, lleva a Cloe.

—Si quieres, yo…—Jodie se acercó a él, Kaleb arqueó una ceja, por supuesto que no dejaría que Jodie lo cargara.

—Está bien, podría despertarse.

—Oh, claro.

—Deja que el novato te ayude —dijo Oskar entregándole a Cloe, Sander suspiró.

—Bien, vamos.

Ambos subieron a la habitación de los niños en completo silencio, Kaleb dejó a Morgan en su cama y lo cubrió mientras Sander hacía lo mismo con Cloe, él miró alrededor mientras salían.

—Es una habitación bonita.

—Gracias —murmuró Sander apagando la luz y cerrando la puerta.

—Sander —Kaleb lo acorraló contra una pared.

—No, no hagas esto —jadeó Sander colocando las manos en su pecho, Kaleb mordió su labio inferior.

—¿Ahora estás con ella?

—¿Por qué te importa eso?
Recuerdo que dejaste las cosas entre nosotros bastante claras, sólo sexo, ¿recuerdas? Querías que buscara…

—Una madre para los niños —terminó a regañadientes, Sander lo fulminó con la mirada.

—Si aún lo recuerdas déjame ir.

Kaleb dio un paso atrás y comenzó a caminar, bajó las escaleras y se retiró, no podía seguir ahí, no podía seguir recibiendo todo ese enojo de Sander.

Joder. ¿Qué había hecho? Parece que había arruinado las cosas por completo.

El entrenamiento del día después tampoco fue bien, por lo menos era entrenamiento y no una misión real. Por supuesto que no lo hizo salvarse de tener que ir a la oficina de Sander.

Kaleb apretó la mandíbula mientras lo seguía, una vez que Sander cerró la puerta se apoyó en el escritorio y cruzó de brazos, su mirada no era buena.

—¿Puedes explicarme qué jodidos pasa contigo? Estás haciendo un trabajo de mierda —Kaleb tragó.

—Lo siento.

—No te dije que te disculparas, quiero que me expliques cuál es el problema —Kaleb suspiró.

—No creo que deba saberlo, Comandante.

—Habla de una vez, Sullivan.

—¿Me está dando permiso?

—Sí —Kaleb dio un paso al frente.

—Tú eres el maldito problema.

—¿Qué? Mis órdenes no…

—No son tus órdenes, eres tú —replicó—. Lo que pasó entre nosotros, está jodiendo conmigo.

—Pues olvídalo de una vez.

Kaleb se echó a reír, no había podido olvidarlo en dos malditos meses, ya no lo haría.

—Llegados a este punto me di cuenta de que no puedo olvidarme de ello.

—¿Y qué quieres ahora? No voy a pedir un traslado y aún no cumples un año aquí —Kaleb lo agarró por el frente de su uniforme acercándose. Sander no se movió, él siguió mirándolo a los ojos.

—Me jode un montón admitir esto, pero creo que cometí un error.

—¿Un error respecto a qué? —preguntó, los ojos de Sander cayeron en su boca por un momento, sólo un segundo.

—A nosotros.

—No hay un nosotros, ya no —la replica lo hizo exhalar.

—Sí, joder, y eso está carcomiéndome.

—Dijiste que no ibas a arrepentirte —recordó con altanería, Kaleb le acarició la mejilla.

—Creo que también acabo de decir que cometí un error —Sander agarró su mano evitando que siguiera tocándolo.

—¿Qué te llevó a cometer ese error?

—Tú, siempre tú, Sander.

—¿Ahora me culpas? —preguntó con una carcajada nada graciosa.

—No te estoy culpando, tú eres la razón por la que me alejé.

—Explícate, Kaleb —Kaleb mordió su labio inferior.

—En esa primera misión, cuando saliste herido me di cuenta de algo que cambió todo.

—Justo cuando empezaste a ignorarme. ¿Qué cambió?

Kaleb tomó aire y lo dejó salir, haría esto, no tenía una jodida cosa que perder aparte de su posición en la armada.

—Me di cuenta de que habían sentimientos involucrados, que las cosas se complicaron demasiado, y no podía lidiar con eso.

—¿Qué me estás diciendo exactamente?

—Lo sabes —dijo mirándolo, Sander levantó las cejas.

—Entonces huiste porque estás enamorado de mí.

—Podría decirse.

—¿Sabes lo que estás diciéndo?

—Sí, estoy bastante consciente de ese hecho —Sander negó.

—¿Y qué quieres que haga con esa información ahora? ¿Te has vuelto loco?

—Bueno, no tengo idea de lo que vayas a hacer con ella, pero definitivamente voy a intentar algo. Así que mejor prepárate para rechazarme porque ahora tienes más que perder, tu ascenso está al llegar.

—¿Qué cambió? —preguntó Sander mordiendo su labio inferior.

Kaleb se echo a reír.

—Nada cambió y ese es el problema, pensé que era sólo el sexo increíble que teníamos, pero no, no es sólo sexo —Sander lo fulminó con la mirada.

—Te dije que no regreso una vez que me voy.

Kaleb se encogió de hombros.

—Y yo dije que nunca me arrepentía y sabemos cómo terminó —Sander lo empujó alejándolo de él.

—No puedo ceder otra vez a ti, no puedo seguir siendo un puto capricho para ti.

—No lo hagas Sander, porque si cedes no voy a querer soltarte de nuevo y tendremos un jodido problema, porque no soy lo que quieres —Sander apretó la mandíbula, Kaleb acarició su mejilla—. Prometí no dejar ir a la persona adecuada para mí cuando lo encontrara. Adivina Sander…

—Kaleb…

—Eres esa persona adecuada para mí y esta vez no voy a dejarte ir.

—Esto es…

—Comandante, si ya terminamos solicito permiso para retirarme.

Sander lo miró por un largo tiempo, luego accedió.

—Permiso concedido.

Kaleb finalmente se retiró y una vez cerró la puerta respiró con normalidad.

Bueno, había dicho lo que quería y más le valía a Sander resistirse a él porque ya no era un puto capricho como lo había llamado.

Esta vez era serio y planeaba quedarse con todo.

Jodie no iba a quedarse con lo que le pertenecía, así que era mejor que fuera recogiendo sus maletas si ya las había deshecho.

Quería a Sander, a los niños e incluso a sus padres.

Joder, no le importaba su maldita carrera militar si podía tener eso, estaba cansado de no tener nada e intentó alejarse porque no era lo que Sander quería.

Ciertamente no podía ser una madre para los niños por obvias razones, pero estaba seguro de poder hacerlo bien como padrastro, sólo tenía que hacer que Sander lo quisiera lo suficiente para ello.

Sólo esperaba que no fuese tarde o de verdad se quedaría sin nada.


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