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11🏅

Sander dejó el vestido rosa de Cloe colgando en el armario, coser esa cosa fue un infierno, pero todo por su hija que tendría una presentación en el Campamento de verano.

Caminó hacia la cama de Morgan y cambió el dinosaurio terriblemente duro e incómodo por un oso de peluche a los pies de la cama. Morgan se acurrucó al instante, él cantaría en la presentación y Cloe actuaría como princesa.

Sander se despidió con un beso en la frente y luego fue hacia Cloe, la cubrió con la manta y de igual forma le dió un beso antes de salir de la habitación. Sus padres estaban durmiendo también, así que entró a su habitación, escribió una nota y la pegó en el armario, como era amarilla se vería a la vista.

Aunque no esperaba que nadie tuviera que leerla, estaría temprano de vuelta.

Luego de coger sus llaves y cerrar bien subió al auto, hizo el mismo recorrido de la primera vez que fue a visitar a Kaleb y estacionó en el mismo lugar, caminar en la noche no era agradable, pero tenía una chaqueta.

Sander tocó apenas estuvo frente a la puerta, Kaleb no demoró mucho en abrir.

—¿Por fin lograste hacer que los niños se durmieran? —preguntó Kaleb con una sonrisa.

—Los dejé dormidos, junto con mis padres, no tienen que saber que no pasaré la noche en casa —Kaleb se echó a reír y lo dejó pasar.

—Si alguien se despierta en medio de la noche y va a tu habitación estarás en problemas.

—No van a llamar a la policía, dejé una nota que pienso desechar yo mismo en la mañana —Kaleb le señaló el sofá. Sander dejó su chaqueta colgada en el respaldo y se sentó, él hizo lo mismo a su lado.

—¿Dónde estás dejando tu auto?

—A una cuadra, no queremos que nos descubran —Kaleb por fin se acercó y lo besó suavemente, Sander deslizó la lengua en el interior y gimió con el sabor del refresco en su paladar.

—Sí, estamos bien así —Sander respiró.

—¿Qué tal tu hermana?

Kaleb torció los ojos al recordar algo divertido.

—Bien, hoy me habló sobre el chisme amoroso de las enfermeras y me preguntó por el mío —Sander se tensó al escuchar sus palabras.

¿Cuál era el chisme amoroso de Kaleb, le gustaba alguien? Ni siquiera habían disfrutado de esto.

Kaleb lo miró.

—No te preocupes, sólo le dije pocas cosas sobre nosotros para hacerla feliz, no puedo mentirle, me descubriría al instante.

Sander dejó salir su aliento con alivio. Se refería a él.

—¿Qué le dijiste? —Kaleb se estremeció y se aferró a su camisa cuando mordisqueó la concha de su oreja.

—Mmm… cosas —gimió, Sander sonrió y se colocó a horcajadas sobre él, los ojos de Kaleb se encendieron.

Sander le mordió el labio inferior, Kaleb aferró las manos a su trasero aguantándolo y apretando.

—¿No puedo saber qué cosas? —Kaleb jadeó y apretó mucho más.

—Quizás si trabajas duro te diga sobre ello.

—¿Qué tan duro? —preguntó dejándole besos en el cuello, Kaleb jadeó.

—No lo sé, sorpréndeme, debes trabajar muy bien en condiciones difíciles.

Sander sonrió y deslizó una mano desde su pecho hasta el borde del pantalón, luego acunó su erección.

—Mmm… ¿debería encargarme?

—Estoy ansioso porque decidas hacerlo —Sander bajó de su regazo y se arrodilló, desabrochó el botón de su pantalón de forma juguetona.

—¿Cuántas veces planeas tenerme de rodillas?

—Te ves bien desde aquí —murmuró.

Sander bajó la ropa levemente dejando salir su dura polla, Kaleb mordisqueó su labio inferior mirándolo.

—¿Si?

—Aún mejor si me dejas follarte —Sander levantó las cejas y colocó un dedo cubriendo la punta, Kaleb siseó.

—Así que quieres poner esto dentro de mí.

—Dios, sí, deja de torturarme —gruñó agarrando su muñeca.

—No te torturo, hacemos negocios —Sander acarició con su puño, Kaleb se arqueó contra el respaldo del sofá.

—Negocios, ¿por qué?

—Porque obviamente quieres follarme —acarició la erección lentamente, Kaleb se aferró a la parte posterior de su cuello y apretó los labios aguantando un gemido.

Sander sonrió con satisfacción, bajó la cabeza y lamió la punta.
Kaleb gruñó.

—Dejé que me follaras, creo que es justo —Sander lo miró.

—Esto no tiene nada que ver con la justicia, Kaleb, convénceme de otra forma —murmuró y luego llevó el pene a su boca tragándose todo lo que podía.

—Sander… —Kaleb dejó salir un murmullo entrecortado, Sander lo miró y le pellizcó el muslo, aún esperando su explicación—. Carajo, quiero follarte y puedo hacer que lo disfrutes —replicó, regresó arriba y acarició con su mano esta vez.

—¿Me lo aseguras?

—Sí —dijo entre dientes, Sander apretó.

—¿Qué tan seguro?

—Deja de hacerme hablar, no puedo pensar —Sander lamió la punta—. Joder, no deberíamos hacer esto aquí, Jessica infartaría si supiera…

—Nadie le dirá a Jessica.

—Pero…

—Bien, Sullivan, a tu habitación —ordenó poniéndose de pie, Kaleb lo miró lo peor que podía.

Sander se echó a reír y caminó a la habitación, Kaleb tardó en seguirlo, así que se sentó en la cama y quitó las botas junto a las medias dejándolas bajo la cama.

Kaleb apareció en la puerta unos dos minutos después, completamente desnudo esta vez haciendo que su boca se hiciera agua con la vista, músculos duros y tensos, su pecho bajando y subiendo un poco agitado, la erección goteante, perfecto para un maldito cuadro.

Sander mordió su labio inferior, sus ojos parecían un poco salvajes, definitivamente no la misma persona que había dejado hace unos minutos atrás. Kaleb revisó en una bolsa justo en el piso a los pies de la cama sin prestarle mucha atención y sacó un bote de lubricante.

Sander se estremeció cuando caminó hacia él, dejó el bote en la esquina de la cama y levantó su barbilla para que lo mirara directamente.

—Vuelve a llamarme por mi apellido cuando estemos solos y no terminará bien —Sander arqueó una ceja, así que eso lo había molestado—. ¿Vas a dejar que te folle o no?

—¿Qué forma de pedirlo es esa? — replicó, Kaleb resopló.

—La que te mereces luego de llamarme por mi apellido.

Sander hizo espacio en la cama y palmeó el lugar.

—Ven aquí —Kaleb se sentó, era difícil concentrarse cuando estaba así de desnudo—. No fue a propósito.

Kaleb lo empujó hacia atrás dejándolo caer en el colchón, él levantó su camisa, Sander ayudó a quitarla, el chico tiró la tela al otro lado sin dejar de verlo, su mano acarició el pecho descubierto haciéndolo jadear.

—Fuera soy Sullivan, aquí dentro quiero ser sólo Kaleb para ti.

—Eres Kaleb —murmuró mirándolo a los ojos.

Kaleb asintió y desabrochó el pantalón con lentitud, él lo miró buscando una confirmación.

—¿Vas a dejar que lo haga? —Sander suspiró.

—Sí, hazlo —Kaleb terminó de quitar su ropa y también la lanzó, se metió entre sus piernas rozándolo con la erección y mordisqueándole el cuello suavemente.

—¿Hace cuanto no eres el de abajo?

—Creo que ocho años —dijo mientras le besaba el cuello, Kaleb mordió uno de sus pezones y miró hacia arriba.

—¿Ocho?

—Ujum, un poco antes de casarme, así que no seas tan brusco conmigo, utiliza mucho lubricante hoy —Kaleb chupó el pezón y luego se movió del otro lado.

—Ser brusco no es mi intención, planeo hacer que sea fácil y agradable para ti.

—¿Si? —gimió, Kaleb besó sus abdominales y mordisqueó alrededor de su ombligo.

—Ujum, de esa forma vas a querer repetir.

—No siempre voy a pedir que seas suave —Kaleb besó su pelvis.

—Eso espero, no tengo demasiada paciencia —replicó lamiendo la punta de su pene.

Sander cerró los ojos y gimió mientras tragaba todo lo que podía, Kaleb arremolinó la lengua alrededor, mojándolo por completo. Chupó de arriba abajo abriendo un poco más su mandíbula, Sander aferró las manos a la sábana y gruñó.

—Kaleb… —como respuesta hizo un ruido lo que estimuló el doble su erección. 

Kaleb miró hacia arriba, viendo cada reacción cada vez que bajaba y subía, Sander le colocó una mano en la cabeza y empujó un poco tratando de obtener más, Kaleb no se quejó.

Simplemente soportó, succionándolo reiteradamente con fuerza, y luego chupándolo con suavidad.

Sander lo empujó alejándolo, los labios de Kaleb estaban completamente rojos y húmedos, él los lamió.

—Vayamos al plato fuerte —Kaleb se estiró, agarró el lubricante y dejó caer el líquido en su mano.

Un beso llegó derritiéndolo por completo, Sander saboreó su propio sabor mezclado con lo dulce de Kaleb mientras los dedos del chico tanteaban, no invadían. Otro beso fue depositado en su boca y uno de los dedos resbaladizos entró haciéndolo ver estrellas.

Maldición, llevaba demasiado tiempo si hacer esto y fue una pena olvidar la sensación.

—¿Puedo poner otro?

—Sí —Kaleb asintió y fue directamente a ello, Sander gimió cuando sus dedos se arquearon.

Su abdomen tembló con el estímulo, dobló los dedos de sus pies con fuerza arrugando la sábana cada vez que presionaba. Kaleb tragó cada uno de sus gemidos de forma complaciente.

Sander se estremeció y su amante le mordió el labio inferior, los dedos acariciaron más rápido, un punto en específico fue estimulado varias veces haciéndolo incapaz de pensar.

—Vamos, saca tus dedos y…

—¿No decías que no te gustaban las órdenes? —preguntó Kaleb suavemente mientras mordisqueaba un pezón.

—No cuando me las dan.

—Mmm… generalmente sigo órdenes, pero en la cama… —Kaleb dejó la oración inconclusa, sus dedos volvieron a rozar el lugar correcto haciéndolo gemir.

—Harás que me corra y te quedarás a medias.

—Tienes un poder de convencimiento bastante alto.

Kaleb sacó sus dedos haciéndolo quejarse y tomó el lubricante otra vez para embadurnar su pene, la sonrisa satisfecha de Sander al ver su expresión no tenía comparación.

—Es bueno escucharlo —murmuró.

—Como quisiera verte montándome —Sander jadeó cuando Kaleb agarró una de sus piernas y ladeó, casi haciendo que estuviese sobre la cama—. Pero no tengo paciencia para eso esta noche. 

Sander suspiró al sentir la presión inicial, la sensación fue quemante y dolorosamente placentera, Kaleb fue sumamente lento a pensar de decir que no tenía paciencia y lo agradeció.

El pene fue hasta el final haciéndolo ver las estrellas y luego salió lentamente dejándole una sensación de anhelo, Kaleb sonrió viendo su expresión y mordisqueó su oreja.

—Carajo, no me mires así, podría devorarte —Sander lo apretó con una de sus piernas.

—¿Qué esperas? Devórame, Kaleb, vamos.

Kaleb estiró una de sus piernas hasta el límite y empujó más rápido esta vez, Sander se arqueó levemente soportando cada embestida que presionaba directamente su próstata.

—¿Estás bien? —preguntó acariciando su mejilla, Sander jaló su brazo atrayéndolo hacia él.

—Sí, ven aquí.

Kaleb lo besó a medida que seguía moviéndose contra él, Sander gimió en su boca y le arañó la espalda, aferrándose.

Kaleb bajó a su cuello y mordisqueó suavemente, gruñó presionándose contra él. Kaleb subió y acarició su erección, pellizcándole la punta, Sander mordió su labio inferior.

—Carajo, no me…

—¿No qué? —preguntó Kaleb antes de besarlo nuevamente.

Sus bocas se encontraron nuevamente, las lenguas se enredaron y en menos de un jodido segundo se convirtieron en un desastre jadeante sin posibilidad alguna de separarse.

Kaleb pellizcó sus pezones y luego mordió sin dejar de moverse haciendo que se calentara más, mucho más. Sander estaba seguro de que se correría en cualquier momento.

Sander jadeó envolviéndolo con sus brazos mientras mordía su labio inferior, Kaleb gruñó y empujó más rudo que antes contra él, el placer se extendió, acumulándose en su bajo vientre.

No pudo aguantarlo mucho más, se estremeció y la sensación bajo su vientre creció, Kaleb apretó su pene y terminó manchando su mano.

Kaleb le mordisqueó la oreja.

—¿Puedo correrme dentro de ti? —Sander murmuró su confirmación.

Kaleb se movió dos veces más y se tensó contra él, una vez satisfecho lo miró mientras jadeaba, su frente estaba sudada, las mejillas un poco rojas y sus ojos endemoniadamente eróticos.

Kaleb se separó y salió de su interior suavemente haciéndolo jadear.

—¿Te hice daño?

Sander se sentó, podía sentir el escozor, pero estaba bien, más que bien luego de semejante orgasmo, miró al cachorro y apuntó al baño.

—Definitivamente no, pero necesito un baño.

—Mmm… podría ayudarte —ronroneó Kaleb acariciándole el cuello con la punta de la nariz.

Sander lo pensó un momento, pero finalmente decidió la mejor opción por muy tentador que se escuchase.

—No, te bañarás después de mí, no puedo con otra ronda.

—Vale, prepararé chocolate caliente mientras —Kaleb se  puso de pie y caminó a la sala de estar totalmente desnudo, de todas formas su ropa estaba allí.

Por su parte, Sander fue al baño y se dio una ducha, rebuscó por una toalla nueva y la enredó en su cintura mientras repasaba el lugar buscando algo de ropa limpia, finalmente cogió una camiseta y un pantalón de Kaleb.

Kaleb llegó justo a tiempo con dos tazas de chocolate en la mano, Sander agarró una de ellas y se sentó en la cama apoyándose al respaldo.

—Entonces, ¿vas a decirme ahora que le dijiste a tu hermana sobre nosotros?

Kaleb se sentó frente a él y le dio un sorbo a su chocolate, Sander también lo probó, el sabor dulzón se fijó a su lengua.

—¿Sobre qué? —levantó una ceja mirándolo.

—Me hiciste trabajar duro por esas respuestas.

Kaleb lo miró.

—Mmm… que eres apuesto —Sander tomó otro sorbo y asistió como si no estuviese interesado.

—¿Si? ¿Qué más? —Kaleb se estiró teniendo cuidado con su chocolate y lo besó suavemente, su sonrisa era bastante arrogante.

—¿Necesitas más halagos?

—Bueno, nunca escuché lo que piensas de mí —replicó, Kaleb volvió a su puesto del otro lado, su mirada era oscura.

—¿Hace falta eso? Mis reacciones deberían ser más que suficientes.

—Eso sólo me dice que estás… —Sander calló buscando la palabra correcta, Kaleb se echó a reír.

—¿Caliente por ti? —proveyó de pronto, Sander levantó una ceja, Kaleb se echó a reír—. Todo el maldito tiempo.

—Deja de bromear.

No era una broma, pero Kaleb no lo dijo, sólo volvió a tomar de su chocolate, justo cuando Sander pensó que la conversación terminaría, habló otra vez.

—Le dije que eres atractivo, mandón a nivel extremo y terriblemente terco.

—¿Mandón a nivel extremo?

Kaleb le dio un pequeño golpe en la rodilla con su pie.

—Sí, eres mandón y me hiciste trabajar mucho para convencerte así que no te quejes por lo de terco.

—Eres terrible, Kaleb —Kaleb dejó su taza de chocolate en la mesa de noche y se colocó a horcajadas sobre él.

—¿Y tú, qué piensas de mi?

Sander bebió y dejó que sufriera un poco por su respuesta, Kaleb no se quedó quieto mientras, él comenzó a deslizar un dedo por encima de su camiseta acariciándolo.

—Eres tan sexy que me haces perder la cabeza, eres persuasivo y juguetón, pareces un cachorro —Kaleb se detuvo y pestañeó.

—¿Acabas de compararme con un perro?

—Mmm… eres lindo como un cachorro —Kaleb salió de su regazo y se acostó, Sander se echó a reír, dejó su vaso junto al de Kaleb y también se acostó de lado para poder verlo—. ¿Te enojaste?

—No, pero no me gustó nada esa comparación —murmuró mirándolo, Kaleb colocó una mano en su pecho—. Te quedarás a dormir, ¿cierto? —Sander agarró su mano.

—Mmm… sí, me iré antes de las cinco.

—¿A dónde tienes que llevar a los niños?

—Al campamento de verano, al menos les gusta eso.

—¿Si? —Sander sonrió, ni siquiera quería acordarse del día de hoy.

—Ujum… hoy Cloe me hizo coserle un traje de princesa que ya no le quedaba, mi madre no coge una aguja ni de broma —Kaleb se echó a reír.

—Hubiese querido ver eso.

—¿Verme cosiendo? —preguntó fulminándolo con la mirada. Kaleb torció los ojos, pero no dejó de sonreír, de burlarse de él.

—Sí, probablemente fue divertido, al menos imaginarlo lo es.

—Fue divertido, mis padres no pararon de reírse viéndome coser el vestido rosa.

Kaleb dejó de reír, apretó su mano y lo miró a los ojos, nada de diversión esta vez.

—¿No piensas casarte otra vez?

—Encontré a una mujer hace un tiempo, era bonita y agradable con los niños, pero terminó cansándose de mi trabajo.

—Oh.

—¿Qué hay de ti? —Kaleb arqueó una ceja, parecía divertido.

—¿Qué me preguntas exactamente, si quiero casarme?

—No lo sé, lo que quieras contestar.

—No, casarme con un hombre arruinaría muchas cosas —murmuró, Sander arqueó una ceja.

—Ya podemos casarnos con hombres, no es…

—Sí, sé sobre eso, pero no, muchas cosas cambiarían, además, también te gustan los hombres, ¿te casarías con uno?

Sander frunció las cejas.

—Estoy en una situación diferente a la tuya, no les presentaré un novio a mis hijos, es una idea terrible, la única opción es quedarme soltero o casarme con una mujer.

—Luego te quejas de mí, los niños entienden esas cosas y la nueva moda es tener dos papás o dos mamás —Sander torció los ojos.

—Ajá, estás igual que mi madre.

—¿Tuviste esta conversación con tu madre?

—Sí, dijo que estaba bien, apoyaría a la persona que escogiera.

—Eso es lindo de su parte —suspiró colocándose bocarriba, Sander colocó una mano en su pecho y acarició suavemente.

—Claro —admitió no muy convencido, Sander contorneó una cicatriz—. Sé que te llevas mal con tu familia, pero tienes amigos, ¿verdad?

Kaleb cerró los ojos y se frotó la frente, evidentemente tampoco era un buen tema para tocar.

—Los tenía, hasta que me abandonaron en medio de la selva.

Sander se apoyó en su brazo y se levantó para poder verlo a los ojos.

—¿Se conocían de pequeños?

—Sí, fue lo que más dolió, luego, ver el rostro de mis padres cuando confirmaron que estaba vivo. Dios, eso fue…

—Lo siento —Kaleb gruñó.

—Maldición, yo lo siento, hablar sobre esto no es agradable.

—Está bien, ahora tienes un nuevo equipo y otra familia.

—Mejor que la primera por mucho, si no fuera por Susan —la voz de Kaleb se quebró un poco y se giró dándole la espalda. Sander se arrimó a él y le acarició el pecho.

—Kaleb.. —se estremeció—. ¿Todo bien?

—No creo que esté bien en algún momento —murmuró, Sander siguió acariciando y le besó la parte posterior del cuello.

—Nada es eterno, Kaleb, la muerte le da sentido a nuestras vidas, es un ciclo natural.

—Saber eso no hace que sea menos doloroso.

—Lo siento, sé que no lo hace más tolerable —Kaleb tomó su mano y se giró otra vez, sus ojos estaban un poco rojos.

—¿La madre de los niños estaba bien con tu trabajo?

Sander suspiró.

—Sí, su padre pertenecía a este mundo y ella estaba bastante adaptada.

—Por tu expresión, puedo decir que fue uno de esos amores que sólo suceden una vez en la vida —Sander le dio la razón.

—Por desgracia fue bastante efímero —Kaleb sonrió.

—Pero te dejó unos niños preciosos.

—Sí.

Kaleb suspiró.

—Espero tener una familia como la tuya en algún momento, sólo tengo que encontrar a la persona adecuada.

—Asegúrate de no dejarlo ir cuando lo encuentres.

—Puedes estar seguro de que no lo dejaré ir —murmuró Kaleb arrimándose a él para poder besarlo.

Sander deslizó la lengua en el interior y se deleitó con el sabor del chocolate, las manos de Kaleb deslizándose debajo de su camiseta lo acariciaron suavemente, provocando.

—¿No ibas a bañarte?

—Mmm… no estoy lo suficientemente sucio —Sander jadeó cuando le levantó la camiseta y mordisqueó sus pezones.

—Jodido cabrón, acabo de bañarme.

—Podemos bañarnos juntos más tarde.

La charla había terminado, pero los planes cambiaron levemente, ya no irían a dormir.

Sander estaba de acuerdo con eso, aprovechar el tiempo era lo mejor en esta situación.

Disfrutaría de esto hasta que Kaleb encontrara a esa persona adecuada.

Sólo esperaba poder marcharse de una pieza cuando eso ocurriera.

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