1🏅
Ana Frank en su momento dejó plasmada una frase en su diario que se ha convertido en su día a día.
“Los débiles mueren y los fuertes sobrevivirán, y vivirán para siempre”
Algunos aún no saben cuánta razón se oculta entre una línea de palabras, y en su línea de trabajo como marine le había tocado ver a compañeros perder sus extremidades, arrastrarse hasta el último aliento por cumplir una misión y a veces no llegar a casa.
Sander nunca podría acostumbrarse a perder a alguien, a darles la noticia a sus familiares de que su compañero, no, su amigo, tampoco, su hermano había muerto bajo su mando cumpliendo con su deber.
Saber que en ocasiones sólo regresa una caja simbólica por el bien de la misión.
Esta vez tampoco iba bien y Sander tenía un mal presentimiento, como si estuviese guiando a su equipo directamente a una trampa, sólo era una misión de rutina, sin embargo, el ministro debió enojar a gente muy peligrosa.
En el camino dos de sus hombres se habían hecho daño, pero ahora tenían al hijo del ministro frente a él luego de entrar a un subterráneo enemigo.
El último informe del paquete fue a las 18 horas y agradecía ahora mismo que no tuviese nada más grave que unos moratones, nada de tortura o...
Sander habló por su comunicador.
—Central, aquí el equipo Bravo, confirmamos el paquete, procederemos a la extracción.
Sander se aferró a su pistola esperando la confirmación.
—Recibido, el helicóptero los recogerá en el punto acordado, tiene luz verde para proceder, Bravo uno.
Se acercó al muchacho y abrió los ojos al escuchar un ruido bajo la silla, lo conocía, por supuesto que lo hacía, dio una orden que no supo si su equipo escuchó e intentó protegerse mientras la explosión resonó en todo el lugar sepultándolos por completo.
Era una trampa y fueron directo hacia ella.
Sus oídos pitaban y todo estaba oscuro, gimió y escupió un poco de arena, los escombros lograron atrapar su pie y por la forma en que estaba no era bueno. Su cabeza sangraba gracias a que había perdido el casco en algún momento, pero al menos estaba clara.
Sander habló por el comunicador esperando la respuesta de sus compañeros.
—¡Equipo Bravo, repórtense! —casi gruñó debido al dolor, sin respuesta, tomó un poco de aire y volvió a intentarlo, esta vez gritando directamente—. ¡Equipo Bravo, repórtense!
Algunos escombros se sacudieron y el ruido de la tos comenzó a llenar el lugar aliviándolo un poco, estaban vivos, el primero en responder fue Oskar.
—Aquí, Bravo cinco.
Sander sintió como su corazón latía más lento ahora, sin embargo, la preocupación seguía ahí por los que no contestaban aún, faltaban cuatro, el sonido de piedras cayendo y resbalando lo hizo mirar a su derecha. Los escombros cedieron y una tos seca se abrió camino en la silenciosa cueva donde todos habían quedado sepultados.
Sentía un latido en la pierna herida, su cabeza punzaba a estas alturas y sospechaba que su hombro derecho estaba dislocado, pero no había más que alivio mientras más ruido escuchaba en el lugar.
—Aquí... B... Mierda... Cuatro —tosió Nikita dejando salir una desesperada tos, el polvo se revolvió, la voz de Kelly fue la siguiente en llenar el espacio.
—Aquí, Dos.
Una vez el silencio se asentó y sólo podían escuchar sus respiraciones y jadeos, Sander se atrevió a preguntar con un nudo en la garganta.
—¿Tres, Seis?
—Seis no lo logró —mencionó Kelly acercándose a él, en algún momento encontró una linterna y estaba alumbrando para ver donde dejaba caer sus pies.
—¿Alguien puede ver a Bravo Tres?
—No lo vi en mi camino hacia aquí —dijo una vez llegó a él, Kelly abrió los ojos mientras alumbraba su lesión, la maldición fue instantánea.
—Joder, Comandante... —Sander negó y levantó su brazo bueno, sus ojos se achicaron ante la luz.
—Busquen a Tres, puedo esperar.
Kelly apretó los labios y alejó la luz a regañadientes, su Teniente se hizo cargo de la situación al instante mientras se alejaba.
—Bravo Cuatro y Cinco, ayuden a Bravo uno, tiene un hombro dislocado, un golpe en la cabeza que podría llegar a ser una conmoción cerebral y la pierna debajo de los escombros debe estar rota.
Sander apretó los dientes haciendo que el dolor aumentara, se escuchaba tan mal como se sentía, lo peor de todo es que no podía hacerse cargo de la situación y sacar a sus hombres de este lugar, ya había perdido a uno, esperaba no perder a otro.
Nikita y Oskar llegaron a él con cortes sangrantes, pero no parecía ser de gravedad, bien podían estar dañados en el interior.
—Reporte de daños —pidió, Oskar movió el cuello de un lado a otro.
—Nada grave, quizás una costilla rota y cortes superficiales debido a las rocas. ¿Que tal tú? —preguntó mirando a Nikita.
—Un esguince en el tobillo y una herida en la pierna de la que ya me encargué con mis suministros, sin sangramiento activo por el momento gracias al polvo de coagulación.
Sander suspiró.
—¿Ya nos podemos hacer cargo de usted? Tenemos que sacarlo de ahí.
—Sí.
—Encontré a Bravo Tres —Sander aguantó la respiración en lo que llegaba el parte—. Sin signos vitales —anunció Kelly haciendo que el lugar se pusiera más frío de lo que estaba.
—Bravo dos, el paquete…
Kelly volvió, su cabeza se movió suavemente.
—No sobrevivió, ahora vamos a sacarlo de ahí, Comandante —obtuvo de vuelta.
—Deben quedar otros afuera, hay que tener cuidado al salir.
—Sí, Señor. Ahora hay que llevar ese hombro a su lugar. ¿Alguno recuerda cómo hacerlo?
—Yo lo haré —dijo Nikita sentándose sobre los escombros—. Vayan preparando todo lo que pueda ser necesario para su pierna —lo miró—. Dolerá—Sander dejó salir el aire.
—Adelante.
Nikita le indicó a Oskar que lo mantuviera firme, aún estaba sentado en el suelo y la posición no era ideal, pero no es como si tuviesen muchas opciones actualmente.
Se ajustó el uniforme consiguiendo una buena porción de tela para morder, dolería, no tenía duda de ello.
—Aquí vamos, a la de tres. Uno… —Sander aferró la mandíbula a la tela y gruñó cuando Nikita utilizando su peso a su favor hizo un movimiento rápido para llevar su hombro al lugar.
Dios santo, era un infierno.
—¿Funcionó? —Sander movió sus hombros, dolía puesto que aún estaba lesionado, pero el dolor inicial había remitido.
—Creo que sí, en su lugar de nuevo.
—Comandante, ahora vamos a sacar su pierna, debe aguantar. ¿Está todo listo?
—Listo —Kelly se colocó a su derecha y agarró una esquina de la gran roca, Nikita y Oskar la tomaron del otro lado.
El dolor que fácilmente estuvo antes entumeciéndolo llegó más fuerte que nunca, Sander mordió la tela de nuevo y miró hacia su pierna libre esta vez.
Mierda.
Su pierna no estaba en el ángulo correcto. El uniforme se rasgó y tenía una gran herida, al menos no veía ningún hueso asomándose por ahí, Nikita confirmó.
—No es una fractura expuesta, pero cien por ciento seguro de que está rota —dijo inclinándose sobre él—. Detengamos ese sangrado.
El polvo de coagulación quemaba, haciendo el dolor inaguantable, Sander estaba seguro de que si la adrenalina aún no estuviese recorriendo su cuerpo se habría desmayado.
Recordaba vagamente toda la situación, sus compañeros utilizaron la madera de una puerta para inmovilizar y se recordaba a sí mismo dando órdenes, Nikita quejándose sobre querer ser el médico y luego rechazar las pastillas para el dolor.
Sander pudo salir luego de que improvisaran unas muletas con barras, no fue cómodo y lo peor era que estaba siendo una carga para su equipo, mientras ellos llevaban a los caídos y al hijo del ministro él sólo podía arrastrar a su patético ser.
Se había desmayado en algún momento de la situación, pero al menos había logrado salir del subterráneo.
……
Sander abrió los ojos de nuevo esperando encontrar dolor y la arena del desierto, eso no pasó, estaba en una blanda cama con Nikita durmiendo en el incómodo asiento a su lado como si fuese lo mejor del mundo. Su pelo rubio estaba más largo que la última vez que lo vio, Sander tomó una flor del jarrón y se la tiró haciéndolo saltar.
—Mierda, ¿Qué… —Nikita abrió los ojos al verlo despierto—. La puta madre que te parió Sander, nos diste un susto de muerte.
—Eh... ¿con… esa boca… besas a… tu madre? —su garganta estaba rasposa y probablemente no había logrado articular las palabras, pero Nikita lo conocía desde hace años, sabía de cada cosa que pasaba por su cabeza. Él se puso de pie y sonrió de medio lado.
—No, a la tuya, me alegra verte despierto, ¿cuánto tiempo será esta vez?
—¿Qué…?
—Ya pasaron cuatro semanas, cuatro, Sander, tuviste una conmoción cerebral, fue terrible, los médicos no nos dieron muchas esperanzas, has despertado a intervalos, tu madre estaba terrible y… —eso explicaba bastante del estado de su garganta, ver a Nikita tan asustado estaba haciendo estragos con sus nervios.
Sander sólo quería un poco de agua, pero había algo más importante que eso, ya había despertado y quería saber si podía volver a lo suyo.
—Mi pierna…
Nikita se detuvo, pestañeó con confusión y luego de unos segundos suspiró.
—Está bien, sólo rota, sanarás en unos meses —Sander exhaló su alivio y miró el agua lejos de él, Nikita siguió su mirada.
—¿Quieres agua? —Sander asintió, Nikita incluso lo ayudó a tomar agua, sólo un trago fue suficiente.
—¿Los demás, están bien?
Esta vez su voz sonó un poco mejor, menos quebrada de lo que parecía antes. Nikita levantó las cejas.
—Sí, todos estamos bien, el más magullado fuiste tú.
—Mierda, fui una carga esta vez —gruñó mirando hacia el ventanal de vidrio, Nikita tocó su hombro sano.
—A veces salimos heridos y lo sabes, no eres un novato, estuviste en el frente y te llevaste un buen impacto, al menos no…
Nikita no terminó la frase, pero Sander supo a que se refería, a los compañeros caídos, de pronto su garganta se cerró, él tenía que dar el anuncio, otra cosa que probablemente su equipo hizo por él.
—¿Ya los enterraron?
—Sí, fue… —Nikita se peinó hacia atrás—. Dios, terrible, ya pasé por esto antes y debo decir que nunca me acostumbraré.
—Yo tampoco —murmuró sin saber que más decir.
Nikita golpeó su hombro y sonrió.
—Entonces, ¿qué harás con tus vacaciones?
—Es tortura, no vacaciones. ¿Cuánto me dieron? —el encogimiento de hombros fue instantáneo.
—Depende de tu recuperación, dijeron que podían darte seis meses o… más.
—Necesitaré menos, eso no es un problema —gruñó de forma terca.
—Lo necesito en el campo dando el cien por ciento, Comandante, no quiero perder más hombres —Sander se estremeció al ver al Teniente Coronel frente a él, sus reflejos estaban tremendamente oxidados después de cuatro semanas moribundo.
—Sí, señor.
—Su equipo estará de baja por los próximos cuatro meses, teniendo en cuenta que necesitan sanar, no solo físicamente. Si en ese tiempo aún no ha sanado colocaré a un Líder de equipo temporal.
—No será necesario, señor —respondió Sander a la defensiva ganándose una mirada fulminante de Nikita, el TC hizo caso omiso a su tono.
—Ya veremos, aparte de eso tengo a los operadores que van a trabajar con ustedes, instrúyanlos a su manera y en cuatro meses estaremos haciendo un simulacro, espero verlo ahí, Comandante.
—Sí, señor, en cuanto a los…
—Tengo a los dos aquí, ¿quiere verlos?
En realidad no, pero Sander no podía decirle eso a su superior, así que asintió.
—Sí, señor —el Teniente Coronel dio dos toques en la puerta, a los minutos dos hombres jóvenes atravesaron la puerta.
Dios Bendito, eran niños.
Novatos.
Sander no tenía nada en contra de ellos, sólo que acostumbraba a trabajar con hombres que tuvieran experiencia. Deberían estar en su equipo asignado, ellos llevaban buenos años en el campo y estos dos, definitivamente no tenían esa experiencia.
Entrenarlos nuevamente para adaptarse a ellos sería francamente agotador.
—Kaleb Sullivan, es un excelente francotirador —dijo su superior tocando el hombro del más alto de ellos.
Sander lo notó, quizás demasiado, pero el marine estaba bien construido, como todos los que se dedicaban a esto, pasar por todo ese entrenamiento infernal dejaba sus secuelas, como la postura erguida con la que se mantenía en pie. El uniforme probablemente le quedaba pequeño por la forma en que se adhería a él, pelo rubio corto, la nariz fina lo hacía ver elegante y unos ojos azul profundo mirándolo directamente.
—Y Paul Horta será el médico en tu equipo —Sander miró al otro, tenía el pelo corto como el carbón, ojos miel y no era ni tan alto o fuerte como su compañero. Kaleb parecía ser más alto que la media, gracias al cielo Sander también lo era.
Mirar a ese novato hacia arriba cuando lo regañara podría ser incómodo, aún no estaba seguro de su tamaño frente a él.
—¿Son novatos? —preguntó un poco más cortante de lo que pretendía.
El Teniente Coronel no se lo perdió, su ceja se arqueó levemente, probablemente lo dejaba pasar porque aún estaba moribundo en una cama de hospital.
—No, Sullivan tiene seis años en el servicio, Horta cinco, no son novatos.
—Lo suficientemente cerca —murmuró por lo bajo, el TC achicó los ojos, evidentemente había tenido suficiente de su actitud, Nikita a su lado se tensó con su posible respuesta.
—¿Tiene algún problema, Comandante?
Gracias al cielo el golpe en la cabeza no lo había hecho tonto.
—No, Señor.
—Los dejaré para que se conozcan.
Una vez el Teniente Coronel se marchó Nikita abrió la boca por primera vez, estaba tan aturdido como él por la nueva adición al equipo.
—Dios Santo —Nikita miró a los dos novatos, ellos ni siquiera pestañearon ante su queja—. Son polluelos, tendremos mucho trabajo.
—Tendrán, yo me quedo.
—Como si fueses a salirte de esto —Nikita se acercó a ellos y le dio la mano a cada uno mientras se presentaba—. Soy Nikita Jones de comunicaciones, él es el Líder de equipo, el Comandante Sander Heater, los que faltan vendrán más tarde, pero ya los conocerán en la base.
—Bien, retírense, también me verán en la base, por desgracia —Sander no quería pasar más tiempo con estos dos. Sólo mirarlos lo irritaban, Kaleb… No. Sullivan, no se movió mientras su compañero se retiraba.
—¿Puedo hablar con usted por un momento? —la voz era un poco ronca y aterciopelada. Sander se aclaró la garganta cuando se dio cuenta de que sus ojos se habían desviado a los finos labios de su prontamente compañero.
—Adelante.
—A solas —Kaleb miró a Nikita, Sander asintió.
—Nik.
—Nos vemos más tarde —Nikita salió de la habitación, Sander arqueó una ceja.
—¿Y bien?
El soldado rompió su postura y acarició su pelo corto con nerviosismo, sus músculos se tensaron, lo que sea que le diría no sería cómodo de decir. Sander esperaba que no fuese difícil de digerir.
Por algún extraño motivo tenía el presentimiento de que este novato le daría más que problemas y su instinto no solía equivocarse con frecuencia.
—Debe saber algo antes de aceptarme en su equipo, si esto es un problema para usted y su equipo, no tengo problema con irme.
—Empezamos bien, acabas de incorporarte y hablas así —gruñó, Sullivan continuó.
—Me transferí porque no podía confiar en mi equipo, me dejaron abandonado en el campo luego de enterarse que soy gay —Sander se peinó hacia atrás tratando de mantener la calma, su pelo estaba largo, cuando saliera del maldito hospital necesitaba un corte, Sullivan siguió—. No quiero pasar por lo mismo dos veces, así que me gustaría saber si habrá algún problema con eso.
Bueno, si había pasado algo como eso con su antiguo equipo tenían un motivo para traerlo a este, su duda era admisible.
—No lo habrá, Sullivan, mi equipo, mis amigos —especificó para que supiera que los conocía y cualquier cosa que dijera no fuese sólo un Comandante tranquilizando a uno de sus operadores—. No discriminan y si estás en el campo con nosotros te cubrimos la espalda. Nos aseguramos de que llegues a salvo a casa, lo que hacemos en nuestra vida privada no es asunto de nadie.
Sullivan no parecía muy convencido.
—Pero…
—Créeme, Sullivan, les importa un carajo, he salido con hombres tanto como con mujeres y ellos están bien con eso.
Sander no debía haberlo dicho, eso fue un error, no pretendía confesarse, el novato se daría cuenta solo, pero ver la duda en sus ojos lo hizo hablar inconscientemente.
Dios Santo, acababa de decirle a un novato que minutos antes había confesado ser gay que él era bisexual, el soldado creería cosas que no son gracias a su estúpida declaración, lo que menos quería era confundir a este hombre.
—No quise…
—Gracias, señor —dijo Sullivan esta vez tomando su postura de vuelta, estaba más relajado a pesar de la tensa postura. La declaración fue tomada como lo que era, sólo una afirmación de que su equipo estaría bien con eso.
—Por nada, ahora retírese y descanse, mi equipo entrenará con ustedes mañana.
—Sí, señor.
Sander no pudo evitar detallar al soldado cuando se dio la vuelta, espalda ancha y tensa, el… Sander se cubrió la cara con su sábana, por Dios, acababa de mirarle el culo al novato.
¿Qué pasaba con él? El maldito golpe en la cabeza lo dejó estúpido, nunca había mirado a un compañero, estaba muy claro en que el trabajo y el placer no se mezclaban.
Meterse en los pantalones del marine podría costarle la carrera a ambos, así que mejor mantenerse lejos, sólo estaba confundido debido a la declaración de Kaleb.
No.
Sullivan.
Una vez lo viese en la base, entrenara con él y le diera órdenes quedaría muy claro el papel de ambos.
Kaleb… Sullivan, era un operador, uno más de su equipo, pronto sería uno de sus hermanos cuando lo agregaran a la pandilla.
Sander era simplemente su Comandante.
No tenía por qué existir alguna confusión.
Mientras se pusiera límites a sí mismo todo estaría en orden, nada de miradas extrañas o simplemente mirar el culo perfecto de…
Ay, mierda, la situación no pintaba nada bien.
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