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Capítulo 8: Adivina

Narra Perla:

— Pues, yo quiero ver a un Santa Claus negro — Dice Yellow mientras entraba al instituto.

—¿Por qué el racismo? Santa Claus está bien como está — Le responde  Blue. Llevan hablando de un cantidad de tonterías desde que nos montamos y bajamos del trasporte que ya me están asustando.

— Solo imaginalo, sales de casa en noche buena y ves a un sujeto, de dos metros, negro y vestido de rojo en el techo de tu vecino, ¿Soy la única que se mataría de la risa? — Lo dice conteniendo la risa y haciendo unas muecas con su manos indicando la extraña y cómica situación.

— Dejen las tonterías y el... ¿Racismo? ¡O lo que sea! — Dejo una caja en la cera y ambas me dirigen la mirada — Ayudenme con sus cajas — Señalo al maletero del taxi que nos trajo a la entrada del lugar.

Rápidamente se dirigen al maletero y yo me voy con el taxista para pagarle lo que se le debe. Terminamos de bajar todas la cosas y se va.

— Bien, ¿Quien va a ver cual es nuestra habitación? — Pregunta Blue. Estaba claro que no podíamos ir las tres y dejar las cajas en plena calle.

— Yo voy — Levanto la mano y ella asienten.

Las dejo en la entrada y voy directamente a la dirección (?) del lugar. No se veía mucha actividad por el pasillo principal, solo llegue a ver a dos chicas que eran de mi sección una me saludo y la otra me dedico y mirada de enojo, y eso que la conozco desde que mi primer semestre. Yo sé porqué me trataban como un bicho raro, pero ¿Que podía hacer? No voy a cambiar mis gustos solo por que no están de acuerdo con ellos.

Toqué la puerta un par de veces hasta obtener un "Adelante" de quien sea que esté adentro. Al abrir la puerta suena un chillido de parte de la bisagras que les falta un poco de aceite.

— Buenas — Saludo y entro. Me encontré con dos de las directoras, Diamante Amarillo y Diamante Azul, en total son tres directoras, pero una de ellas viejas mucho y es algo difícil verla por aquí.

— ¿Que desea- — Dice Diamante Amarillo antes de elevar la vista de unos papeles y verme mejor — ¡Perla! Me alegre verte, ¿Viene a incorporarse? — Típico, me confunde con mis hermanas, es normal, después de de todo somos trillizas.

— Soy Perla, no Yellow — Le corrijo, de inmediato pierde todo interés en mi, la directora Azul me da un pequeño saludo con al mano sin dejar de mirar su escritorio. Parecen ocupadas sin mis hermanas ayudándoles en todo.

— Oh... Vaya nombres les pusieron sus papás... — ¿Habla en serio? Usted de apellida "Diamante" y se llama "Amarillo". Por favor, lo mismo le podría decir yo. Respiro y me calmo las ganas de decir lo que pienso — ¿Que desea?.

— Vine por la lista de los cuartos, llegamos hace unos minutos y tenemos que desempacar — Termino de hablar y busca en una carpeta que estaba en su escritorio.

— Aquí tienes, aun no tenemos copia, así que busca tu cuarto y el de tus hermanas y me la devuelves — Camino hasta su escritorio y tomo las página que estaban grapadas.

Busqué rápidamente mi apellido en las paginas, que por cierto estaban mal ubicadas las cédulas de las estudiantes; En las últimas paginas estaba un fila de tres apellidos iguales: Era lo que buscaba. Mi cuarto estaba en el tercer piso sector B y mis hermanas quedaron juntas, como el año pasado.

Yellow y Blue estaban juntas gracias a influencia del las directoras, no me molesta, igual vivo con ellas y creo que me hace falta socializar un poco con otra persona, solo espero que sea linda y que no sienta asco de mis gustos.

Memorice los pisos y el número de los cuartos para devolver las paginas a la directora.

— Gracias — Toma las paginas y las pone en el escritorio.

— Dile a tus hermanas que se incorporen cuanto antes, el trabajo en la primera semana siempre se acumula— Dice la directora Diamante Azul.

Asiento con al cabeza y salgo de la dirección para ir con mis hermanas antes de que se roben nuestras cosas. Con ayuda de un portero llevamos las cosas hasta a entrada del Departamento, como todas le apodamos.

— ¿Cual es nuestro piso? — Pregunta Yellow.

— Tercer piso, habitación 42 del sector A. Para ustedes — Le respondo.

— ¿Y tú? —Esta vez es Blue la que pregunta.

— Sector B, cuarto 32. Nos separamos... — Pongo una cara triste y ellas también.

— Aww... Nos separamos de Mamá Pájaro — Dice Yellow mientras hace con los brazos una especie de alas se ríe junto con Blue.

Después de llevar las cosas a cada cuarto, que no fue fácil, y una breve despedida con mis hermanas, de propuse a desempacar los más importante y el resto lo dejaría para mas tarde, estoy muy cansada por el viaje.

Mi nueva compañera ya estaba un poco más acomodada en el lugar, sus cosas estaban en su parte del cuarto y en el baño ya estaba su cepillo de dientes y toalla de baño, que me parecieron familiares de un modo u otro; Un par de zapatos que se encontraban bajo su cama también me recordaron a una persona es especial.

Ante tales coincidencias solo negaba en mi mente cualquier intento de recordar a... Ella. No quería recordar, aun me traía tantas emociones, buenas como malas, que solo nublan mi juicio y estremecen mi cuerpo.

Saqué un juego de sabanas y se lo puse a mi cama, le quedó un poco grande pero daba igual, me di un baño rapido para tratar de calmar un poco el dolor de cabeza que me dio antes de salir. No funciono. Después de ponerme ropa mas cómoda me propuse a dormir, sin pensar en conocer a mi compañera, al final la conocería ¿No?

(**)

Luego de escuchar un par de frases que juraba que venían de un sueño, me desperté de mi siesta sin dolor de cabeza, para mi alivio. Una mochila negra con una par costuras estaba aun lado de la puerta, que antes no estaba, y los zapatos que se encontraban bajo la cama, ya no estaban, en su lugar están un par de sandalias desgastadas por el uso. Dos cosas que ya había visto antes... No puede ser...

No necesito conocer a mi compañera, ya la conozco, y muy bien. Es trataba de mi ex-novia.

¡¿Por qué de tantas personas, tenías que ser tú con la compartiría habitación?! ¿Por qué si aun no logro dejar de verte con otros ojos? ¿Por qué debemos arreglar las cosas de este modo, sin opción alguna?. Maldije por lo bajo y trate de calmarme y actuar lo mas natural posible. Respire profundo y boté todo el aire de un golpe.

— Yo tampoco estoy muy feliz que se diga... — Cerré mis ojos con fuerza y pase mi mano por ellos y tus pasos se hicieron presentes en la habitación, se oían apagados y rosaban contra el piso de manera frustrante.

— Esto tiene que ser una broma — Murmuré remarcando el tiene.

— Lo se... — Se sentó en su cama y me digne a mirarle.

Seguía igual que antes: Su ojos marrones me observaban de una manera que me hacia sentir desnuda, su piel morena tenia un tono de marrón bastante hipnotizante, sin llegar a ser de un color negro; Mantenía una sonrisa aun ante esta situación tan incomoda, sus pies colgaban estando sentada, nunca fue alta y jamas pensé que su altura aumentaría, se veía adorable; Su cabello suelto y totalmente despeinado, tanto que he llegado a pensar que tiene una especie de utopía dentro del mismo. Me miraba igual que yo, me estaba escaneando mentalmente del mismo modo que yo.

Me senté en la cama y ninguna pronunció palabra alguna, conectamos miradas un par de minutos, no era incomodo ni extraño, creo que me llego a parece tierno y dulce. Hasta que...

— ¡Ashuu! — Claro... Le tenían que dar ganas de estornudar justo ahora... ¡Justo ahora! ¿Es enserio?.

— Salud... — Musité y desvíe mi mirara de ella.

— Gracias, P — Responde después de limpiar su nariz con su brazo, causandome un pequeño ataque de nervios.

No se podía salvar el momento tierno que hace nada había entre nos.

— Hey... Si esto es muy incomodo para ambas, tal vez podamos pedir un cambio de compañera... Claro si tu quieres... — Por primera vez la escuche tímida y confundida.

Seria raro ver que una ex-pareja viviendo junta, los rumores e insultos son algo seguro, sin importar lo que sea que hagamos... Pero, aun hay una pequeña parte de mi que cree, estúpidamente, que se puede revivir lo que sea que hubo entre ambas.

— Creo que primero debemos intentar... Sé lo complicado que es un cambio de residentes e iniciando el semestre aun más... ¿Que dices?... —  La mirada de Amatista de perdió en cada lugar de la claustrofóbica habitación, menos en mi.

— Solo si tu estas de acuerdo... — Dice al cabo de un rato.

— Bien, creo que hacer un pequeño esfuerzo para que esto funcione y que sea agradable para ambas — Digo tratando de sonar entusiasta y haciendo esfuerzos para emana una sonrisa que parezca sincera.

—  Si hubieras dicho eso antes, ahora no seria incomodo — Murmuro entre dientes, de inmediato le dedico una mirada de enojo, ¿Que no entiende que tiene que ser agradable? — ¡Ya, Lo siento! Hagamos esto: Tu y yo, ahora seremos dos personas que no tienen relación de ningún tipo y que solo quieren estudiar. Sin pasado, sin futuro. Solo el presente. Y, a partir de ahora, solo ¿Amigas? O algo... No sé, no soy buena dando discursos, menos sobre esto — Se le pasaron como mil muecas por la cara tratando de sonar convincente, cosa que solo me causa gracia. Su faceta de tímida dejo de tener dominio sobre ella, y lo agradezco mucho, necesitaba hablar con la Amatista mas relajada y que dispersara el ambiente incómodo.

— Me parece lo mejor, yo- —No termine la frase cuando mi estomago hizo un ruido similar a un gruñido.

— Me parece que tienes hambre, ven, vamos a comer. Ya es hora de cenar después de todo — ¿Hora de cenar?.

— ¿Que hora es? — Miré por la ventana y era por fuera estaba más oscuro de lo que esperaba.

— De cenar. Vamos, amor, yo invito. — Dice en la puerta sonriendo de forma burlona.

— No me digas amor — Tome un pequeño bolso y me puse los zapatos.

Acepte su oferta y terminamos comiendo tacos es una esquina. Súper romántico el ambiente, se puso aun mas tierno cuando el vagabundo que creíamos dormido nos apunto con una navaja y el policía nos apunto con un arma cuando nos creyó prostitutas.

— Me tenias que invitar al barrio más peligro, ¿No?. — Cruzada de brazos y con mas manos aun temblando la regañaba de camino al instituto.

— Tu aceptaste, no todo es mi culpa, ¿Como iba a saber que tenia esa navaja? — Se defendió, haciendo un montón de movimientos con sus manos.

— ¡Agh! Olvidemos esto, sera lo mejor... Solo espero no agarrar una infección desconocida por humanidad por comer la carne de esa escusa barata de taco.

— Agradece que el policía nos creyó prostitutas o sino no hubiera actuado.

Después de una larga caminata y un par de regaño más, llegamos y subimos a la habitación, no tenia sueño y pase unas tres horas despierta en pijama dando vueltas de un lado a otro.

(**)

Me desperté tarde al igual que Amatista, mañana no fue tan incomoda con pensé, o al menos para mi, ella no dejaba de voltear su cara de la mía, como un niño que no quieren que lo castiguen. Acomode un poco mejor mis cosas y organice el uniforme para que no se arrugara para cuando lo tenga que usar otra vez.

Desayune en una tienda de comida vegetariana cerca del instituto, y podría jurar que vi al mismo vagabundo de anoche pedir limosna por el lugar, cosas que me causó más gracia que miedo.

Cuando me había terminado mis tareas, me llego a la mente una persona especial: Rose. Ella no se había pasado por mis pensamientos con tanto alboroto de ayer y parte de la noche, y, debo admitirlo, me moría de ansias por verla después de tanto tiempo tiempo. En las vacaciones casi no nos vimos y creo que incluso me evito un poco, pero, no podía negarse a pasar tiempo conmigo ahora, aunque fuera de asistente.

Pase con una gran sonrisa por los pasillos, que seguían con poca actividad, vi a Blue detrás de la directora Azul y no puede evitar reírme un poco ante la gran coincidencia: La directora de llama Diamante Azul y su asistente se llama Perla Blue. Mis padres no fueron muy ingeniosos para poner nombre a trillizas y no los culpo, pero, ponernos el mismo nombre a las tres y cambiar el otro no es la mejor idea de todas.

La puesta Bienestar Estudiantil es la misma que enfermería, solo que más atrás. Rose es una mujer ocupada, trabajaba como maestra, consejera de alumnas y como coordinadora de bienestar estudiantil, por eso me ofrecí como su ayudante, eso y pasar tiempo con ella, es una persona muy agradable.

Pase sin tocar pero saludé a las enfermeras que allí de encontraban. Entre con un "Buenos días" cantado al llegar donde Rose. Estaba en su escritorio trabajando, sus cosas estaban claramente más organizadas que las directoras y no pude evitar sentirme orgullosa, era lindo que usara mis técnicas para organizar. Sus cabellos rizados se posaban en sus fuertes hombros, que a ella les encantaba lucir. Ama usar el pelo suelto así se esté muriendo de calor. Es una mujer alta y corpulenta sin llegar a parecer gorda; Su sonrisa era encantadora y sus labios gruesos, un atributo que me parece demasiado atractivo.

Respondió a mi saludo con otro "Buenos días, preciosa", no pude evitar sonrojarme. Me acerque a ella para saludarla como se debe.

— Llego mi alumna favorita — Extendió sus brazos desde su silla y yo respondí muy alegre con un beso en la mejillas.

— Vine a ver como estabas — Dije después del abrazo y de posicionarme frente a su escritorio. Su oficina tenia una decoración alegre y con varias macetas con flores de color rosado, rojo o azul que ella misma cuida, las paredes blancas ayudaban a ensanchar el lugar, una ventana en la pared contraria a la puerta mantenía la luz natural.

— ¡No se puede estar mejor! — Responde alegre.

— Veo que hoy estas de ánimos — Dije en una risa.

— ¿Como no estarlo? — Se levanta y se pasea un poco detrás del escritorio — Principio de semestre, un par de caras nuevas, convencí a las anarquistas — Hace referencias a las directoras, ellas no son de todo su agrado— de que Greg ayude a enseñar un poco de guitara en los grupos estables... Bueno, por lo menos me dijeron que lo iban a considerar.

¿Greg? ¿Es chiste? ¿Esa excusa de cantante va a enseñar como tocar su mugriento instrumento en el mismo lugar en el que yo voy a estar?...

¡Si lo llego a ver cerca de ella, lo mato!, ¡Lo mato porqué lo mato!.

Respiro profundo y procuro poner un sonrisa en mis labios, recuerdo: A los amigo hay que tenerlos cerca y a los enemigos más cerca todavía. Ya encontraría el modo de poner esta situación a mi favor.

— Veo que las cosas con él van bien, ¿No? — Me golpeo mentalmente por hablar de su relación, claro, a mi no me basta ver los felices que se ven juntos, yo quiero oírlo, por enésima vez, de sus labios y ponerme más limón y sal en la herida, de una forma estúpida.

Solo ella no logra notar lo mucho que me lastima verla hablando tan contenta y complacida con otra persona. En el fondo sé que es mi culpa, tuve millones de oportunidades de decirle mis más sinceros sentimientos antes de que él llegara. ¿Y que hice? Esconderme como una cobarde y aceptar su amistad aun sabiendo que no es lo que busco.

— Van de maravilla— Eso es un golpe bajo— Tenerlo cerca componiendo canciones me pone tan feliz— Eso es una patada en las costillas— En especial ahora... Lo necesito más que nunca...— Se recostó con el trasero en el escritorio. Yo seguía frente a ella con una falsa sonrisa que ya había a aprendido a disimular para que se viera sincera.

— ¿A que te refieres?— Cuestiono curiosa.

— ¡No puede ser! ¡¿No te lo conté?! ¡Por las estrellas, soy tan tonta! — Exclamo ante mi desconocimiento del asunto.

Lo necesito más que nunca.

Un millón de posibilidades se me cruzaron por la mente. Cada una más tortuosa para mi, la principal y que más temía, era la enorme posibilidad de una boda entre mi amor de toda la vida y el sujeto que me la quitó.

Conociéndola me tendría al tanto de cada mínimo detalle, si eso llegara a ocurrir, desde el lugar en que hará hasta el vestido de novia, que, probablemente, yo ayude a elegir. Y ya entraría como sadomasoquismo de mi parte... Ver a la mujer que más he amado, después de mi madre, claro está; En el altar casándose con otra persona, algo jamas en la vida yo le podría brindar... Ni siquiera le puedo brindar una boda que ella de merece... Pero... Él si.

Él si... Él si le puede ofrecer todo lo que yo no puedo.

Volví con una respiración profunda y con esfuerzo sobrehumanos mantuve las lágrimas.

Aun no sé que es y ya me armo una película en la cabeza. Piensa en positivo, tal vez es algo menos grave.

— ¿C-contar que?— Tartamudeó. Una sonrisa traviesa se posó es sus labios.

— Adivina— Dijo en un tono melódico, como odio que ya sea un mujer adulta y se ponga con juego de adolescentes. ¿¡Que no ve como me carcome el alma su maldito suspenso!?

— Deja los juegos, vamos, ¿Que es lo que no me contaste? — Mi tono se tornó exigente y lo entendió.

— Bien... — Suspira emocionada y se acerca a mi — ¿Segura que no quieres adivinar?.

— ¡Rose! — Exigí, ella solo reía por enojarme tan rapido.

— Ok, ok, se ve que hoy no andas de humor para nada. Greg y yo... — Hace una pausa donde cada maldito segundo se me hace eterno e irritante. Cierro con fuerza mis ojos ante la posibilidad del matrimonio — Vamos a ser... Padres...

Me quede totalmente inmóvil con la sonrisa falsa en mis labios, no podía salir de maldito shock en el que entre.

Sentí como si sus palabras fueran un arma de fuego disparando a mis sentimientos y destruyendo mis más estúpidas esperanzas. ¿Un hijo? ¿De ellos?. Esto es peor que el matrimonio... Un matrimonio puede acabar, pero un hijo, un hijo jamas va a dejar de llevar su sangre.

Un hijo... Algo que conmigo tampoco puede tener.

Ahora solo quiero salir de aquí y esconderme en un lugar oscuro y llorar, llorar y rogar que cada gota que caiga de mi ojos me ayude a dejar de sentir este golpe tan bajo que recibí sin intención de lastimarme.

Miré un poco su vientre, si, había un bulto no muy grande, que yo no note por estar mirando su malditos y hermoso ojos... Pero, si se podía notar.

Rose solo espera mi respuesta o una maldita reacción de mi parte. No la culpo, levo un rato mirándola con sonrisa que va perdiendo fuerzas.

— ¡Yo también quede así de sorprendida! — Exclama. Dudo mucho que este sintiendo lo que yo — Cuando el doctor me dijo que estaba en cinta, no podía creerlo. Me quedé muda y estática, tanto que pensó que lo estaba tomando del pelo.

Trague en seco.

¿Como puedo ser tan egoísta?. Ella esta feliz y emocionada por esto ¿Y yo que hago? Estar lamentándome por algo que no fue.

— Felicidades... — Murmuré demasiado bajo como para que lograra escucharme.

— ¿Que dices?.

— Felicidades — Hablo con fingiendo un tono se mucha alegría — ¡Vas a ser mamá! Que... Emoción — Extiendo mis brazos para abrazarle y ella respondió con muchos ánimos. Ya en su cuellos puede borrar mi fingida sonrisa sin temor que se se entere. Cerré mis ojos con fuerzas y murmuré — Me alegra que seas feliz...

... Aunque sea con otra persona.

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Hola! Si, ya sé. Me tarde mucho pero fue porque a mitad de capitulo no me gusto la actitud que yo le puse a Perla y me pasó algo lejanamente similar a lo de ella.

Si, tengo mal de amores... ¡¿Es que no notan que nos comportamos como los propios sub-normales cuando estamos a menos de tres metros de cercanía?! ¿O acaso tenemos que ser más obvios y directos de lo que ya somos?

No me hagan caso, es complicado.

Como sea, si les gusto me lo pueden poner en los comentarios y si su teclado, que está en la pantalla, no le sirve, pueden usar la vieja y confiable estrellita.

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