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Capitulo 6: ¡Sangre!

— ¡Ataquen! — Ese maldito ruido fue le causante de despertar de golpe. Creo que mi cerebro esta demasiado preparado para ataques fraternales y ya es un modo de defensa propia.

— ¡¿Que M...?! — Fue lo ultimo de recuerdo, antes de que un montón de orangutanes saltaran sobre mi cama y me levantaran a la fuerza, luego varias me cargaron por los aires mientras me sacaban a la fuerza de mi cuarto con el grito de guerra que todas no sabíamos de memoria.

— ¡Quemenla! — Dijo una de ellas mientras las demás comenzaron a seguirla en el juego.

— ¡Vamos a echarle gasolina! — Se oyó otro grito.

— ¡Quitenle la ropa y la empalamos!.

— ¡Denle por el ano!.

— ¡Sangre!.— Este llamo mi atención, mas que nada por la forma en que lo pronunciaron: ¡Zangre!, si con "z".

— ¡Socorro! ¡Piedad! — Comencé a gritar, no estaba asustada, era normal esta clase de cosas en donde vivo. Siempre se lo hacen a alguien para darle suerte o para jugar. Era fácil para todas ella cargarme soy una de mas bajas del lugar y todas las otras son fuertes y muy fornidas, cargarme entre todas solo requiere equilibrio.

Entre tantos gritos, otros niños, y no tan niños, se despertaron de su sueño y, en lugar de ayudarme, se pudieron a gritar más formas de mandarme al hospital en estado de coma. La dueña del lugar, ya como sus ropas normales, solo observaban el "Lindo e inocente" juego que, como dije, ya era costumbre en mi hogar.

Todo el lugar estaba riendo y gritando para asustarme o solo por que todos lo hacían. Yo por otro lado, solo me ría como loca mientras me movían de un lado a otro para que me asustara y gritara mas fuerte.

Todo este escandalo, casi, siempre terminada en la gran puerta del frente. Pero claro, la ocasión ameritaba sacarme a la calle en pijama y con todas la demás actuando como las propias dementes. Apenas abrieron era enorme puerta me entro miedo de verdad, he incluso me comenzaba a creer lo de la gasolina. Me pasaron por el jardín y varios niños de la casa hogar nos siguieron con ayuda de la supervisoras y de los más gradecitos, pues las mayores estaban ocupadas dándome el susto de la vida.

Los vecinos salieron a ver que era lo que pasaba. No quiero imaginar que clase de cosas eran las que rondaban sus mentes. Los gritos de amenazas falsa hacia mi, ni siquiera los preocupaban, solo nos miraban con extrañeza y mientras se murmuraban cosas. Los niños que salían a ver que ocurría solo se reían por tal payasada hacían mis hermanas, algunos padres también les daba risa, a otro solo les parecía una total falta de respeto ir por allí haciendo escandalo, algunos solo miraban sin expresión de nada, solo me miraban, si, por que de paso era a mi a la única que miraban, como si fuera algo normal, no faltaban el vecino fiestero que gritaba haciéndole porra a mis hermanas y la que gritaba insultos por ser algo indecente o de mal gusto.

Me llevaron por toda la cuadra, pegando gritos, hasta llegar otra vez a las puertas de la casa hogar. Allí por fin me bajaron y dejaron respirar, pues por todos los gritos me queden sin aire. La mitad se quedo para felicitarme y las otra mitad me sacudió el cabello, me golpeo el hombro, me dijo un chiste relacionado con el tremendo escandalo que ellas armaron.

Las supervisoras metieron a los niños que salieron para hacer porra y después me felicitaron con bastante entusiasmo. ¿Esperaban que nos regañaran? No, ya es como tradición del lugar hacerlo y regañarnos no lo va a cambiar, lo intentaron por años hasta que vieron lo inútil que era.

— ¡Vaya Amatista! ¡Te voy a extrañar mucho! — Dice Cornalina dándome un muy, muy, fuerte abrazo — ¿Con quien voy a joder, si tú no estas?.

— Ay, por favor, son solo seis meses, y ya. Solo eso, un par de meses — Ella se despega de mi y me mira indignada.

— ¡Seis meses! ¡Seis meses, sin ti! ¿Tienes idea de lo aburrido que se pone esto sin ti? — Levanta sus brazos al aire como buscando calma.

— Tranquila, después de la ecenita que me hicieron hoy, estoy segura que hablaran de mi hasta que se les caiga la lengua — Trato de calmarla un poco pero solo se pone mas dramática.

— Ni lo digas, ¿Como no las arrestan por eso? — Se escucha una áspera y gruesa voz femenina, creo, a mis espaldas.

— Hola Jaspe — Saluda Cornalina, sin quererlo, ya me había revelado su identidad. Por sus casi la reconozco, pero lo por constantes gritos de mi hermanas creo que me dejaron medio sorda.

Me doy vuelta y conecto con esos ojo amarillos que, aunque nadie lo sepa, me intimidan un poco, trae puesta una chaqueta negra de cierre, unos pantalones de mezclilla. Su piel no dejaba de asombrarme, la conozco desde hace mucho tiempo y su piel siempre fue morena pero gracias a un enfermedad o un hongo, no recuerdo bien, su piel se a decolorado bastante. Esto pasa en sus brazos y parte de su cara. Son como manchas que se van expandiendo. Yo no me acostumbro de todo a ese cambio, pero estoy consiente que no es su culpa.

— Jaspe, que sorpresa ¿Tú por aquí? — Toma mi pregunta como saludo y se auto-invita a pasar a mi casa hogar. Pasa el pequeño jardín, mirando las flore, cuando hizo contacto ocular con ellas de incendiaron mientras gritaban de dolor... O al menos eso se me paso por la cabeza. No tranquilos es joda, solo paso y se quedo a unos pasos de nosotras. No pude evitar reír un poco por mis extraños pensamientos.

—Sip, pasé por aquí porque Rose me dio la cola para ir al instituto. Me dijo que llegara temprano, pero no me espera el lindo desfile que tus amiga hicieron para ti — Dice mirando la puerta de la casa hogar donde ya todos estaban haciendo sus cosas. (Dar "la cola" significa llevar a alguien a un lugar, aprovechando que se va a ese lugar)

— Es tradición, hasta los policías lo saben y solo se ríen — Analizo un poco lo que me dijo, me doy cuenta que no tiene maletas ni nada — ¿Y tus cosas?.

— Mis padres las llevaran está tarde y me dijeron que me fuera con Rose para tener mas espacio en el auto — Mete sus manos en sus bolsillos.

— Bien... — Pasa un momento de silencio algo incomodo para mi, Cornalina solo nos miraba sin saber que decir —Rose no tarda en llegar.

—Piensas ir en pijama... — Sus ojo se pasaron por todo mi cuerpo haciendo que yo notara que aun tengo mi pijama de "Dora la exploradora" que tengo de desde pequeña y, que por alguna razón de mi anatomía, me quedaba a la perfección, me sonroje de vergüenza ¡No puedo creer que me hayan sacado a la calle en estas fachas! — Se te ve lindo el rojo — Bromea respecto a mi sonrojo.

— Voy a cambiarme... — Y, sin más, me aparte del lugar, con Cornalina que parecía aliviada por alejarse de ella.

— ¿Como le puedes hablar después de todo? — Me dice mientras camino hacia mi/nuestro cuarto. Yo lo ignoro.

— ¡¿Por que me sacaron a "pasear" con esta pijama?! — Le reclamo, ella también estuvo de espectadora y/o planificadora de mi desfile y estoy segura que fue la que grito "¡Ataquen!" ya tenia mas claro por que solo me miraban a mi.

— ¿Tu por que crees que te paseamos primer lugar? — Dice chistosa. Pasamos varias habitaciones y varios niños corrían a mi alrededor. No estaba muy segura de que hora era pero por tanto movimiento de todos puedo deducir que es media mañana. Y yo sin desayunar, que lindo día el que se acerca.

Llegamos a mi cuarto, que no seria mio durante un tiempo. Dos literas, una a la derecha y otra a la izquierda; cuarto mesas de noche con dos cajones por mesa, una ventana entre las literas, unas cestas de ropa sucia y mis tres cajas que estaban con mi cosas a lado de mi cama correspondiente: Litera de la derecha, cama de abajo. Esto era todo mi cuarto. Sencillo y todo, pero mi cuarto a fin de cuentas.

— Bueno, debo agradecer que me puse ropa para dormir. Las conozco y si yo hubiera estado disfrazada de Eva, aun así me hace lo mismo. — Reímos un poco para entrar. Curiosamente, no hay nadie, aparte de nosotras claro está. Entramos y Cornalina cerró la puerta detrás de ambas.

Cornalina se sentó en su cama, que era litera izquierda, cama de abajo. Yo busqué en una de mi cajas algo mas apropiado y que estuviera limpio. Saqué una franelilla, mi sostén para deporte y unas licras viejas. Nada especial.

Me quité la camisa y me puse lo de arriba primero, luego la parte baja de mi pijama y me puse las licras, ya tenia mis sandalias para estar en casa así que me cambio de calzado. Hice todo esto dándole la espalda a Cornalina, no tengo pena de ella pero tampoco soy fanática del exhibicionismo.

— Genial, yo, aun no me cepillo los dientes — Puse mi mano frente a mi boca y exhale para ver que tal mi aliento: Apesta peor que a cadáver, pero trate de disimular lo mejor posible y que no se notara que ocurrió un asesinato en mi interior.

— Si vas a hacer eso otra vez, mejor ponte una mascara anti-humo tóxico si no quieres morir — Dice al ver mi reacción, luego se echa a reír.

Busqué en otra caja, cosa que no quería hacer pues las organice de modo tal que si sacas algo nada vuelve a encajar; En esta estaban mi cosas de uso personal, saque mi cepillo de dientes y la crema dental.

— Podrías peinarte un poco y dar buena impresión a la señorita Rose — No pude notar si lo decía en serio o solo bromeaba.

— Yo no me peino.

— Tienes suerte de que te dieran un beca en ese lugar... Por lo menos deberías verte como si la merecieras... — Sus palabra me dolieron, mucho. ¿Como no lo merezco? Se que hay personas que están en peor situación que yo, pero no da motivos para que no me merezca la beca. Se había acostado mientras me vestía, así que no pudo notar mi expresión de enojo ante su comentario. Giro un poco su cabeza, por ver que no contestaba, apenas me miro se exalto un poco y antes que yo le pudiera contestar empezó a disculparse — No, no, no. Es decir, si la mereces, solo que, no es lo que yo quise decir. Lo que quise decir, realmente, es que deberías estar un poco mas formal. Es todo.

— ¿En serio? —Cuestioné. Sus disculpas eran sinceras pero aún así estaba nerviosa.

— En serio — Afirmó.

— Más te vale — Le guió el ojo y ella se ríe. Salimos del cuarto pero ella se fue en otro camino y yo unos de los baños.

Me lave la cara y me cepille. Salí para mi cuarto para poner el cepillo y la crema en su lugar, como lo predije, las cosas no querían entrar tuve que usar la fuerza bruta para que no se rompiera la caja y salieran las cosas por el piso.

En el comedor, ayudé con los niños pequeños que solo jugaban con la comida y con los cubiertos.

—  Rrr Rrr — Imitaba el sonido de una moto o un auto mientras movía de un lado a otro su plato de comida — Mira Amatista, es un carro de comida rápida Rrr Rrrr.

— Pepe, deja de jugar con eso, la comida es sagrada y tu la esparces por la mesa. Eso es malo. — Dije en mi intento número 89 para que todos comieran en paz.

— Rrr Rrr — Me ignora completamente y sigue con su carro de comida rápida.

— ¡No me ignores! — Del otro lado se escucho el sonido de un vidrio roto y llamo mi atención: Dos niñas con y un pequeño cerca de la escena del crimen. En estos momentos me pregunto ¿Donde están las supervisoras? — No pude ser — Murmuré para mi — ¡Bien, ¿Quien fue?! — Cuestiono, ya alterada.

— Amatista, no grites — Esa voz era de mi supervisora favorita, al fin venia a poner orden — Si no se sientan no comen, así de fácil niños — Y, como si fuera una bruja, todos los infantes se sentaron, hicieron silencio y comieron en tranquilos. Yo me quedo con la boca abierta.  — ¿Tan difícil era, Amatista?

— Bruja. — Le reclamo de forma infantil.

— Gracias, es por la experiencia — Se acerca a mi y limpia mi cabello — Tienes pasta en la cabeza.

— Creo que llego a mi cabello cuando lo ¡Niños! Comenzaron a ¡Lanzar la comida! —Los gritos se los dirigí a los niños, que solo me dedicaron carcajadas.

— Tu eras peor, ¿Recuerdas el helado del microondas?.

— Shh, no les des ideas, ellos son peores — Le Murmuré con gracia.

— ¿Quieres que te recuerde tu lindo desfile con la ropa de Dora?.

—Oye, yo no sabia que eso iba a pasar, además, debes agradecer que estaba usando ropa — Bromeé.

—Voy a extraña a mi pequeña — Me abraza por el cuello y me menea hacia los lados  — Parece que fue ayer cuando aun gateavas por los pasillos y... — Me suelta por un momento para verme mejor — Mirate ahora, ya vas por tu tercer semestre de universidad... Me haces sentir vieja.

—Gracias, Espinela.

— ¡Amatista! — La voz de Cornalina y Jaspe perturbó mi charla.

— Creo que llego tu madrina — Me dice Espinela. Cuando estoy por salir, me abraza otra vez y con mas fuerza — Otro y ya — Me besa la frente y me suelta.

Pase por mi cuarto y saqué las cajas y salí con dirección a la puerta. Las cajas no eran tan pesadas pero las tras al mismo tiempo yo sola casi no las podía y tampoco podía ver

— Ayuda — Llegue al frente y solté esas cosas en el piso. Recuperé un poco el aire vi a Rose con Jaspe y cornalina.

— Amatista — Rose dirige su mirada hacia mi para saludar. Yo, por otro lado, tenia mi mirada en un punto mas interesante de su persona: Tenia una pancita de embarazada.

— ¡Rose! — Dejo esas cajas donde las tiré y salí corriendo, fuera del jardín, para abrazarla a lo que ella respondió con risa y con un cálido abrazo de vuelta.

— No te veo desde hace mucho, ¿Como estas?.

— A quien le importa como estoy. Mira esto — Coloco mi mano en si vientre — ¿Cuantos meses tiene?.

— 4 Meses.

— ¿De quien es? — Pregunta Jaspe.

— ¿Di Qiin is? — Respondo — ¿De quien más va a ser? ¿Del carnicero?. Obvio que es de Greg. — Respondo sarcástica y con muecas, lo que causa que Cornalina y Rose se rían y que Jaspe ponga los ojos en blanco.

— Les cuento todo en el camino, Amatista sube tus cosas y salimos. — Dice Rose.

Yo obedecí y Jaspe me ayudo con las cajas. Me despedí de todos en la casa hogar y, claro, hubo lágrimas. En el camino Rose nos contó sobre su embarazo y toda pregunta que le hacíamos.

Fue un viaje tranquilo.

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Hola! ¡Al fin entraran al instituto! Espero que les guste y que sigan leyendo la historia.

Si tienen alguna pregunta, sobre cualquier cosa, solo comentenla. Yo no como gente.

Por cierto, quería saber ¿Cual personaje quieren que narre el siguiente capitulo? Tenía pensado a Rubí o a Peridot. No se que dicen ustedes.

Dato: La casa hogar donde Amatista vive, se llama "The Kindergarten"

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