Capítulo 15: ¡Entrometida!.
Narra Amatista:
—¿Y esa carta de qué nivel es? —Pregunte a Peridot.
—Esa, mi compañera principiante, es el duende blanco, y no es una carta, es la edición limitada de una ficha de personaje hecha por el autor original —Hablo inflando su pecho.
Peridot, Perla y yo estábamos en el cuarto que comparto con la "señorita celos". Peri me estaba mostrando un extraño juego rol que a ella le fascina, y me invito a que lo jugara con ella; no pude negarme. Lleva casi todo el fin de semana explicandome todo y enseñándome todo lo que tiene que ver con eso. Si soy sincera, estoy aburrida y el dichoso juego apenas logra llamar mi atención, pero no deseo dejarla mal.
Desde el incidente con la pelota ha pasado ya una semana, que para mi fue muy escasa de cosas que contar: Rubí con andanzas extrañas, Peridot siendo compañera de cuarto de Lapislazuli, Perla triste, celosa, enojada, y algo indiferente conmigo; Eso ultimo es típico.
Perla bufó desde la cama —Peri y yo estamos en el piso —por... No lo sé ¿Octogésima novena vez? Perdí la cuenta.
—Vaya... ¿De donde la sacaste?.
—De una convención hace unos años, estaba cerca de mi ciudad y no pensaba salir con las manos vacías —Explica.
—Wow... Y dime ¿Esa es la torre de arqueros? —Apunto con un dedo hasta un lugar de el papel cuadriculado y cartón.
—Aprendes más rapido de lo que creí —Pienso tomar eso como alago —. Ahora, para hacer una emboscada en "Calabozos, calabozos y más calabozos" se necesita usar la carta trampa de se obtiene en le nivel 5 en una ruta pacifista, pero también, si cruzas antes de puente del esqueleto —Asiento con la cabeza a todo lo que dice, apenas recuerdo pero hago mi mayor esfuerzo.
—Pero que el esqueleto del puente regresa por venganza... Así que solo hay que ir por el guante de poder del hechicero eléctrico, con eso debilitara el poder de inmovilidad que nos lanza al tercer ataque y con un ataque básico de fuego oscuro, será suficiente ¿No? —Analizo, creo que jamas dije cosas tan estúpidas como ahora, menos mal que Peridot también las dice.
Peridot me mira con una cara muy asombrada, tiene los ojos cristalizado, perece que acaba de bostezar.
—Así que esto sienten las mamás cuando ven crecer a su retoño... —Murmura para ella misma —Eso es correcto y muy eficiente en tiempo y oro también pensaba en la posibilidad de que si en el casti-
Su teléfono empezó a sonar.
—Disculpadme —Saca el celular de su bolsillo y revisa la pantalla —. Debo contestar... lo siento —Se levanta del piso y camina hasta la puerta —Estoy ocupada, ¿Qué quieres?... —Hablo y salió de mi habitación.
Perla soltó un suspiro, lleno de enojo. Yo solo dirijo mi mirada hasta ella con algo de picardía, se encuentra con el teléfono en la mano, aunque hasta ahora fue que apartó la mirada de mi.
—Veo que Peridot no te agrada... —Canturreo para molestarla.
—No me gustan los niños Amatista... Ya deberías saberlo —Escupe, insultando a Peridot.
—¿Escuchaste eso?... —Pongo mi mano en mi oreja en ademán de escuchar con cuidado —Si guardas silencio, puedes escuchar a tus celos gritar desde tu alma, ¿Los oyes?...
Ella me lanza una almohada con furia a la cara, que no pude esquivar. Comencé a reír muy fuerte.
—Eres una idiota... —Murmuró entre dientes, como si le costara para abrir la boca.
—Sabes... Creí que serias mejor disimulando tus celos, dijo, llevas años ocultándolo y ¡Boom!, llega la niña de lentes y te pones como la mala de una mala telenovela —Digo aun entre risas. Ya no tiene almohadas, estoy a salvo.
Pero se inclina un poco y me lanza un zapato, en la cara... maldita sea su buena puntería...
—A otro de tus comentarios y le lanzo la mesa —Apunto a la mesita de noche, de una forma algo amenazante.
—No aguantas nada... —Murmuro, mientras toco mi frente, allí me dio con la bota militar que me lanzó. De milagro no quedé tonta.
No mucho después entró Peridot algo molesta y maldecía su teléfono.
—Amatista, creo que hay no vamos a poder iniciar tu partida. Me están llamando para un asunto "Urgente", desgraciadamente no puedo posponerlo... Lo siento —Explica, admito que al menos estaba un poco ilusionada con esto.
—Oh, no. Ya hasta me estaba gustando esto... —Miro con desilusión.
—¿En serio? —Se acerca hasta donde yo estoy.
—No es mi estilo, realmente prefiero las cartas... pero esto comienza a gustarme —Admito. Perla vuelva a bufar. Peridot se ve emocionada.
—Bien, no te preocupes, te voy a prestar la guía para principiantes y las reglas para que te familiarices aun más. Luego planeamos para jugar las dos —Busca dos libros, uno no muy grueso y el otro bastante más ancho.
—Ok —Tomo los libros, no creo leerlos. Tienen linda portada —, Gracias.
Luego ambas acomodamos los pedazos de cartón, papel cuadriculado, fichas de colores y dados con más de cuatro lados. Ni siquiera sabia que esas cosas existían, creí que era una especie de broma que salia en la televisión para hacer chiste hacía lo nerds que lo jugaban. Con todo ese juego nerd en una caja de colores llamativos, Peridot se levanto y yo la acompañé hasta puerta. Como si quedara tan lejos.
—No vemos Amatista —Me da la manos antes de salir, luego busca a Perla con la mirada —. Adiós Perla —La rubia sacude su mano con rapidez, como es su habito y perla solo asiente con la cabeza, como si le preguntaran algo.
—Voy a tratar de leer esos libros.
—Perfecto, otro día nos vemos, bey —Y con estoy salió por el pasillo, la mire un rato y luego volví con Perla.
Cerré la puerta detrás de mi y ella solo seguía fingiendo que estaba ocupada con su teléfono. Me le quedo mirando, ella parece incomodarse más no hace nada. Doy pasos lentos hasta su cama, suspira y deja su teléfono a un lado.
—¿Qué es lo que quieres? —Pregunta ella.
—A ti... —Llego hasta el borde su cama. Se siente acorralada, puedo sentirlo, aunque haga la dura.
—¡Ahora si me quieres a mi ¿Verdad?! ¡Ah! Pero cuando estabas con tu amiguita ni la hora me dabas —Cruza sus brazos y volteó a ver a la pared, todo esto ahogado en un gruñido.
—¿Sabes? Amo cuando estas celosa —Ella no voltea, solo sigue mirando la pared. Esta enojada, y por alguna razón se ve tan tierna y... apetecible.
Yo, con mucho cuidado, me siento en su cama, aun apoyo una rodilla sobre la misma por si me toca salir corriendo, la seguridad primero. Aun mantiene su advertencia sobre lanzarme la mesa de noche.
—Eres... —Gruñe. Se arrincona hasta las esquina de su cama, aun con los brazos cursados. Por las estrellas, ¿Por qué se ve tan bien ahora?.
—¿Soy qué, Perla? —Me cerco gateando, con cuidado y de forma seductora. No me responde, habrá que usar la fuerza. La tomo del mentón y la obligo a verme —Dime que es lo soy —Exijo.
—Sueltame —Pone su mano sobre la mía, está enojada. Hace presión sobre su mano pero no por eso la voy a dejar ir.
—Responde —La reto. Acerco más mi rostro al suyo. Por todo lo sagrado, ¡esta mujer huele tan bien!, siempre tiene ese olor a vainilla gracias a su perfume favorito. Me enloquece, más de lo normal.
—Eres una... Imbécil —Murmura, solo a unos centímetros de mis labios. Debería controlarme, debería marcar distancia, pero, cerca de ella, es imposible. ¿Por qué peleamos en primer lugar?.
—La imbécil que amas —Sin más parloteo, la beso.
¿El tiempo se puede detener? Porque ahora solo la quiero a ella. Extrañaba esa sensación, extrañaba el sabor de su boca, ¡Maldita sea, extrañaba todo su cuerpo!. Me corresponde con la misma intensidad que la mía, tal vez más aun; me sorprende, creí que con esto me ganaba un diente roto. Supongo que lo disfruta tanto como yo.
Tomo la iniciativa, pongo mi mano detrás de su cuello, solo como patética excusa para después bajar su espalda, ¿Qué puedo decir? Amo tocar su cuerpo. Me deja hacerlo. Nos separamos un poco para tomar un poco de aire, estoy fuera de practica, debería empezar a hacer esto más seguido. Como antes, pero ya con experiencia de adultas.
La miro a la cara, jadea un poco, también la despeine un poco. Aun así, solo me dan más ganas de tenerla. Sus ojos celestes de clavan en los mios, está dudando.
—No debemos... —Murmuró.
—¿Cuándo eso nos ha importado? ¿Eh? —Sonrió para calmarla. Esto me recuerda a la primera vez que lo hicimos, aun recuerdo que ambas estábamos temblado de miedo, ni siquiera sabíamos como dos mujeres podían tener sexo, vaya inocente fuimos.
—Nunca —Me sonríe de vuelta. Coloca su brazos al rededor de mi cintura y se sienta de forma más cómoda para mí. Respondo sentándome sobres sus piernas, aun mirándola a los ojos. De forma rápida, la pego a mi cuerpo para besarla otra vez.
Ahora hay mas pasión, más intensidad. Su cara está sonrojada y la mía apenas apenada (?), su brazos en empiezan a buscar en final de mi camisa, buscan entrar en ella. Movimiento muy inesperado de su parte, incluso creo que va muy rapido.
—Hey, vas muy rapido, se supone que yo soy la activa —Bromeo. Ella se sonroja más, luce tan... violable.
—Ninguna es la activa, ya lo discutimos —Alza una ceja, es verdad, la lo hemos discutido un millón de veces, pero yo soy la activa aunque no lo acepte.
—Ya lo veremos... —Vuelvo a sus labios, los devoro y ella no tarda en responder. Su sabor es delicioso, ella también lo es. Sus manos entran en mi camisa, están más frías de lo que deberían, aun con eso, es agradable su tacto. Gira un poco su cabeza hacia el dado derecho y cierra sus ojos, amo cuando lo hace, se ve adorable. Y lo hace solo para que su nariz no me moleste más de lo que debería.
Dejó un lado de su cuello sin protección, debo aprovechar.
Me despegó un momento de sus labios y antes de que pudiera reaccionar, beso su cuello. Cuando lo hice, ella se estremeció y por reflejo involuntario, soltó un gemido.
—Ah~ —Volvió a gemir por causa de mis besos. Su manos aun masajeaban mi espalda y las mías bajan y suben por su cuello y despeinan su cabello.
Espero que esto dure mucho tiempo, hace tiempo que solo fantaseó con su cuerpo. No sé que clase de magia tiene su piel que me enloquece, no sé que fue lo que me dio a beber o que hizo que solo la desee a ella. Me hechizo...
El pomo de la puerta gira haciendo ruido. De inmediato entramos en pánico, este tipo de cosas no están permitidos en el instituto.
—Hey Perla, recordé que tengo tu cuaderno —Se escucha a mientras abre la puerta. Perla, literalmente, me suelta y me tira hacia el borde de la cama. Joder, caigo de espaldas, duele.
La puerta se abre por completo, ¡Rubí estas muerta!. La peli-negro se queda mirando la escena, debe estar pensando un millón de cosas. En en el cuarto solo es escuchan los jadeos de Perla y yo, ambas tratamos de recuperar el aliento.
—¿Interrumpo... algo? —Pregunta apenada. La mato, la mato, la mato, ¡La mato!.
—Mmm... No, pa-para nada, adelante pasa —Habla Perla, su cara no puede estar más roja. Aun jadea.
—Okey... —Da unos dos pasos, se agacha y deja un maldito cuaderno en el piso —Ahí te lo dejo... —Apunte al objeto he infla sus cachetes.
—G-gracias por traerlo —Tartamudea Perla. Yo aun sigo con la espada en el piso, de brazos cruzados y forzado una sonrisa. Hoy se muere.
Ahora hay un silencio muy incomodo, Rubí mira a Perla, luego me mira a mi y yo miro a Perla... El piso está frío.
—¿Ya te ibas...? —Hablo yo, de forma cortante. Si no lo digo yo, aquí vamos a pasar todo el día.
—Pensaba en ir a tomar un café con ambas para que se llevaran bien, pero ya veo que... se llevan de maravilla... —Debía su mirada y pone una especie de mueca de asco muy sutil —... No es por nada pero, eso no lo deben hacer aquí... y menos con la puerta sin seguro...
—No estábamos haciendo nada... —Repuso Perla.
—Eso espero, porque esta vez fui yo la entré... mañana puede ser alguna directora o alguna maestra —Hace énfasis en la palabra "Maestra" haciendo referencia a mi madrina.
—Ya escuchaste, no hacíamos nada —Respondo nerviosa.
—¿Entonces qué haces en el piso? —Repuso Rubí.
—¿Qué sigues haciendo tu aquí? —Respondo yo.
—Pregunté primero.
—¡Me gusta el frío en mi espalda! —Respondo un tanto enojada al ver que no tengo como ganar la discusión. Perla aun esta sentada en la cama con un sonrojo en sus mejillas.
—¿Es qué no te puedes inventar algo mejor? —La peli-negro alza una ceja.
—¡¿Qué no tienes nada mejor que hacer?! —Respondo, ya muy alterada.
—Aparte de interrumpir, no mucho realmente.
—¡Ta' bueno entrometida! —Me levanto con brusquedad del piso, ella se alarma y sale de nuestro cuarto —¡¡Shu, shu, shu! ¡No vuelvas entrometida! —Cierro de un portazo.
Luego, solo escucho su risa por detrás de la puerta. ¿Por qué las personas no buscan su muerte natural?. Cierro son seguro y volteo a ver a Perla, está de pie tendiendo su cama. Listo... ya no vamos a continuar...
—¿Perla? —Murmuro.
—¿Qué? —Voltea a verme, como que si la pendeja no supiera de que le estoy hablando.
—¡Oh vamos! ¡A este ritmo ni el Espíritu Santo va a querer conmigo! ¡No joda! —Me cruzo de brazo y me tiro en mi cama, enojada.
Perla se sorprende y me mira en mi pequeño berrinche.
—Estaba tendiendo la cama para que continuáramos, pero con esa actitud no sigo nada —Me golpeo mentalmente.
Ella se enoja también y se acuesta en su cama.
—Tu te lo pierdes.... —Murmuro.
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¡Hola! Este ahora están leyendo algo que escribió una chica de 14 años... ¡Ay pero que bonito!.
Ya está disponible el One-short del que les hable, ¡Pasen y lean!.
No soy buena con eso de las "escenas hot", cualquier sugerencia es bien recibida.*100 comentarios de como hacer lemon*
Jajajajajaja nos vemos!
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