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Capítulo 12: Un vistazo al pasado[Especial]

Capitulo especial
Disfruten

Tres hermanas estaban jugando tranquilamente en la sala de su casa, reían y jugaban con sus barbies, peluches y crayolas que estaban por todo el lugar y comenzaba a crear un verdadero desastre.

—¡No toques mis dibujos! —Gritó la más calmada de ellas al ver que sus hermanas estaban sentadas sobre sus valiosas obras de arte.

Las otras dos hicieron caso de inmediato, no era usual que la pequeña Blue alzara la voz, y cuando lo hacia, sus padres la escuchaban sin importar en donde se encontrasen. Ya sabían de eso y con tan solo 8 años.

—Gracias... —Respondió, porque ante todo está el agradecimiento. La pequeña Blue continuó dibujando, o mejor dicho, garabateando. A pesar de eso, siempre tuvo esa afición por el arte.

Las otras dos mantenían una conversación cómica para cualquiera, estaban haciendo una verdadera obra de teatro con sus muñecas y peluche:

—Y Paty subio las escaleras "Tun, tun, tun," —La niña llamada Yellow hacia onomatopeyas con su boca mientras la muñeca con cada "Tun" se elevaba un escalón ficticio, que era en realidad un sofá con unos cojines puestos de forma de escalera.

—Pero Bebé la hizo tirarse —Hablo la mayor, por unos minutos, con clara ignorancia a cerca de los verbos y su forma pasada. Solo Yellow lo notó, pero ya estaba harta de corregir a su hermana mayor.

Hací pasaban las tardes las trillizas en sus años de niñez e inocencia. Las tres hermanas eran unidas en todo. La primera en salir del útero de su madre fue Perla, que se llevó el titulo de hermanda mayor gracias a las postura que tuvo durante todo el embarazo; La siguiente fue Yellow, quien fue la más fuerte lloró y la que más costo para calmarse; Y por ultimo Blue, la bebé de la familia que no hizo más que dormir y relajarse después de ese ajetreado momento.

El parto tuvo sus dificultades y demás, hasta se abrió la posibilidad en aborto prematuro más de una vez, pero la verdad, si a su madre de dijeran que tendría que repetir el proceso, lo haría, solo para ver a sus niñas jugar como lo hacían esa tarde.

—Perlas —La vos de su padre perturbó el momento de alegría infantil—, mami y yo vamos a salir unos días... —Anunció.

Era común que como mínimo una vez al mes sus padres salían un fin de semana y las dejaban a cargo de alguna niñera. Sus padres hacían todo lo posible para que los viajes de trabajo fueran cortos y así no dejar solas a sus niñas.

—¿Para donde van? —Pregunto Yellow, son dejar de mover si muñeca de un lado a otro.

—A revisar un trabajo, es urgente —Responde con total sinceridad el progenitor de las tres —. La hija de uno de mis más cercanos socios las va a cuidar.

—¿Quien es? —Pregunta Perla.

Por la entrada se podía escuchar la voz de su madre con otra persona, una chica por lo escuchado. La respuesta para Perla entró caminando a lado de su mamá. La tres dejaron sus cosas para ir cerca de la "Recién llegada", siempre les daba curiosidad quien seria la siguiente niñera que les cuidaría por unos tres días.

—Perlas, ella es Rosalline —La madre de las trillizas apunto a una chica joven de facciones aun adolescentes, piel blanca, pelo rizado con un color castaño muy claro, sonrisa radiante y ropa para nada formal. Era raro, la vestimenta en su casa jamas fue de jeans y camisa holgada.

—Oh por la gemas, ¡Son idénticas!, no se como las voy a diferenciar —Dijo para ella misma para después dirigirse a las infantes formalmente —. Hola, soy Rosalline pero no me digan así, es feo, llamenme Rose —Se agacho un poco y procedió a darle la mano a cada una de la niñas, todas saludaron con mucho entusiasmo, jamas eran tan amigables con ella en el primer momento, siempre era un día después o un lapso mayor de tiempo.

El padre de la familia continuó con la presentación de la niñas, con sus nombre completos, sino, todo un torbellino de confusión se hubiera desatado en el cerebro de la adolescente de 17 años.

Ella era Rosalline del Cuarzo del Valle Sagrado, pero para ella siempre sonó feo como para recordar, con los años, los cambió a "Rose cuarzo" que si era de su agrado total.

Había aceptado trabajo de niñera para pagar sus estudios universitarios, pues, su padre y ella no mantenían la mejor de las relaciones: Ella era el resultado de un adulterio por parte de su madre, que murió después del parto. Se podrán imaginar el rencor inconsciente que le da al verla. Aun así, el padre de Rose la reconoció como su hija y la crió como tal. Pero con los años, el amor que ese desdichado hombre por su mujer se esfumo y con ello el cariño que le tenia Rose.

Por eso trabaja de niñera, para ahorrar dinero para una universidad que estuviera a la altura de una buena carrera.

—No las vestimos igual por ese motivo, nadie las diferenciaría —Rió un poco la madre de las trillizas.

—Son como clones —La de cabellos rizados aun no salia de la emoción de ver a trillizas por primera vez en su vida, sus aptitud no era la acostumbrada en el niñeras normales y eso fascinaba a las trillizas.

Padre y madre le contaron un resumen rapido de como eran sus gustos y cuidados especiales con cada una de ellas. Rose prestaba mucha atención a cada palabra, no quería que los jefes de su padre de disgustaran con el por su culpa, eso si que terminaría de romper la relación entre ambos por completo y porque no quería perder el dinero que este trabajo le traería.

—Perla deja su comida, hay que estar pendiente con eso...

—¡No es cierto! —Grito la nombrada con un sonrojo en la mejilla muy notable, no quería que hablan mal de ella frente a es chica, que, por razones desconocidas a su edad, le causaba miedo no impresionarla.

—...Con Blue —Siguió el padre como si nada, eso le causo gracia a Rosalline del Cuarzo del Valle Sagrado (?) —, tienes que asegurarte que vaya al baño antes de dormir, aun moja la cama.

La de ojos azules dejo de dibujar y giro cabeza para mirar a su padre y después seguir dibujando.

—... Yellow aun se lleva las cosas a la boca, cuidado con eso — Termino de decir el padre, luego un peluche callo sobre su cabeza y el hombre no se inmutó —. Te las encargo mucho —Tomó el peluche y lo dejo en el suelo.

Terminada parte de las advertencias, se despidieron de sus hijas y oficialmente Rose estaba a cargo, era como un bloque de concreto sobre sus hombros que le cayó cuando vio a los padres de la niñas alejarse en su auto. Respiro profundo y dio un pequeño recorrido por la casa, vio el cuarto de la niñas pero no el de los dueños, lo considero una falta de respeto a la privacidad.

—Esa es mi cama —Dijo una voz infantil, en el silencio del cuarto donde Rose estaba. Esto la sobresalto de manea cómica y llevo una mano a su pecho al asegurarse que solo era Perla, aun la reconocía por la ropa.

—¡Que susto! —Dijo cómica la niñera, la niña aun apuntaba a la cama donde ella dormía y se acerco a ella —, es muy linda. Hasta me dieron ganas de dormir.

La pequeña de pelo color melocotón soltó un par de risas, le gusta el humor tan simple de su niñera.

—Puedes dormir conmigo, si quieres... —Se aventuro a decir Perla. Rose no había pensado en donde habría de dormir ella, tenia unas ropas de cambio en su bolso pero no imagino que los dueños no le dirían donde seria su cuarto temporal.

—Hey... ¿En esta casa hay otro cuarto con camas? —Dijo la Del Cuarzo del Valle Sagrado.

—El de mis padres —Responde sin entender la pregunta del todo.

—¿Y otro además de ese? —Ínsito Rose.

—Si, donde mis tías se quedan cuando vienen la navidad  —Eso ayudo a Rose mucho —, ¿Quieres que te lo muestre?.

—Por favor.

Como dijo la mayor, el cuarto carecía de decoración u odjetos personales, solo un closet algo polvoriento. La niñera dejó su bolso en la cama y salio a jugar con las trillizas.

El resto de tarde fue estupendo para todas, ninguna había jugado tanto en su vida, ni siquiera Rose, su padre no le había dado juguetes de niña. Las historias con las muñecas fueron casi cobrando vida con cada palabra que decían, hasta al callada Blue se había tenido que salir del juego un par de veces porqué la risa no la dejaba jugar, y tampoco respirar bien.

La adolescente también tubo sus ataques de risa por culpa de algún comentario inocente o acción torpe ejecutada por la niñas. La pequeña Perla estaba más feliz, sentía una especie de hormigueo en las manos con cada vez que Rose le miraba y la hacia la protagonista de la escena ficticia del juego.

Llego la hora de la cena y Rose tenia ya unos conocimientos previos en hervido de agua, fulminación de arroz y preparación de cereales... ¿Que eso no es cocinar? ¿En serio? Ok, ya lo corrijo.

Llegó la hora de la cena y Rose, sin más mínima idea de como hervir agua, busco un libro de cocina y preparo lo primero que vio: Pan con queso...

—¿Que hace esto en libro de cocina escrito por el cheff Gordon Rancey? Pero que estafa —Murmuraba la rizada antes de servir la cena.

Por suerte, ninguna se quejo de la comida, solo estaban pensado en que iban a jugar después. Aunque Rose esta estaba exhausta y solo quería dormir.

Las mando a bañar, sin importarle que ellas le juraran que se habían bañado en la mañana, y así era, más Rose fue firme eso y ella obedecieron de mala gana.

Así fue la rutina por ese fin de semana, las trillizas quedaron más que encantadas con Rose. Y le pagaron un extra a Rose por eso. Pero las niñas no querían que fuera al ultima vez que vieran a ese ángel de pelo rizado y con nada de experiencia cocinando, en especial Perla, que se encariño demás con ella, hasta se comió todo lo que le sirvieron por un mes con tal de que Rose las volviera a cuidar un fin de semana.

Sus padres realmente no sabían que drogas les habían dado a sus hijas, pero la volvieron a contratar una y otra y otra vez... Rose se convirtió en su niñera oficial.

Los viajes de los padres de las trillizas eran cada vez más largos y ya no podían poner la excusa de tener niñas pequeñas para acortarlos, ellas ya casi cumplían 15 años.

Rose ya tenia 24 años y su universidad estaba terminada, ahora ejercía de maestra pero no impida cuidar a las "Niñas" cuando de los pedían. Claro, cuando cumplieron 16 dejaron las niñeras y a Rose, cosa que Perla no le gusto para nada. Pero antes de eso, Rose no podía dejar de cuidar a su ahijada y tampoco a sus trillizas favoritas.

Rose hizo parte de un grupo de "Padres temporales" para una casa hogar que tenia sus instalaciones en la ciudad. Su labor era cuidar a un niño o niña en adopción por un tiempo, la niña se llamaba Amatista y había quedado encantada con Rose, pero esta no buscaba adopción, solo ofrecer un hogar temporal para niños.

Por suerte, había algo llamado "Plan de Padrinos", también de la misma institución, donde te daban el honor de ser el guía de un niño o niña para ser su modelo a seguir, Rose acepto ser la madrina de Amatista:

—Lamento traerla conmigo, pero no le podía cancelar a ninguna —Se disculpaba Rose, mientras explicaba sus razones, cosa que no era necesaria, los padres de las Perlas entendía perfectamente las situación y Rose ya era parte de la familia.

—Ya Rose, entendemos, igual es lindo, tal vez en un futuro sean buenas amigas mis hijas y tu ahijada —Dijo la madre. Una niña de baja estatura, de 13 años caminaba cerca de los tres mirando todo con cara admirada y sorprendida, jamas había visto una casa tan grande y bien decorada en su vida, incluso llegó a sentirse fuera de lugar debido a su ropa.

Perla, al escuchar la voz de Rose Cuarzo —A estas alturas ya había cambiado su nombre —salio de su cuarto a abrazarla como acostumbraba; Se llevo una sorpresa al ver a la acompañante de Rose.

—Perla, allí estas... —Rose abrió un poco los brazos, esperando el abrazo cálido que siempre le daba al verla, cosa que no paso de inmediato, como se acostumbraba —¿Que pasa? ¿Ya estas muy grande como para abrazar a tu niñera favorita?.

Perla reacciono y la abrazo con la fuerza de siempre, Amatista ni pendiente de lo que hacían, ella solo quería tener un recorrido completo por la casa y poder tocar la decoración. Perla creyó que la ignoraba a propósito, pero no entendía que la mente de la chica nueva estaba por las nubes y más allá.

Tiempo después, los padres salieron y quedaron solo la niñera y las jóvenes, cuyas edades solo se diferenciaban por un año unos meses.

La de cabellos rizado comenzó a hablar sobre como conocía a Amatista y a Amatista le explico como había sido estar con las trillizas. Blue y Yellow solo tomaron a Amatista como una amiga que vendría de vez en cuando, pero Perla, ella creía que chica de baja estatura la quitaría el tiempo de calidad con Rose; La morena con el, ahora, pelo corto, le daba igual ver a tres niñas aquí, siempre vio niños a montón donde alojaba y no era extraño para ella ver el parecido entre las tres, realmente le daba igual.

Lo que si estaba rondando su mente era que Rose le había prometido comprar un sándwich de camino aquí, asunto que Rose olvido y ella paso por alto recordárselo, solo pensaba en lo bien que pudo haber sabido un buen sándwich en la esquina con mucha cebolla.

—Y por eso voy a de volver a Amatista a la casa hogar...

—¡¿Que?! —Dijo la más joven casi cayendo del sofá, no estaba prestando atención a nada lo que Rose estaba diciendo.

—Presta atención y baja un momento tu cabeza de las nubes ¿Si?, y no te voy a regresar, solo es un chiste —Una presión desapareció de su pecho, Rose soltó un risa y Amatista también.

Comenzó a prestar atención a lo que hablaba todas en la sala, hasta que notó la mirada de una de las trillizas, no recordó su nombre, y tampoco recordó que era la que abrazó a Rose la llegar.

No le quitaba la mirada de encima, no lo tomo con algo malo a principio, luego de un rato comenzó a molestarle y después a intimidarle. Ella decidió hacer lo mismo, creyó que era un especie de juego de miradas, aun tenia mente de niña. Pasó al menos dos minutos y Perla pestañeo y Amatista creyó que había ganado:

—¡Gané! —Exclamó y sacó al el resto de una entretenida platica sobre cosas de maquillaje. Perla estaba sorprendida y algo confundida —, pestañaste, gane —Termino de decir Amatista.

Rose no sabia con exactitud cuando empezó eso de la guerra de miradas pero le pareció muy bueno que ya se pusieran a jugar.

—¿Que? —Formulo Perla sin mucha idea, ¿Acaso la mocosa no sabia que la estaba viendo feo?.

—Tu empezaste —Le intento recordar, pues para ella no había otra razón para verla tanto tiempo de esa manera.

—Emm... Si, ganaste, bien jugado, Amatista —Disimulo rápidamente la chica blanca. No entendía bien el acto de la chica morena, pero no quería dar explicaciones del porque la estaba mirando.

—Bien, creo que voy a cocinar —Dijo Rose, aun faltaba un poco para cenar, pero Amatista no hay comido y decidió darle prioridad.

—Noooo... —Dijeron las cuatro la mismo tiempo, estaba claro que las habilidades culinarias de Rose no habían mejorado mucho desde la primer vez que trato de cocinar algo es esa casa. Tal vez, dentro de unos cinco años, ya podría preparar algo comestible sin ayuda de un libro.

—¿Que? —Dijo Rose al notar que todas se oponían a que ella preparada algo, pues, creía que no cocinaba tan mal.

—Mejor pides pizza y nadie muere envenenado —Dijo Amatista, de mostrando por primera vez su humor característico.

—Hagamos lo que ella dice, me siento mal del estomago —Dijo Blue, estaba mintiendo, pero todos las presentes se lo creyeron.

—¿Y sí cosino vas a empeorar? —Se atrevió a preguntar Rose, aun sabiendo que la respuesta sera positiva.

—Pizza, pizza, pizza —Amatista comenzó a hacer porra y se le unieron las trillizas, sabían que Rose sedería después de eso, y así fue.

Dio un largo suspiro y pidió a pizza a domicilio. Mientras, Blue le mostraba unos dibujos a Amatista, intentaba se amigables, pues ella si vio como Perla la miraba, y tenia miedo de saber las razones.

—¿Y esa es la replica del mono plano? —Blue volteo y cara horrorizada, ¿Mono plano? Que alguien le corte la lengua solo por decir eso.

—¡La mona liza! ¡¿Cual mono plano?! —Amatista se sobre salto un poco, aunque no grito muy fuerte, estaba su boca muy cerca de su oreja.

—Ok... —Le mostró otro dibujo y Blue le dijo que era de Pablo Picazzo —, ¿Quien lo picó?.

—¿Pero a que clase de escuelas se supone que vas? —Dijo con algo de indignación al oír esa palabras.

—A una que esta es una esquina. Pero es no importa, a mi no me gusta mucho eso de Leonardo Dicaprio —Blue cerró la carpeta donde estaban más dibujos y se fue murmurado un montón de cosas. Amatista estaba en las nubes nuevamente, ¿Ahora que hizo?.

Se quedó con Perla en sala. Yellow estaba con Rose buscando algún juego de mesa que para pasar una noche divertida y Blue estaba es su cuarto tratado de olvidar el comentario de Amatista y acomodando un poco la capeta que tenia los dibujos que le mostró previamente.

—Hiciste enojar, es un nuevo récord —Dijo Perla mientras se cruzaba de brazos y girando su cabeza ligeramente a la ventana.

—Sinceramente, no se porque se puso así...

El solo estaba ya dando sus últimos rayos de sol y hacia una brisa muy fría. Un poco después una pequeña llovizna comenzado a caer, se podían olvidar de una pizza humeante y prepararse para una pizza húmeda.

—Es linda la lluvia... —Amatista rompió el silencio y después de su comentario se acerco a la ventana.

—Hermosa, diría yo —Añadió Perla. A lo largo de la tarde, no parecía que fue problema en que ella seguirá siendo la favorita de Rose.

La morena se perdió un poco en la gotas que caían en la ventana, muchos recuerdos le vinieron a la mente como un balde de agua fría:

"Ella estaba con su madre caminado al parque en día muy lluvioso, su madre parecía más ansiosa que ella por llegar a el lugar. Estaba lloviendo mucho, hasta la niña de 4 años sabia que no jugaría en ningún juego con tanta agua cayendo de cielo. No tenían paraguas ni nada que las refugiaran de la lluvia, salvo por dos camisa que tenia la niña. El trayecto al parque fue distinto al habitual, era muchísimo más largo y ninguna casa era reconocida por la niña.

"—Es aquí —Dijo su madre, la niña no era tonta, esa enorme casota no era un parque, no había juegos ni nada. Solo un letrero con letras grandes, la infante no supo lo que decía ese letrero hasta los 8 años.

" —Este no es el parque... —La niña miro confundida a su madre, ella no se atrevía a mirar a su pequeña hija, no tenia suficiente frialdad como para decirle lo que estaba a punto de pasar. Probablemente se arrepentiría de eso todo su vida, pero ahora no había opción.

"Si él se entera que tiene una hija... lo más seguro es que no la vuelva a ver reír en su vida.

" —Te amo... —Murmuro la madre, Amatista ya ni siquiera recuerdo su nombre o como lucia, su psicóloga le dijo que estaba reprimiendo el recuerdo porque le causa dolor, pero no es así, lo que le causa dolor es no recordar su nombre, su cara, su olor y los tratos que ella tuvo con ella. Eso, para Amatista, era peor que reprimir el recuerdo.

" —Va tocar el timbre... —Ordeno.

"La niña no cuestionó las ordenes, tal vez el parque estaban dentro.

"Fue corriendo a tocar la puerta, toco muchas veces antes de voltear a ver a su madre y recibir nuevas instrucciones. Volteo y... No estaba... Solo no estaba. Se desvaneció, se esfumo, se... fue. La dejó en media tormenta, sola, desprotegida, sin saber si algún día volverá, con los sueños rotos y la ropa húmeda, con un frío que solo se calma su abrazo y, más que nada, sin el amor que da una madre, ese amor que todo niño necesita.

" —¿Mami? —Murmuró la chiquilla al darse cuenta que hay nadie, entro en pánico, miró en todas direcciones grito "¡Mamá! Vuelve", lloro y pataleo al notar que nadie la escuchaba.

"La gran casa abrió sus puerta, se encontró a un niña pequeña llorando a mares en el suelo. Espinela, una empleada que escucho el escandalo y salio a ver si sus sospechas eran correctas, y, desgraciadamente, así lo eran. La cargo sin importarle estar todo empapada y la consoló hasta que dejo de llorar un poco.

"La bañaron agua tibia y le pusieron ropa adecuada. Pero a niña no dejada de reclamar por su madre, todas las supervisoras estaban enojadas con la madre de la niña por dejar así como si nada en una tormenta como esta.

" —¡Quiero a mi mamá, quiero a mi mamá! —Repito la niña hasta quedar sin fuerzas y caer dormida."

A Amatista se le acelero la respiración y unas lágrimas comenzaron a salir. Pero debía contenerse, no era el momento ni el lugar para eso, menos cerca de la persona para eso. Perla lo notó de inmediato, se acerco rapido y le seco las lágrimas, a Perla no le gusta ver a otra persona llorar, no podía verla sin ponerse a llorar también.

—¿Por qué lloras? —Dijo Perla limpiando las lágrimas que caían con más fuerzas. Amatista cubrió su cara, no quería que ella, ni nadie, la viera llorar.

Perla lo entendió. A ella tampoco le gusta llorar frente a nadie. Tomo del brazo a Amatista y llevo a su cuarto —Hace tiempo dejó de ser uno para las tres —, cerró la puerta y la puso en su cama. Amatista ya estaba más calmada.

—¿Mejor? —Se atrevió a decir la de piel blanca.

—Lo siento, no debí ponerme así yo... —Perla no la dejo continuar, ella la abrazo y muy fuerte. Amatista no lo negó, necesitaba cariño y consolación ahora, y los delgados brazos de Perla eran tan confortantes y cálidos que no quería soltarse. La otra tan poco.

Pasaron así un rato. Ninguna se movió, tampoco querían hacerlo. Poco después, Amatista comenzó a acariciar la espalda de Perla, solo no se resistió a hacerlo. La delgada se tenso con el tacto de la morena. Se arrepintió de haberla tratado como un estrobo antes, ahora no quería que dejara de tocarle la espalda.

—Esta bien llorar a veces... Yo lo hago en ocasiones... —Confeso la Perla.

—Cuando lo haces... ¿No te sientes débil?.

—No, solo pienso que hasta el más valiente llora, y llorar es solo otra forma de estar triste —La más alta jugueteo un poco con el cabello corto de su acompañante.

Amatista estaba avergonzada, lloró como un bebé frente a un desconocida y ahora se estaba abrazando con ella. Pero no se quería soltar, el olor de la chica pálida le fascinaba, su piel estaba muy suave y su respiración en su cuello era muy cálida.

Perla estaba confundida, llevó a un desconocida a su cuarto y ahora la abrazaba para consolarle. Pero tampoco quería soltarla, su cabello le daba un cosquilleo en sus mejillas, las caricias de la otra la hacían derretirse y la calidez de la morenas no se comparaba a nada de lo que ya había sentido antes.

—¡Perla! ¡Amatista! —La voz de Rose llamándolas a lo lejos la hizo reaccionar.

Se soltaron lentamente, sus mejillas estaban rojas y ninguna de atrevía a verse a los ojos. Amatista se acerco y acomodo un mechón de pelo rebelde detrás de la oreja de su consoladora, su mano se deslizo con suavidad por la mejilla de la otra. Perla sintió un escalofrío en su cuerpo.

—Debemos salir, Rose nos llama... —Dijo la morena.

—Vamos... —Dijo Perla bajado de su cama mientras la otra la seguía.

Ambas querían estar abrazadas otra vez.

Salieron y vieron a Rose caminando por los pasillos, las estaba buscando.

—Allí están... —Rose asimiló un poco la situación, ¿A caso estaban las dos solas a puerta cerrada? —¿Que estaban haciendo las dos allí?.

Ambas se miraron y sonrieron con complicidad, comenzaron a reír. Rose ni idea de que pasaba. 

Llego la pizza y la convivencia entre toda ya era agradable. Jugaron una partida de un juego raro que Rose y Yellow habían encontrado. Después jugaron cartas, Blue ganaba en todas las rondas y hasta Rose se empezaba a fastidiar de perder tanto. Comieron pizza y la hora de dormir llegó. Rose se dormía temprano en comparación a las jóvenes, ella estaba a cargo y si decía "A dormir" era a dormir.

—Puede Amatista dormir conmigo... —Pidió con las mejillas coloradas Perla. El comentario sorprendió a Rose, pues ella tenia en mente que su ahijada durmiera con ella.

—¿Tu quieres, Amatista? —Pregunto Rose. La morena si quería y lo hizo notar.

—Claro, si ella quiere... —Se limito a decir con una sonrisa.

Perla le presto ropa para dormir a su nueva a amiga, y también el cepillo de dientes para cepillarse. Blue, Yellow y Rose ya estaban en sus camas, solo ellas estaban despiertas.

—¿Por qué querías que yo durmiera contigo? —Se atrevió a preguntar Amatista mientras Perla buscaba un sabana para ella.

La chica pálida ni siquiera sabia la respuesta.

—No lo sé... Creo que... quería estar contigo —Confesó mientras le daba su sabana —¿Te molesta?...

—No, yo también quería estar contigo... Gracias por abrazarme, realmente lo necesitaba... —Estaban las dos sonrojadas y avergonzadas.

Se acostaron y pudieron sentir la calidez de la otra. Durmieron entrelazando sus brazos y sintiendo la suavidad de la piel de la otra. Amatistas acaricio la espalda de Perla hasta que ambas sucumbieron al cansancio.

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¡Hola! ¡Capitulo especial!.

Me vino a visitar el hada de la inspiración y me puse a escribir como loca en manicomio.

Espero que les guste. Hay nuevos lectores, ¡Bienvenidos!.

¡Rosalline del Cuarzo del Valle Sagrado, a comeeeeer!
- Voy, papi.

Cualquier incoherencia la resolverse pronto. Chao.

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