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Las más estúpidas razones

  Una cosa que Angélique no esperaba de un Miércoles por la tarde era tener que atender a un pelinegro de baja estatura que quería teñirse el cabello para así poder salir temprano para regresar a casa con su novia y tener un maratón de Harry Potter.

  Pero, como a el destino le valía mierda lo que ella quisiera, eso fue justo lo que le tocó.

  Empezó cuando, a eso de las cuatro de la tarde, escuchó la campanilla del local sonar y la castaña detrás del mostrador levantó la vista de su celular.

—Hola, mi nombre es Cole. ¡Bienvenidos a Sweet Pea Hair! ¿Con qué puedo ayudarles?

 —Oh, ¡hola! Mi nombre es Will Solace... eh, venimos aquí porque él—señaló a Nico sin dejar de sonreír—, quiere teñirse el pelo. Eh... mi hermana Kayla nos recomendó el lugar.

  Cole pareció pensar un poco.

—¿Kayla Knowles? ¿Hija de Apolo?—los ojos de ambos chicos se abrieron completamente y la rubia rió un poco mientras movía la mano derecha—. Tranquilos, soy hija de Démeter.

  Y como si las plantas respondieran al nombre de la diosa, una rosa justo frente a ella se marchitó en cuestión de segundos y volvió a crecer en un parpadeo, exponiendo sus pétalos escarlata orgullosamente.

  La chica tomó la flor y se la dio a Will con una sonrisa plasmada en el rostro.

  Will dejó escapar el aire que no sabía estaba reteniendo mientras que Nico a su derecha simplemente rodaba los ojos, probablemente harto de Meg y Perséfone.

—Eh, bueno... mi novio acá quisiera teñirse el pelo—repitió, sonriendo.

  La chica detrás del mostrador asintió mientras tecleaba algunas cosas en una computadora.

—¿Ya saben qué color o prefieren ver algunas de las revistas que tenemos por allá?—señaló con la barbilla una mesa cafetera con varias revistas encima, organizadas de una manera elegante.

—Pues... la verdad no lo sé. Nico, ¿tienes idea de cómo lo quieres?—el pelinegro levantó la mirada del suelo por primera vez desde su llegada, clavado sus ojos chocolate en los de Will.

—Eh... no lo sé. ¿Cómo crees que me vería bien?—vaciló.

  El rubio guiñó.

—¿Tú? De cualquier manera, preferentemente en mi cama.

  Recibió como respuesta un codazo demasiado fuerte y una gran carcajada por parte de la hija de Démeter.

—¡Au!—se quejó, desentrelazando su mano de la de Nico y llevándosela a la costilla, pequeños rayos dorados empezaron a salir de ella mientras que el moretón desaparecía debajo de la camisa.

—Te lo ganaste por ser un tonto.

—Soy tu tonto, nene.

  Otro codazo y una carcajada aún más fuerte, aunque el hijo de Hades ahora portaba una leve sonrisa.

—Sí, supongo que lo eres—un leve tono rosado se posó en sus mejillas mientras se volteaba a Cole—. ¿Qué sugieres?

  La chica pestañeó un par de veces, sorprendida de que el chico le hablara directamente desde que entró al local, pero se recompuso fácilmente y sonrió un poco.

—Supongo que lo primero sería el color, basados en eso veremos el estilo.

—Parte de las reglas era que debía ser un color bastante ridículo... ¿rosa o morado?—sugirió Will a su izquierda.

—Mejor—Nico sonrió satisfecho—, azul.

  Will jadeó a su lado.

—Percy va a matarte. 

—Quiero ver que lo intente—se encogió de hombros.

  Cole tecleó un par de cosas en su computadora.

—¿Te parece hacer un ombré? No tenemos que llegar hasta la raíz, y podemos usar varios tonos diferentes de azul. Haz que Jackson pague.

  El pelinegro levantó una ceja.

—¿Qué te hizo a ti?

—Hace como tres meses había preparado unos cupcakes con ambrosía a petición de Kayla para llevarlos a la enfermería... él y Chispitas los devoraron todos. Por suerte era una tanda pequeña, así que no causaron mucho daño, pero desde entonces  Quirón nos ha prohibido usarla en alimento por miedo a que alguien se queme vivo comiéndola y en mi cabaña hemos tenido que cocinar con polvo de unicornio... ¡y es horrible! Casi no combina con nada y no sabe a nada, ¡no puedes ponerlo en ciertas comidas y tienes que cambiar los ingredientes de otras!

—Sabe a metal—accedió Will.

—O no sabe a nada—Nico se encogió de hombros. 

—Bueno, si, como sea. Pueden sentarse en el sillón de por allá, traeré a una de nuestras chicas—después de señalar un par de sillones que rodeaban a la mesa cafetera salió de detrás del escritorio y se fue caminando hacia una puerta que leía "Sólo Empleados."

—Se me hace cruel lo que estás a punto de hacer—murmuró Will tomando asiento en uno de los cojines blancuzcos, haciendo una seña al pelinegro para que se acomodara en su regazo.

—¿Ah, sí?—el pelinegro arqueó una ceja mientras se dejaba caer en las piernas del rubio.

—Si. Es decir, le estás dando a entender que el azul: su color favorito, algo que para él es sagrado y ama más que a su prometida es ridículo a tu parecer después de haberle dicho que no era tu tipo. Es algo muy cruel—el hijo de Apolo sonrió.

  Nico se encogió de hombros.

—No es mi problema, no me agrada el azul. 

—Eso me hiere, ¿sabes? ¿Tienes alguna idea de qué color son mis ojos?—el curandero hizo una mueca.

—Si, tus ojos son de un color perfecto. Un celeste pacifista, dá la ilusión de que cuando miras al cielo absorbes un poco más de su color con ellos. Son un celeste centelleante y tienen algunas líneas de dorado en el centro, como si el sol se escondiera debajo de tus pupilas. No, no me gusta el azul, pero amo el celeste de tus ojos.

  Un sonrojo escaló hasta las mejillas de Will, para bastante satisfacción de Nico, y estaba a punto de responder cuando una chica alta de coletas platinadas salió por la misma puerta en la que había entrado Cole con un recipiente en manos que contenía lo que parecía ser crema.

—Urm... ¿Will Solace?—llamó, observando a la pareja con el ceño fruncido, el mencionado inmediatamente sonrió.

—Ese sería yo, je. Aunque es él—pasó un brazo alrededor de los hombros de Nico, quien seguía sentado en su regazo—, a quien se le va a teñir el pelo.

  Ella asintió y empezó a recolectar varias cosas para irlas dejando en una pequeña mesa con un gran espejo enfrente y una silla detrás. Una vez que hubo acabado caminó hacia ambos chicos y esbozó una sonrisa.

—Entonces... ombré azul sin llegar hasta la raíz me dijeron, ¿no?—el pelinegro asintió despacio—. Bien, ¿te lavaste el pelo esta mañana?—volvió a asentir y la chica frunció los labios—. Está bien, ven por acá, vamos a ponerte una bata y empezar a decolorar.

  El pelinegro asintió y se levantó del regazo de su novio con tranquilidad, siguiendo a la chica hacia donde estaba la bata.

—¿Entonces... hay alguna razón en especial por la que quieres teñirte el pelo?—preguntó la chica una vez que Nico estuvo sentado frente al espejo.

—No.

—O-okey. Mi compañera me estaba contando acerca de una apuesta, ¿puedo saber de qué se trata?

  La respuesta tardó tanto en llegar que Angélique ya estaba dando por sentado que no existía.

—No.

  Canturreó un "hum" en respuesta mientras se dedicaba a mezclar el peróxido con el decolorante.

—No eres un chico muy hablador, ¿o si?

—No.

—¿Sólo sabes hablar en monosílabos?

"Qué imbécil" pensó Angélique mientras empezaba a separar mechones de cabello, ignorando la manera en la que el chico se tensaba debajo de sus manos. "Pobre chico de allá, tener un novio tan hijo de perra."

  Nico dirigió una mirada hacia su novio usando el espejo. Will estaba recargado contra el antebrazos del sillón con las piernas retraídas al lado, arriba del mismo. Uno de sus brazos estaba encima del reposabrazos y subía hasta sus mechones dorados para enrollarlos y desenredarlos en uno de sus gestos característicos de concentración mientras que el otro sostenía un libro que leía "Bioquímica: principios y elementos para estudiantes de medicina" en Griego Antiguo. Rodó los ojos mientras una sonrisa se posicionaba en sus labios.

—No—paró un momento para ver como la chica rodaba los ojos y su sonrisa se ensanchó antes de agregar—: en los últimos tres años he empezado a hablar más, según dicen mis amigos, es sólo que realmente no quiero hacer esto.

  Esta respuesta pareció satisfacer un poco más a su peluquera, ya que el atisbo de una sonrisa sombreó la comisura de sus labios.

—¿Por qué te tiñes si no quieres?—indagó, sacando el cepillo aplicador.

—Perdí una apuesta—se resignó a decir el hijo de Hades, dejando caer sus hombros y suspirando—. Ahora tengo que hacer lo que mi estúpido primo desee que haga durante un mes. Es eso o decir que es mi tipo. Y creeme que prefiero limpiar la mierda de los peg-caballos durante un mes antes de decir semejante estupidez.

  La rubia pareció sopesar las opciones.

—Suena a algo que yo haría.

  Y después se instaló un tranquilizador silencio con tan sólo música de fondo. Afortunadamente no eran canciones tan feas, o Nico hubiera querido arrancarse las orejas ahí mismo, pero podía oír a Will tararear distraídamente las melodías de Mr. Brightside y Bitter Sweet Symphony cuando sonaban, o cantar un par de versos de Smells Like Teen Spirit cuando ésta empezó a sonar. Realmente no sabía si atribuirlo a su habilidad como hijo de Apolo a conocer la letra y melodía a una canción simplemente con que ésta sea mencionada, o a los periodos de tiempo excesivamente largos que ambos pasaban en la cabaña de Hades escuchando a The Killers, The Cure, Muse y Nirvana en un viejo iPod que Cecil les había conseguido hace un par de años. Le gustaba pensar que era más por el segundo.

  Sea como fuere, Nico estaba realmente complacido con la música e hizo una nota mental de agradecer a quienquiera que la hubiese puesto.

  No se dio cuenta de cuánto tiempo pasó cuando la chica por fin dejó su pelo en paz y sonrió con satisfacción.

—Okey, tenemos que dejar esto una hora o algo así por lo menos para que agarre y después de eso te lavaré y empezaremos con el tinte, ¿bien?—Nico asintió algo dudoso, sin entender bien la mitad de lo que estaba diciendo—. Eres libre de pasearte por la estética o jugar con tu celular o como quieras mientras tanto. Si necesitas agua o cualquier cosa sólo llámame—hizo un guiño y señaló una pequeña etiqueta que estaba bordada en su ropa—: mi nombre es Angélique.

  Esbozó una sonrisa y desapareció en la puerta de Sólo Empleados nuevamente. 

  Nico se dedicó a jugar con sus dedos durante un rato, mirándose de vez en cuando en el espejo y teniendo que aguantar las ganas de tocar esa cosa cremosa que tenía en el pelo pues no quería estropear nada. Dirigió su mirada a Will por enésima vez desde que había estado sentado en esa silla y lo encontró ya viendo hacia él, sus ojos celestes brillando asombrados.

  Con algo de cautela se paró de la silla giratoria y avanzó hasta él con movimientos seductores.

—¿Qué opinas?—preguntó, haciendo una mueca.

—Te ves raro—comentó Will sin rodeos—, pareces Cruella de Vil o algo así.

  Permitió a una risa escapar sus labios.

—Idiota—sonrió—. Cuando lleguemos al campamento lo primero que haré es caminar hasta Percy, abrazarlo y susurrarle al oído "No eres mi tipo", para después salir corriendo hasta ti con una sonrisa y besarte hasta sacarte el aire.

  Las mejillas del curandero se tornaron escarlata y una sonrisa presumida se instaló en su rostro.

—Lo siento, señor, me siento usado—fingió indignación llevándose una mano al corazón y formando una "o" con los labios mientras aún portaba su sonrisa.

—Quién sabe, Solace. Tal vez es verdad y te he estado utilizando para conseguir lo que quiero—el hijo de Hades se acercó más a su novio y entrelazó sus dedos antes de encogerse de hombros.

—¿Y qué es lo que quieres?—Will imitó el gesto, arqueando una ceja.

—A ti.

  La manera seductora en la que lo había susurrado y sus ojos entrecerrados estaban amenazando con darle al rubio una erección ahí mismo, pero se obligó a controlar a sus sentidos y en vez a admirar la belleza Greco-Italiana que tenía como pareja.

  Sus ojos avellana parecían tener algunos trazos de dorado en ellos, líneas irregulares que formaban pequeñas telarañas dentro de sus irises. El cabello negro lo tenía cortado hasta la barbilla y se había hecho perforaciones en la ceja, el oído y el labio. La parte de su pelo que tenía el decolorante se encontraba tapando el piercing de su oreja, mientras que los otros tres pequeños arillos se encontraban completamente visibles.

—¿Estás usándome para conseguirme?—preguntó mientras arqueaba una ceja—. No le encuentro lógica.

—La lógica reside en que Will di Angelo es mío y de nadie más, eso es todo lo que importa—Nico se encogió de hombros, un pequeño sonrojo escalando por su cuello.

—Es Will Solace, il mio amore. William Solace.

—No. Es Will di Angelo y Nico Solace.

  El rubio rodó los ojos.

—¿Qué opinas mejor de Will y Nico di Angelo-Solace?—preguntó, besando sus manos entrelazadas.

  El hijo de Hades fingió pensar la alternativa.

—Sólo si podemos tener tres gatos y un perro—decidió.

  Ahora era el turno de Will para fingir pensar la respuesta.

—Bastante bien. Pero los gatos tienen que ser todos de distintos colores y los cuatro serán adoptados de refugio.

—Bastante bien.

  Se quedaron así un rato más, platicando de todo y de nada. En algún momento mientras platicaban Will se había acostado en el sillón, con los pies arriba del reposabrazos y la cabeza en el regazo de su novio. Cuando Angélique llegó a anunciar que el tiempo se había acabado y los vio así, acurrucados uno contra el otro y con esas sonrisas estúpidas que sólo los enamorados poseen puede que tal vez, sólo tal vez, se haya arrepentido de haber pensado que Nico era un idiota. 

  Los dejó unos minutos más mientras volvía a la sala de descanso y enviaba un par de textos.

Para: Mon coeur <3
Un par de clientes llegaron, es tinte, probablemente voy a tardarme un par de horas más. ¡Lo siento! D:
P.S. Te amo <3
[Enviado, 5:02]

  Regresó con los chicos, sólo para encontrarlos a medio beso. Carraspeó la garganta y ambos se separaron, rojos y jadeando. Mitad enojo por haberlos interrumpido y mitad vergüenza. Con la cabeza señaló hacia uno de los lavabos.

—Tiempo de empezar con el tinte.


  Will sonrió, una sonrisa grande y llena de felicidad. Enseñando dientes y con los ojos brillando.

—¿C-cómo me veo?—tartamudeó Nico, mirando al suelo con las mejillas teñidas de rojo.

—Es... te ves hermoso. Podría tomarte aquí mismo.

—Hey, hey, hey—interrumpió Angélique con una sonrisa—no sé qué tipo de fantasías raras tengan ustedes pero no en esta tienda, lo siento. Pueden volver a casa y hacer lo que quieran, sólo no en mi estética.

  El sonrojo del menor pareció disminuir porque levantó la vista y sacó una tarjeta azul marino de su bolsillo.

—¿Cuánto va a ser?—preguntó, deslizando la tarjeta al otro lado del mostrador.

—Dos mil por todo—contestó la hija de Démeter al lado de la estilista mientras que revisaba la tarjeta.

  Sonrió al leer el nombre "Perseus Jackson" escrito en ella y la pasó por la máquina, regalándole a Nico una sonrisa cómplice. Will en su izquierda sólo rodó los ojos mientras que entrelazaba sus manos con las de su novio por debajo de la mesa.

—¿No podías usar otra tarjeta?—preguntó a nadie en particular, el teñido simplemente se encogió de hombros.

—Te dije que lo iba a hacer pagar, ¿no?—Cole le devolvió la tarjeta y le pasó pluma y un ticket el cual firmó como si fuese Percy lo cual no era muy difícil realmente porque la firma del hijo de Poseidón era, bueno... el tridente de Poseidón.

  Will sonrió a medias mientras usaba su mano libre para sacar algunos billetes de su bolsillo y entregárselos a Angélique.

—Es la propina, muchas gracias.

—No hay problema—contestó ella con un guiño, lanzando una mirada fugaz al reloj en la pared—. Ya son las siete y media... ¿quieren que llame a un taxista o...?

—No, no, estamos bien—el pelinegro hizo un ademán hacia afuera de la ventana—. Mi chófer debería estar allá.

—O... okey.

  La pareja de novios se despidió y salieron caminando mano en mano del local, cierto hijo de Apolo incapaz de despegar su mirada de los mechones azules durante todo el viaje al Campamento Mestizo.

  Y, a la mañana siguiente, Percy casi asesina a su primo porque no sólo gasta su dinero sino que también se burla del color azul y le restriega que no es su tipo y... ¡sacrilegio! ¡Infamia! ¡Blasfemia! 

  Aunque Jason y Piper afirmen haberlo presenciado con sus propios ojos, Annabeth negará por el resto de su existencia que se vio decepcionada al oír a Percy utilizar tales acusaciones contra su primo, por una de las más estúpidas razones.

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El fanart le pertenece a AnnaKsketch, yo sólo añadí lo azul para darles una idea. xd

Ahrre, ¡hola! *sale de las sombras* Perdón por la tardanza, se me ha ido la voluntad para hacer la mitad de las cosas que me apasionan últimamente y pues... ah. Ya saben. Encontrarla está cañón.

En fin, ¡espero les haya gustado este One-Shot! Tengo también otro donde es Will quien se pinta el pelo, aunque no estoy segura de cuándo lo subiré. 

Me divertí tanto escribiendo esto que me dan ganas de hacer toda una serie, ahrre. :v En fin, tomen esto por ahora y finjan que no me tardaré otro milenio en actualizar (intentaré no hacerlo D:).

Nos vemos pronto :D

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