[No es precisamente Solangelo, sino Percabeth y un par de OC's, pero va relacionado con los primeros dos one-shots nwn]

  Se desembarcó en la bahía, decenas de personas descendieron de los barcos cargando niños y equipaje.

  Percy estaba de pie justo a la entrada del reino, su brazo derecho entrelazado con el izquierdo de Annabeth. Ambos portaban sus coronas de una manera intimidante, los ojos verdes del chico escaneando la situación con sólo una pizca de desprecio. Era claro que no quería a ninguno de esos homófobos ahí.

—Sabes que yo tampoco los estoy esperando con los brazos abiertos—habló Annabeth en un tono sereno al notar la mirada de su esposo sobre los ciudadanos que cada vez se acercaban más a ellos—. Pero esto es por Nico, y por Will. Es mucho mejor que estén aquí, donde no causarán daño, que en su reino natal, atacando a las personas que queremos.

  El pelinegro suspiró, relajando sus hombros y volteando la mirada hacia la mujer a su lado.

  Sus rizos rubios estaban atados en un elegante moño detrás de su cabeza, portaba un vestido de seda celeste y, sobre éste, una pashmina plateada. Sus ojos grises estaban firmemente clavados en los barcos frente a ella, analizando todo con una decisión impresionante.

  Al notar que un par de penetrantes ojos esmeralda la observaban con atención desvió su mirada de la gente y sonrió ligeramente.

—Percy, vamos. Fuiste tú el que propuso esto en primer lugar, atente a las consecuencias.

—Jason también se ofreció a ayudar—resopló el nombrado, haciendo un mohín.

—Y Piper se ofreció a pegarles a todos en la cabeza con un sartén, Sesos de Alga. Pon buena cara y acabemos con esto rápido, es por tu primo.

—Yo... tienes razón.

—Así me gusta. Nico se lo merece, ha pasado por mucho, Will también.

  El pelinegro resopló al mismo tiempo en el que se acercaba un guardia.

  Lo único que le gustaba de todo esto, pensó Percy mientras se bajaba del carruaje junto con Annabeth, es que podía ver a la gente que había despreciado a su familia arrepentirse de haberlo hecho.

  La chica descendió con pasos firmes, lanzándole una mirada cómplice.

  Claro que Percy sabía que la gente debería ser tratada como gente, sin importar sus morales o principios, pero eso no impedía que de vez en cuando se diera ciertas libertades (agregar una o dos horas en sus trabajos no era considerado realmente abuso, ¿cierto?) para asegurarse (o por lo menos intentar) de que esas personas entendieran que el amor no sabe de razones.

  Porque si, Perseus Jackson era un rey de lo más benevolente y elocuente, pero había ciertos puntos que no podías tocar. La comida azul, Annabeth, su amor por el mar y su amor por la familia. Simplemente no.

  Y nadie podía decir que él estaba haciendo algo mal, porque realmente no lo estaba haciendo. Cumplió con su promesa al pie de la letra. Ofrecerles hogar, trabajo y protección a sus ciudadanos, ¡y eso estaba haciendo, en serio! 

  Sin embargo, jamás les prometió una mansión de quince pisos con vista al mar, o un puesto como funcionario de gobierno.

  Tal vez las personas no estaban contentas del todo con el drástico cambio de ambiente. Pasar de tener una casa de tres plantas y ocho habitaciones cerca del pueblo a vivir en los suburbios con casas de una planta y tres habitaciones, o pasar de trabajar para la corona a trabajar anotando órdenes y cargando platillos no era el sueño de muchos, en serio.

  Pero era lo que había. Y no eran malos trabajos, tampoco mal pagados (aunque no ganaban demasiado, de todas maneras). Eran simplemente casas normales y trabajos normales para gente normal con opiniones distintas a las de Percy respecto al amor, punto final.

  Las casas estaban en buenas condiciones. Tal vez no tenían todos los lujos a los que se habían acostumbrado, pero contaban con servicios básicos y espacio suficiente para una familia de cinco. Y tal vez sus trabajos no eran tan sofisticados como los que solían tener en el reino de Will, pero no eran malos trabajos. 

  Lo único malo de la situación, pensó Annabeth cuando una adolescente de no más de quince años pasó corriendo frente a ellos, es que los niños no tienen la culpa.

  Al parecer la chica se dio cuenta de su presencia pues hizo una pequeña reverencia y sonrió débilmente antes de salir corriendo.

  Y antes de ver su silueta desaparecer en el horizonte, Annabeth alcanzó a ver una pulsera arcoíris en su mano derecha.

><><><><><><><><

eue ¿Qué opinan? Es sólo para darle un cierre a todo el pedo, espero les haya gustado.

Btw, no creo que ser mesero o vivir en una casa de una planta con tres habitaciones sea malo. Yo misma vivo en una departamento de un solo piso y tres habitaciones, era sólo una referencia para que pudieran ver el contraste. 

Con esto me despido hasta la próxima actualización, ¿qué les ha parecido? ¡Háganme saber en los comentarios! nwn

Recuerden, esto está en Tumblr y en AO3 en inglés. UvU

Besos robóticos congelados:

—Valery