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Cuando el Caduceo aún le pertenecía a Apolo

  Se suponía que Nico no debería enterarse, en serio que lo hacía. Y de todos modos no importaba si lo hacía porque no era nada realmente malo, aún así, eso no detuvo a Will de tensarse y negar con una voz tres tonos más seca de lo habitual.

—Oh, ¡vamos!—Kayla aventó sus manos al aire, haciendo una mueca de exasperación—. ¡Es sólo una pregunta inofensiva!

—Dije que no—repitió el hijo de Apolo, esta vez un poco más calmado.

—Tú querías jugar, ¿no?—comentó uno de los campistas más pequeños desde su litera—. Bien, ahora juega y responde.

—Ya les dije que no. Y, ¿por qué les interesa tanto, de todas maneras? No es como si fuera a cambiar nada.

—¿Por qué no debería de interesarnos? Es una buena pregunta. Además, tú mismo lo has dicho, no es como si fuera a cambiar nada, ¿cierto? ¿Entonces cuál es el gran problema con decirnos?

  Will tragó saliva y dirigió su mirada al suelo, ¿quién en su sano juicio había pensado que jugar Verdad o Reto después de la cena habría sido una buena idea? Oh, claro, había sido él.

  "Y nuestro padre es el dios de la verdad, así que sabremos si alguien miente. Como regla adicional a esto, nada de lo que se diga aquí puede ser comentado en ningún otro lado si hay personas que no son miembros de la cabaña presentes, ¿entendido?" Había dicho antes de sentarse al lado de Austin, que estúpido era.

  El músico a su lado le dio un apretón en el hombro y una sonrisa lastimera. "Tú empezaste esto, tienes que decirles" articuló, y el rubio asintió despacio.

—¿Cuál era la pregunta, otra vez?—preguntó, frotándose el puente de la nariz mientras cerraba los ojos e intentaba pasar por alto el chillido de emoción proveniente de la mayoría de sus hermanas mayores.

—Okey, okey. A quién prefieres: ¿Nico di Angelo o Cecil Marowitz? 

  Intentó no ahogarse en su propia saliva como lo había hecho la primera vez, y aunque falló miserablemente se forzó a sentarse erguido y sonreír.

—A mí Chico Muerte, es obvio. Cecil y yo no somos...—dejó la oración colgando en el aire—... por lo menos no lo hemos sido en mucho tiempo, y lo he superado. Nico es... es la respuesta. Siempre será Nico, ahora dejen de molestar y sigamos.

  Chillidos de emoción se mezclaron con algunos gruñidos de disgusto y, por el rabillo del ojo, Will pudo ver a algunos de sus hermanos pasarle Dracmas o comida a otros. Rodó los ojos.

  Se fue a la cama con ganas de querer golpearse la cabeza repetidas veces y el sentimiento de que había hecho las cosas bien, tal y como deberían de ser. 

  Bastante irónico, le diría Kayla al día siguiente.


—Entonces...—empezó Lou Ellen mientras caminaba al lado de Will y Cecil hacia el Pabellón del Comedor. Nico comería ese día con sus primos en la mesa de los Tres Grandes, así que él y Will tomarían caminos separados para llegar, y el rubio no tenía ningún inconveniente. Amaba a sus amigos y no le incomodaba ir con ellos hacia el comedor, aunque eso implicara tener un brazo de Lou Ellen abrazándolo por la cintura y otro de Cecil encima de los hombros. 

  Cómo habían llegado a esa posición, no tenía idea, pero le daba igual mientras él pudiera rodear las cinturas de ambos con sus brazo también.

—¿Qué?—canturreó Cecil, estirando la cabeza un poco para poder ver a su amiga en el lado izquierdo de Will.

Ella pareció vacilar un poco. —Escuché que nuestro querido Niño Sol se vio en una encrucijada ayer por la noche.

—¿En serio?—el hijo de Hermes arqueó una ceja y se volteó hacia su exnovio—. ¿Qué pasó ahora?

—¿Recuerdas cómo la cabaña de Apolo entera se saltó la fogata argumentando que había sido un día pesado en la enfermería con eso de la última bromita de tu cabaña hacia la mía y eso?—preguntó la chica, una sonrisa socarrona en sus labios.

  Will se tensó inmediatamente.

—Oh, si. Dejaron a la cabaña de Afrodita a cargo de los coros—el castaño se estremeció y le echó a su amigo unos ojos de súplica—. Por favor no vuelvan a hacer eso, fue horrendo.

—Nosotros no dejamos a nadie a cargo—respondió Will encogiéndose de hombros con el ceño fruncido, intentando disfrazar su nerviosismo—, sabes como a la mayoría de ellos les gusta llamar la atención.

—Tenías que haber visto a Piper, cariño—comentó Lou Ellen aguantándose una risa—, tenía cara de querer estrangular a todos sus hermanos con uno de esos cinturones bonitos que usan.

—Si—accedió Cecil con una risa—, fue épico.

—Esperen, esperen, esperen—intervino el hijo de Apolo con una sonrisa—. ¿Cecil Markowitz y Lou Ellen estando de acuerdo en la misma cosa? ¿Qué pasó aquí? ¿Me perdí de algo? ¿Mientras dormía entre a una dimensión alterna y ustedes dos se llevan bien?

  La hija de Hécate rodó los ojos y empujó a Will con la cadera, soltándolo justo a tiempo para lanzar a sus dos idiotas mejores amigos cayendo sobre la tierra uno sobre otro.

—Como decía—prosiguió con una sonrisa al verlos intentando levantarse del suelo y enredarse aún más—, escuché por fuentes muy confiables que nuestro querido William aquí tuvo que escoger entre un par de semidioses hijos de airos que empiezan ambos con "H".

  El hijo de Apolo miró al suelo mientras que Cecil a su lado se sacudía la tierra, ambos ya se habían levantado y el hijo de Hermes empezó a enumerar con los dedos las posibles opciones.

—Hécate, Hermes, Hefesto, Hades, Hipnos, Hebe y, por supuesto, Hera. Pero queda descalificada por no tener hijos—frunció el ceño hacia Lou, quien rodó los ojos como respuesta.

—Te daré una pista, listillo: hay química romántica con ambos.

  Cecil se volteó hacia su amigo, quien se encontraba mordiéndose el labio inferior y rezándole a Hades para que lo dejara usar el Inframundo de refugio en vez de tener que afrontar eso.

—Bueno, deduzco que uno de ellos es Nico di Angelo, ¿cierto?—el rubio asintió lentamente—. Y el otro sería... huh... sé de el hijo de Afrodita, del de Démeter, del de Niké y... ¿Percy entra en la cuenta? No lo sé... ninguno de ellos tiene "h", entonces.

—¿Por qué no intentas con "Hermes"?—sugirió Lou Ellen desde atrás, con una sonrisa de gato de Cheshire. Will iba a eliminarla de su cara con una cachetada.

  El castaño se tensó inmediatamente y empezó a balbucear cosas sin sentido, mientras que el rubio se dedicaba a examinar a Lou Ellen con una mirada que gritaba "¿Por qué?". La chica tragó saliva.

—Era seleccionar para un Captura la Bandera en el cual la cabaña de Apolo y de Hécate son los líderes—añadió, tan rápido que se tropezaba con las palabras—. Era una opción muy sencilla, de hecho. Escogió a Hermes porque tiene a la mayoría de integrantes. Así que... ¡enhorabuena! Yo tengo que ir a pedirle a Nico que se una a mi bando, ¡el equipo azul! Así que... huh... ¡yei! ¡Adiós! 

  Se fue trotando el camino restante hacia el Pabellón, dejando a sus dos amigos muy confundidos atrás.

—Entonces...—Cecil silbó—, ¿cómo está eso de que me prefieres a mí para Captura la Bandera que a tu muy amado novio?

—¿Qué? Eh... si—se encogió de hombros—. Percy llevaba bastante tiempo rogándome que sacara a Nico del equipo de Apolo porque él quería tenerlo en el equipo azul de los tres grandes.

  No era mentira, aunque sus hermosos orbes celeste vacilaban y sus manos seguían temblando, estaba diciendo la verdad. Tal vez no completamente, porque jamás había escogido a nadie para Captura la Bandera, mucho menos su cabaña era líder, pero Percy si llevaba bastante tiempo molestándolo para poder hacer una alianza superpoderosa de primos. No era su culpa que Nico siempre su uniera con la Cabaña Siete, de cualquier manera, era el hijo de Hades que siempre hacía lo que le venía en gana. Will no tenía problema con eso... la mayoría del tiempo.

—Además...—agregó, vacilando ligeramente mientras pasaba un brazo sobre los hombros de su mejor amigo y empezaban a caminar—... he extrañado tenerte en mi bando, ya ha pasado bastante tiempo, ¿no? Creo que deberíamos tener una cita o algo así.

—Una... ¿cita?—los ojos de Cecil parecían querer salirse de sus cuencas con cuán abiertos los tenía, y un sonrojo invadió a Will al darse cuenta de lo que había dicho.

—O-osea.... una... una cita de her-herman-nos, ¿me enti-iendes? Es como... como salir y ponernos al día y...

  Sus tartamudeos fueron interrumpidos por el hijo de Hermes soltando una gran y fuerte carcajada mientras que abrazaba a su amigo distraídamente por la cintura.

—Si, está bien, tranquilo. Hay que salir a ponernos al día, ¿te parece saltarnos la fogata hoy en la noche e ir a platicar en el Puño de Zeus? Prometo estar de vuelta antes del toque de queda.

  Ni siquiera lo pensó al responder.

—Me encantaría.

  Ambos llegaron al pabellón riendo y abrazados, como buenos amigos que eran. Tal vez un poco más cerca de lo que deberían haberlo estado, le susurraría Kayla a Austin más tarde, o un poco más risueños que tan sólo un par de amigos, le habría dicho Percy a Jason cuando ambos estaban faltando en la fogata, pero amigos de cualquier manera. Y por supuesto que Nico no tendría problemas con eso, ¿por qué debería? 


  Cecil se recargó contra la roca, suspirando mientras que, a su lado, el rubio se dedicaba a enumerar las constelaciones.

—Ahí está la Osa Mayor, ahí la Osa Menor y... ¡oh! ¡Ella es Zöe Belladona! Era una de las Cazadoras de mi tía Artemisa, creo que era la Lugarteniente antes de Thalia Grace... Raramente he hablado con mi tía, por eso de que no le gustan los hombres y ya sabes, pero estoy muy seguro de que realmente la quería. Puede parecer una mujer muy fría, pero realmente ama a sus cazadoras y siempre le duele la pérdida de una... o bueno, espero que sea verdad porque eso le dije a Nico hace un par de años.

  A su lado, el castaño bufó. Will pensó que tal vez lo había irritado metiendo a su novio en la conversación, pero cuando volteó pudo distinguir una sonrisa burlona en su rostro.

—¿Sabes?—habló el castaño después de cierto tiempo—. Me gustaba pensar que nos íbamos a casar un día.

  Will soltó una risa.

—Teníamos trece años, Cecil. ¿Es enserio?

  El mencionado se encogió de hombros, su sonrisa desfalleciendo un poco.

—Pues... si, eso creo. Déjame ser, Niño Bonito, pensaba que lo nuestro era amor verdadero. Hasta tenía el nombre de nuestras mascotas y eso—rió un poco con la memoria.

—Oh por Zeus—el rubio se llevó las manos a la cara para intentar ocultar su sonrojo, una sonrisa escalando hasta sus labios—. Déjame adivinar: eran... ¿Tadeo, Terrence y Tania?

—¿Cómo lo sabes?—abrió los ojos en sorpresa, Will volvió a reír.

—Ay, tarado, te conozco muy bien—quitó una mano de su cara para hacer un guiño—. Además, repetías eso a cada rato.

  Cecil le enseñó la lengua.

—¿Ves? ¡Amor de verdad! Huyamos del campamento y casemonos.

  El rubio negó con la cabeza.

—Comprometido con Nico, lo siento—levantó una mano en el aire y Cecil tuvo que achicar los ojos.

—Ahí no hay anillo alguno.

—Algún día lo habrá.

—Si, y leerá "Will Markowitz."

—O "Will di Angelo", quién sabe.

—Pfft, como si eso fuera a pasar.

Sonrió, sus ojos centellando con esperanza. —Hay posibilidades.

  Se hizo un silencio no precisamente incómodo pero tampoco demasiado cálido.

—¿Sabes qué es el amor?—preguntó el hijo de Hermes después de un rato, observando a las estrellas.

  El hijo de Apolo se removió a su lado. vaciló un poco.

—... No.

  Cambió la pregunta. 

—¿Amas a Nico?

Esta vez no hubo vacilación. —Si.

  Se giró en el suelo, recargándose sobre el brazo derecho para quedar de costado viendo a su amigo directamente a la cara.

—¿Cómo sabes que lo amas si no sabes qué es amor?—frunció el entrecejo, acercándose tal vez más de lo que debería.

—Porque lo sé.

—¿Cómo?

—Por cómo encuentro cada cosa que hace fascinante, o cómo todos sus hábitos complementan los míos, ya sean buenos o malos. Por la manera en la que me siento al verlo diario, o por la manera en la que se ve cuando sonríe. Por la manera en que es tan ridículamente defectuoso y al mismo tiempo tan magníficamente perfecto.

—¿No será que lo tienes en un pedestal?—bufó.

—Si lo tuviera en un pedestal no lo tendría entre mis brazos, ¿cierto?

—... Supongo que es cierto.

  El hijo de Hermes se volvió a acostar contra la roca, parpadeando repetidas veces y entrelazando sus dedos con los del hijo de Apolo.

  Y entonces volvió a caer el silencio, esta vez mucho más tranquilo que el anterior. Y Cecil se quedó pensando, mirando las estrellas y hundiéndose en sus propios pensamientos.

  Porque si, amaba a Will Solace, pero lo tenía en un pedestal, y precisamente por eso no lo tenía entre sus brazos.

—No has salido con nadie desde que rompimos—comentó Will después de un tiempo—. Deberías intentarlo.

—Nadie es lo suficientemente bueno, al menos no contra el hombre con el que los comparo.

  Will lanzó una sonrisa triste.

—¿Y qué hay de una chica? Eres bisexual, Cecil, tienes más opciones. Deberías...

—Tú eres pansexual, ¿y? Tu orientación sexual no influye en cuántas opciones tengas o...—lo interrumpió su amigo para dejar la oración colgando en el aire.

—Lo hace hasta cierto punto—contestó el hijo de Apolo, levantando sus manos entrelazadas en el aire—. Deberías tener esto con alguien más, alguien que pueda regresar tus sentimientos, Cecil.

  El mencionado asintió lentamente con la cabeza pero no hizo ademán de querer retirarse, en vez de eso escondió su cara en la curvatura del cuerpo del curandero y usó su brazo libre para abrazarlo.

—Cecil...—empezó a advertir con un tono dulce.

—Sólo... sólo déjame aquí un poquito más, ¿si? Por favor, después de esto dejaré de vivir en negación pero... lo necesito, aunque sea una última vez.

  Sopesó la situación un poco y después asintió con cuidado, plantando un último casto beso en el pelo del castaño antes de abrazarlo también.

—Está bien.

  Se quedaron ahí un rato más en la misma posición, hablando de cosas sin sentido y chismorreos realmente no tan nuevos mientras que, escondidos gracias a la niebla una hija de Hécate y dos hijos de los Tres Grandes miraban la escena entristecidos. 


  Al día siguiente Will se unió en la mesa de los Tres Grandes para el desayuno, tomando asiento al lado de Nico enfrente de Percy y Jason, quien le lanzaron sonrisas tristes y un tanto incómodas.

—Iré por otra hamburguesa, creo que estaban en la mesa de Afrodita—susurró el hijo de Hades antes de plantar un beso en la mejilla de su novio y retirarse de la mesa.

  El rubio asintió y se dedicó a darle otra mordida a la propia cuando ambos chicos llamaron su nombre al unísono.

—Mande—contestó, secándose un poco de catsup con una servilleta.

—Queremos que sepas que eres realmente importante para nosotros—comenzó Percy en un tono bajo, como si temiera que alguien le escuchara.

—Si, tal vez no en una medida tan grande como para Nico, pero en los últimos cinco años que llevas saliendo con nuestro primo has resultado ser... bueno, eres parte de la familia ahora y...

—Y si alguna vez necesitas ayuda, con lo que sea, puedes venir con nosotros. En serio, estaremos más que felices de ayudarte porque se ve que realmente quieres a Nico y has tenido un pasado duro y...—interrumpió el pelinegro a Jason, cuando cierta hija de Hécate abrazó a Will por la espalda.

—Lo que quieren decir es que te entendemos, Will, eres una persona muy dulce y leal y la verdad hay tantas cosas que te mereces...

—No entiendo a dónde va todo esto—interrumpió el hijo de Apolo mientras fruncía el ceño—. ¿Hice algo en especial o...?

—¿Qué está pasando?—se sumó una voz a la conversación y el rubio inmediatamente se tensó debajo de los brazos de Lou Ellen—. Travis y Connor me dijeron que Percy y Jason querían verme a la hora del desayuno... ¿está todo bien? ¿Por qué Lou Ellen anda de melosa con Will?

—Esto... Cecil, hola—el curandero forzó una sonrisa que el ladrón respondió en un vago gesto de muñeca.

—Miren, ustedes realmente son joyas y...—Jason fue interrumpido por Nico, quien estaba extrañado al ver a tanta gente reunida en su mesa.

—¿Y esto? ¿Qué pasó aquí?—deslizó su plato en la mesa y tomó asiento al lado de su novio, que pareció relajarse un poco al tenerlo cerca.

—Eh... Cecil sigue enganchado con alguien y queríamos ayudarlo a superar a esa persona porque esa persona ya tiene pareja y...—la hija de Hécate se vio interrumpida porque tanto Will como Cecil se levantaron bruscamente y se retiraron hacia sus respectivas mesas, irradiando humo por las orejas.

  El hijo de Hades arqueó una ceja, intentando ocultar su nerviosismo.

—Esto... ¿hablan de Will y Cecil?—los tres negaron en conjunto y murmuraron algunas excusas estúpidas para después salir corriendo a diferentes lugares.

  Nico bufó y volteó hacia la mesa de Apolo, esperando encontrar a Will con la mirada para buscar indicios de cualquier cosa. Casi se atraganta con su hamburguesa al notar que no estaba ahí, y un vistazo rápido a la mesa de Hermes le indicó que la cabaña entera se había retirado.

  Volvió su vista hacia la mesa de su novio y se topó con los ojos de Kayla, expectantes, arqueó la ceja y articuló el nombre de su novio, sólo para ser respondido con la palabra "enfermería".

  Se terminó la hamburguesa en silencio y después encaminó sus pasos hacia donde la peliverde le había dicho que podría encontrar a su novio, el corazón martillando en su pecho y las manos sudorosas. Saludó a los pocos campistas que se encontraban ahí y se fue hasta la parte de atrás donde quedaba el escritorio de su novio y el almacén, lugar en el que le gustaba encerrarse a pensar y organizar las cosas.

  No lo encontró ahí.


  Gastó su día intentando buscar en vano a Will, Cecil, Jason, Percy, Lou o cualquiera que pudiera decirle qué demonios estaba pasando. La cabaña de Hermes no se encontraba en ningún lado, al parecer le habían pedido a Quirón el día libre y ni el pobre centauro sabía donde se encontraban. La cabaña de Hécate tenía bien respaldada a su consejera y todos se negaron a dejarle hablar con ella, no importa cuánto les ofreciera. Jason y Percy habían viajado al Campamento Júpiter en Blackjack y uno de sus amigos, según le había dicho Annabeth, para hablar con los pretores sobre templos o algo así. Y Will no parecía estar por ningún lado, ninguno de sus hermanos sabía su paradero y no lo encontraba en ninguno de los sitios que el rubio solía frecuentar. 

  Para cuando lo vio en la fogata estaba hecho un manojo de nervios.

  El chico tenía la mirada perdida y se recargaba contra uno de sus hermanos, quien parecía quemar vivo a cualquiera que intentara acercarse. Con pasos rápidos Nico se abrió camino hacia ellos y abrazó al hijo de Apolo tan fuerte que temía haberlo matado, arrebatándolo de los brazos de Austin.

—Imbécil—sollozó el hijo de Hades contra la espalda de su novio—. Me hiciste saltarme todas mis actividades el día de hoy tan sólo para buscarte. Pensé que te había pasado algo y...—comenzó a sollozar, lanzando puñetazos no tan fuertes en cualquier dirección—. No quería pensar que te hubiera perdido y...

  El rubio se volteó y lo abrazó de frente, escondiendo su cabeza en el pelo de Nico y depositando varios besos sobre éste.

—Te amo, te amo, te amo—susurraba una y otra vez, abrazando a Nico tan cerca a él como podía—. Quédate por siempre, por favor, te amo. Te necesito aquí.

—W-Will... ¿qué pasó?—el pelinegro levantó la cabeza lo suficiente para poder ver los hermosos orbes celestes que tanto amaba.

—Yo... mira, Nico, yo fui a la ciudad a buscar algo...—vaciló un poco y sacó una cajita de terciopelo de sus pantalones, poniéndola con cuidado en medio de las manos de su novio—. Ábrela cuando quieras, no precisamente ahora, esperaré, lo juro. Sólo... sólo ábrela algún día, ¿si? 

  El pelinegro no tenía que abrirla para saber qué era, y con una sonrisa la abrió para deslizar la sortija en su dedo antes de besar a su novio. Despacio, con cuidado, sonriendo tanto que sus labios apenas y se tocaban. Will estaba haciendo lo mismo también, así que realmente no importaba mucho.

—Hey, ¡Nico!—gritó alguien desde el otro lado de la fogata y cuando se separaron el pelinegro volteó la mirada para encontrarse al campista veinteañero de la cabaña de Hermes que parecía recién haber salido de una pelea o algo así.

  Cecil se acercó vacilante, intercambiando miradas entre Will y su ahora prometido antes de sonreír a la mitad.

—Eh... ¿quieres hablar? Necesito hablar contigo ahora.

  Y sin más se fue caminando hacia las cabañas. El pelinegro miró a Will con una mueca de confusión a lo que el rubio simplemente se encogió de hombros y señaló con la barbilla hacia donde Cecil se alejaba.

—Ve si quieres—tomó la mano que tenía el anillo y la besó—. Podemos decirles de esto a tus amigos mañana.

  El pelinegro asintió y depositó un casto beso en los labios de Will antes de encaminarse hasta donde se encontraba el hijo de Hermes.

  Cecil se detuvo justo frente a la cabaña de Hermes, a unos metros de ésta. Y clavó sus ojos oscuros en la figura nerviosa del hijo de Hades.

  Nico se acercó vacilante, temblando ligeramente.

—Lou Ellen... ¿a qué se refería?

  El castaño dejó escapar un largo suspiro.

—Podemos resumirlo en que no eres el primer novio de Will, es todo.

—¿Y tú lo eres?

  Negó con la cabeza.

—Formalmente sí, pero ha estado liado con un hijo de Niké y otro de Démeter, ligó con un chico de Afrodita durante un tiempo y después se enamoró brevemente de Percy Jackson, aunque lo superó antes de que él volviera del laberinto...—dejó el resto de la oración colgando en el aire.

  El frío de la noche le calaba por los huesos y su mirada se mantenía fija en la fogata detrás de ellos. Nico se tensó al escuchar la mención del laberinto.

—¿No te lo había dicho?—se aventuró a preguntar el hijo de Hermes, despeinando su cabello algo nervioso.

—No, osea sí. Me había contado acerca de ellos, inclusive de un enamoramiento con una hija de Tique... Pero de ustedes...

—¿No? ¿Nunca te habló de nosotros?—el pelinegro levantó los ojos del suelo y negó levemente, buscando rastros de cualquier emoción en la cara de su interlocutor para saber cómo reaccionar, sin embargo, sólo encontró una sonrisa triste, de esas que indican cuando alguien está reprimiendo las lágrimas para llorar solitario después, y un par de ojos avellana vacilantes.

  Viéndolo así no parecía en absoluto un hijo de Hermes. Le faltaba la sonrisa traviesa, el brillo divertido en los ojos y el cabello despeinado de tanto correr. Carecía de las cicatrices en los brazos que todo semidiós poseía y sus manos fuertes, acostumbradas a trabajar en bromas pesadas, estaban escondidas en su sudadera nueva marca GAP. El pelinegro supuso que eso había estado haciendo junto con sus hermanos, robando en tiendas y huyendo de la policía.

—Supongo que no le interesaba tanto...—se lamentó Cecil con un hilo de voz, un susurro que sólo estaba destinado a ser escuchado por él mismo, aunque no fue así.

—O que le interesabas demasiado—sugirió el Rey de los Fantasmas, intentando acomodar sus ideas—. Eres su mejor amigo, Cecil, creo que es precisamente por eso que aún le duele.

  El mencionado forzó una sonrisa, tan plástica y falsa que lo hacían ver como si estuviera sufriendo, y Nico estaba muy seguro de que no podía estar muy equivocado. Parpadeó un par de veces en un intento de espantar las lágrimas.

—Si, bueno, no importa ahora—pasó la mirada sobre el hombro y hacia atrás de Nico, directamente a la fogata donde todos los campistas reían y cantaban, y Nico no necesitó seguir su mirada para saber que estaba observando a Will entre el coro de la cabaña de Apolo—. Él ya no me necesita, te tiene a ti y... Lo pasado pisado, ¿eh?—sonrió un poco más, y esta vez no parecía tan forzado.

—Cecil...

—Esto... no digas nada, de todos modos no debías enterarte. En realidad no es como si importara tanto—se encogió de hombros como restándole importancia y volvió a lanzar una mirada fugaz hacia el Consejero de la Siete—. Descansa, Nico.

  Empezó a encaminarse hacia su cabaña, dejando al hijo de Hades parado en medio de lo verde, titiritando de frío. Nico lo observó caminar y estaba a punto de volver con su novio cuando lo escuchó llamar su nombre.

—¿Sí?—ladeó la cabeza, escondiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón.

  Cecil no vaciló al decirlo.

—Cuídalo muy bien de mi parte, por favor. El realmente te ama, nunca fue así conmigo.

  Y salió corriendo sin darle oportunidad de responder, con las lágrimas cayendo libres por sus mejillas y el corazón hecho añicos.

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Ahr, ni tan Solangelo el pedo, pero esta idea tenía literalmente meses en mi cabeza y hasta ahora me siento a escribirla. Ya sé que no he actualizado en bastante tiempo, por eso les dejo esta mierda de más de cuatro mil doscientas palabras como ofrenda de paz, lel. Espero les haya gustado, ¡díganme qué les pareció! :D

En serio, me moría por escribir un Will/Cecil desde hace un par de meses cuando escuché la canción de "Run, Baby, Run" de The Rigs. En serio, está hermosa y creí que sería una buena idea. <3 

En fin, como siempre, esto está en inglés en Tumblr y Ao3. Y, como ya saben, si tienen alguna idea pueden decirme y con gusto haré mi mejor por escribirlo. ^^

Besos robóticos congelados:

—Valery

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