Nunca me he sentido sola, hay un chico llamado Soledad, puede sonar extraño pero él es mi compañero por las noches y todos los días, dice que su amiga la vida es quien lo acompañaba en sus viajes para no sentirse sólo y aprendió que ser él mismo era amarse también.
Soledad me comentaba que yo era como su droga, no podía dejarme tenía que verme y visitarme. Yo, al igual que él sentía atracción, ¡sí! Era algo inevitable, él y yo éramos inseparables, cuando yo salía, él salía conmigo... de alguna forma se hizo mi compañero de viajes.

De vez en cuando tocaba el tema de como su amiga la Vida, era alegre, la chica más linda, tierna y muy sonriente. La Vida veía cada problema como una ecuación matemática por resolver, que siempre había solución decía.
Hablaba de lo hermoso que era mirar el atardecer,  subir a una montaña y mirar como la naturaleza misma era el arte perfecto de un pintor divino.

Yo maravillada, lo escuchaba con mucha atención, era excitante, su manera de darme atención me enloquecía. En cada tren me decía:

_¿Qué pasaría si algún día dejamos de vernos? 

Yo en realidad no sabía qué responder, muy dentro de mí lo deseaba a toda costa, sentía que era parte de mí. Así que nunca dije nada.

Cuando volvíamos camino a casa, a la hora del café; Soledad me miraba y me daba su mano, y me decía, puedo ser tu amigo, tu novio o tu amante pero de alguna forma conocerás a alguien como Felicidad y quizá sea mejor.

Dentro de mí pensaba...

_Qué palabras tan difíciles de digerir.
¿Será que Felicidad era mi compañero en destino?

Los días pasaban y un día cuando desperté Soledad no estaba, se había ido.

Había una carta en la mesilla del costado de mi cuarto, tenía encima una rosa; curiosa yo, me levanté a leerlo, y decía "sé feliz", en ese momento confusa de mis sentimientos no comprendía que pasaba, así que caminé a la puerta y tomé un poco de aire fresco desde el balcón. 

¡Teresa! ¡Míranos!

Escuchaba una leve voz que gritaba mi nombre desde el patio. Era Felicidad y Vida.
Recuerdo que siempre se llevaban muy bien y de alguna forma lograba congeniar con ellos.

Pero mi corazón siempre le pertenecía a Soledad.

Así que muy tranquila y emocionada bajé a recibirlos, realmente no sabía cómo tratar con ellos porque hace mucho no conversábamos.  Estaba tan aislada que siempre pretendí mi mundo una fantasía.

_¡Oye! ¡Qué delgada estás! ¿Nos extrañaste? "Comentaba Felicidad"

Recuerdo perpleja haber olvidado su rostro pero era tan brillante que podía sentir paz con sólo escucharlo.

Así que algo tímida le respondí:

_realmente no sé que debo hacer... (suspiro)

Claramente me sentía diferente, era algo tan nuevo, que mirarlos me provocaba un vacío emocional, necesitaba digerirlo. Fe alguna forma sabía que él no volvería.

_¡Eres increíble, valiente y venimos a llevarte con nosotros!
No tienes idea de las maravillas que oculta el mundo, te pierdes de tanto pequeña... "Comentaba Vida, siempre risueña pero centrada en sus palabras"

Recuerdo ir con ellos a un lugar maravilloso, nunca pensé que salir me haría sentir tan libre de nuevo, no podía creer que tan importante solía ser dejar mi monótona vida.

Pero algo faltaba....

De pronto cuando veíamos pasar las horas, el show de truenos bajo la lluvia, me hizo recordar mis momentos de una envoltura de ideas huecas y vacías.

_De cierta forma me hace sentir bien, pensé... era mi compañero perfecto.

En el viento un susurro me llamaba por mi nombre, de pronto Vida y Felicidad venían de la mano con Soledad y para mí, fue el momento más mágico de todos.

Regresaste a mí...

Soledad comprendió que nunca me dañaba, que también yo necesitaba estar con Vida y Felicidad para saber lo que quería.

Así que corrí a sus brazos y le dije:

_¿No lo entiendes?

Tú me enseñaste que amarme a mi misma es el mayor regalo de todos. Y gracias a ti mi amistad con ellos es la más hermosa de todas.

Así que al final del día mi desorden emocional volvió a ser mi orden cósmico.