27. Malditos, me las pagaran
Mientras uno sangraba por la nariz, el otro que estaba al lado quiso ayudarle, y yo dejé mi pie como obstáculo para que se desplomara al piso, y así fue los dos cayeron sobre la mesa en donde estaban las bebidas (gracias a Dios que eran latas y no botellas de vidrio).
Los dos que quedaban quisieron agarrarme pero mi primo venía hablando por teléfono a causa del ruido que provoque el solo me dijo:
"¿Estás bien?"
El muy idiota solo fue a mi lado y pregunto eso, a pesar de que parecía un bruja con mi cabello alborotado, mi blusa a medio ver y mis shorts casi fuera de mi cuerpo.
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