Confidencias
Disclaimer: Naruto no me pertenece
Advertencias: Crackpairing, violencia, muerte de personajes, y what if.
El capítulo se sitúa en la tercera guerra ninja, un par de meses antes de la batalla en el puente Kannabi, donde sucede el Kakashi Gaiden.
Hinata asiste a la academia ninja donde conoce a Obito Uchiha, a quien admira y observa de lejos en la aldea, aunque nunca se ha animado a hablarle. Pero un día el Bouke se alza contra el Souke y Hinata queda sola y perdida en los terrenos Uchiha. ¿Cómo se desarrollarán las cosas a partir de ese punto? ¿Reclamará su lugar como legitima heredera del clan o se marchará para siempre de Konoha?
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Capítulo IV
Confidencias
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La semana terminó para Hinata, quien se sentía muy cansada y deseaba quedarse en la cama todo el día, pero sabía que era imposible, ya escuchaba a la mujer de cabello rojos ir de un lado a otro arreglándose para salir de compras de nuevo. Se dio la vuelta en cama y sintió cada uno de sus músculos gritar de dolor, pero estaba bien, eso significaba que estaba fortaleciendo su cuerpo y aquello la acercaba a cumplir el deseo de sus padres.
— Es hora Hinata-chan, date un baño rápido y baja a desayunar, debemos darnos prisa porque tengo una reunión en la tarde, además Minato me dijo que saldrás con Rin y no debes hacerla esperar.
La niña se tapó la cabeza con la cobija pero entonces un rico olor proveniente de abajo hizo sonar su estómago. Se dio prisa en salir de la cama y se dio una ducha rápida, se vistió en su cuarto y pronto bajó para encontrar a Minato y Obito desayunando un omelette de huevo con verduras.
— Buen día. — Saludó con un ligero sonrojo, desde que había estado apunto de ahogarse no se atrevía a mirar al chico que vivía con ella.
— Buenos días Hinata-chan. — Respondió Minato mientras se ponía de pie para servir el desayuno a la chica, el chico solo levantó una manera en forma de saludo, estaba muy concentrado leyendo un pergamino.
— Gracias. — Dijo al recibir su plato. — Itadakimasu.
— Hoy tengo una misión con Kakashi y Hayate, saluda a Rin de mi parte, Hinata-chan. — Pidió el chico mientras bebía de un trago el resto de su agua y se ponía de pie. — Terminaremos hoy mismo, solo hay que ayudar a un par de campesinos a reparar sus carretas.
— Vayan con cuidado, y no discutas con Kakashi. — Indicó Minato.
— Yo no discuto, él discute conmigo... toda la semana ha estado insoportable... — Murmuraba el chico mientras salía en busca de sus cosas.
Mientras la menor comía, sintió que Kushina llegaba a su lado y comenzaba a cepillar su cabello.
— Pronto crecerá y te verás aún más linda, seguro Obito-chan lo notará. — Kushina sonreía con verdadera emoción, ella y su esposo sentían que esa semana habían dado pasos abismales en su relación con la niña, porque a pesar de que hablara bajito ya casi no tartamudeaba y estaba más atenta a su alrededor, eso la ponía muy contenta.
— ¿A dónde irán hoy? — Preguntó el mayor mientras recogía la mesa y comenzaba a lavar los trastes.
— Tenemos que ir por un Kimono nuevo para ambas, el próximo fin de semana será el Tanabata y tenemos que ir todos juntos.
Hinata bajó el rostro. El año pasado había asistido a aquel festival con sus padres.
— De acuerdo, solo no olvides que tenemos una reunión en la torre a las dos en el vestíbulo de interrogación, al parecer quieren discutir los detalles de la misión de la misión de infiltración de Ibiki-san. — Comentó el rubio, mientras Kushina suspiraba.
— Es muy joven para ir a infiltrarse en otra aldea, no estoy segura Minato... —
— Sin duda estamos formando buenos shinobis, Kushina, además no estará solo, irá con su compañero de equipo Tokara...
Pero Hinata no prestó atención a las palabras, realmente no quería ir al Tanabata, no tenía buenos recuerdos del año pasado.
— ¿Terminaste? — De pronto le preguntó Kushina, quien hizo que la niña se sobresaltara.
— Hai.
— ¡Entonces vayámonos! — Y sin poder oponerse, Kushina la llevó hasta el centro de la aldea a buscar sus vestidos. — ¿Y qué tal va la escuela, Hinata-chan?
La niña se encogió de hombros. La escuela era horrible, ese tal Saburo se había encargado de decirle a todos lo peligrosa que ella era y ahora nadie se le acercaba; y si niñas como Ayame-san trataban de hablarle, Saburo las molestaba hasta que desistían. Era como estar en la academía ninja con Neji, pero peor porque todos la miraban con rencor y molestia. Pero no pensaba rendirse, iba a demostrarle a Toneri que era capaz de vencer cualquier obstáculo que se le atravesara.
— ¿Y haz hecho amigos?
Hinata lo pensó, no había hecho amigos en la escuela, pero sí tenía un amigo nuevo, Shisui Uchiha. El día anterior había ido por ella a la escuela y habían vuelto a ir a cenar a Uchiha Senbei.
— Sí... — Respondió con voz queda, Kushina sonrió de oreja a oreja.
— Ese es el primer paso, lo demás será más fácil con amigos que te apoyen.
Siguieron caminando hasta llegar a una tienda en la que hacían Kinomos a la medida. Las dos entraron y para sorpresa de Hinata, Kurenai y Asuma estaban en ese lugar.
— ¿Hinata-chan? — Preguntó Kurenai al acercarse, la niña asintió y la chica de ojos rojos le sonrió. — Espero que estés muy bien.
— Hola. — La peliazul hizo una reverencia.
— Hola chicos, ¿Cómo están? — Saludó Kushina efusivamente a la pareja.
— Muy bien Kushina-sensei. — Respondió Asuma quien tenía una caja entre las manos, pero de un hábil movimiento soltó el cigarro que tenía en la boca y lo pisó, escondiéndolo de la pelirroja.
— ¿También vienen por un Kimono para el Tanabata? — Preguntó Kurenai.
— Si, será nuestro primer festival juntas, ¿No es así Hinata-chan? — La aludida asintió.
— Vi un Kimono azul con hilos plateados, creo que podrían gustarte Hinata-chan. — Kurenai dio la vuelta y empezó a buscar entre algunas cajas con trajes que estaban sobre una mesa.
Entre Kushina y Kurenai se pusieron a sacar cada vestido y colocarlo sobre Hinata para ver qué color le quedaba mejor.
— Esto de las compras es aburrido... — Murmuró Asuma para sí mismo, ya estaba cansado de estar de pie pues no había ningún lugar para sentarse ahí.
— Si... — Fue la débil respuesta de la niña. Asuma la miró divertido.
— Es la primera vez que conozco a una chica que no ama ir de compras.
Ella se encogió de hombros, en su clan nunca había tenido la necesidad de salir a comprar algo como ropa, solo llegaba un sastre a tomar sus medidas y días después aparecían varios kimonos listos para usarse. Pero antes de que pudiera responder algo, llegó Kushina y le colocó sobre la ropa un Kimono rojo con flores doradas.
— Te ves como una muñeca de porcelana. — Exclamó la mayor.
— Sin duda eres muy bonita Hinata, con un peinado alto y un poco de maquillaje serías una hermosa Geisha... — Señaló Kurenai, pero Kushina frunció el ceño.
— ¡Nunca! Mi Hinata-chan jamás será una Geisha, ella será florista, tiene un gran gusto para elegir flores, Dattebane. — Rebatió la pelirroja.
Entonces le sacaron el Kimono rojo para ponerle uno azul marino con detalles rojos, para que así empezaran a discutir Kurenai y Kushina sobre cual se veía mejor.
— Ayuda... — Murmuró Hinata a Asuma, quien sonrió un poco avergonzado por el comportamiento de las dos mujeres.
— Kurenai... — El chico llamó a la joven, quien lo miró un poco molesta por interrumpir. — Creo que se va haciendo tarde, tienes que prepararte para la despedida de Yugao y aún no recogemos mi traje.
— Es cierto... — Kurenai recobró la compostura pero se acercó a la niña. — En mi opinión el color rojo te queda muy bien, pero elije el que más te guste Hinata-chan.
— Hai. — Respondió con un poco de alivio.
Cuando se quedó sola con la pelirroja, comenzó a revisar el lugar, hasta que llegó a un mueble en la esquina, donde había algunos trajes color blanco con hilos grises de plata. Tomó uno y al extenderlo pudo ver el símbolo de su clan en la espalda. Acarició con la punta de sus dedos la flama roja y sintió que su ojos comenzaban a humedecerse, pero Kushina llegó y le quitó el traje de las manos, poniéndolo de nuevo en su lugar.
— ¿Hinata?
— ¿P-puedo usar mi símbolo?
Kushina pensó que responder.
— No creo que sea adecuado, pero puedes usar el mío. — La niña la miró. — El espiral Uzumaki es el mejor símbolo de la aldea, así que pediremos ese en tu ropa, ¿Estás de acuerdo?
Hinata negó.
— Si no puedo usar el mío no quiero ninguno. — Murmuró Hinata cerrando los ojos y temiendo una represalia pero solo sintió una caricia en su cabeza.
— Está bien, no te preocupes. — La mujer le sonrió y después volvió su atención a los Kimonos que estaban en la mesa. — Como no puedo elegir entre el rojo y el azul marino, nos llevaremos los dos.
Hinata se sonrojó.
— No es necesario...
— Claro que sí, mi protegida debe tener lo mejor del mundo. — Y pidió que le midieran los dos Kimonos mientras Kushina buscaba el suyo.
Cuando salieron de la tienda se encontraron con Gai, quien con alegría las saludó.
— ¡Kushina-sensei! — Saludó Maito Gai
— ¿Qué tal te va Gai-chan? — Preguntó la mujer quien llevaba dos cajas y Hinata una.
— ¡Bien, la llama de la juventud corre en mis venas!
Kushina rio, pero después sintió como el chico le quitaba las cajas de las manos.
— Le ayudaré a llevarlos, un buen shinobi siempre es un caballero.
La pelirroja sonrió agradecida con el chico.
— Entonces ayudaré a Hinata-chan — Respondió Kushina quitando la caja de las manos de la niña. Los tres caminaron pero Hinata se mantuvo en silencio todo el tiempo, aquel chico de extraño corte era el compañero de equipo de Neji y realmente no se sentía lista para verlo. Pronto llegaron a la casa y el chico se despidió usando algunas palabras extrañas sobre la primavera a pesar de que estaban en verano.
— Bien, es hora de irme a la reunión en la torre. Espera a Rin en casa, ella es muy puntual así que trata de estar lista para las tres, ¿De acuerdo?
La niña asintió.
— Bien, ve a descansar, nos vemos en la noche Hinata-chan. — La mayor se puso su chaleco ninja y amarró su largo cabello rojo en una alta coleta, una vez lista marchó con calma y una sonrisa en los labios.
La joven se dirigió a la sala y se sentó en uno de los sillones, aún tenía sueño, solo dormitaría un poco...
Un par de golpes en la puerta la despertaron, miró el reloj y faltaban diez minutos para las tres de la tarde. Se apresuró a abrir la puerta y una sonriente Rin se hizo presente.
— Hola Hinata, ¿Estás lista?
— Hai...
— Bien, vamos...
Y emprendieron la marcha hacía un restaurante que estaba cerca del monte de los Hokages.
— ¿Rin-san?
— Sólo llámame Rin, dime..
— ¿Por qué hacen una fiesta de despedida a Yugao-san?
Rin puso una mano en su barbilla y después sonrió con melancolía.
— Estamos en guerra, Hinata-chan, ya han muerto algunos amigos nuestros así que no perdemos oportunidad de estar juntos si podemos. — Hinata asintió. — Además Yugao dijo que tenía unas cosas importantes que decirnos, así que no podemos faltar, ella misma me dijo que quería conocerte.
— Entiendo... — Susurró la chica.
Pronto llegaron a un gran restaurante con dos pisos, por lo que Rin la condujo escaleras arriba, donde ya estaban el resto de las mujeres reunidas.
— ¡Hey, bienvenidas! — Gritó Shizune con alegría, había algunos platos con dango y una gran tetera en la mesa.
— Siempre tan puntual como siempre, Rin... — Kurenai llegó hasta ellas. — Y dime Hinata, ¿Qué Kimono escogiste?
— Nos llevamos el Rojo y el azul marino... — Murmuró la niña.
— ¿Irás al festival del Tanabata? — Preguntó Rin con emoción. — Debes llevar el rojo, Hinata-chan, seguro le encantará a Obito-kun...
— ¿Por qué piensas que... me gusta... O-obito-kun? — Preguntó con nerviosismo la menor.
— En la academia siempre estabas observándolo, lo noté porque yo hacía lo mismo con Kakashi-kun... — Respondió la castaña.
— ¡Hey! No esten cuchicheando tan lejos que no escucho... — Reclamó Anko, quien les señaló las sillas a su lado.
Las tres chicas se acercaron a la mesa y tomaron asiento.
— Solo falta Yugao. — Señaló Kurenai mientras se sentaba. — Me pregunto de qué querrá hablar.
— No me gusta que cuando se pone tan misteriosa, a veces me termino preocupando de más. — Señaló Shizune.
De pronto, luego de un "Puff" apareció Yugao en el lugar. Su largo cabello morado y esbelta figura hipnotizaron a las chicas, Hinata pudo ver la admiración en la mirada de cada una de ellas. Al parecer ella era la líder de aquel grupo, pues todas guardaron silencio.
— Es bueno que hayan venido todas, gracias por venir, Hinata. — Yugao las saludó.
— G-Gracias p-por in-invitarme — Trató de hablar alto pero las palabras se le atoraron.
— Me temo que no pudimos convivir en la fiesta de Kurenai, — Sus mejillas se sonrojaron un poco. — Pero tenía ganas de conocerte.
La peliazul asintió.
— ¿Y bien? — Habló Anko sin tacto. — ¿Por qué no fuimos a un sitio con alcohol?
— No todo el tiempo se puede estar bebiendo, Anko. — La reprendió Shizune.
— Además no podemos gastar mucho dinero ahora... — Señaló Kurenai. — Y el alcohol ha subido mucho de precio.
— Ya no digan eso o Hinata-chan creerá que solo nos juntamos a beber... — Rin sonrió apenada y las demás rieron.
Hinata observó a las chicas convivir, hablaban de su semana, de las misiones que cumplieron y de los chicos a los que rechazaron, sin duda todas eran muy geniales a su manera.
Shizune era la más tranquila de todas, estaba estudiando ninjutsu médico con su tía Tsunade por lo que solo salía de misión si no había ningún ninja médico disponible, su voz era gentil y cálida. Anko era todo lo contrario a pesar de ser menor, su cuerpo empezaba a desarrollarse y ella pretendía que todo el mundo lo notara usando una blusa de rejas y un abrigo negro que usaba abierto; sus modos eran agresivos y su voz fuerte, pero a la vez se volvía amable cuando tenía dangos entre las manos. Kurenai era gentil y parecía ser la segunda persona más sensata de ese lugar, su mirada firme pero amable le agradó y en ese rato descubrió que tenía una relación con Asuma Sarutobi, por eso los había visto juntos en la tienda.
Rin era amable pero un poco impaciente como Anko, su risa era contagiosa y sin duda las marcas moradas en su cara la hacían ver bien, era considerada con los demás y también estudiaba ninjutsu médico pero ella lo hacía en el hospital de la aldea. Finalmente estaba Yugao. Aquella chica ya era casi una mujer a los ojos de Hinata, su porte orgulloso y sereno también la sorprendió, solo hablaba cuando era necesario pero lo hacía con firmeza e inteligencia, se sonrojó al observarla y se encontró deseando poder verse como ella un día.
— ¿Todo bien, Hinata? — Le preguntó Kurenai al ver el sonrojo de la chica, quien asintió y volvió a prestar atención a la charla.
— ¿Y qué es aquello que quería decir Yugao? — Anko comió dos dangos a la vez.
— Me temo que tendré una misión larga y no podré verlas en algún tiempo, por eso pensé que podría responder algunas preguntas que me hicieron hace algunos días. — Yugao descubrió su hombro izquierdo mostrando un tatuaje ANBU — Me acaban de ascender a ANBU así que estaré fuera más seguido.
Las cinco chicas se acercaron para contemplar el tatuaje. Hinata sintió un escalofrío pero decidió enterrar por un día el recuerdo que tanto la lastimaba.
— ¡Es increíble! — Exclamó Rin. — De Chunnin pasaste a ser ANBU.
— Ser un ninja con habilidad sensorial me dio muchos puntos. — La de cabellos morados sonrió.
— ¿Entonces responderás lo que te pregunté la última vez? — Preguntó Shizune un poco sonrojada.
— Sí.
Anko devoró de un tiro el resto de dangos que quedaban en su plato y se puso derecha para escuchar. Rin y Kurenai se inclinaron hacía la chica y aquello solo hizo que Hinata sintiera curiosidad y muy deslumbrada por Yugao.
— ¿Y bien? — Anko insistió. Yugao acomodó unos mechones de su cabello tras sus orejas y sonrió. Miró el rostro perplejo de Hinata y sonrió.
— Sé que ya no estas en la academia ninja pero creo que esta información también te puede interesar, Hinata-chan. — La chica alzó un dedo para comenzar a contar su historia. — Recuerdan la fiesta de Kurenai.
— Sí. — Dijeron todas con unísono, incluida Hinata, quien había decidido aprender todo lo que pudiera de Yugao.
— Unos días antes mi sensei me avisó de que aplicaría para el examen Jounnin pero que a las Kunoichi nos piden un requisito extra a diferencia de los hombres. — Todas las chicas asintieron con total atención. — No ser vírgenes.
El rostro de Rin, Kurenai y Shizune se sonrojaron, en cambio Anko sonrió enormemente y Hinata ladeó la cabeza sin entender.
— ¿Por qué piden eso? — Preguntó Rin sin perder su sonrojo.
— Porque a veces a las jounnin se les pide misiones de espionaje o infiltración y como mujeres a veces es necesario tener sexo para obtener información o para estar cerca del objetivo.
— ¡Por eso te encerraste con Ibiki toda la noche! — Exclamó Shizune mientras se cubría el rostro con las manos.
— ¿Por qué con él? — Preguntó Kurenai un poco escéptica.
— Bueno, no todos tenemos una pareja formal como Asuma. — Respondió Yugao con una pequeña sonrisa.
— Pero sabes que Hayate está enamorado de ti, podrías haberle dicho a él...
El rostro de la chica se puso un poco serio.
— Decidí hablar con Ibiki, pues ya sabía que él tenía experiencia en el tema. — Pronto recuperó su sonrisa. — Hayate se hubiera negado por temor a lastimarme, sin embargo un chico con experiencia fue mi mejor opción, sabía cómo tenía que hacerse y me enseñó un par de cosas.
— P-pero... — La dulce voz de Hinata se dejó escuchar. — No entiendo.
— El sexo es lo que distingue a los hombres y a las mujeres. — Apuntó Shizune.
— ¿Nunca has visto a un hombre desnudo, Hinata-chan? — Preguntó Anko con emoción, la niña negó.
— ¿Kushina-sensei no te ha hablado sobre el sexo, Hinata-chan? — Preguntó Rin un poco sonrojada, Hinata volvió a negar.
— Cuando una pareja quiere tener bebés, tienen sexo o si se aman, hacen el amor. — Respondió Kurenai.
— Pero no solo eso, también es muy placentero. — Indicó Anko. — El año pasado tenía una compañera de piso que cada noche golpeaba las paredes y ambos gritaban que estaba tocando el cielo, supongo que debe ser grandioso. Imagino que por eso las kunoichis usan su cuerpo como un arma de placer letal. — Pasó su lengua sobre sus labios.
— ¿Duele? — Preguntó Kurenai con un poco de nerviosismo.
— Un poco, menos que un corte profundo de Kunai, sé que todas saben lo que es eso. — Yugao acarició la cabeza de Hinata, quien estaba a su lado. — El sexo es un arma que las mujeres podemos usar porque los hombres lo desean, y ellos a veces pueden llegar a ser muy salvajes y con instintos muy básicos. Recuerda esto, Hinata-chan, no importa si eres un ninja o no, usando tu cuerpo podrías obtener algo que anheles mucho.
La niña boqueó pero no consiguió decir algo coherente.
— ¡Yugao! !No mal aconsejes a la niña! — Exclamó Shizune, quien golpeó la mesa. — Hinata-chan no será una kunoichi por lo que ella puede elegir cuando y con quien lo hará, no tiene prisa por saber esas cosas
— Es cierto, lo siento. — Se disculpó la chica pero sonrió. — Supongo que tus tutores y en la escuela te hablaran de ello cuando consideren adecuado.
— ¿Y qué tal fue? — Preguntó Rin con el rostro completamente rojo.
Yugao pensó en su respuesta.
— Incómodo, pero va mejorando cuando pasan las primeras molestias del himen roto. — Puso su mano derecha sobre su hombro izquierdo. — Piensen bien si quieren postularse para Jounnin cuando llegue su momento, tomen en cuenta que deberán resolver este asunto.
— Pero si aplicaste para Jounnin ¿Por qué te nombraron ANBU? — Kurenai hizo la observación.
— Entre los asistentes a mi evaluación estaba el tercer Hokage, quien consideró que mis habilidades pueden afilarse dentro de ANBU y que puedo servir mejor a mi país de esa manera.
Hinata sintió un escalofrío al escuchar hablar del Hokage.
— Vaya, pues a mi no me interesa ingresar a ANBU, — Anko limpió con un dedo las migajas de los dangos que quedaban en su plato y chupó su dedo. — Demasiadas responsabilidades, Orochimaru-sensei considera que es mejor tener un perfil bajo para poder moverte con libertad, siendo ANBU expones más tu vida.
— Pero alguien debe hacer ese trabajo, sin duda Yugao es la más indicada para el puesto. — Aseguró Kurenai.
— No me imagino qué haría yo en tu lugar... — Rin puso un dedo en sus labios. — No lo sé.
— Es seguro que Kakashi también entrará a ANBU. — Opinó Shizune. — Es el mejor ninja de tu generación. — Los ojos de Rin de oscurecieron.
— Asuma no piensa entrar a ANBU pero se le está metiendo la tonta idea de irse a la capital a ser guardaespaldas del señor Feudal. — La chica de ojos rojos se cruzó de brazos. — No pienso seguirlo, yo quiero hacer misiones jounnin y seguir desarrollando mis genjutsus.
— Suena fácil decirlo pero creo que volverás a pensarlo cuando llegue el momento de separarse. — Yugao le sonrió. — Si encuentran a alguien especial, no duden en apoyarlo y apoyarse en él.
Rin suspiró desanimada, pero una mano en su hombro la animó, Hinata le trató de dar ánimos con una pequeña palmada.
— Obito es un buen chico, hiciste una buena elección, Hinata. — Rin sujetó la mano de Hinata, quien se puso roja.
— ¿Te gusta Obito? — Preguntó Shizune con una pequeña sonrisa.
— Es la primera vez que oigo que a alguien le interesa ese papanatas. — Anko llamó a la mesera y le pidió más dangos con té.
— Ahora que lo pienso, ustedes viven juntos, ¿No? — Preguntó Shizune. La peliazul asintió. — Entonces tendrás ilimitadas oportunidades, aprende a conocerlo, lo que le gusta y lo que le disgusta, quédate a su lado en los momentos difíciles y felices, así un día te notará y llegará el momento adecuado para que le declares tus sentimientos. El amor nace de la convivencia diaria. — Suspiró Shizune pero Kurenai negó.
— No es así, también existe el amor a primera vista. — Kurenai sonrió. — El mejor ejemplo somos Rin y yo, ¿No es así?
— Pero tampoco la tendrá tan fácil Hinata-chan, — Dijo Anko con la boca llena de comida. — El Uchiha está enamorado de Rin y ella de Kakashi... ¡Vaya lío!
— Podrían ayudarse mutuamente. — Opinó Yugao mientras tomaba un sorbo de té. — Que Rin le hable de Hinata a Obito y que Hinata haga lo mismo con Kakashi.
— ¡Es una gran idea! — Exclamó Rin mientras sujetaba las manos de la chica entre las suyas. — ¿Lo harías Hinata-chan?
— No creo que sea buena idea. — Shizune alzó un dedo. — Rin podría hacer que Obito la quiera más, ¿Qué te asegura que sus sentimientos cambiarán tan rápido?
— No seas aguafiestas, Shizune. — Anko alzó un pulgar hacía las chicas. — La unión hace la fuerza.
— Pero si Kakashi entra a ANBU no podrá tener una relación... — Kurenai puso sus manos en los hombros de Rin. — Creo que Kakashi es un caso perdido, amiga.
El rostro de Rin se entristeció, pero Hinata le regresó el apretó de manos.
— La perseverancia es la mejor estrategia. — Susurró con nerviosismo, aquello solía decirlo su primo Neji cuando entrenaban y de alguna manera la hacía sentir mejor.
— Es cierto, nada está determinado. — La castaña sonrió. — Vamos a apoyarnos, Hinata-chan...
— Hai.
Yugao sonrió. Desde que iba en la academia observó a las chicas que estaban frente a ella, cuando se graduó se entristeció al ver que era la única mujer entre todos los shinobis de su generación, así que se propuso apoyar a todas las chicas que decidieran seguir el camino ninja, estaba muy orgullosa de sus amigas. Con Hinata el asunto era diferente, el Hokage le pidió que la conociera para que le diera su opinión; el anciano le contó lo sucedido con su familia por lo que sentía un poco de compasión por la pequeña, era realmente menuda y se notaba la falta de confianza que había en ella. Pero ya sabía que iba a decirle al Hokage, pues con esos momentos de observación se convenció de que esa niña era un diamante en bruto.
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La noche cayó así que Rin y Kurenai se ofrecieron para llevar a la chica a su casa, las tres iban caminando cuando de pronto una sombra negra chocó con ellas.
— Lo siento... — Murmuró Hinata al sentir el impacto que esta vez no la llevo al piso. Al abrir los ojos vio que su amigo Shisui, quien había alcanzado a sujetarla. Rápidamente la soltó y se rascó la nuca con nerviosismo.
— No, yo lo siento, aún no logro controlar la velocidad de mi jutsu de teletransportación. — Y se rió un poco avergonzado.
— Ejem... — Kurenai carrapeó y captó la atención de los dos niños.
— L-les presento a Shisui U-Uchiha... — Trató de decir la chica pero tartamudeó.
— Es un gusto conocerlas, señoritas... soy amigo de Hinata-chan...— Y el chico hizo una gran reverencia que hizo reír a las dos mayores.
— Es extraño que un Hyuuga y un Uchiha sean amigos... — Señaló Rin mientras el chico se sonrojaba.
— ¿Vas regresando de una misión? — Preguntó Hinata en un hilo de voz, las chicas no entendieron sus palabras pero el chico sí.
— Hai, voy de camino a Uchiha Sensei, ¿Quieres ir? Obaasan me dijo el otro día que ya tenía rollos de canela.
Los ojos de Hinata se abrieron grandes y miró a las dos chicas con suplica.
— ¿E-Está b-bien si voy con Shisui-san? — Trató de decir con voz alta aunque tartamudeó un poco.
Rin se mordió el labio, ella era la responsable de Hinata en ese momento.
— No lo sé, tengo que llevarte a tu casa, Hinata-chan... — Pero Kurenai le dio un codazo a su amiga.
— Déjala ir, pero tienes que llevarla hasta la puerta de su casa. — Ordenó Kurenai al niño, quien hizo un saludo militar.
— Sí señora, cuidaré de Hinata-chan.
Las dos chicas rieron con el niño tan encantador.
— Bien. — Accedió Rin. — Pero no llegues tarde, ¿De acuerdo?
— Hai — Respondió la chica mientras Shisui la tomaba de la mano y corrían en dirección al distrito Uchiha.
— Ahora vamos a seguirlos... — Respondió Kurenai. Rin sonrió con alivio.
— Sueles ser muy reservada, Kurenai, pero también tienes un lado cotilla, ¿Verdad?
— Es que de verdad es raro ver a un Uchiha junto a un Hyuuga, además Hinata-chan siempre se ve triste, le ayudará hacer algo que le guste de vez en cuando.
Hinata y Shisui llegaron pronto a Uchiha Sensei donde la anciana Uruchi estaba atendiendo a unos clientes en la mesa de afuera.
— Bienvenidos jovencitos. — Los recibió la anciana.
— Venimos por rollos de canela.— Sonrió Shisui.
— Gran elección, pasen a dentro. — Indicó la anciana.
— Ayer conocí a alguien muy interesante. — Shisui se sentó frente a Hinata y ella lo escuchó con atención. — Se llama Itachi Uchiha.
— ¿Es tu familiar?
— Técnicamente todos somos familia en el clan. — El niño sonrió, parecía siempre estar contento. — Pero no somos familiares directos, él es hijo de Fugaku-sama y eso lo convierte en el heredero del clan.
Escuchar aquellas palabras hicieron que la niña se pusiera seria.
— Y-ya veo... — Ella casi no solía tartamudear cuando estaba con él, así que supo que algo no estaba bien.
— ¿Pasa algo? — Preguntó Shisui. Ella negó.
— Mejor cuéntame de Itachi... ¿Es bueno? — Murmuró mientras la anciana les llevaba un plato con muchos rollos de canela y una tetera con té blanco.
— Creo que es un genio, pero apenas tiene cuatro años, es casi un bebé... — Y comenzó a reír de manera que le contagió la risa a Hinata quien lo imitó. — Acababa de regresar de un viaje con su familia, al parecer quedaron en medio de una batalla y tuvieron que abandonar sus carruajes para escapar a tiempo. — Su rostro se mostró serio. — Él y su madre están bien, pero murieron algunos ninjas que los acompañaban y creo que aquello le impactó mucho.
— Debe estar asustado... — Y pensó el ella misma cuando sus padres fueron asesinados.
— Sí, por eso ha estado entrenando en el bosque él solo... ¿Estaría bien si lo unimos a nuestro entrenamiento? — Ella lo miró sorprendida... ¿Entrenar con el heredero de otro clan? — Te aseguro que él no dirá nada de ti, y quizás hasta le ayude conocerte.
— ¿Cómo podría ayudarlo?
— Convivir con una chica tan linda como tu le ayudará a no caer en la desesperación, es tan pequeño y ya quiere cargar con el mundo en sus hombros. En cuanto lo conocí me preguntó si sabía cuál era el sentido de la vida...
El Uchiha tomó un rollo de canela y lo probó.
— ¡Están deliciosos! — Exclamó y la anciana le saludó a la distancia. — Pruébalos, Hinata-chan...
Ella lo hizo y efectivamente estaban muy ricos, pero al mismo tiempo otro recuerdo llegó a su mente.
— Estos son los últimos rollos de canela de la despensa. — Un Neji de siete años llegó a su habitación y cerró la puerta con cuidado.
— Mamá nos matará por comer en el cuarto...— Dijo Hinata en voz baja.
— No sabrá que fuimos nosotros... — Y el chico se acercó hasta la cama de la chica, quien tenía vendado un brazo que se lastimó en el entrenamiento de ese día y que por ello no le había tocado postre.
— Gracias... — Le dijo mientras el chico le ponía en la mano sana la cajita con los dulces.
— Cualquier cosa por Hinata-sama — Y Neji sonrió tiernamente.
— ¿Hinata? — Shisui pasó una mano frente a ella y así la hizo reaccionar. — ¿Te gustaron?
— Hai, son los más ricos... — Murmuró intentando sonreír.
— A veces parece que tu mente vuela muy lejos, sé... sé que debe ser difícil lo sucedido con tu familia, pero las cosas van a mejorar...
— No estoy segura...
— ¿Por qué lo dices?
¿Podría contarle de sus planes? ¿Qué tenía que vengar a sus padres? ¿Qué Konoha dejó morir al Souke y que un ANBU mató a su madre? No, aún no podía arriesgarse, aún tenían poco tiempo de conocerse y a pesar de lo mucho que lo apreciaba, sabía que él tenía su lealtad en su clan y la aldea de Konoha.
— La escuela es horrible, no sé cómo aprenderé un oficio ahí. — Susurró de prisa, no era buena mintiendo pero alguna vez le había dicho Toneri que debía ir aprendiendo a hacerlo.
Shisui ladeó la cabeza.
— ¿Qué ocurre en la escuela?
— Hay un niño... me molesta todo el tiempo y nadie quiere estar cerca mío.
— Estoy seguro de que podrías darle un buen golpe a ese sujeto. — Sugirió el chico.
— Ya lo hice... — Agachó su cabeza y el cabello cubrió su rostro. — Pero la directora me dijo que cualquier cosa que yo les pueda hacer es peor que lo que ellos me podrían hacer al ser simples civiles... Si vuelvo a defenderme, me expulsarán de la escuela...
Shisui apretó los puños, entendía la idea, pues en la academia siempre les enseñaban que un shinobi nunca debe agredir a un civil que no se puede defender. Sólo la policía de Konoha podía realizar arrestos y detenciones entre los aldeanos.
— Podemos pedirle a Mikoto-sama que mande un escuadrón a tu escuela, la Policía Uchiha puede ingresar a los lugares donde un shinobi normal no puede.
La pequeña abrió los ojos con esperanza.
— ¿En serio?
— Sí, podemos ir hoy mismo... — Sugirió.
— No lo sé, creo que es tarde, podríamos ir mañana...
— Bien. — Alzó su taza de té. — Brindemos por una escuela sin bravucones.
— ¡Hai! — E imitó el gesto del chico, quien chocó las tazas con algarabía.
Desde afuera Kurenai y Rin sonrieron encantadas, los dos niños se veían tan tiernos juntos.
— Hinata tiene buen gusto pues los Uchiha suelen ser sumamente guapos, debería olvidarse de Obito hacer caso a ese niño, lo tiene todo para ser un hombre muy guapo. — Opinó Kurenai, quien vio a Rin asentir.
— Sin duda se ven muy bien juntos...
.
Mientras tanto, Kakashi, Obito y Hayate iban a la torre del Hokage a entregar al ayudante del sandaime el informe de su misión.
— Vaya día, fue agotador... — Se quejó Obito mientras movía sus brazos con pesadez.
— Pero logramos terminar a tiempo. — Señaló Hayate mientras avanzaban sin prisa.
— Me pregunto que habrá de cenar en casa... — Habló el Uchiha en voz alta.
— A nadie le importa, Obito... — Señaló Kakashi quien iba caminando delante de los otros dos.
— Tsk, eres un amarado, Kakashi... — Miró el cielo y contempló las estrellas. — Me pregunto qué estará haciendo Rin...
— ¿De verdad no puedes caminar el silencio? — Se quejó Kakashi.
— Kakashi, Kakashi, Kakashi... aún tienes mucho que aprender de la vida. — Aquella frase crispó al peliplateado. — ¿O no, Hayate?
El tercer chico alzó los hombros como respuesta.
— Aunque supongo que un chico que no ha besado no lo sabría. — Continuó Obito con su monólogo.
— Supongo que conversar ayuda a la camaradería.. — Fue la respuesta de un cansado Hayate.
— ¿Dar respiración para que alguien no se ahogue es un beso? — Se burló Kakashi, quien comenzó a acelerar el paso.
— Claro, mis labios tocaron los labios de Hinata-chan, así que ya cuenta como experiencia... ¿Tú que dices Hayate?
— Supongo que cuenta, no lo sé...
Obito lo miró.
— ¿Qué no estabas saliendo con Yugao? Todo el mundo sabe que besas el piso por donde pasa...
El chico frunció el ceño.
— Eres un poco molesto, Obito... — Hayate Gekko solía ser amable, pero Obito estaba poniendo el dedo en un llaga muy dolorosa para él.
Kakashi rio ante las palabras del chico.
— Déjalo en paz. — Respondió Kakashi un poco sarcástico. — Dudo que haya algo entre esos dos, todos oímos la ruda noche que Yugao e Ibiki pasaron el otro día... — Pero entonces Kakashi fue derribado por Hayate, quien le puso un kunai en el cuello. — Lamento si te molesta pero es lo que pasó.
— Yugao... ella lo hizo por obligación... me lo pidió primero a mi pero... — Bajó el kunai. — Fui un cobarde, no me sentí capaz de hacerlo y olvidarme de ella cuando entrara a ANBU.
— Así que ANBU... — Todo tuvo sentido en la cabeza de Kakashi, quien empujó el chico y se puso de pie. — Entiendo, las chicas tienen prohibido tener relaciones sentimentales cuando están ejerciendo en ANBU.
— Sí... por eso no quise hacerlo yo y estuve de acuerdo en que fuera Ibiki... confío en mi compañero de equipo.
— Qué idiota... — Dijo Obito. — Yo lo haría sin dudarlo, no dejaría que alguien más tocara a Rin-chan.
Kakashi vio a Hayate y supo que no lo estaba pasando bien, suponía que por eso había estado tan decaído en la misión.
— Yo creo que el idiota es otro, persiguiendo a alguien que apenas lo nota. — Kakashi le estiró una mano a Hayate, quien la aceptó.
— Estoy seguro de que puedo conquistar a Rin, es la chica más lista, bonita y amable de la aldea.
— La esperanza es lo último que muere... — Respondió Hayate, sabía que ahora dolía pero que podría con aquello.
— Mejor hay que darnos prisa en entregar el informe, estoy cansado. — Admitió Kakashi y los otros dos aceptaron.
Pronto llegaron a la torre, donde les aceptaron el informe y les entregaron el pago de su misión, Hayate fue el primero en marcharse en una nube de polvo, los otros dos chicos no lo hicieron al sentir el chakra de su maestro acercarse a ellos. Cuando iban caminando en dirección a la salida, vieron a Minato Namikaze.
— Hola chicos, ¿Cómo les fue?
—Bien, todo en orden. — Y Obito alzó su dedo pulgar.
— Me alegro... — Se veía cansado. — Escuchen, aún no terminamos la reunión por lo que Kushina y yo llegaremos hasta el amanecer a casa... ¿Podría pedirles un favor?
— Por supuesto. — Dijo Obito mientras Kakashi se limitaba a asentir.
— ¿Podrían llevar algunos papeles a casa? — Y los condujo a una habitación, la cual al encender la luz se vio llena de papeles y pergaminos.
— Claro.
— Se los agradezco, sé que es tarde pero será de gran ayuda para Kushina y para mi.
Les entregó las cajas indicadas y los dos chicos emprendieron el camino hacía la casa de su sensei.
— Sigo pensando que Hayate es un idiota... — Murmuró Obito.
— Nunca has sido muy listo, Obito, no espero que lo entiendas... — Respondió Kakashi un poco irritado por el cansancio, realmente no le gustaba tener ese tipo de charlas con Obito ni con nadie. Su único objetivo era ser un ninja fuerte y servir a su aldea como la herramienta que era; pensar en cosas como el amor le causaban un malestar en el estómago.
— Yo no podría dejarte a Rin sin pelear, ella...
— Las mujeres también tienen la opción de elegir, no solo tu. — Kakashi quería terminar con ello lo más pronto posible. — Si Yugao y Hayate lo eligieron así, está bien, es su problema no nuestro.
Obito frunció el ceño.
— No lo sé... creo que dices eso porque nunca has estado enamorado.
— Así es. — Confirmó Kakashi fastidiado. — Y me alegra porque no tengo que andar pensando en cosas inútiles y me puedo centrar en mi entrenamiento, cosa que también deberías hacer tu... Las reglas shinobi indican que un ninja no puede tener sentimientos porque te hacen débil.
— Yo entreno mucho todos los días, verás que cuando menos lo esperes despertaré mi sharingan y todos, incluido tú, tendrán que reconocerme como el mejor shinobi de Konoha, y sin dejar de querer a Rin-chan.
— Lo que digas... — Murmuró Kakashi, ya estaban cerca de llegar a la casa, solo les hacía dar vuelta en una esquina, pero sorprendentemente en esa esquina estaban Kurenai y Rin.
— ¿Crees que la besará? — Escucharon decir a Rin con emoción.
— Claro que no, ese niño es aún más chico que Hinata-chan, seguro que... — Pero Kurenai interrumpió su opinión al sentir llegar tras ellas a Obito y Kakashi con grandes cajas de papeles en las manos. — Hola chicos.
Rin volteó para verlos.
— Buenas noches, Kakashi-kun... — Se sonrojó.
— Hola Rin, ¿Qué haces? — Preguntó el otro chico avanzando hacía ellas, seguido de Kakashi.
— Shhh... estamos observando a Hinata-chan... está en una cita con un niño muy lindo... — Respondió Rin. Kakashi dejó la caja en el suelo y se asomó, Obito lo imitó.
En la entrada a la casa estaba Hinata acompañada de un niño media cabeza más bajo que ella y no es que la Hyuuga fuera muy alta.
— Están muy cerca... — Pensó el peliplateado cuando de pronto la niña sacó algo que tenía colgado en el cuello y sin quitárselo se lo mostró al niño, quien asentía con mucha energía. Dejándose llevar por un impulso, que más tarde denominaría idiotez, se acercó hasta ellos.
— ¿Estás seguro? Tiene el emblema de tu clan... — Dijo ella en voz baja y el niño negó.
— Pertenecía a mi madre, pero ella falleció en la guerra, estoy seguro de que si te hubiera conocido ella misma te lo abría dado.
— Muchas gracias, Shisui-san...
— Solo Shisui, Hinata
— Shisui... — Respondió ella con un lindo sonrojo.
— ¿Qué estás haciendo? — La voz autoritaria de Kakashi se dejó escuchar y sorprendió a los dos niños que estaban muy metidos en lo suyo.
— K-Kakashi-san... — Tartamudeó la chica cuando sintió que la sujetaba del brazo y la jalaba hacía él.
— Suéltala... — Dijo el Uchiha activando su sharingan e interponiéndose entre los dos, liberando a la chica del agarre.— ¿Quién te crees para tratarla así?
El Hatake se cruzó de brazos.
— El Hokage ordenó a mi equipo mantener a Hinata bajo nuestro cuidado cuando no estuvieran presentes Minato-sensei y su esposa. Más bien responde ¿Quién eres y por qué estás aquí con ella en lugar de Rin...?
— Me llamo Shisui Uchiha y soy amigo de Hinata...
— ¿Y qué están haciendo tan tarde sin Rin? Se suponía que ella custodiaría a Hinata todo el día de hoy.
La chica llegó corriendo a su lado.
— Yo le permití a Hinata que saliera con su amigo, Kakashi-kun no es para tanto...
— ¿No es para tanto? Tiene encima a todo el clan Hyuuga esperando por ella, sin olvidar a los idiotas del pueblo que la repudian ¿Y la dejas con un niño que ni siquiera conocemos?
— Kurenai y yo los seguimos todo el tiempo, nunca hubo algún riesgo... — Respondió Rin, pero la voz de Hinata llamó la atención de todos...
— ¿T-tú nos seguiste? — Preguntó sintiendo el miedo volver a ella, ¿Era acaso que no tenía ni un poco de privacidad?
— Lo siento, Hinata-chan, pero es nuestra misión cuidarte...
Entonces vino una idea a la mente de la niña.
— El Hokage me mantiene vigilada... — Susurró, sus temores regresaban de golpe, pues sabía que si el Hokage quería deshacerse de ella, no podría hacer nada en esos momentos.
— Chicos. — Llegó Obito con una de las cajas y detrás de él, Kurenai con la otra caja. — Creo que esto no es tan serio, Hinata-chan tiene derecho a tener amigos... — Entonces vio el emblema Uchiha en la ropa del niño pequeño. — Pero no con los demás Uchiha... — Y dejó caer la caja que llevaba consigo y agarró al niño pequeño del brazo. — Largo, Hinata-chan no necesita más Uchihas en su vida.
— Hey suéltame abuelo... — Gritó Shisui mientras volvía a activar su sharingan. — Si no me equivoco eres Obito Uchiha, el chico al que Fugaku-sama exilió del clan...
Aquello le dolió a Obito, doble, porque aquel niño tan pequeño tenía el sharingan y el derecho a portar el símbolo Uchiha en su ropa, ¡Además de que lo llamaba abuelo!.
— Kakashi tiene razón, ¿Cómo la dejaste juntarse con este insecto, Rin? — Obito empujó al niño, quién cayó de sentón en el suelo pero atinó a sacar un kunai de su porta kunais y lanzarse al ataque.
Kakashi fue igual de rápido y bloqueó el ataque con su propio kunai, repeliendo al niño, quien a su vez aparecía y desaparecía para atacar en distintos lugares.
— Basta... — Exclamó Hinata pero nadie la escuchó.
Kakashi sacó su katana y comenzó a lanzar estocadas al lugar donde creía que aparecería el niño, mientras Obito se esforzaba por repeler el ataque sorpresa del niño que ahora identificaba como un insecto por su pequeño tamaño.
— Son muy lentos, ancianos... — Exclamó Shisui con una sonrisa mientras los chicos del equipo Minato jadeaban ante el cansancio acumulado que ya llevaban del día.
— Cállate, insectito... — Gritó Obito, pero el niño decidió tener un enfrentamiento de taijutsu con el sharingan activado, de manera que podía leer los movimientos de ambos ninjas.
Rin y Kurenai vieron a la Hyuuga caer al piso y comenzar a llorar en silencio, por lo que decidieron parar la pelea.
— Suficiente... — Gritó Rin y Kurenai procedió a meter a Obito y Kakashi en un genjutsu, mientras la castaña lanzaba una bomba de humo al niño, y lograba inmovilizarlo abrazándolo por la espalda y evitando el sharingan. — Basta, por favor... Hinata-chan están llorando.
Esas palabras bastaron para que el pequeño Shisui desactivara su línea sucesoria y llegara hasta la pequeña.
— Lo siento, Hinata-chan. — Se agachó hasta quedar a su altura. — No volveré a pelear con ellos, pero no llores...
Ella asintió pero sabía que su llanto era por otro motivo, uno donde ella no sabía por qué seguía respirando cuando sus padres que habían sido tan fuertes ya no.
— Esto es absurdo. — Kakashi había logrado salir del genjutsu de Kurenai. — Rompiste las reglas, Rin... — La chica bajó la cabeza avergonzada. — Y tu, Hinata... deja de llorar... — Lo último lo dijo con más serenidad.
La peliazul continuó hipando pero alzó la mirada hacía los mayores.
— Ve a dormir, mañana Minato-sensei se encargará de esto.
Hinata se puso de pie con ayuda de Shisui, pero Kakashi lo quitó y sujeto a Hinata.
— Ve a casa, niño, nosotros nos haremos cargo.
Shisui torció la boca pero se marchó para no poner más triste a su amiga.
— Ustedes metan las cajas y vayan a casa. — Ordenó a las chicas.
— Obito sigue en el genjutsu... — Respondió Kurenai.
Kakashi suspiró cansado.
— Haz que se vaya a su cuarto y que duerma. — Kurenai asintió y las dos chicas siguieron las instrucciones del peliplateado. Una vez hubieron terminado, Rin lo alcanzó en las escaleras.
— Sigo creyendo que ella necesita de amigos... — Dijo en voz baja, mientras Kakashi subía detrás de la niña.
— Hablaremos de eso luego, ve a casa, Rin...
— Bien, buenas noches Kakashi-kun...
Y marchó junto a su amiga.
Hinata miró a Kakashi pero este decidió escoltarla hasta su habitación.
— Siento lo sucedido... — Kakashi se quedó en el marco de la puerta. — Es solo que una misión se tiene que cumplir a rajatabla, no debe haber margen de error... nosotros no podíamos saber si ese chico es un enviado de los Hyuuga para lastimarte. — Hinata se quedó parada en medio de la habitación.
— Shisui no es malo, él me regaló esto... — Susurró al tiempo que mostraba el hermoso guardapelo que llevaba dentro de su ropa.
— Hay reportes de que los Hyuuga te mantienen vigilada, deberías tener más cuidado. — El chico se dio media vuelta sin ver lo que la niña le había mostrado.
— Entiendo... lo siento, Kakashi-san...
Kakashi se dio la vuelta pero no pudo avanzar, miró de reojo a la chica quien se sentó en la cama y comenzó a quitar sus sandalias.
— A veces quienes nos quieren son los que más daño nos hacen... — Apretó con fuerza la tela de su pantalón. — Si quieres sobrevivir debes cuidarte más.
Y se marchó, sin esperar una respuesta y con el corazón agitado. Había reaccionado mal y sabía que no había sido solo por la misión que tenían de cuidar a la Hyuuga, había algo más pero no le interesaba saberlo... un ninja no debe tener emociones que nublen su juicio.
Debía mantenerse lejos de aquella niña de ojos tristes.
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¡Muchas gracias por leer!
En algunos capítulos voy a señalar las edades porque irán cambiando con el tiempo y de alguna manera la edad será un factor importante en la historia.
Hinata (10 años), Rin y Kurenai (12 años), Anko (13 años), Shizune (14 años) y Yugao (15 años). Shisui (7 años) e Itachi (4 años).
En mi perspectiva Shisui e Itachi son las personas que más le pueden dar pelea a Kakashi y Obito, pero aún necesitan madurar sus habilidades los cuatro. En fin, ojalá puedan comentar diciendo si les gustó o no el capítulo, ya se aproxima la batalla en el Puente Kanabi y habrá cambios y sorpresas.
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