Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Meta

Esa tarde, en Daytona Beach, doce vehículos recorrían a toda velocidad la pista del autódromo DIS. Aún así, el comentarista del IndyCar, el campeonato de carreras con mayor prestigio de la Nación, no paraba de hacer alusiones al automóvil número ocho, ignorando al resto.

Aquel coche fue una novedad desde que se anunció como uno de los participantes, puesto que ninguna gama automovilista de renombre lo había fabricado.

—Creíamos que se trataba de una producción mediocre...— Comentó el relator, observando como el auto número ocho pasaba al tercer puesto con una rápida maniobra. —A pesar de su carrocería deslumbrante, no esperábamos que la fabricación de un motor compuesto de múltiples cilindros funcionara bien para una empresa que apenas está dando sus primeros pasos...

—Varias corporaciones quisieron comprar este modelo, incluso aquellos accionistas de Ford. Sin embargo, los dueños estuvieron decididos a crear su propia marca, aún cuando es tan difícil debido a la competencia— Agregó otro comentarista. —Recordemos que es la primera vez que vemos correr un vehículo de la compañía Brown-Ie, y que todavía no fue lanzado al mercado.

—Recordemos que la mecánica de los vehículos Brown-Ie fueron diseñadas por el ingeniero Justin Bieber, también fundador de la compa...— El hombre detuvo su habla, impactado por lo que sucedía en la pista. —¡Increíble! El auto de Bieber va a la cabeza. Falta una vuelta para el final de la carrera ¿Crees que podrá mantenerse en primer lugar?

—Estamos de acuerdo en que, por muy buen carro que tengas, no sirve para ganar si no eres un buen piloto. Así que debemos atribuir la adrenalina en esta edición de los IndyCar al ya conocido Green Porter.

—Es la tercera vez que Porter participa en esta competición, mas es la primera que corre con un auto desconocido para los aficionados. Debo decir que fue arriesgado cambiar de patrocinador teniendo en cuenta que fue el campeón del año pasado...

Justo debajo de la cabina de los comentaristas, Justin Bieber observaba la carrera con absorta atención. Sabía que, por el momento, aquel automóvil causaba una buena impresión a la audiencia. Sentía satisfacción a causa de eso. Haber despertado seis años antes de un coma había dejado una profunda huella en él. No podía seguir reteniendo sus sueños, pues no sabía con cuanto tiempo contaba en esta tierra. Era riesgoso soltar el primer ejemplar al DIS, pero necesitaba inversionistas para poder seguir fabricando el vehículo y lanzarlo al mercado, y podía entender que podía lograrlo simplemente con medidas peligrosas.

Sonrió, viendo su creación acercarse a la recta final. Sus latidos aceleraron el ritmo, tanto que podía sentir su corazón golpear contra su caja torácica. Si ganaba, estaba seguro de que conseguiría su objetivo. En ese momento, cuando atravesó la meta en primer lugar y él saltó del banco, gritando debido a la alegría que explotaba en su pecho, agradeció al cielo el talento de Green Porter. Más tarde, cuando se acercó a éste mismo una vez finalizada la celebración de su triunfo, compartieron un corto abrazo y expresó su gratitud con las palabras:

—Hermano, jamás me sentí más feliz porque fueras el mejor piloto del mundo.

Kimberly ingresó al consultorio y se acostó en la camilla con cierta dificultad. Su abultado vientre había incrementado su tamaño de forma descomunal en el último tiempo.

—¿Es normal que eso suceda, doctora Porter?... Oh, lo siento. Serás la doctora Bieber en pocos días ¿Cierto?— Preguntó, el tono divertido evidenciado en su voz.

Lila sonrió mientras esparcía gel sobre el estómago de su amiga. Utilizaba un par de guantes, los cuales tapaban el anillo de compromiso que adornaba su dedo, mas Kim parecía recordar aquel detalle aún cuando estaba oculto.

—Estás entrando en la última etapa. Es normal que engordes como una vaca— Explicó, apoyando el ecógrafo sobre el vientre de Kimberly.

—Tú sí sabes animar a tus pacientes, Lil... No puedo esperar a que Justin te embarace para poder devolverte esos comentarios.

—¡Está chupando su dedo!— Exclamó la doctora con alegría, observando al bebé por el monitor.

—¡¿En serio?! ¡Moriría por ver eso!

—Lo tienes justo delante de ti.

—Sabes que no entiendo nada del ultrasonido. Pero es mejor así, supongo. Green y yo aún queremos que el sexo del bebé sea una sorpresa hasta que nazca.

Lila asintió en acuerdo y sonrió, mirando la imagen de su sobrina pronta a nacer.

—¿Viste las carreras ayer?— Interrogó Kim, emocionada, mientras su amiga limpiaba el gel de su estómago y le indicaba que se sentara.

—Sí ¿Cómo podría perdérmelas? Te juro que cada vez que veo a Green en la pista, veo a mi abuelo. Al final él estaba equivocado. Mi hermano era la joya de los Porter, fue él todo este tiempo.

—Él está emocionado por el próximo viernes. No lo admitiría, por supuesto, pero lo sé. Incluso se ha comprado corbata a juego con su traje— Reveló Kimberly.

Efectivamente, el día de la boda, Lila pudo comprobar que su hermano se había esmerado por lucir bien. Cuando ambos llegaron a la puerta de la iglesia, ella le acomodó el nudo de su corbata y él estiró los tules de su largo vestido blanco. Luego hicieron contacto visual y se sonrieron uno al otro.

—Aquí tienes tu ramo...— Green le entregó las flores, y la chica pudo percibir una emoción contenida en su voz.

—¿Qué sucede?— Inquirió, suspicaz.

—No puedo creer que estemos aquí... No puedo creer que me estén robando a mi enana— Confesó.

Lila soltó una carcajada corta.

—¿En serio? ¡Hace cinco años que convivo con Justin, Green! Todo será igual que antes, esto es sólo un papel.

—Sabes que no es sólo eso...— Dijo él, mas mostró una sonrisa genuina. —Te amo, Lila. No sé si alguna vez te lo he dicho.

Sin poder contenerse, sin preocuparse por sus pulcras vestimentas, ella lo abrazó.

—Yo también te amo, Green.

La puerta de la iglesia se entreabrió y la cabeza melenuda de un pre-adolescente se asomó por ella.

—¡Aquí estás, Lil! Tu mamá está preguntando por ti. Tiene miedo de que te hayas arrepentido y salgas huyendo...— Comentó Zac. Una sonrisa maliciosa apareció en sus labios antes de agregar: —Si eso es lo que planeas, no te sientas mal, en serio, no te culparía. Yo también preferiría vivir como un fugitivo a casarme con Justin...

—No voy a escapar. Estaré dentro en un minuto, Zacky. Y deja de torturar a tu hermano— Pidió la doctora.

El joven se encogió de hombros, aún sonriendo, y volvió al interior del recinto.

—Bueno... Ya es hora— Green suspiró, ofreciendo el brazo a su hermana para que ella lo tomara.

—Sí, ya es hora— Confirmó ella, aceptando el agarre.

Ambos se encaminaron por la escalinata para hacer su entrada en la iglesia. Apenas se abrieron las puertas, Lila clavó sus ojos en el chico que la esperaba al final del altar.

Acercándose a él con paso lento, admiró la figura de Justin enfundada en un impecable traje, su pelo revuelto, su rostro enrojecido, sus ojos color ámbar brillando mientras la escudriñaban. Contuvo el aire en sus pulmones hasta que se posicionó frente a él. Cuando sus rostros estuvieron tan cerca que pudieron sentir aquellos sentimientos magnéticos que atraía sus miradas y provocaban que se perdieran uno en el otro, ella exhaló de manera temblorosa y sonrió.

—Te estoy entregando mi tesoro más preciado, Bieber— Habló Green. —Si la lastimas, aún en lo más mínimo, juro que voy a romperte la maldita cara— Advirtió.

A pesar de la seriedad de amenaza, Justin sonrió con diversión y respondió:

—No sería la primera vez.

Entonces, tomó la mano de Lila y la sostuvo mientras transcurría la ceremonia que iba a unirlos en matrimonio.

La enorme carpa blanca estaba situada en el medio del parque. Las elegantes ventanas de plástico de la misma dejaban escapar la luminiscencia de la fiesta llevándose a cabo en el interior. Lila, sin embargo, admiraba el brillo de los luceros en el cielo. Sonrió al identificar una estrella binaria en el firmamento, justo cuando una voz ronca detrás de ella irrumpió el silencio de la noche:

—Luces deslumbrantemente hermosa— Murmuró Justin. —No sé si te lo he dicho antes.

Apoyó su mentón en el hombro de la chica y abrazó la cintura de ésta, estrechando su espalda contra su cuerpo.

—Me lo has dicho ya. Una docena de veces— Contestó ella, sonriendo. Puso sus manos sobre los brazos del muchacho. —¿Qué haces aquí afuera?

—Podría preguntarte lo mismo...— Empleando fuerza delicada, hizo que Lila girara para que sus rostros quedaran frente a frente. —Sabes que detesto estar rodeado de gente. Vi a la única persona con la que quiero estar escabullirse hacia el patio, así que aproveché esa oportunidad y la seguí...— Sonrió, sus dientes quedando al descubierto ante aquel gesto. —Luché mucho por poder cambiar tu apellido, ahora que lo he logrado, no creo poder estar lejos de ti por más de dos minutos.

La doctora curvó sus pies para estirar su anatomía y así poder besar a su esposo. Sus labios hicieron contacto, provocando aquellas agradables sensaciones que los consumían al punto de perderse uno en el otro. Finalmente, rompieron el beso para inhalar el aire que les estaba faltando.

—Deberíamos volver a entrar, se supone que es nuestra boda— Bromeó la chica.

Justin negó con la cabeza.

—La idea de volver allí y tener que compartirte con el resto no me resulta tentadora... Podríamos irnos ahora y pasar la noche a solas antes de partir a nuestra luna de miel— Sugirió en un murmullo, levantando a Lila en el aire.

Ella comenzó a reír. —¿Qué sugieres? ¿Escaparnos? Eso sería escandaloso

—No estaríamos escapando— Aseguró él, comenzando a caminar con la chica entre sus brazos.

—¿Quién cortaría el pastel si nos vamos?

—Estoy seguro que se encargarán del pastel sin nosotros.

—En serio, Justin, no deberíamos hacer esto.

—Pero traje el Camaro V ¿Recuerdas? ¿El milagro de Chevrolet?

Lila tuvo que apretar sus labios con fuerza para reprimir una sonrisa.

—Eres un manipulador ¿Lo sabes?— Lo acusó. —Hay cosas que no cambian...

Él depositó a la joven en el suelo, permitiendo que se mantuviera de pie por ella misma. Rebuscó en los bolsillos de su traje hasta sacar las llaves de su automóvil.

—Algo ha cambiado hoy y es que eres legalmente mía, chiquilla— Atizó con diversión, causando que la aludida rodara sus ojos. —Mi esposa. Mía... Así que, ahora, metete al coche y salgamos de aquí.

—¿Crees que ahora voy a hacer lo que dices sólo porque tenemos estos anillos puestos?— Se burló la chica, pasando sus brazos por el cuello del muchacho.

Pegaron sus frentes, sus ojos encontrándose y percibiéndose a pesar de la oscuridad.

—No. Creo que vas a hacer lo que digo porque me amas, casi tanto como yo te amo a ti. ¿Vas a seguir haciendo esto difícil?— Respondió Justin.

—Oh, sí— Lila Porter sonrió y se aferró aún más a su esposo. —Acelera el motor y no pises los frenos, esta será la carrera más difícil de tu vida.

FIN

-TatianaRomina

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro