42 km
Recta final: Últimos capítulos
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Debido a que el pasmo había endurecido los músculos de Lila y se encontraba incapacitada para moverse por sí sola, Green empleó su fuerza para empujarla hacia el Jaguar XJ estacionado en el pavimento a pocos metros de ellos.
—¡Alto!— Exclamó Justin, intentando alcanzar el ritmo de sus apresurados pasos. —¡Espera, Porter!
—¡No me jodas!— Bramó el aludido, girando su cuerpo para enfrentar a su rival. —Maldita seas, Bieber. Te rompería el cuello ahora si pudiera...— Masculló serio, apretando su mandíbula.
—Green— Lo llamó su hermana. —Podemos hablar de esto y arreglarlo como personas civilizadas.
—Arreglaré las cosas a mi manera, Lila— Escupió él. —Sólo que no ahora ¡Muévete, por mil demonios! Si sigo viendo la cara de este tipo voy a asesinarlo— Exhaló, tratando de controlar su respiración. —No quiero ningún escándalo, Brown está en el auto.
Los tres dirigieron su vista al vehículo, encontrando al niño asomado en la ventana del mismo. La expresión desconcertada de él provocó que la enfermera ocultara su inquietud, tragando sus nervios.
—Bien. Vamos— Murmuró, empezando a caminar junto a su hermano.
—Lil...
El piloto que dejaban atrás intentó comunicarse con la joven, mas fue Green quien miró sobre su hombro para responder:
—¡No le hables! Ni siquiera te atrevas a posar tu asquerosa vista sobre ella de nuevo.
Ingresaron al automóvil, cuyo espacio parecía cargado por el tenso silencio, aplastando a sus ocupantes. Lila se giró para observar a su sobrino. Éste le devolvió una mirada cautelosa, sintiendo la rigidez en el aire.
—Brownie... ¡Te extrañé tanto!— Una sonrisa sincera fue capaz de aparecer en sus labios al notar el estado del pequeño. —Te ves bien— Señaló.
Aquella mención hizo que los ojos de Brown brillaran y su postura se relajara.
—¡Me siento muy bien! De verdad, no es lindo pasar por tantas pruebas médicas pero viajar hasta allí fue asombroso. Las montañas se ven desde la clínica e incluso tienen su propio patio rodeado de cerros, donde había animales raros comiendo pasto...
Habló durante el trayecto, lo que proporcionó una leve distracción a la muchacha de la situación en la que se encontraba y el inminente desastre avecinándose.
Green aparcó en el patio delantero y su hijo abrió la puerta enseguida, descendiendo del Jaguar y corriendo a la entrada de la casa. Una vez que los tres ingresaron a ésta, quedó claro que el niño estaba encantado de volver a su hogar a pesar de haberle gustado su estadía en el extranjero.
—Iré por mis autos Hot Wheels— Anunció, luciendo contento.
—Ya que vas, puedes ir ordenando tu ropa en los cajones— Sugirió su padre, entregándole una liviana maleta de tela. —Yo subiré en unos minutos.
El pequeño asintió obediente y subió las escaleras para realizar su tarea. Estando solos, la chica no se atrevía a mirar en dirección a su hermano, por lo que mantuvo su atención en el piso. Ninguno emitió sonido por varios segundos hasta que Green gruñó y rompió el silencio:
—¿Hace cuánto?— Soltó la pregunta.
Lila sabía que esa era la consecuencia de sus actos imprudentes. Desde el principio contempló que era insensato tener una relación con Justin Bieber sabiendo todo lo que eso implicaba, sin embargo continuó con ésta. Tenía que ser responsable al menos para aceptar los resultados de sus propias acciones.
—Desde... En realidad, empecé a conocerlo poco después de la noche en que cumplí la apuesta con él en las carreras— Explicó.
El muchacho cerró sus párpados con fuerza, como si la respuesta lo hubiese golpeado.
—¡Rayos, Lila! Eso fue hace como seis meses ¿Llevas tanto tiempo...?— Recriminó, sonando furioso, mas se interrumpió a sí mismo. —¡Mierda! ¡¿Todo esto fue por esa maldita apuesta?!— Se lamentó.
—No, no fue por la apuesta específicamente. Nos volvimos a encontrar en... otras circunstancias— Esclareció. —Pasamos tiempo juntos casi por obligación pero eso no evitó que termináramos conociendo más uno sobre el otro, así que nos acercamos— Relató. —Y te juro que nada de eso tiene que ver contigo o con las carreras o lo que sea, simplemente... sucedió.
—¿Qué no tiene que ver conmigo?— Repitió él, incrédulo. —Desde el primer momento en que encontraste a Justin Bieber en donde sea que lo hayas encontrado, ya tenía que ver conmigo. Y tendrías que habérmelo dicho de inmediato. Pero por supuesto, tenías que caer en su juego— Habló entre dientes, enardeciendo su molestia.
—¿Qué juego?— Ella frunció el ceño, justo como lo hacía su interlocutor.
—El de amargarme la vida, Lila— Contestó en forma brusca. —Es lo que quiere.
—¡Eso no es cierto! Él no quería nada de ti, sólo estar conmigo— Defendió la joven.
—Que gran casualidad, justo contigo— Apuntó, sarcástico.
—Tú no lo conoces y no sabes nada de nosotros.
—¡Oh, maravilloso! ¡Ya existe un 'nosotros'!— Explotó el chico. —¿Por qué?... Sabías lo que sentía respecto a él ¿Por qué tuviste que hacer esto?
Ella apretó sus labios, guardando silencio por un segundo. Aquella acusación logró que la culpa golpeara su pecho con brío.
—Yo... Él...— Titubeó. Tomó una profunda bocanada de aire antes de retomar el habla. —Justin es un encanto, lo juro— Afirmó. Levantó una mano para acallar a su hermano cuando vio que éste estaba a punto de replicar. La sinceridad en su corazón había concebido las palabras necesarias y quería decirlas: —Es tan amable y tierno conmigo. Yo también pensé que estaba fingiendo al principio, lo había visto en las carreras y no creía posible que tuviera esa personalidad fuera de ellas. Pero llegué a conocerlo. Él realmente tiene un alma dulce, sólo la dejó envenenar por la vileza y... y yo...
—Es como si estuvieras hablando tonterías, Lila ¿Acaso en verdad crees que lo que dices es cierto?— Esa vez el tono de Green fue condescendiente, lo que provocó que su hermana se enfadara.
—¡Pues no tengo forma de saberlo! ¿O la tendrías tú? Nuestros malditos padres fueron un desastre, tú te fuiste a la mierda antes de que yo incluso cumpliera los diecisiete y mi ex novio me regalaba una paliza diaria ¡Nunca supe lo que se sentía que alguien me tratara con dulzura hasta que Justin llegó!
—Lila...
—¡No! ¡Ahora me escuchas!... Sí, fue sorpresivo e inesperado que mi esperanza viniera de ese frío piloto, pero pasando sus paredes de hielo, aquí está la única verdad: Él no es el villano aquí, de hecho, es la mejor persona que he conocido... Nosotros somos los arruinados, Green. Somos nosotros.
Los ojos del chico adoptaron un brillo taciturno mientras se posaban en la pared detrás de su hermana. Ésta última limpió rápidamente el rastro del llanto que humedecían su rostro.
—Lamento todo lo que has tenido que pasar, Lil. Tú mereces más que la mierda de familia que te ha tocado, incluyéndome— Pronunció el joven en forma lenta, volviendo la mirada a la muchacha. —Siempre fui bastante egoísta. Concentrado en mi propio dolor por lo que sucedía en nuestro hogar sin reaccionar de que tú también pasabas por lo mismo y sin medir que mis acciones eran un peso para ti... De verdad, lo siento tanto— Él inspiró cuando las lágrimas comenzaron a caer de sus ojos. —Sé que las cosas fueron jodidamente difíciles para ti, pero tienes que reaccionar, Lila. Bieber está lejos de ser una opción.
Ella resopló al debido a la última frase.
—No puedo creerlo— Musitó, dirigiendo su vista al techo. —Creo que esa decisión me concierne sólo a mí ¿Sabes?
—No. Yo no permitiré que vuelvas a acercarte a él. Tienes que entender que lo hago por tu bien...
—Ya no soporto esto— Sentenció Lila, dando media vuelta y caminando a las escaleras.
—Yo no puedo simplemente aceptar que ese tipo esté en tu vida y me negaría a hacerlo aunque pudiera— Elevó la voz para que su hermana lo oyera mientras ascendía, alejándose. —Créeme, me lo agradecerás algún día.
—No, Green Porter— Determinó ella. —Jamás me encontrarás agradecida.
Entró en su habitación y se abstuvo de dar un portazo para no alertar a Brown, quien se hallaba en el cuarto contiguo. Sin embargo, comenzó a empacar sus cosas con prisa. Esperaba que las maletas no pesaran tanto como su corazón...
-TatianaRomina
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