Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

6. "Necesito diversión"

6. Necesito diversión

WENDY

Los días entre semana pasan deprisa. Estoy casi todo el tiempo en la universidad y no doy abasto con los apuntes. Entre Tiffany y yo tratamos de llevarlo al día pero es tanto que a veces no somos capaces, la verdad es que en el internado nunca tuve que esforzarme tanto. Allí solo le daban importancia a que fuéramos unas niñas buenas y tuviéramos buenos modales. Bueno, pues enhorabuena, habéis fracasado.

El sábado pasado me acosté con Josh, y el domingo después de decirme que no iba a repetirse, me besó en la piscina. Desde entonces apenas hemos cruzado la mirada, no me siento capaz de compartir estancia con él sin querer besarle o tocarle. Hoy ya es miércoles y he quedado con Tiff en ir a su apartamento a dormir esta noche, para estudiar para el examen que tenemos el viernes. Aunque quizá solo sea una excusa que me he inventado para mí misma, para así pasar una noche menos de tentación...

Cojo mi portátil nuevo y lo meto en la mochila junto con los libros y el pijama. En ese momento, unos nudillos tocan la madera de la puerta medio abierta, al mismo tiempo que la empujan para pasar. Josh entra y me mira extrañado al ver que estoy vestida y preparando la mochila.

—¿Dónde vas?

—Esta noche duermo en casa de Tiff. Tenemos un examen el viernes y vamos a estudiar.

—Ah. Vaya... había pensado que podríamos ver una película después de cenar. —Su voz detona decepción.

—¿Puede ser mañana? —pregunto acercándome a él y sonriendo.

—Claro, mocosa. No te preocupes, de todas formas había pensado en llamar a las gemel... en salir a tomar algo.

—Josh, puedes salir con quien quieras. No estamos juntos, no hace falta que inventes cosas.

—Vale. Mejor —gruñe saliendo de mi habitación claramente enfadado.

¿Por qué hace eso? Si dice que había pensado en ver una película conmigo, joder, ¿por qué coño se inventa luego lo de esas zorras? Lo siento por lo de zorras, pero es lo que opino. En cuanto a Josh... Sin comentarios.

Me pongo la mochila y después de echar un último vistazo para asegurarme de que no me dejo nada que vaya a hacerme falta, salgo y voy al salón. Me despido de mi hermano con un beso y con un "adiós" para Josh antes de marcharme, ignorando por completo su cara de cabreo.

JOSH

Salgo de su dormirorio con los puños apretados y una mala hostia de cojones, voy al salón y me dejo caer en el sofá. Me cago en la puta, yo quería ver una película con ella no llamar a esas dos, no sé ni por qué lo he dicho. Pero supongo que es lo mejor... Las cosas con Wendy son imposibles.

Veo cómo le da un beso a su hermano y se despide de mí con un simple "adiós". Pues muy bien, adiós.

—¿Qué hacemos esta noche, hermano? Necesito diversión —comento pasando de canal en la televisión.

—Es miércoles, tío. Mañana tenemos que estar en el concesionario a las ocho, te recuerdo que tienes que arreglar el M3 de ese empresario italiano.

—Bien, llamaré a las gemelas entonces. ¿Te interesa? —giro la cabeza para mirarle con una sonrisa traviesa. Él me la devuelve pero niega con la cabeza—. Vamos, ¿cuánto hace que no follas?

—Pues lo mismo que tú. Desde la fiesta del sábado. —Si tú supieras...

—Pues eso, cuatro días ya —suelto un bufido como si hubiera pasado una vida entera. 

—Venga vale, que vengan —ríe dándole un trago a la cerveza—. Pero yo me quedo con Vicky esta noche. No me apetece follar, solo quiero que me la chupe e irme a dormir. Jenna es demasiado dramática.

—No me jodas, tío. Me tocó Jenna el sábado, hoy es tuya.

—Mierda, vale.

Veinte minutos después tocan el timbre. Rick me sonríe con complicidad y se levanta, abre y se acerca a una de ellas, Vicky.

El otro día, mientras lo hacía con Jenna, y después de más de dos años, me di cuenta de que tiene una pequeña peca en la esquina de la ceja derecha. Tiene que haberle salido hace poco porque si no, la habría visto antes. He observado demasiadas veces su cara mientras me corro sobre ella como para no haberlo notado.

Hago un gesto con la cabeza a Rick, haciéndole saber que esa es Vicky y esta noche es para mí. El refunfuña algo pero en seguida se le pasa cuando Jenna agarra su polla con una mano mientras tira de su camiseta con la otra. Cojo a Vicky de la mano y la arrastro hasta el sofá. Jenna hace lo mismo con él, solo que en el de en frente. Vicky se sienta a horcajadas sobre mí y devora mi boca con impaciencia. La separo de mí un segundo y me incorporo aún con ella sobre mí para coger el porro que acababa de hacerme antes de que llegaran. Lo pongo en mi boca para encenderlo pero me lo quita y lo coloca en la suya. Enciendo el mechero y se lo acerco para que prenda el porro. Da varias caladas cortas y una larga después, retiene el humo y me lo pasa. Doy un par de caladas y la sujeto de la cabeza atrayéndola hasta mi boca. Expulso el humo por la nariz, mientras la beso, y de un movimiento rápido me deshago de su camiseta y dejo expuestas sus perfectas tetas de silicona. Nunca llevan sujetador, ninguna de las dos, y eso es algo que me pone demasiado. Ella quita la mía y me besa el cuello, descendiendo después por mi pecho. Se levanta para quedar de rodillas y frotar su mano contra mi erección, por encima del pantalón deportivo. Miro a los otros dos y Jenna ya está completamente desnuda sobre Rick. El tira de su pelo mientras muerde su cuello y ella salta sobre él.

Esto no es algo nuevo para nosotros. Desde que conocimos a las gemelas y a Alice, nos acostumbramos a follar uno delante del otro, ya que a ellas les pone mucho y les gusta intercambiarnos tanto como a nosotros con ellas.

A Jay y a Tom les conocemos desde siempre, pero ellos también se acostumbraron a toda esta mierda al mismo tiempo que nosotros. Me refiero a las carreras, peleas, drogas... Gracias a Alice conocimos a los gilipollas de sus hermanos, Connor y Jackson, y gracias a ellos conocimos las carreras y las peleas. Nos odian por follarnos a su hermana, ¿pero que quieren? Alice está muy buena y es mayorcita para decidir con quién se acuesta.

Vicky recorre mi polla con su lengua, se la mete en la boca y la saca, una y otra vez. Estoy a punto de levantarla para que me folle cuando ella misma lo hace. En lugar de sentarse sobre mí, se quita los pantalones, dejando a la vista la ausencia de ropa interior. Me mete le lengua hasta la garganta antes de guiñarme un ojo y darse la vuelta. Observo el movimiento de su culo cuando camina hasta donde está su hermana. Ambas hacen uso de esa relación enfermiza que tienen, besándose y acariciándose mientras nos dedican miradas lujuriosas. Yo presiono mi miembro con la mano, subiéndola y bajándola despacio; ejerciendo la presión perfecta.

Vicky se queda con Rick y Jenna viene hacia mí. Él me mira y ríe, demasiado familiarizado con esta situación, antes de sacarme la lengua porque finalmente será él quien se folle a Vicky, a pesar de decir que no quería. Cabrón. Jenna se sienta sobre mí inmediatamente después de colocarme el condón. Me introduzco en ella sin más preámbulos y dejo que se encargue de la magia con sus caderas.

Poco después, escucho los jadeos de Vicky, demostrando una vez más que es la más fácil de complacer. Yo me levanto con Jenna para dejarla de pié y darle la vuelta, aprieto sus pechos también operados, y la llevo hasta el ventanal para que apoye las manos. Se la meto desde atrás de manera brusca e inmediatamente comienza a gemir junto a su hermana. Entonces Vicky se corre provocando que Rick haga lo mismo.

Yo sigo penetrando a Jenna varios minutos más. Giro la cabeza a un lado y veo a Rick sentado en el sofá, completamente desnudo y sudando, y a Vicky caminando hacia mí. Él se enciende un cigarro y observa la escena, divertido, mientras juega con su móvil. Vicky besa mi cuello mientras sigo follándome a su hermana, sé que quiere volver a correrse.

—Tío, no la satisfaces —río mirando a Rick—. Siempre viene a mí después.

—Es demasiado viciosa, ni después de correrse con los dos se queda a gusto.

—Me conocéis bien —murmura Vicky con voz melosa, pasando la lengua por mi oreja.

Bajo mi mano por sus tetas, introduciéndole dos dedos mientras froto su clítoris. Ella me muerde el lóbulo y eso provoca que aumente el ritmo de mis embestidas.

Jenna se corre gritando como una gata en celo, es la más escandalosa, cosa que me pone muy duro. Vicky la sigue de cerca, llegando con mis dedos aún dentro, y por último yo.

Camino hasta el sofá y cojo mis pantalones para después ponérmelos. Dejo los bóxers en el suelo ya que voy a ir directo a la ducha. Los cuatro nos sentamos, ellas dos aún desnudas, y nos fumamos un par de porros más mientras hablamos de la última pelea que tuve con Chad el domingo. Me atizó bien al principio, pero yo soy más rápido así que terminé por dejarle inconsciente, llevándome los diez mil pavos de las apuestas.

Una media hora después, ellas se levantan y se visten. Nos dan un beso en los labios a los dos y se marchan. Esa es otra cosa que me gusta, otra de las cosas por las que siempre volvemos a ellas: no es necesario echarlas. Normalmente. Si se quedan con las ganas pueden llegar a ponerse muy pesadas, pero si quedan satisfechas, en seguida se largan.

—Me voy a duchar y a la cama —digo chocando mi puño con el suyo al pasar.

—Yo igual —se levanta y apaga el último porro de la noche—. No te duermas por la mañana.

—No, papá —respondo cerrando la puerta detrás de mí.

WENDY

Aparco el coche dos calles más allá de la casa de Tiff. Cojo mi mochila y un pañuelo para el cuello, y salgo a la helada noche de San Francisco.

—Dios, qué frío —bufo comenzando a caminar.

Paso por delante de una tienda con el nombre "Joseline" y ese idiota viene a mi cabeza. Lo sé, no tiene nada que ver "Josh" con "Joseline", pero es inevitable que me recuerde a él. Cuando ha entrado en mi cuarto y le he dicho que no dormía en casa, me ha sorprendido la cara de decepción que ha puesto. La verdad es que me han dado ganas de llamar a Tiffany y decirle que me quedaba en mi casa, pero después lo he pensado bien y me he dado cuenta de que es mejor mantener las distancias. La tentación es demasiado grande.

Veo el edificio de mi amiga al otro lado de la calle. Bueno, edificio no, es más bien una casita con dos plantas, pintada de azul y con ventanas blancas.

Cruzo por el paso de cebra y toco el timbre, acomodándome la mochila por lo que pesa el ordenador portátil.

—¡Winni! —Me recibe con un abrazo, emocionada.

—Hola a ti también —río.

—Hola, muñeca —Jordan aparece por detrás.

Mierda, se me había olvidado que vivía con su enorme primo. Digo enorme porque, joder, es gigante. Debe medir al menos cuatro metros. Madre mía, el término exagerada se hizo para ti... Tal vez menos, pero vamos... alto, muy alto.

—Hola, Jordan —respondo con una sonrisa.

Tiffany tira de mí para entrar, me hace un gesto para que me siente en el sofá y yo obedezco antes de sacar el portátil y los libros.

—¿No vas a enseñarle la casa? —pregunta su primo, mirándonos desde el umbral que separa la zona de la entrada y el salón.

—Después se la enseñas tú, que seguro que te presta mas atención que a mí —contesta ella con picardía.

—¡Tiff! —Le lanzo una mirada asesina mientras siento cómo me ruborizo. A Jordan no me atrevo ni a mirarle.

—Es broma, joder. ¿Lo has traído todo?

—Sí. ¿Dónde hay un enchufe? —Veo de reojo que él ya se ha ido.

—Ahí, debajo de la mesilla —señala una zona en la pared, en la cual enchufo el ordenador antes de encenderlo.

—Voy a por mis cosas —dice ella desapareciendo por el pasillo.

—Vale, iré repasando lo último.

Me levanto y camino por el salón mirando las fotografías. Veo a Jordan en algunas, junto a dos personas mayores que supongo serán sus padres, y a Tiff en otras, junto a los suyos.

—¿Qué te apetece cenar? —Me giro al escuchar una voz masculina.

Está apoyado en la pared de la sala, con una pierna flexionada y fumando un cigarro.

—Mmm...no sé. ¿En qué habíais pensado?

—¿Sinceramente?

—Sí —río.

—Íbamos a pedir una pizza, pero si te apetece otra cosa puedo cocinar.

—¿Sabes cocinar?

Se acerca expulsando el humo y cuando está en frente de mí, sonríe y me ofrece el cigarro.

—No hay nada que yo no sepa hacer, muñeca. —Lo acepto y voy a responder cuando aparece Tiffany.

—Una pizza está bien —acepto mirándolos a los dos.

—¡Sí, pizza! —grita ella.

—Vale, voy a llamar —dice Jordan desapareciendo en la cocina.

Hora y media después ya hemos terminado de cenar y estamos recogiendo los restos de patatas fritas que han caído en el suelo. Jordan nos da las buenas noches y se marcha a su habitación, está en el último año de universidad y tiene los exámenes trimestrales pronto al igual que nosotras, así que también tiene que estudiar.

—Dios, me muero de sueño —lloriqueo haciendo pucheros y dejándome caer en el sofá.

—Venga, solo son las tres de la madrugada.

—Solo, dice... te recuerdo que tenemos clase en cinco horas.

—Venga, media hora más y te dejo dormir. —Tira de mí para que me levante.

—Joder, vale, pero voy al baño.

—Date prisa.

Pongo los ojos en blanco y me arrastro, no literalmente, hasta el cuarto de baño del piso superior, ya que en el inferior solo está el salón, la cocina y un recibidor ridículamente grande. Me mojo la cara y la nuca para espabilarme, aunque no lo consigo. Me pican los ojos y me duele la cabeza del sueño que tengo.

—¿Qué estas haciendo, Wendy? —Miro mi propio reflejo en el espejo.

¿Qué habría pasado si en vez de venir, me hubiera quedado en casa con Josh? ¿Estará pensando en mí como yo en él? Maldita sea, parezco gilipollas.

Sacudo la cabeza con la intención de apartar a ese idiota de ella y abro la puerta para salir, con tan mala suerte que me doy de frente con Jordan. Él se lleva la mano al pecho y yo a la nariz, tengo que mirar hacia arriba para verle. Debe de sacarles media cabeza a Josh y a mi hermano. ¿Vas a dejar de pensar en él en algún momento? Muérete.

—Lo siento, ¿te has hecho mucho daño?

—No, tranquilo —respondo con voz nasal, aún con la mano en mi nariz.

—Déjame ver. —Levanta mi barbilla con suavidad—. No sangra, así que sobrevivirás —sonríe.

Lleva un pantalón de pijama y una camiseta negra de manga corta. Se nota que tiene el mismo sueño que yo, pero sigue estando guapo.

—¿Es que eres médico también? —le pregunto devolviéndole la sonrisa.

—Mmm, tal vez. —Pone una expresión pensativa.

—Veamos, ¿y qué mas sabes hacer? —Decido jugar un poquito.

—Todo lo que necesites.

—¿Ah, si?

—Sí. ¿Quieres una demostración? —Da un paso hacia mí.

—¡Winni! —Ambos miramos a las escaleras, de donde proviene la voz de Tiff.

—¡Voy, pesada! —bufo.

—¿Ya os vais a dormir?

—Eso espero. Tu prima quiere que mañana vaya zombi a clase.

—Te creo, así es ella —ríe.

—¿Y tú? ¿Qué tal llevas los exámenes? —pregunto.

—Bien. Se me da bastante bien estudiar, no necesito muchas horas aunque tengo una asignatura que me está jodiendo.

—¿Cuál?

—Francés.

—¿En serio?

—Sí. ¿Por qué? ¿sabes hablar francés?

—Bueno, no sé, a lo mejor los cuatro años que estuve viviendo el París han servido de algo —sonrío con orgullo y arrogancia.

Él también sonríe y apoya una mano en el marco de la puerta, acercándose más a mí.

—¿Me ayudarías? —pregunta en un tono de voz más bajo.

—¿Hablas de darte clase?

—Claro. Te pagaría, por supuesto... de la manera que tú prefieras.

Pas besoin de me payer. Je vais vous aider enchanté.

*No es necesario que me pagues, te ayudaré encantada.*

—Joder, no sé qué coño has dicho pero ha sonado tan sexy.

—He dicho que te ayudaré, pero que no hace falta que me pagues —río colocando una mano en su pecho para mantener las distancias.

—Bueno, eso ya lo decidiremos. ¿Me das tu número?

—¿Mi numero?

—Claro. Si vas a ser mi profesora de francés necesitaré tu número para quedar.

—Ah, claro...

—Ven conmigo. —Tira de mi mano y me lleva hasta su habitación.

Coge su teléfono de encima de la cama y lo desbloquea para dármelo después. Apunto mi número y mi nombre, pero me lo quita y borra mi nombre para cambiarlo.

—¿Sexy profe de Francés? —pregunto enarcando una ceja.

—Sí —sonríe—. Es lo que eres, mi sexy profe de francés.

Cando suena el despertador a la mañana siguiente, solo deseo matar a Tiffany con todas mis fuerzas por obligarme a estudiar hasta las cuatro. Pero como no puedo hacerlo, desquito mi furia con su despertador, lanzándolo contra la pared. Se calla de inmediato y las pilas salen disparadas.

—Vaya, buen brazo. —Jordan entra en la sala con una tostada en la mano.

Al final nos quedamos dormidas por puro cansancio y estamos cada una tiradas en un sofá. Ella con la cabeza medio colgando y la boca abierta.

—¿Tienes mermelada? —le pregunto a él.

—Qué miedo me das —ríe—. Espera.

Vuelve a los pocos segundos con un bote de mermelada de mora en las manos, lo abre y me lo da. Me acerco con cuidado a Tiffany, aunque la verdad es que parece que no se despertaría ni con una bomba. Unto el dedo y se lo paso por toda la cara. Jordan ríe a mi espalda y yo hago lo mismo. Ella se revuelve y se lleva la mano a la cara, pringándose de inmediato. Los dos estallamos en carcajadas mientras Tiff abre los ojos y se levanta.

—La madre que te parió —murmura cuando se da cuenta de lo que es— ¡Ven aquí! —Se levanta y corre tras de mí.

Me resguardo detrás de Jordan y ella se restriega contra él, manchando su camiseta.

—Creo que Wendy se está vengando por hacerla estudiar hasta tan tarde anoche —supone él.

En lugar de enfadarse porque su prima le ha machado, se la quita y se la deja para que termine de limpiarse la cara. Veo que tiene un tatuaje tribal sobre el pectoral derecho.

—¿Te gustan los tatuajes? —pregunta cuando se da cuenta de que lo estoy mirando.

—Sí, bastante. ¿Qué significa?

—Nada en especial, me lo hice con dieciséis años, locuras de adolescentes.

JOSH

Apago el despertador deprisa para que no me taladre, y me levanto sin muchas ganas, voy al baño y me lavo la cara. Rick abre la puerta de mi cuarto para decirme que me de prisa, pero lo único que recibe por mi parte es mi precioso dedo del medio dándole los buenos días. Me pongo unos vaqueros y una sudadera marrón y voy a la cocina.

—Vamos, hermano. Siempre llegamos tarde por tu puta culpa —gruñe cuando me como la manzana tranquilamente.

—Relájate, tío. Eres el jefe.

Termino de arreglar el deportivo del empresario y me limpio la grasa de las manos en el mono azul de trabajo. Paso un trapo por mi cara para quitar el sudor y vuelvo a lanzarlo contra la mesa. Mando a mis trabajadores que limpien el vehículo y lo enceren, ya que el tipo vendrá a recogerlo por la tarde. Salgo del taller y voy hacia el despacho de Rick. Cuando entro está hablando por teléfono, así que saco un cigarro y me siento.

—Levántate del puto sofá. Me costó cuatro mil pavos y lo estás llenando de grasa, joder —protesta cuando cuelga el teléfono.

—Deja de gruñir. —Me levanto para no escucharle.

—¿Ya has acabado con el coche del italiano?

—Sí. Están poniéndolo a punto.

—Vale.

—¿Con quién hablabas?

—Con Jay.

—¿Qué huevo se le ha roto? —río.

—Me ha dicho que sobraron muchas bebidas el sábado pasado y podríamos juntarnos en casa esta noche.

—De puta madre. Le diré al jefe que me dé el día de mañana libre.

—Si solo trabajas por la mañana, mamón —dice riendo conmigo.

—Ya, pero no pretenderás que venga al trabajo colocado. Igual me confundo de cable y le corto los frenos a alguien.

—Que te den, vas a hacer lo que te dé la gana de todas maneras. Dile al menos a tus chicos que se encarguen del trabajo.

—Esta hecho —respondo saliendo de su despacho para ir al taller.

WENDY

Entro a casa y lo único que pienso es en ser capaz de llegar a mi cama y dormir hasta mañana.

—Hola, hermanita. ¿Qué tal anoche? —me pregunta Rick cuando paso por delante de su habitación.

—Muerta —suspiro apoyándome en el marco de la puerta—. Estuvimos estudiando hasta las cuatro de la mañana, así que apenas he dormido tres horas. Voy a darme una ducha y a acostarme hasta mañana.

—Son las cinco de la tarde, Wen, tendrás que levantarte a cenar por lo menos.

—Paso —digo dándole un beso—. No hagáis mucho ruido.

—Ya... eso no va a ser muy posible... —Se rasca la nuca, incómodo.

—¿Por qué?

—Porque esta noche vienen unos colegas —interviene Josh saliendo de su habitación.

Miro a mi hermano, que me sonríe como un cachorrito, y suelto un suspiro.

—Joder, Rick, es jueves. ¿No podéis aguantar hasta mañana?

—No, no podemos. —Josh camina hacia la cocina.

—Que te den por el culo, Josh.

—¡Eso es lo que tú quisieras! —grita desde allí.

—¡No le sigas el rollo! —Mi hermano mira en su dirección y después a mí—. Lo siento, pero Jay llamó y ya no puedo decirle que no. ¿Qué te pasa con Josh? —Se acerca y habla en voz mas baja.

—Nada, que es gilipollas. —Pongo los ojos en blanco.

—Por favor, haz el esfuerzo de llevaros bien —suplica con verdadera preocupación.

—Uff, no es fácil —finjo pesadez—. Es insoportable.

—Wendy, es importante para mí. —Se pone serio y yo hago lo mismo.

—Está bien, pero creo que esto deberías decírselo también a él.

—Lo haré. —Sujeta mis mejillas y me da un beso en la frente—. Ahora ve a descansar, si después quieres algo de cenar, podemos pedir pizza.

—Vale, me pondré los cascos para poder dormir. —Me lo agradece con la mirada y cada uno seguimos nuestro camino.

Tras quitarme las botas, la camiseta, y después los pantalones y la ropa interior, entro en el baño y me rodeo con una toalla mientras enciendo el grifo. Iba a ducharme pero un baño de burbujas me relajará.

Mientras espero a que se llene, voy a la cocina a prepararme un sándwich porque el agua me da hambre y se que después querré comer algo. Josh está tomando un zumo mientras lee una revista de coches, sentado en una banqueta. Cuando entro sin decirle nada y comienzo a sacar el pan y los ingredientes, siento sus ojos clavados en mi espalda. Hago como que no me he dado cuenta y sigo con lo mío. De repente sus manos aprietan con fuerza mi cintura y su respiración caliente choca contra mi pelo.

—¿Intentas provocarme? —susurra con voz grave.

—Para nada —respondo sin moverme ni un centímetro.

Sigue apretando y respirando con dificultad pero no dice nada, así que me giro de manera que nuestros cuerpos quedan muy pegados y su rostro a pocos centímetros del mío. Me mira fijamente y sus ojos son ahora de un verde oscuro.

—No es mi culpa que seas un pervertido, Josh. —Alterno la mirada de sus ojos a su boca.

—No juegues conmigo, pequeña —dice antes de soltarme y alejarse caminando marcha atrás.

—No prometo nada. 

Niega con la cabeza mientras sonríe y se da la vuelta para marcharse. Trato de calmar mi respiración y terminar mi bocadillo antes de volver a la habitación y cerrar el grifo, justo a tiempo para que la bañera no se desborde.

JOSH

Entra en la cocina con esa maldita toalla que deja poco a la imaginación, la cual yo ya no necesito después de haber visto lo que esconde debajo de ella. Y con esa ridícula actitud, esforzándose por ignorarme, me pone aún más.

Contonea su trasero mientras se prepara un sándwich, y cuando quiero darme cuenta ya estoy detrás de ella, con mi notable erección presionandola por detrás. Dice que no intenta provocarme, ¡y una mierda! Es exactamente lo que hace. Es una mocosa muy lista, demasiado.

Cuando me dice que no promete nada, tengo que esforzarme por no empotrarla contra la encimera.

Me doy una ducha y decido matar el tiempo jugando un rato a la Play. Rick pide unas pizzas para que lleguen cuando estén todos aquí, aunque la verdad es que no sé ni quien vendrá. Tampoco me importa mucho.

Jugamos unas cuantas partidas, y cuando estoy a punto de terminar la ultima, él se levanta para ir a la cocina y me deja con los dos mandos. Obviamente, estrello su coche y sigo con el mío, intentando batir mi record. Entonces tocan el timbre, pero lo ignoro.

—¡Abre! —me grita Rick, al cual también ignoro.

Continuo concentrado en la ultima parte, tan solo me faltan cuatro vueltas y adelantar dos coches.

—¡Josh! ¡Abre la puta puerta! —repite.

—¡No puedo!

—Maldita sea, a que te apago la tele. —Aparece por el salón y se coloca frente a mí.

—¡Tío, tío! ¡Apártate! —exclamo dándole con la pierna.

Empieza a reírse y a moverse para no dejarme ver. Vuelven a tocar y a aporrear la puerta así que va y la abre, dejando entrar a todos. Y no son pocos.

—¡Me cago en la puta! ¡No se os ocurra poneros delante de la jodida televisión! —Me levanto para que no puedan interferir entre la pantalla y yo.

Todos ríen y me vacilan unos segundos pero terminan sentándose y mirando cómo adelanto a todos los coches del "Need for speed". Cuando termino, le tiro los mandos a Jay y a Tom, justo cuando Vicky vuelve de la cocina con unas servilletas para la pizza y se sienta junto a mí. Tira un poco de mi camiseta para apartarme de Jenna, a la que estoy besando, para besarme ella. Rick me da la bolsita de marihuana para que me haga un porro y tres cigarros, uno para mí y los otros dos para las gemelas.

—Jay, ¿dónde has dejado las botellas? —le pregunta Dany.

—En el mini-bar —contesta sin apartar la vista de la pantalla.

Aparte de Tom, Jay y las gemelas, han venido Dany, Alice y Shane.

Abrimos una botella de ron y dos de whisky, y servimos unas copas en los vasos de cristal. Vicky pone su CD de perreo y comienza a contonearse con su hermana, poniéndomela igual de dura que al resto, al mismo tiempo que Alice se levanta y se une a ellas.

Seguimos bebiendo y fumando un rato más, mientras vamos turnándonos para jugar.

—Se te da tan mal como follar. —Shane molesta a Jay.

—¿Es que habéis follado y yo me lo he perdido? —río dándole un empujón al segundo para que su coche se salga de la carretera.

—¡Cabrón! —Lanza el mando en el sofá y se tira sobre mí.

Me da pequeños puñetazos mientras todos reímos hasta que le sujeto por los brazos y le hago girar, colocándome sobre él.

—Perdóname la vida, cariño —río sin parar quitándome de encima de su cuerpo.

—Que te jodan.

—Que mal perdedor eres —le dice Jenna.

Él saca una bolsita transparente y derrama el polvo blanco sobre la mesa de cristal, hace nueve rayas, una para cada uno, e inhala la primera con el tubo estrecho que también ha sacado del bolsillo. Se lo pasa a Rick y comienza una nueva partida.

Ya son las once y la mocosa no ha salido de su habitación, así que imagino que estará dormida y ya no lo hará. La verdad es que la sola idea de imaginarla tumbada en su cama, respirando relajadamente y con esos pantalones cortos de pijama, me produce ganas de dejar a todos aquí y encerrarme con ella. Gracias a Dios, tengo a Jenna que se acerca a mí mientras baila, y con su mirada ya me lo dice todo. Sonrío mientras acepto su mano para levantarme y bailar con ella. Meto una pierna entre las suyas y me dejo llevar por la música mientras la beso con suavidad.

Seguimos así un rato más, bailando, bebiendo, fumando, una raya por aquí, otra por allá, toqueteo con Jenna, besos con Vicky, caricias con Alice... hasta que suena el timbre.

WENDY

Me despierto a las diez y media de la noche porque su asquerosa música taladra mis oídos. Y digo asquerosa, no porque no me guste, sino porque sé que las responsables son esas dos putas idénticas. Subo la de mis auriculares y me tapo la cabeza con la almohada, pero los gritos y las risas traspasan mis oídos, así que decido salir a ver que cojones están haciendo para armar tanto escándalo.

Avanzo por el pasillo deseando y rezando para no encontrarme con lo que sé que me voy a encontrar. Efectivamente, mi hermano fumando y dejándose besar por la rubia de piernas largas, Alice creo que se llamaba. Jay y otro chico jugando a la Play, dos chicos que no conozco sentados en el sofá, uno de ellos metiéndose una raya y otro devorando con los ojos a las gemelas. Vaya, ¿y quien está entre ellas? Josh. Bailando con una por delante y otra por detrás, apretándola contra su erección y devorándola como si no hubiera un mañana. Hijo de puta.

Vuelvo a mi habitación sin que ninguno me vea y camino de un lado para el otro, enfadada y nerviosa, impotente.

—¡Idiota! ¡Agh! —grito como una energúmena, tirando al suelo los cuadernos y el estuche que hay sobre el escritorio.

Enciendo la televisión para distraerme pero la apago a los pocos minutos, no me sirve. Cojo una revista pero más de lo mismo, tampoco me sirve. Entonces, cuando estoy a punto de tirarme por la ventana o volver al salón y sacarlas de los pelos, mi teléfono suena.

10.34pm 14156768969
¿Qué hace mi sexy profe de francés? Espero no pillarte dormida. J.
10.34pm Yo
Hola! Que va, me he echado una siesta de cuatro horas y mi hermano ha montado una maldita fiesta en casa, así que creo que me darán las tantas...
10.35pm Jordan
Vaya... ¿y tú qué haces?
10.35pm Yo
Pues nada, en mi habitación, buscando maneras de distraerme. Aunque ninguna me ha funcionado de momento.
10.37pm Jordan
¿Quieres que vaya?
10.37pm Yo
¿Ahora?
10.37pm Jordan
Sí, puedo ser una buena distracción. Y puedes ayudarme con el francés, si quieres.
10.38pm Yo
Vale, te espero J.

¿Por qué no? Jordan es realmente agradable, además de guapo, y será divertido ver la cara de Josh. Vale, mierda, ¡tengo que dejar de compararle con todos! Cielos, esto no puede acabar bien, he de hacer todo lo necesario por olvidar a ese maldito capullo.

Cuando tocan el timbre, me miro en el espejo antes de ir hacia el salón, arreglo mi pelo un poco y me sonrío a mi misma. Llevo el pantalón largo de pijama y una camiseta de tirantes con las letras de la universidad, no me he cambiado porque tampoco quiero que Jordan piense que me arreglo para él... Entro en el salón, esforzándome por no mirar demasiado y veo a Rick abriendo la puerta.

JOSH

Rick se levanta para abrir la puerta justo cuando Wendy aparece por el salón. Sin saber por qué, me separo un poco de las gemelas y me concentro en quién vendrá a estas horas. Es un chico, el mismo que junto a sus amigos, nos separó a Rick y a mí de los Andrews en la fiesta.

—¿Está Wendy?

—¿Quién eres tú? —le pregunto yo antes que Rick.

—Es Jordan, mi amigo. Voy a darle clases de francés. —Wendy se acerca deprisa y tira de su mano para que entre.

—Hola, muñeca —le dice él, dándole un beso en la mejilla. ¿Muñeca?

—¿Qué horas son estas para dar clases, Wendy? —Rick se cruza de brazos.

—Bueno, ya que vosotros no la dejáis dormir, he venido para ayudarla a distraerse. —El gilipollas responde por ella con una enorme sonrisa.

—Te la estás jugando —amenazo dando un paso hacia él.

—Deja esa mierda ya, Josh. —Wendy se coloca en medio y me empuja.

Jordan sonríe y me guiña un ojo. Cierro los ojos y suspiro para no perder la paciencia, pero no lo consigo. Cuando voy a lanzarme a por él, Rick me sujeta para que me calme.

—¿No pensareis meteros en tu habitación? —le pregunta a su hermana.

—A no ser que eches a estas guarras y acabes esta maldita fiesta... —mira hacia todos nuestros amigos— sí, es exactamente lo que pienso hacer. —Suelto un bufido y Rick se restriega la cara.

—Mierda, Wendy, ¿podemos hablar un momento?

—Vale —responde a su hermano poniendo los ojos en blanco—, ahora vuelvo.

Desaparece con el mamón por el pasillo y yo miro a mi colega.

—Ese es el primo de Tiffany.

—¿Cómo lo sabes? —me pregunta.

—Lo sé y punto. ¿De verdad vas a dejar que se meta con él en su cuarto? —Va a responder cuando ella aparece de nuevo.

—¿Y bien? —dice cruzándose de brazos a la defensiva.

—¿Cuántos años tiene? —Vuelvo a adelantarme a Rick.

—Los mismos que tú. Está en el último año de universidad.

—¿¡Cómo!?

—¿La cocaína te deja sordo o qué? —Da un paso hacia mí, enfadada.

—Mocosa, no se te ocurra...

—Josh, esto es cosa mía —me interrumpe Rick—. No sé cómo has conocido a un tipo cuatro años mayor que tú ni quiero saberlo...

—Yo sí —digo sin poder evitarlo. Los dos me miran mal, así que vuelvo a callarme.

—Cómo iba diciendo, no me hace ni puta gracia que te metas en tu habitación con él.

—Bueno —se encoge de hombros—, a mí no me hace ni puta gracia que conviertas esta casa en una cueva de la lujuria y el pecado, y aquí estamos. La vida es dura, hermanito. —Se da la vuelta y se marcha para su dormitorio.

—¿¡Vas a dejarla que haga lo que le dé la gana!? —grito señalándola.

—¿¡Y qué quieres que haga!? Me desespera, joder —responde Rick acercándose a la mesa.

•••

Gracias por seguir aquí y por todos vuestros comentarios que tanto me hacen reír. Os pido que si disfrutáis de esta panda de locos, y en especial, de la complicada historia de Josh y Wendy, compartais el libro con vuestras y vuestros amigos lectores :)

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro