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13. "Hazmelo aquí"

JOSH

—Deja de decir estupideces, no vas a ir a ninguna parte —dice Rick con una risa sarcástica.

—Josh, espérame. Cogeré cuatro cosas y nos vamos. —Ella le empuja para pasar.

Rick me mira y yo solo levanto las manos en acto de rendición para que me deje en paz. Yo no le he pedido que venga conmigo, pero claramente no voy a decirle que se quede.

—¡Wendy! —La sigue por el pasillo y yo por detrás. Está muy enfadado y claramente no voy a dejar que se pase ni un pelo—. ¿Qué haces? Deja de comportarte como una niña, joder.

—¡Deja de hacerlo tú! —grita sin parar de meter cosas en una mochila.

—¿Pero... pero qué coño queréis? ¿Ser novios? —Pronuncia la palabra "novios" con incredulidad.

—Eso ya lo somos —indica ella mirándole y deteniéndose un segundo—, lo que queremos es que lo aceptes.

Rick me mira con ganas de partirme la cara otra vez y yo miro a Wendy rogándole un poco de sutileza. Cómo él no dice nada, ella continua sacando cosas de su armario.

—¡Para! Joder... vale —bufa y pasa las manos por su pelo con desesperación—. Si es lo que queréis... Mierda... pero no te vayas.

—No quiero irme, Ricky, quiero quedarme aquí contigo. Pero también quiero estar con Josh. —Me mira con una sonrisa.

—Vale. —Cierra los ojos y expulsa todo el aire— Pero os voy a pedir... No, os exijo, que delante de mí estéis a más de un metro.

—Nos vamos —dice ella cerrando la maleta.

—¡Vale! ¡Joder! Solo... Dios... disimulad un poco. —Nos mira un par de segundos y se marcha murmurando algo y negando con la cabeza.

Wendy salta sobre mí haciéndome caer en la cama, río con ella y la abrazo con fuerza.

—¿Lo ves, pequeña? Todo bajo control.

—Veremos cómo lo lleva...

RICK

Cojo las llaves de mi coche y salgo por la puerta. Esto es una mierda, una jodida mierda. ¿Mi mejor amigo y mi hermana juntos? Tiene que ser una puta broma. Esto no puede estar pasando. Saco mi móvil y escribo a Alice antes de arrancar el coche, sé que seguirá de fiesta pero siempre está cuando la necesito.

4.45am Yo
¿Podemos quedar? Necesito hablar.
4.46am Alice
Claro, cielo. ¿Voy a tu casa?
4.46am Yo
No. En el parque de siempre.
4.46am Alice
Voy para allá.

—Lo sé... Connor me lo ha contado —me dice cuando llega y se sienta a mi lado.

—¿¡Lo sabías y no me lo has dicho!?

—Me lo ha contado esta noche, cuando he visto su nariz rota. Pero de todas formas... —acaricia mi pelo— cariño, era bastante obvio.

—¿Qué dices?

—A ver... la manera en la que la mira y no deja que se acueste con otros... y bueno, tú y yo no vimos lo que pasó la noche de la barbacoa... pero por lo que me han contado las gemelas... Eso no fue un simple polvo...

—Cállate. Llevo tiempo intentado olvidar esa noche. —Le doy una calada al porro que me he hecho mientras la esperaba y me apoyo en la rodillas.

—Bueno, pues para que lo sepas, todos imaginábamos que algo pasaba, pero pensamos que tú también te habías dado cuenta...

—Pues no, joder. Pero ya me lo han dejado claro esta noche.

—¿Qué han dicho?

—Que si no les dejo estar juntos se irán de casa.

—Joder. ¿Y qué les has dicho?

—Pues cuando los dos han hecho las maletas no me ha quedado más remedio que aceptar.

—Ven aquí, anda. Creo que necesitas distraerte.

Se sienta sobre mí y acaricia mi cabeza con una mano mientras con la otra levanta mi barbilla para besarme. Si algún día me echo una novia, esa será Alice. Es cómo una amiga que además de escucharme y divertirme, sabe darme placer mejor que nadie.

WENDY

Hace dos días que Connor le dijo a mi hermano lo de Josh. Él me llamó ayer, pero después de lo que ha hecho no quiero volver a verle. No me gusta un pelo cómo ha actuado, así que puede olvidarse de mí.

Ayer estuve hasta la noche en la universidad y cuando llegué a casa Josh estaba dormido en mi cama, esperándome. Sonreí al verle y me tumbé a su lado. Cuando me sintió, se acercó a mí y me abrazó y así nos quedamos dormidos.

Me despierto cuando suena el despertador a las siete de la mañana y lo apago deprisa para que Josh no se despierte. Me aprieta sin dejar que me mueva y me da besos en el cuello desde atrás, provocando que comience a reírme.

—Déjame apagarlo, Josh. Tengo que ducharme, si no llegaré tarde.

—Podríamos tomarnos el día libre, nena. ¿No te apetece besarme hasta la noche?

—Me apetece más que nada, pero tengo un examen a cuarta hora.

—Si es por eso... está bien.

Me deja levantarme y camino hacía el baño. Me meto en la ducha y cuando estoy aclarándome el pelo, la puerta se abre. Se mete conmigo dentro como si fuera algo que hemos hecho toda la vida y comienza a enjabonarse. Intento ignorarle y terminar de ducharme porque si no, llegaré tarde.

—Estas tan buena que me dan ganas de secuestrarte y tenerte como esclava sexual el resto de mi vida.

—Puedo serlo sin necesidad de que me secuestres —digo respondiendo a su beso.

Baja las manos hasta mi trasero y me aprieta, dejándome claras sus intenciones.

—Josh, voy a llegar tarde.

—Tú tienes la culpa, pequeña... Haber puesto el pestillo —comenta sin dejar de besarme.

—¡Wendy! —Ambos nos sobresaltamos— ¡Dejad la mierda que estéis haciendo y pon tu puto culo en el coche! ¡Vas a llegar tarde!

Escuchamos a mi hermano gritar desde la puerta de mi habitación y ambos sonreímos porque finalmente lo haya aceptado. Más o menos...

—Tengo que irme. Y tú también... tienes que ir a trabajar y creo que el jefe no está muy contento.

JOSH

—¿Hasta cuándo vas a estar sin hablarme?

—Hasta que dejes de follarte a mi hermana —dice mientras acabamos de desayunar.

—Rick, no es cómo tú piensas. Wendy y yo... Yo...

—No te atrevas a decir que la quieres, por favor. Hace apenas tres meses que volvió.

—Pues no lo digo, pero es lo que empiezo a sentir. —Me mira con incredulidad y levanta una ceja.

—Por Dios, Josh, eres el anti novias. El "me follo todo lo que se mueve". No puedes creer que quieres a mi hermana. Ella... joder, es una niña.

—No lo es, Rick. Wendy es una mujer, o al menos está comenzando a serlo. Es muy madura y te sorprendería saber lo necesitada que está de cariño.

—¿Y piensas dárselo tú?

—Pues mira, sí.

—Josh...

—Oye, Rick... tan solo danos una oportunidad, ¿vale? No la voy a cagar.

—Si se te ocurre hacerle daño de alguna manera, te mataré.

—Lo sé.

WENDY

Después de contarle todo lo sucedido a Amy por teléfono, entro en la tercera clase con Tiffany, a la que le conté todo ayer, y nos sentamos en las últimas filas. A mitad de clase me vibra el móvil así que lo saco para ver quién es.

12.23pm Josh
Mucha suerte con tu examen, preciosa.
12.23pm Yo
Gracias. Estoy muy nerviosa... Espero hacerlo bien.
12.25pm Josh
Seguro que sí. Cuando lo acabes me escribes y me cuentas.

Salimos saltando de alegría porque, joder, han entrado todas las preguntas que Tiff y yo nos sabíamos. Nos abrazamos como idiotas y caminamos hacia la cafetería. Vemos a lo lejos, en la puerta de salida, un grupo de chicas mirando a algún sitio en el campus mientras ríen y cuchichean. Cuando vamos acercándonos, me doy cuenta de que son las estúpidas que llevan jodiéndonos todo el trimestre. Son unas gilipollas de segundo año que se creen las dueñas del campus. Se burlan de las chicas y tratan de dejarlas en ridículo, pero con Tiffany y conmigo se ejercitan más de la cuenta porque no nos callamos. De hecho, hace unas tres semanas nos faltaron segundos para agarrarnos de los pelos como idiotas.

Cuando vamos para ver dónde miran, porque antes que nada somos curiosas, vuelve a sonar mi teléfono. Lo saco y es una imagen multimedia de la puerta de mi facultad, justo donde están las gilipollas.

1.46pm Josh
No he podido resistir mis ganas...parece que tienes un imán y he terminado aquí.

Me acerco más y mientras ignoro lo que ya han comenzado a decirnos, veo a un increíble Josh apoyado en su coche, con unos vaqueros, una cazadora marrón y una gorra, fumándose un cigarro y mirando su teléfono. Le hago una foto y escribo antes de darle a enviar.

1.47pm Yo
Creo que ahora mismo todas las chicas de mi facultad tienen las bragas empapadas.

*(Sorry pero no he encontrado ninguna foto de él apoyado en fucking coche😂 y mira que he buscado)

Sonrío mientras le doy a enviar y entonces me doy cuenta de que Tiffany ya está discutiendo con las imbéciles.

—Iros a la mierda y dejad de amargarme la existencia, por Dios.

—Vete tú que la tienes aquí al ladito —dice la más asquerosa de todas, refiriéndose a mí.

—Ya me tienes harta —digo justo antes de empujarla contra la puerta.

Ella se acerca para devolvérmela, pero aprovecho para sujetarla de la coleta y darle un puñetazo. Tiffany me anima mientras que las otras gritan como conejos.

—¡Dale Winni, dale! ¡En la nariz!

Me agarran por la cintura separándome con facilidad de la zorra, y una mano acaricia mi cara.

—Nena, tranquilízate —susurra en mi oído.

Las otras están babeando y parece que la tal Juliet, a la que acabo de arrancarle un mechón de pelo teñido, ni siquiera le duele.

—¿Qué ha pasado? —Josh las mira.

—¡Está loca! —grita ella haciéndose la víctima— Deberías dejar de perder tu tiempo con niñatas.

Oh, no, eso sí que no. Me suelto de Josh y me lanzo sobre ella, pero él vuelve a cogerme con facilidad.

—¡Déjame!

—Wendy, para. Vas a conseguir que venga el Rector y te expulsen. Y tú —levanta la vista hacia Juliet—, más te valdría gastar más dinero en tinte y menos en silicona para las tetas. Porque déjame decirte que te han operado de pena.

Eso consigue hacerme reír y que me tranquilice. Ella mueve la boca como un pez, tratando de decir algo, pero ningún sonido sale de ella. Solo se da la vuelta indignada y se marcha mientras todas sus súbditas la siguen.

—Eres una chica muy mala, pequeña —murmura Josh con voz seductora mientras me besa.

Le devuelvo el beso y de pronto me doy cuenta de que Tiffany debe seguir aquí. Y efectivamente, me separo de Josh y está mirándonos.

—Qué bonito. —Finge que llora.

—Bueno, ¿qué haces aquí? —pregunto a mi chico.

—Te echaba de menos. Y cómo me dijiste que tenías examen a cuarta hora, pues he venido después.

—¿Y a qué has venido exactamente? —pregunto sonriendo.

—A secuestrarte, claro.

Ambos nos reímos y Tiffany se despide para ir a almorzar. Subo con Josh a su coche y arranca sin soltar mi mano.

—¿No se supone que deberías estar trabajando?

—Se supone. Pero he terminado pronto el trabajo para venir a buscarte.

Levanta mi mano y la besa sin dejar de mirar a la carretera.

—¿Y dónde vamos?

—Es una sorpresa.

Minutos después cruzamos el Golden Gate, sube cuesta arriba por la colina hasta llegar a la cima y aparca en el borde, al lado de unos árboles desde donde se ve el puente y la ciudad blanca bajo la nieve. No sé ni cómo se ha atrevido a subir hasta aquí con la carreteras en este estado...

—¿Qué hacemos aquí?

—Quería que conocieras este lugar. Aquí... es dónde vengo cuando no puedo más. Cuando estoy tan saturado que necesito respirar y desconectar.

—¿Cuántas personas conocen este sitio?

—¿Contándote a ti? —asiento y sonríe acariciando mi mejilla— Una.

Me acerco para besarle y él me sujeta para que me siente sobre su regazo. Comienza a besarme con ganas y la ducha de esta mañana viene a mi cabeza. Muerde mi cuello ligeramente mientras yo cierro los ojos y comienzo a respirar con dificultad. Le ayudo a quitarse la cazadora y el jersey y el me quita todo menos los pantalones. Acerca su boca a uno de mis pezones y lo muerde al mismo tiempo que aprieta mi trasero con una mano y me acerca a él con la otra.

—Nunca lo he hecho en un coche...

—¿En serio? —Se detiene para mirarme.

—No. —Sonrío inocentemente y el niega con la cabeza mientras ríe y vuelve a besarme.

Aprieta alguna palanca haciendo que el respaldo del coche caiga hasta abajo, de manera que quedamos tumbados.

—Muy conveniente, Señor Matthews, ¿lo tenía preparado?

—Claro. Llevo pensando en traerte aquí y follarte en este coche desde esta mañana en la ducha —dice mientras me mira con malicia.

Muerdo su labio inferior haciéndole gruñir y golpearme en el culo.

—Quítatelos. —Tira con frustración de mis pantalones.

Me incorporo un poco y con su ayuda me libro deprisa de ellos. Baja su cremallera, y tirando hacia abajo de sus bóxers deja libre su deseo por mí. Introduce dos dedos haciéndome gemir mientras mis manos viajan al techo del coche. Roza mi clítoris al mismo tiempo que sus dedos entran y salen, yo muerdo mi labio y evito hablar, gritar y maldecir.

—¿Sabes que me encanta de ti? —Se incorpora sacándolos y mirándome antes de acercar su boca a la mía— Que siempre estás lista.

Dicho esto, me la mete sin cuidado y sin previo aviso. Grito por la impresión y el placer, y él se limita a apretar mis caderas, haciéndome subir y bajar. Cuando alcanzo el ritmo perfecto, me suelta para que lo haga yo sola, pone sus brazos apoyados detrás de su cabeza y me mira cómo subo y bajo.

Seguimos así unos minutos más, y me doy cuenta de que ya no podemos ver el exterior debido a la condensación de calor. Todas las ventanas están empañadas y veo que ambos estamos sudando.

—Date la vuelta —arqueo una ceja y el ríe— ¿No te fías de mí?

Me hace girar colocándome de rodillas, me da otro azote más haciéndome caer de frente y apoyar los codos en el asiento de atrás. Pone una mano en mi espalda, haciendo que la arquee y saque más el culo, y de un momento a otro siento cómo se abre camino dentro de mí. Gimo de placer cuando entra y sale despacio, con cuidado pero muy profundo. Poco a poco aumenta el ritmo pero sigue haciéndolo igual de intensamente. Se deja caer un poco sobre mi espalda y sujeta mi pelo en un puño con su mano, tira de él haciendo que levante un poco la cabeza y comienza a metérmela más y más deprisa. Cuando creo que estoy a punto de correrme, mete una mano entre mis piernas y acaricia mi clítoris con dos dedos, lo que me hace enloquecer y comenzar a gemir sin control. Poco después, le escucho maldecir y sacarla de golpe.

—Mierda, joder... —gruñe.

Siento su mano moverse sobre mi espalda hasta que el líquido caliente cae en ella, acompañado de un intenso orgasmo por su parte.

Segundos después se detiene y se separa un poco de mí.

—Espera, no te muevas.

Coge una toallita de no sé dónde —sí que venía preparado—, y limpia todo lo que ha derramado sobre mi espalda. Me ayuda a incorporarme y nos vestimos en silencio sin dejar de mirarnos.

—Creo que este sitio no volverá a ser lo mismo para mí —dice después de darme un beso y arrancar el coche.

JOSH

Entramos en casa y vemos a Rick en el sofá, viendo la tele y moviendo la pierna con nerviosismo.

—¿Dónde estabais?

—Por ahí. —Me encojo de hombros mientras me quito la cazadora.

—Pues la próxima vez que te lleves a mi hermana por ahí —me mira con advertencia—, me avisas.

—De acuerdo, la próxima vez que me lleve a mi novia por ahí, te avisaré.

El bufa y cambia de canal sin parar. Nos sentamos a su lado y miramos a la pantalla mientras va de un canal a otro.

—¿Vas a dejar algo? —le pregunta Wendy.

—No hay nada. Por cierto, ¿qué tal el examen?

—Muy bien, era fácil.

—¿Ya estás de vacaciones?

—Sí, hasta el ocho de enero. —Él asiente y me mira a mí.

—Mañana por la noche tenemos la cena de empresa.

—Vale —le digo sin dejar de mirar la pantalla— ¿Dónde vamos a ir?

—A un restaurante en el centro y después he alquilado un local para la fiesta.

—¿Vais de fiesta? —pregunta Wendy, claramente preocupada.

Y no la culpo. Yo también me preocuparía si fuera ella... Quiero decir, viendo mis antecedentes. Pero lo cierto es que sería incapaz de engañarla, ahora soy completamente suyo y ella es mía. De nadie más.

—Sabes que no descanso un segundo cada vez que sé que estás rodeado de mujeres, ¿verdad? —apoya la cabeza en su mano, cuando nos metemos en la cama, y me mira.

—No tienes por qué preocuparte, de verdad. Soy solo tuyo. —Agacha la cabeza y suspira—. Eh —sujeto su barbilla para que me mire—, si quieres me quedo en casa y no voy. Me la suda esa jodida cena.

—No. Tienes que ir, además... Es problema mío... tengo que aprender a confiar en ti.

—Deberías. Igual que yo en ti.

Le doy un pequeño beso y la abrazo hasta que nos quedamos dormidos.

Antes de que salgamos para la cena, Wendy nos dice que ella también va a salir, que ha quedado con Tiffany y con Becca para ir a un local dónde van todos los de su clase. No me hace ninguna gracia, pero no puedo prohibírselo.

—¡Wendy, nos vamos! —grita Rick desde el salón.

Son las nueve aún y ella no ha quedado hasta las diez así que todavía está preparándose. La vemos entrar descalza y con un vestido que en seguida me hace perder la paciencia.

—Nena... —paso la mano por mi pelo— dime que solo te estás probando ese vestido y no vas a salir así, por favor.

—Pues en realidad sí voy a salir así. ¿No te gusta?

Camina hasta mí y se da la vuelta para que la vea mejor. Joder, el problema no es la largura del vestido, sino el tamaño de ese escote... por delante y por detrás. Es rojo, con dos telas que suben desde la cintura, pasando por los hombros hasta la espalda. Dos telas de mierda que se supone que tienen que ser las encargadas de que los increíbles pechos de mi jodida novia no se muestren a todos los malditos salidos que se crucen con ella esta noche.

—El problema no es que me guste a mí, el problema es que le va a gustar a cualquiera que tenga una polla entre las piernas.

—Bueno, deja de exagerar. Tú también estás muy guapo. —Se pone de puntillas para darme un beso.

—Dios, me largo —dice Rick abriendo la puerta.

No nos hemos dado cuenta de que ha estado presenciando la escena y parece demasiado asqueado y con ganas de romperme la cara. Otra vez.

—Wendy, por Dios... No voy a sacarte de mi cabeza en toda la noche... Sé buena y cámbiate.

—Pues resulta que esta noche me apetece ser mala —dice mordiendo mi labio inferior.

La levanto por el culo y la siento sobre la mesa. Hago a un lado la estúpida tela y aprieto sus tetas con desesperación, ella gime sutilmente y tira de mi pelo para que suba la cabeza.

—¿Te das cuenta de cómo me la pones, pequeña? —susurro contra su boca cuando ella baja una mano entre mis piernas.

—¿Y tú? —Sujeta mi mano y la guía debajo del vestido, haciendo a un lado sus bragas— ¿Te das cuenta tú?

Muerdo mi labio mientras un dedo se desliza en su interior, mostrándome lo mojada que se encuentra.

—¡Josh! ¡Vámonos! —escucho gritar a Rick desde el ascensor.

WENDY

—Mierda, joder... Tú solo... Por Dios, respóndeme al teléfono si te llamo —dice volviendo a mirarme de arriba abajo y saliendo por la puerta.

Amo esta sensación de poder que tengo sobre él. El mismo que Josh tiene sobre mí, pero me alivia saber que yo no soy la única que se preocupa por lo que pueda pasar.

Termino de prepararme y me encuentro con Tiff y con Becca en la esquina de la discoteca.

—¡Joder, nena! ¡Estás muy buena! —grita la segunda cuando me ve.

—¡Vosotras también! —río.

Entramos y buscamos una mesa apartada para sentarnos. Es un sitio muy grande, con muchos reservados y mesas con sofás de esos que son prácticamente colchones con respaldo. Nos acomodamos y pedimos unos chupitos para empezar.

—¿Qué tal te va con ese bombón? —me pregunta Becca.

—Muy bien. —Una sonrisa boba se dibuja en mi rostro.

—¡Ay! ¡Que cara de enamorada! —grita la idiota señalándome.

—Callaos. —Le doy un pequeño empujón mientras río.

Después de un rato bebiendo, bailando, vacilándonos y molestándonos mutuamente, mi móvil suena.

12.49am Josh
Espero que esas dos sigan dentro de la tela, nena.
12.50am Yo
Siguen donde tú las dejaste.
12.51am Josh
Bien. ¿Y tú cómo estás? No bebas mucho, por favor. O mejor, no bebas.
12.51am Yo
Tarde. Ya llevo quince chupitos de tequila.
12.52am Josh
Ahora mismo voy.
12.53am Yo
¡Es broma! Jajaja, solo he tomado uno, idiota.
12.53am Josh
Una broma más de esas y conseguirás tenerme ahí en menos de diez minutos, pequeña.
12.53am Yo
Está bien saberlo.

Espero su respuesta, pero no llega así que guardo el móvil. Las chicas tiran de mí para ir a bailar así que cojo mi copa y voy con ellas. Bailamos y bebemos sin mucho control. Un par de horas después —o eso me parece a mí— abro mi bolso para intentar repasar mi pintalabios, pero la verdad es que mi pulso ya no es el mismo que al principio de la noche.

—¡Déjame a mí! —grita Tiff riendo.

—No, tú estás muy borracha —balbuceo como puedo.

—¡Tú más!

Me lo quita de las manos y me pinta sin salirse ni un poco. Becca busca el rímel en mi bolso, tirando el móvil en el sofá.

—Cuidado con mi teléfono, es muy caro. —Lo cojo y veo dos llamadas perdidas de Josh y cuatro mensajes—. Mierda...

—¿Qué pasa? —pregunta Becca haciéndose un estropicio en los ojos con el rímel.

—Tengo que salir un momento. Josh ha llamado un millón de veces —digo evitando reírme. Debe estar furioso.

—Tarde, nena.

Y ahí está. Viéndome hacer el ridículo como una borracha, intentando levantarme del sofá. Más perfecto que nunca y mirándome con una sonrisa.

—Josh... Yo-yo juro que te iba a llamar ahora... —Intento levantarme otra vez.

Tira de mí con facilidad y me sujeta para que no me caiga, pegándome a su cuerpo. Dios, su aroma me pone cachonda.

—¿Te parece bonito el estado en el que estás?

—Si casi no he bebido... —No puedo evitar mirar sus labios— Es que el agua del baño me ha sentado mal.

—Claro, el agua, ¿verdad?

—Sí...

—Ya. Vámonos.

—¡No! Me quiero quedar —lloriqueo.

—Wendy, no voy a dejar que te quedes de fiesta tú sola en este estado —dice colocando bien las dos telas que cubren mis pechos, que me sorprende que no se hayan salido en toda la noche...

—Pues quédate conmigo.

—Está bien, pero un rato solo.

Saluda a mis amigas y se sienta en el sofá, dejándome caer sobre él. Tiffany y Becca siguen bebiendo, pero yo creo que ya he tenido demasiado por esta noche.

—No te imaginas las ganas que tengo de follarte —susurra en mi oído cuando Tiffany y Becca se van a bailar.

—Pues hazlo. —Me coloco sobre él con una pierna a cada lado, y le dedico una mirada traviesa y repleta del deseo que mi cuerpo siente por él.

—Wendy, esto está lleno de gente —dice conteniendo la respiración cuando muerdo su oreja.

—Por eso... Nadie va a darse cuenta...

Me froto sobre su erección y cojo sus manos para ponerlas sobre mis pechos, ignorando el hecho de que estamos en medio de una discoteca y cualquier puede percatarse de lo que estamos haciendo. Josh se muerde el labio mientras los aprieta lo más disimuladamente posible y tensa la mandíbula después, sé que está a punto de caer.

JOSH

—Deberíamos irnos...

—No. Quiero aquí... —Sonríe de forma traviesa mientras se muerte el labio— Házmelo aquí, Josh.

—Wendy...

Mete las manos entre nosotros y desabrocha los botones de mis vaqueros. Baja mis bóxers no muy disimuladamente y acaricia la punta de mi polla con sus dedos.

—Mierda, vale. Déjame —digo sin poder resistirme más.

Saco un condón del bolsillo y asegurándome de que nadie presta atención, me lo pongo y la coloco sobre mí, sujetándola por la cintura. Ella desciende poco a poco hasta tenerla completamente dentro.

—Maldita sea, Wendy, vas a matarme —gruño apretando los dientes para disimular.

Comienza a hacer unos movimientos con las caderas que nunca antes había hecho... Dejo de mirar hacia los costados porque ya me da igual que alguien nos esté mirando. Aprieto su culo ayudándola a entrar y salir. Me contengo tanto que estoy seguro de que mis dedos quedarán marcados en ella durante varios días. Gime contra mi oreja y muerde mi cuello evitando gritar. Entierro la cabeza en su pelo para poder sentirla mejor y aumentamos el ritmo a la vez. Sé que tenemos que ser rápidos así que meto una mano entre ambos y la introduzco por debajo de su vestido, acariciando su clítoris con mis dedos. Ella gime al mismo tiempo que se mueve diferente para sentir más el roce. Poco después, sé que va a correrse así que la beso para evitar que monte un escándalo. Cuando lo hace, inevitablemente yo lo hago con ella.

Segundos después la levanto con cuidado para salir de dentro de ella y quitarme el condón. Le hago un nudo y lo lanzo a una papelera que hay al lado. Ella me mira y sonríe mientras muerde su labio. Está acalorada y tiene las mejillas muy rojas, debido al alcohol y a la excitación del momento.

—¿Le apetece a la señorita que nos vayamos a casa ya? —pregunto sin quitármela todavía de encima.

—Está bien, la señorita se va para casa ya.

—Buena chica —digo besándola con más necesidad de la normal, teniendo en cuenta que acabamos de follar en medio de una discoteca abarrotada de gente.

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