Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

7

Corrimos hasta la vía del tren mientras le gritaba a Demian que el décimo vagón estaba vacío. Debíamos saltar ni bien se acercara a nosotros.

―¡Salta tú primero, Dan! ―gritó Demian sobre el ruido de la locomotora del tren―. ¡Te lanzaré y luego me ayudas a subir!

Asentí y dejé que me rodeara las caderas con sus brazos. Apenas el vagón abierto pasó enfrente de nosotros, Demian me impulsó hacia delante y luego de una vuelta carnero, quedé de pie sobre las maderas viejas que conformaban el piso del vagón. Me acerqué a las puertas para asomarme hacia afuera y ver a Demian corriendo para alcanzar el vagón. Sujeté bien fuerte la pared del vagón y estiré mi otra mano para que él la agarrara y pudiera subir. Deslizó su palma sobre la mía y jalé hasta que ambos estuvimos tirados sobre el suelo, con la respiración agitada.

―Ahora solo quedan dos horas hasta Newswort... ―empezó a decir Demian, pero fue interrumpido por los disparos.

Solté un grito de exasperación.

―¿Ni dejarnos huir tranquilos pueden?

Bajé mi mano hasta las botas de Dem y saqué la pistola que siempre guardaba allí. Me incorporé y apunté al helicóptero que se vislumbra a unos quinientos metros de nosotros. Ellos dispararon hacia el interior, pero, por milagro, fallaron dándole a uno de los costados. John, el primo de Joan, debía de estar disparando; la mala puntería era hereditaria, no tenía dudas.

Empecé a disparar mientras Demian se posicionaba del otro lado del vagón y disparaba también. Para derribar a uno de esos helicópteros se debían volar los motores, así que ahí apuntamos ambos.

Sentí una punzada en el hombro izquierdo y miré la zona para comprobar que no había recibido ninguna bala. La piel de esa zona estaba intacta, sin contar un par de rasguños, por lo que automáticamente me volteé a mirar a Demian, quien tenía la cara contraída en una mueca de dolor, pero no dejaba de disparar. El lado izquierdo de su remera estaba cubierto de sangre que salía desde su hombro.

―Dem... ―quise acercarme. No me lo permitió.

―Quédate ahí, Danáe, y haz estallar ese motor.

Le eché una última mirada de preocupación antes de asentir y volver a disparar. Disparo tras disparo de ambas partes, por fin logré darle al motor y el helicóptero estalló en una llamarada de fuego. Algunas piezas cayeron sobre el tren, pero lo cierto es que en ese momento solo me preocupaba Demian, que había caído sin fuerzas sobre el suelo. Tiré la pistola a un lado del vagón y me arrodillé a su lado. La punzada que sentía en el hombro se estaba intensificando y sabía que a él le doler como los mil demonios. Rasgué la tela que lo cubría y vi con horror la cantidad de sangre que estaba saliendo.

―Te estas desangrando muy rápido ―murmuré mientras presionaba con la tela hecha una bola en la herida. Siseó―. Llegarás a regenerarte, pero estarás demasiado débil por las próximas horas.

Levanté su cabeza del suelo y la apoyé en mi regazo. Acaricié la piel de sus mejillas de la misma forma que había hecho conmigo cuando Joan me había herido, sin dejar de ejercer presión sobre el hombro para que no perdiera más sangre.

―Estamos cerca, mi amor, ya falta poco para que podamos vivir ―susurré sobre su cabello antes de depositar un beso allí.

Ojalá hubiera podido creerme a mí misma.

Dos horas más tarde, me desperté por el movimiento brusco del tren deteniéndose. Los brazos de Demian estaban apretándome contra su cuerpo y me volteé con cuidado para ver si seguía despierto o no.

Estaba dormido y no pude evitar sonreí al percibir la tranquilidad que emanaba en ese momento. Estaba completamente relajado y hasta parecía aquel adolescente de dieciséis años que conocí hace ya tanto. Lástima que debía traerlo de nuevo al mundo real...

―Dem... ―dije, dándole palmaditas suaves en la mejilla. Refunfuñó algo por lo bajo, haciéndome reír, y me apretó con más fuerza―. Vamos que ya llegamos a Newswort.

―¿Por qué no podemos quedarnos aquí?

―Por que no.

Logré zafarme de su agarre y me levanté para comprobar que la herida de bala ya había desaparecido. Suspiré con alivio al ver que no queda ninguna marca que pudiera confirmar que Demian había recibido un balazo. Cuando intenté incorporarme por completo, Dem volvió a tirar de mí hacia él y reí entre sus brazos.

―Vamos, no tenemos todo el día. Revisaran este vagón en cualquier momento y no nos pueden ver.

Con un quejido, se levantó. No sin antes robarme un beso y levantarme con él.

Bajamos del tren luego de mirar a ambos lados y asegurarnos que no había nadie que pudiese vernos. Demian pasó un brazo sobre mis hombros y nos alejamos del vagón como si nada.

Luego de treinta minutos ―en los que tuvimos que noquear a una pareja para robarles la ropa y pasar por el cajero para sacar dinero de la cuenta de esas personas―, ya estábamos por las calles de Newswort, paseando como si fuéramos una pareja común de enamorados. Encontrar un lugar donde quedarnos iba a ser difícil, en cualquier lugar donde presentáramos nuestros documentos podían alertar a Valquiria, pero ya encontraríamos una casa donde pedir alojamiento. O quizá podríamos colarnos en alguna habitación de un hotel.

―¿Qué es lo siguiente? ―le pregunté mientras miraba la vidriera de una tienda de ropa―. No podemos quedarnos aquí. Vendrán a buscarnos tarde o temprano.

―Lo sé ―respondió Dem―. Por eso saldremos del país cuanto antes. Pediremos refugio en algún lado.

Asentí, pasando un brazo por su cintura y pegándome más a su costado.

―Tengo hambre ―se rio cuando cambié de tema drásticamente―. ¡No te rías! Volar un helicóptero en mil pedazos y lidiar con tu novio herido no es sencillo, ¿sabes?

Se inclinó para besar la coronilla de mi cabeza y asintió.

―Bien. Iré a comprar algo al local que vimos hace un rato. Espérame aquí y ante cualquier amenaza dispara.

Tras un último beso, se alejó y lo perdí de vista entre tanta gente.

No tardé mucho en sentir el frío cañón de una pistola sobre mi espalda baja.

―Quédate quita, Danáe Slide. No estoy aquí para herirte, Valquiria 011 ―susurró sobre mi oído una voz masculina.

Maldije en mi interior e hice lo que me pidió. Ni siquiera traté de amagar a moverme.

―¿Dónde está la Valquiria 010? ¿Tu compañero?

―¿Quién eres?

Rio.

―¿Me debería ofender que no me reconozcas, Dan? Como sea, eso no es lo importante ahora.

Volteé apenas sobre mi hombro, deseando ver al hombre y rogando en mi fuero interno porque Demian regresara pronto. El tipo no me permitió verlo de reojo, ya que volvió a empujar mi cabeza para delante.

―Que estés quieta, Slide ―dijo―. Estamos preparando una revolución contra Valquiria. Y los queremos a ustedes dentro. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro