24. El Lobo Entre Las Sombras. .
Pequeños quejidos salían de la boca de Yugi, movimientos lentos, pero que cansaba el cuerpo del menor se hacían presentes.
Atem miraba atento el despertar de su compañero con ansias y emoción por ver de nuevo a su pareja.
—¿Por qué? —Preguntó Yugi con la voz rasposa y débil.
—¿Hmm? —
—¿Por qué estoy vivo?. — Siguió preguntando el menor. —¿Por qué no me dejaste morir como deseaba?. —
Atem no supo responder a lo que le decía el menor.
Yugi abrió los ojos con pereza para ver al mayor a su lado desconcertado.
—¿Y bien?. — Trató de incorporarse, pero estaba tan débil, lo único que consiguió fue cansar más su cuerpo. —Mierda... —
— Debes descansar, lo dijo...
—Akmeth. —Interrumpió Yugi. — Sí, lo sé, logré escucharlo cuando estaba sedándome para mantenerme quieto. — Suspiro sintiendo el hormigueo en sus muñecas.
Carajo, hace tiempo que no se sentía con ese tipo de dolor físico, el cuerpo cansando y los ojos con ganas de cerrarse solo para descansar un poco, pero, por alguna razón, no sentía ese sentimiento de estar alerta todo el tiempo, de cuidarse de depredadores que siempre lo rodeaban noche y día.
No, definitivamente, no se sentía amenazado, si no más bien calmado, protegido y reconfortado.
Miró hacia aquel chico que lo veía como si fuera una joya, la más costosa y extravagante del mundo.
¿Se deberá a la presencia de Atem?
Lo sentía así.
—Oye —Llamo al Alfa quien le presto Atención. —¿Cuanto llevo aquí?.—
— 48 horas — Respondió Atem como un soldado hacia su capitán.
—¿Cause molestias? — Volvió a preguntar Yugi.
—Al principio, antes de que te sedaran. — Volvió a responder Atem.
—¿Lastime a alguien? . —
—Solo a mí. — Dijo de nuevo. Yugi lo volteo a ver con la mirada asustada. Yugi se regaño así mismo.
¿Cómo carajos había perdido el control de sí mismo?.
—¿Te hice mucho daño?. —
—Solo me golpeaste la nariz, nada grave. —
—¡¿Nada grave?!. — Se exaltó Yugi. —¿Estas loco?, ¡pude haberte roto la nariz!. —
Atem inclino su cabeza sin entender, es cierto que Yugi antes de ser ingresado al pequeño hospital del pueblo, se había despertado como una fiera , reclamando, batallando contra todos y con su propio Alfa, quién resultó casi con la nariz rota, pues Yugi le había amenazado de matarle si no lo soltaba, a lo que Atem se negó varias veces mientras forcejeaban.
Lo cual resultó vencedor Yugi, pero luego lo sedaron, acabando con aquel triunfo pequeño.
—¿Debo enojarme por ello? —Pregunto Atem hacia Yugi quién lo miró estupefacto por la pregunta. — Porque no siento ganas de regañarte o enojarme contigo. —Explicaba . —En su lugar, siento que debo mimarte y cuidarte mucho. — Atem se acercó a Yugi y este se puso en alerta cuando Atem lo abrazo.
—Perfecto. — Dijo el moreno sintiendo como su lobo trataba de transmitirle paz. Pero Yugi sólo sentía enormes ganas de alejarse de su compañero... aún que por alguna otra razón no lo empujó.
Dejó acogerse entre los fuertes brazos del alfa.
No sentía desprecio, desesperación o ganas de salir corriendo.
Todo lo contrario
Entre los brazos de Atem, sentía un lugar seguro al cual podía llegar sin ningún problema, sin ser molestado, ese pequeño lugar especial le decía que era bienvenido cuando quisiera regresar.
Instintivamente comenzó a restregar su cabeza en el pecho de Atem olisqueando y llenándose del aroma de Atem.
Atem analizaba con detalle los movimientos de Yugi, se movía lento pero seguro, parecía como si estuviera marcandolo con su aroma por la forma en la que se restregaba y lo acercaba más a él como si realmente lo quisiera.
Un pequeño gruñido lleno de satisfacción salió de la garganta del menor sin que este se diera cuenta, así como también un aroma dulce y suave.
"¿Vainilla y chocolate? ", pensó Atem desconcertado, es raro, Yugi al ser humano no puede expedir ese aroma, es humano y al ser marcado por él , no deberían surgir cambios fisiológicos. Se supone que debe quedarse con su apariencia actual o al menos eso es lo que le ha platicado su padre. .
— Atem.. — Llamó Yugi con un cambio de voz meloso que erizo cada poro de su piel. —Atem. —Volvió a Llamar Yugi. — ¿Cariño?. —
Sin poder frenar sus movimientos, Yugi llevó sus manos hacia las mejillas del moreno que se dejó llevar por el suave y cálido toque.
—Mírame. — Ordenó Yugi con esa suave voz.
Atem obedeció y miró a Yugi, el cual poseía unos ojos como el zafiro.
—¿No te parezco hermoso?. —
Atem quedo hipnotizado por aquella mirada tan inusual.
Los ojos de Yugi eran ¡azules! De un tono cercano al zafiro, brillantes y resplandecientes, muy hermosos a decir verdad.
— ¿Te gustó?. — siguió preguntando la entidad que había tomado posesión de Yugi.
— Yu... —
—Shhh... — El menor coloco su dedo índice en los labios finos de Atem para acallarlo. — No digas nada, solo déjame acercarme un poco más a ti para observarte mejor. —
Yugi atrajo a Atem hacia el y cuando lo hizo, acomodo al moreno en la camilla. Yugi se subió encima del regazo de su mayor.
— Qué bonito eres. — Dijo la melodiosa voz de Yugi y acarició las mejillas de Atem. — Debes tener muchos pretendientes, cariño. Dime, ¿es así?. —
Atem asintió lentamente.
Dentro de su mente se preguntaba el porque de su obediencia, sabe que se podría que resistir ante un humano y Omega pero la situación no parecía favorecerle mucho que digamos, Yugi estaba usando una especie de "Voz" que le ordenaba hacer y a decir cosas sin objeción alguna.
— Eso está mal, bebé. — Dijo Yugi frunciendo el ceño. Pero siguió acariciando las mejillas de Atem teniendo cuidado de no rasguñar su tersa piel, pues sus garras se estaban volviendo afiladas con forme Atem contestaba sus preguntas. — Sólo debes de verme a mi, ¿correcto?.-
Atem asintió y lo que parecía ser Yugi sonrió complacido.
-Ese es mi bebé.- Dio un pequeño beso a la frente Atem y luego se alejo del moreno para luego pararse e irse.
Atem tardo en tomar el control de su cuerpo, pues su lobo parecía estar afectado por aquella presencia que aseguraba, no era Yugi.
Y no podía serlo, pues , ¿Qué mortal tiene la habilidad de paralizar a un alfa?, ¡Nadie!
Atem salió de aquel pequeño hospital, no vio por ningun lado a Yugi, se preocupo por un segundo, cuando de pronto el aroma a chocolate y vainilla llego a sus fosas nasales.
Camino un par de minutos, cuando lo vio nuevamente parado frente a un pequeño claro de agua, la silueta de Yugi se reflejaba como un hermoso ser de bellos ojos azules y la piel lechosa, con las facciones más resaltadas y algo afeminadas.
Yugi parecía un ángel, no un humano...
-Mira nada más mi aspecto, estoy tan descuidado.- Dijo Yugi mientras acariciaba su piel. - Necesito cazar, alimentarme y ponerme al día.-
Atem se acerco, siendo precavido, pues su lobo le avisaba de un gran poder desconocido en su "pareja".
-¿Qué quieres decir con eso?.-
Yugi ni siquiera volteo a verlo, en su lugar, comenzó a quitarse aquella bata tan estorbosa que no dejaba visualizar su cuerpo. ¡Joder necesitaba sentirse libre!
-¡¿Q-qué haces?!- Atem detuvo la mano de Yugi quien sujetaba el borde de la bata. -No puedes hacer eso.-
Yugi alzo una ceja, desafiando a su... ¿Qué se suponía que eran?, ¿Compañeros o pareja oficial?
-No me va a pasar nada.- Dijo Yugi. - Además tu estas aquí.- Quito la mano de Atem y prosiguió a quitar la prenda que cayo al suelo, instantes después Yugi se metió de lleno al claro de agua de un clavado.
Su cuerpo sintió esa sensación de libertad y movimiento, el agua fría lo hacía sentirse vivo de nuevo, hace tiempo que no lo hacía, nado un poco bajo la superficie y luego volvió hacia arriba donde dio una bocanada de aire, para luego quitarse el exceso de agua que caía sobre su cabello, lo peino hacia atrás y vio a Atem que tenia un semblante preocupado.
Su pareja se preocupaba demasiado, podía sentir aquel sentimiento de desesperación, nado hacia a la orilla.
- Eres muy preocupón.- Le reprocho Yugi. - ¿Por qué no vienes y te relajas un poco conmigo?.-
-No quiero.-
-¿Le niegas una petición a tu pareja?.-
-N-no somos...-
-Mientras estemos vinculados, te guste o no, somos una pareja.- Yugi comenzó a salir del agua mostrándose como Dios lo trajo al mundo, Atem se sonrojo y comenzó a buscar a donde mirar, lo único que encontró fue una roca que observar. - ¿Qué eso no te lo enseñaron tus padres?.-
Atem no contesto y en su lugar Yugi suspiro.
- Dios, estos niños de ahora, ya no dejen que aprendan lo que si es importante.-Reprocho y luego se volvió a meter al agua dejando a un Atem indignado.
¡¿A quién le decía niño?!
-¡Yo no soy un niño!.- Grito hacia el agua.- ¡Soy un adulto!.-
-¿Así?, y dime ¿ese comportamiento es de un adulto?.- Señalo a Atem y este volvió a sonrojarse.- Ese es un no... Como sea, niño bonito, solo vete y déjame en paz, un verdadero Alfa esta relajándose aquí.-
¿Qué?, ¿Cómo que Alfa?
Continuará...
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