Veía por quinta vez la máquina que mostraba los signos vitales de mi compañero, luego miraba hacia el pecho de aquel chico que seguía respirando , baje por tercera vez la mirada hacia una de sus muñecas donde había una venda.

El silencio en el cuarto de enfermeria me mantenía un tanto incómodo, pues no tenía idea que hacer exactamente con aquellos sentimientos que tenía en mi interior y que habían afectado a mi lobo de sobremanera.

Pues este, se encontraba en modo hipersensible donde todos mis sentidos estaban alerta. Cuál quier mínimo sonido o persona que se acercaba aquí, gruñia en advertencia, no dejaba que cualquiera se acercara Yugi, ni siquiera los doctores o enfermeras, pero luchaba contra mi lobo para dejarles pasar, aún que mi animal interno estuviera más descontrolado que nunca, me desafiaba y quería tomar el control de mi mismo, pero no lo dejaba.

—¿Sigue dormido?. —

Gruñí bajamente ante la voz.

— Deja de actuar como un perro rabioso y contesta. — Me dijo

—Largate. — Advertí y la mire de reojo. Mana se encontraba con las manos en su cintura con la ceja alzada mirándome como si no le importara mis palabras. — O te mato. —

—Vaya, ¿cuánto tiempo te costó pensar en esas tontas palabras perrito?. —  Mi hermana se acercó a mí, escuché a mi lobo resoplar con fastidio cuando sintió al lobo de mi hermana. Mi cuerpo se relajo y por fin tuve ese presentimiento de que ella no era una amenaza. — ¿Me dejas hablar con mi hermano?. —

Otro resoplido y  por fin pude respirar profundamente para sentir la calma en mi cuerpo.

— ¿Ya puedes contestar?. —

—Lleva algunas horas dormido, seguro es por la morfina. — Respondí con calma, mi hermana tomó una silla y se situó junto a mi. — ¿Tienes noticias para mi?. —

—¿Qué comes que adivinas?. —

—Siempre vienes conmigo para dos cosas;una es para chantajearme y la otra es porque no tienes noticias muy buenas para mi. — Tome la mano de Yugi, estaba fría, me levante y con cuidado de no molestarlo mucho me sitúe a su lado para brindarle mi calor.

—Wuo. —Dijo bajito mi hermana. —En tampoco tiempo ya le tomaste cariño. —

—Callate, esto lo hago solo por instinto, ya sabes, mi lobo lo reclamo como compañero, no tengo otra opción. — Dije, pero Mana no parecía convencida... Y yo tampoco. — Habla ya, ¿qué pasa?. —

—Es cierto. — Dijo ella. — Tengo malas noticias. —

Lo sabía.

—¿Y ahora qué ocurre?. —

—¿Recuerdas a tu futura ex-esposa?. —

—Sí, ¿qué pasa con ella?. —

—Viene para acá. —

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—¡CON UN DEMONIO!, ¿¡POR QUÉ MARCÓ A UN SIMPLE HUMANO?!. —

—No lo sé. —

—¡ESTO ES INDIGNANTE!, ¡ES UNA BURLA A NUESTRA FAMILIA! —
Gritaba con profunda molestia aquel señor de cabellos canozos.

—Richard, se que esto se ve mal, pero... —

—¡¿MAL?!, ¡ESTO ES LO PEOR QUE PUDO A VER PASADO!, MI HIJA IBA A CASARSE CON TÚ HIJO COMO ACORDAMOS Y AHORA... —

El sonido de una puerta cerrarse fuertemente fue lo que callo los gritos de aquel hombre anciano..

—Richard, será mejor que hablemos. —Dijo el padre de Atem hacia el padre de Tea.

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Entre los pasillos, la joven chica recorría el lugar, ya varias veces estuvo ahí, cuando tuvo que conocer a Atem, para hablar de asuntos de matrimonio.

Tea llegó hacia un balcón, se aseguró de que nadie le viera, cualquiera que la viera diría que era una chica Alfa de gran porte y además sería, pero la verdad, al estar en ese lugar y al saber que no se casaría con aquel chico que apenas conoció hace algunos meses, le hacía feliz, su sonrisa salió a luz, su alma, lobo y así misma podía estar tranquila, al menos por ahora.

Ella era una joven mujer de 20 años que estaba explorando el mundo por sí misma, no le interesaba el matrimonio o algo por el estilo, siempre se concentró en sus metas.

Nada más importaba.

—Debería agradecerle a ese chico. —Decía Tea pensando en aquel joven chico que le salvo de una matrimonio aburrido. — ¿Cómo se llamaba?, ¿Yugi?. —

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—¿Cancelada?. — Preguntaba incrédulo Atem. — Eso significa, que yo... —

Mana asintió feliz.

— ¿S-Soy libre?. —

—¡Así es hermanito!, no habrá boda, podrás estar soltero más tiempo, bueno. —La morena miró a Yugi. —sólo hasta que ustedes dos estén dispuestos a dejarse el uno al otro. —

Atem por fin sonreía con sinceridad, parecía que lo que le había contado su hermana era mentira, pero no.

El ya era libre de ese compromiso al cual fue sometido.

— ¡Joder sí!,. — Se levantó con entusiasmo Atem. — siempre rece por un milagro para no casarme, incluso considere el hecho de escaparme, y ahora... Soy libre. —

—Oh, casi libre. — Dijo su hermana.

—Eso es lo de menos. —Comentó Atem. — Yugi también es una persona libre, no pienso someterlo con tal ser mi pareja, podemos mantener un vínculo de conocidos y ya esta. —

—Me parece razonable. —

—Pero por ahora, sólo hay que cuidarlo hasta que despierte, porqué para ser sinceros. —Atem cambio su felicidad por un rostro serio. —Me gustaría saber que ocurrió con él. —

—No piensas hacerle preguntas incómodas ¿verdad?. —

—Solo quiero saber si sabe lo que oculta o al menos, lo que porta dentro de él. —

—Eso es meterse mucho en su vida personal, te recomiendo que no lo hagas, podrías causarle daño. —

—Solo quiero ayudarlo. —

Mana se levanto.

— Si quieres ayudarlo, sera mejor que solo te quedes a su lado y apoya lo en lo que puedas. — Mana comenzó a retirarse de la habitación.

Atem la miraba con curiosidad, conocía a su hermana, ella era experta en descubrir cosas de otras personas con tan sólo tocarlas, ese era su don, y al parecer, lo utilizó con Yugi y descubrió algo muy oscuro.

Bien, no se metería en la vida personal de Yugi y tal como dijo su hermana, se quedaría a su lado si es que el menor requiriera su apoyo.

—De acuerdo. –Aceptó su hermano.

Mana sólo le regalo una sonrisa y se marchó.

*Continuará...