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18: La Marca.

Nunca imagine que mi vida iba cambiar tan drásticamente. Qué mi mundo se convertiría en otro y que yo mismo lo haría, pero bueno, debo aceptarlo.

Debo adaptarme... O si no, moriré.

Toda la noche me la pase pensando, procesando y asegurándome de que estaba viviendo en la vida real y no en una fantasía.

Muchas veces intente "despertar" de este sueño, más sin embargo, mis métodos para hacerlo me causaban dolor; un dolor verdadero que me aseguraban que todo lo que pase era  cien por ciento real.

No estaba soñando. No estaba alucinando.

Volteo a ver al chico que está a mi lado, se encuentra profundamente dormido, su rostro muestra evidente paz y pareciera, que por la forma en la que me abraza, se siente protegido, relajado y confiado.

¿Cómo puede descansar de esta manera luego de revelarse contra su padre?

Me lo he preguntado varias veces y llegó a la conclusión de que él y su padre no se llevan del todo bien. No pueden entenderse.

Y no me debe de importar que tipo de relación lleve con su padre, pero... Desde hace unas horas que he comenzado a sentir curiosidad por él, es cómo si... Algo de él me llamará y me dice: “Mírame. Pon me atención. Te necesito.”

¿Qué significa eso?, no lo sé.

¿Debería comenzar asustarme?

Pues, ahora que lo pienso, cuando comenzó a discutir con su padre. Cuando lo golpeó, me pare de mi lugar y lo defendí, me interpuse entre ellos dos y confronte al padre de Atem, pues cuándo vi que  golpeó a Atem, una rabia me invadió y odie con todas mis fuerzas a ese señor de que le pusiera una mano encima a mi compañero...

¿Qué?, ¿compañero?, ¿le que acabo de...?, no, no, no. Eso fue una equivocación.

Él es solo una herramienta; una herramienta que utilizaré para salir de este lío en el que me hundieron.

El cuerpo de Atem se mueve. Deja de abrazarme y obtengo mi libertad al no sentir de nuevo  sus brazos rodear mi cuerpo.

Me levanto enseguida de la cama y visualizo por la ventana que está comenzando amanecer.

Es un nuevo día, ¿qué se supone que haga hoy?, ¿no debería de ir a la escuela?, ¿o irme a casa?, ¿llamar a...?, no, la última opción no estaba disponible. No llamaré a mis padres, no estaba listo para llamarles.

— No dormiste, ¿verdad?. —

Ni siquiera voltee a verlo.

— No pude. — Respondí bajamente.

— Debiste hacerlo. Hoy haremos muchas cosas. —

Lo vi de reojo.

—No te preocupes no es nada malo. Sólo serán algunas actividades para concilidar nuestra "relación". —

— ¿A qué te refieres?. —

—A qué debo presentarte formalmente ante todo mi pueblo como mi pareja. —

¡¿Qué?!.

— ¿A tú pueblo?. — Pregunté. Atem asiente. — ¿Por qué?, ¿acaso presentarme con tu padre no fue suficiente?, ¡debe serlo!. —

Él niega.

— ¿Por qué hacerlo ahora?, ¿no puede ser después?, no estoy de humor para lidiar con una multitud. —

— Así quedará en claro frente a mí pueblo que tú perteneces a nuestra manada. Eres uno más de nosotros, y por ley, representas  una figura de paz, materna y compañerismo. Básicamente, representas el lado opuesto de un Alfa. —

— ¿El lado opuesto?. —

—El omega. —

¿Omega...?, la palabra me suena familiar, ¿en donde la había escuchado antes?.

— ¿Qué dices?,—Me sonrió amablemente. —“¿estás preparado para esta vida junto a mi?” . —

Se levantó de la cama, la rodeo y se puso enfrente de mi ofreciéndome su mano.

Mis mejillas se sonrojaron al instante, su propuesta me había dejado sin palabras, pero por alguna extraña razón hizo que mi corazón se acelerará y se sintiera cálido.

Vaya, que sensación para nada común, ¿cómo se le llama  a esto?

Desvíe mi mirada después de unos segundos de verlo fijamente. Atem por su parte solo soltó una pequeña risita traviesa, se alejo de mi, lo mire de reojo y note que había ido  hasta un mueble.

— Esto debía de guardarlo para una ocasión especial, pero al parecer mis planes cambiaron. —

Me miró de reojo y sacó de su mueble una pequeña caja de madera, para luego acercarse nuevamente a mi.

El pánico me invadió de repente, ¿no estará pensando en proponerme matrimonio, verdad?, ¡sigo siendo menor de edad!.

— No es lo que piensas. — Ríe entre dientes y abre la caja mostrándome los objetos. — Mi abuelo me los dio. Me dijo que los usará en el momento adecuado, y este parece ser el momento... — Sacó un collar de cuarzo color blanco con una figura del sol adornandola y me la puso en el cuello. — Aquel omega; aquel compañero que este dispuesto a estar a mi lado a pesar de lo que soy. —Dijo. Sacó a aquel  otro collar con cuarzo de color negro y figura de luna y se lo coloco. — Me rece tener el privilegio de ser por protegido por estos "encantos". — Recito, se sentó a mi lado y tocó mi collar. — Fueron las últimas palabras de mi abuelo. —

Su mirada se volvió nostálgica y dolorosa. Por un momento odie verlo así, porque una parte de mi sentía que debía de consolarlo y darle infinito cariño.

Sin embargo, no haría nada de eso.

— Lamento tu perdida. — Dije bajamente. — ¿Pero estas seguro de esto?. —

— ¿Eh?. —

—¿Estas seguro que quieres que  lleve este collar?. — Pregunte. — Por lo que me acabas de decir y por las palabras de tu abuelo, creo que estos collar. —Toque el objeto. — Es para aquella persona especial que estas esperando. —

Atem volvió a darme esa mirada nostálgica y dolida.

Algo dentro de mí también me dolió, se que no soy yo su persona especial, no debería pensar en que yo seré que me quedaré a su lado, ¡por Dios!, ¡apenas nos conocemos!.

— Te queda bien. — Me dijo. —Realza más tu belleza natural. —

Mis mejillas agarraron más color, de pronto me sentí muy tímido colo que dijo, pero a la vez sorprendido.

— Este collar te recordará a mí. Sea a donde sea que vayas, aun que yo me encuentre muy lejos de ti físicamente, no olvides, que con este collar me tienes a tu lado, todo el tiempo. — acaricia el cuarzo la yema de sus dedos, lo mira con aprecio y total atención como yo lo hago con él.

“Mi mirada solo están prestándole atención a él. Sólo a él... ¿Por qué?.”

— Te protegerá también. — Levantó la mirada, y en cuanto hizo eso, volví a desviar la mía.

— Entiendo el punto. — Dije.

— El mío también tiene las mismas funciones. Solo que yo te tendré conmigo. —Acaricia su cuarzo. — Debo de cuidarlo correctamente, no quiero que se rompa o algo por el estilo. —

Lo mire de nuevo y el a mi.

— ¿Podría pedirte lo mismo?. — Me pregunto.

Nuevamente desvío mi mirada.

—Haré lo que pueda. —

“Si están importante estas reliquias para él, está bien, lo cuidare como si se tratara de mi propia vida.”

¡WUOOO!, ¿de donde saque esa tontería?, ¿por qué debería de importarme un artilugio barato?.

— ¡Bien!. — Se paro de un salto feliz, camino hacia otra habitación contigua, supongo que es ¿el baño?.

En unos cuantos minutos volvió y trajo consigo un...

— ¿Botiquín de primeros auxilios?, ¿para que lo necesitas?. — Pregunté en cuánto vi las gasas y el alcohol.

— Para desinfectar la herida que te hice ayer en la noche, ¿lo recuerdas?, te mordí. —

¡ES VERDAD!, ¡DIOS!, ¡¿CÓMO PUDE OLVIDARME DE ESO?!

Pero...

—No duele. — Hice saber, recordando en cada instante que cuando me marcó, sí, me dolió como el infierno, pero luego... Ya no.

—¿Qué?, ¿estas seguro?. —Me miró muy extrañado, se acercó a mí, hizo un lado la prenda que cubría mi hombro. — ¿No duele?, ¿estas, muy, pero muy seguro?. — Volvió a verme preocupado.

— Muy seguro. — Deslice la yema de mis dedos por la marca, que estaba seguro estaba aún roja pero aún así, a pesar del color, de la "huella" que había dejado en mi piel. — No duele. — Y ni siquiera me incomodaba, era como si de un tatuaje falso se tratara.

— No puede ser... — Murmuró. — ¿Cómo es posible que no te duela?, ¡debe de dolerte!. — Reclamo. Alce mis hombros sin saber que contestarle. — Estoy seguro que mis dientes son afilados. —

Y lo son, pero por dios, ¿por qué debe preocuparse de que me duela la marca?, ¿eso no algún peso menos de que deba de preocuparme?.

— Aun así, ¿por qué no la desinfecta por si las dudas?. — Le dije.

El pareció pensarlo y aceptó. Un rato más tarde ya tenía un gaza cubriendo la herida.

“No me gusta que eso cubra mi marca, me gustaría mostrarla.”

Pensaba mientras me miraba al espejo, de pies a cabeza, desnudo.

— Iré por ropa para ti, vuelvo en un rato. — Me aviso, luego escuché la puerta de su habitación cerrarse dejándome solo.

— ¿Desde cuando es que tengo curvas?. — Me pregunté viéndome al espejo.

×Continuará...

AdrianaCorona850

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