14: Dile.
—¿Un hombre lobo?. —
Dije suave, sin poder creer lo que escuchaba de la viva voz de aquel chico mayor que yo y que parecía ser muy diferente a mi.
— Se que suena estúpido, pero es la verdad, cualquier cuento de hadas se queda corto con lo que te acabo de explicar. Mi realidad, la tuya y la de todo el mundo; todos nosotros, somos uno mismo. —
—Pero, entonces, ¿cómo es que no se han revelado al mundo?, quiero decir, dices que somos uno mismo, pero, si eso fuera así, ustedes comvivírian con nosotros, los humanos. —
—Lo hacemos, pero guardamos nuestro secreto de lo que somos realmente. — De pronto sus ojos comenzaron a brillar como fuego incandescente, mostrándome a aquel animal que me tope por primera vez en mi vida.
Atem se me acercó, no tuve miedo de lo intimidante que lucia de esa manera, se sento en la cama dejándome contemplarlo más a detalle.
— ¿Desde cuando eres así?. — Pregunté sin inmutarme, seguía en mi posición. .
— De nacimiento. — Me dijo. — Pero otros son mordidos y se convierten en lo que somos, u otros sólo sucumben a sus instintos animales y se quedan así hasta que su propia voluntad los hace cambiar de parecer. —
Era interesante el tema, la historia que me contaba Atem parecía irreal, sacada de una historia de ciencia ficción o de leyendas antiguas, pero en realidad me estaba explicando una menor parte de lo que era su mundo.
Se que debería estar asustado, incluso tomar a Atem de a loco, pero ¿de que manera podía tacharlo así?, si el mismo me mostró lo que realmente es.
Por fin sus ojos vuelven a su color normal, dejan de brillar y se acomoda mejor en la cama.
— Es interesante lo que me has contado. — Dije. — Pero no me explico, las razones por las que estoy aquí, tus historias, ¿tienen algo que ver conmigo?. —
—Sí. —
Me quedo estupefacto.
—Pero soy humano, no tengo nada que ofrecerles, no pertenezco con ustedes, ni siquiera... — Mi mente hace un clic y se da cuenta de otra cosa importante. — Mi hermano. Mi familia. — Proseguí. — Todos nosotros somos humanos, no tenemos el don de transformarnos en ustedes. —
Atem parpadeo confundido, sus ojos se abrieron ligeramente y su boca formó una pequeña "O", estaba sorprendido, ¿pero por qué?.
Antes de si quiera poder preguntar que pasaba, su celular resonó por todo el lugar, interrumpiendome.
—"¿Hola?.... Entiendo... No, esta bien.... —Volteo a verme. — Él está conmigo justo ahora.... ¿Por qué?. — Su ceño se frunció. — ¡¿Estas de broma?!. — Elevó la voz y se paro de la cama. — ¡Entiendo que mi padre haga eso conmigo!, ¡¿pero él?! —
Conforme Atem iba hablando en el teléfono, sus cambios físicos se hacían notar, los colmillo comenzaron a sobre salir de su boca, su voz se distorsionada a una más grave, sus ojos volvían a brillar pero con más fuerza y sus facciones se endurecian.
— Iré para allá. -— Dijo molesto y colgó.
—¿Qué pasa?. —
Me ignoro, camino por la habitación como un león salvaje a la espera de deborarse a su presa.
—¿A-Atem?. — Pregunté, extrañamente comencé a olfatear un aroma fuerte que comenzaba a despertar cierto ansiedad en mi, no se por que verlo de esa manera se me hacia familiar... Mi mente me quería recordar algo.
— Escuchame. — Temble en mi lugar cuando escuché su voz ronca, casi como la de un rugido de un animal. —No te muevas de aquí, no salgas y no le abras la puerta a nadie a menos que escuches mi voz.—
Pase saliva ruidosamente cuando note que sus ojos me calcinaban el alma.
Asentí repetidas veces mientras mi cuerpo solo obedecía la orden de él.
Esto... ¿Qué era?.
—D-de acuerdo... — Respondí finalmente. —¿Pero a donde vas?. —
— A arreglar unos asuntos con mi padre. —
A pasos pesados, Atem salió de la habitación azotando la puerta, ni rápido ni perezoso, cerré la puerta con seguro, tal y como me había dicho.
Solo me quedaba esperar por él.
- - - - - - - - - -
A T E M.
- - - - - - - - - -
No podía creerlo. ¡Simplemente no podía creerlo!, la llamada que tomé con Mana era descabellada y estúpida, mi padre seguramente tuvo que ver en esto, de lo contrario, a Tim jamás se le hubiera ocurrido tal aberración como la de casar a su hermano a tan temprana edad.
¿Acaso ninguno de los dos podía darse cuenta de que Yugi era un niño todavía?, ¿que estaba muy pequeño para todo ese tipo de cosas?, ¡él ni siquiera estaba preparado para saber la verdad de su familia! ¿Y ahora lo someten a esto?, ¡qué hijos de puta!.
Abrí de golpe las puertas del despacho de mi padre, mi mirada escaneo cada rincón y se detuvo en aquel tricolor de cabellos blancos.
— Atem, necesitamos que... —
Y ni siquiera le di tiempo de que terminará la oración cuando mi puño aterrizó en mejilla.
— ¡¿Acaso eres estúpido?!.— Grite furioso al tricolor. — ¡¿Cómo se te ocurre someter a un niño a un matrimonio arreglado?!, ¡¿perdiste la cabeza?!. —
— Atem calmate, esto no tiene por qué afectarte a ti. — Me dijo mi padre mirándome seriamente.
–¿Qué no es asunto mío?. — Cuestione. — ¡Claro que sí!, Yugi es un niño inocente a penas va a la preparatoria, es inexperto en la vida, no sabe que pasa a su alrededor y no sabe que su propio hermano mayor lo está regalando con un desconocido que le puede generar más traumas de los que ya tiene. —
Ninguno de los dos me contestó de vuelta, aún que me miraban despectivos.
Tim se levantó del suelo, se reincorporo y se sacó la sangre de su labio.
— No le hagas esto a él. — Le dije a Tim. —Vas a destruirlo. —
—La verdad es que no es asunto tuyo. —Me respondió. —Ya lo hablé con mis padres y están de acuerdo con esto. —Me miró fijamente a los ojos. —Yugi se casará, quiera o no. —
No, esto no podía ser cierto. ¿Cómo él puede hacerle esto a su hermano?.
—Tienes que estarme jodiendo. — Lo empuje y volví sobre mis propios talones para volver con el menor.
—¡Atem, espera!. — Grito Tim tras mi espalda.
—No dejaré que le hagas esto. —
—No comprendes lo que pasa con él, no sabes por qué lo estamos haciendo.
Seguí ignorando lo.
—¡Atem!. — Tim me tomó del hombro y me volteo para verlo.
— Es un humano. Un indefenso humano. —Le confronte. — Jamás creí que serias capaz de hacer eso, quiero decir, mira a mi. Yo estoy comprometido con una mujer a quien no conozco, ¿y me ves feliz?. —
—...
—Eso creí. —
Con pasos lentos y pesados me retire dejando al tricolor solo, debía de encargarme de Yugi ayudarlo, avisarle de esto.
Cuándo llegue frente a las puertas de la habitación donde se quedaba Yugi, toque tres veces :
—Soy yo. — Dije.
Tardó solo unos minutos para que la puerta se abriera y me dejara entrar.
— ¿Y bien?, ¿qué pasó?. —
Cerré la puerta detrás de mí, Suspire pensando en cómo le explicaría lo de su hermano.
— Te vas a casar. —
—¿Qué?. —
Está bien, creo que lo arruine, fue demasiado directo.
*Continuará...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro