
PRÓLOGO
(⚙️ Hola, bienvenido a este prólogo, soy la autora y vengo a esclarecer una incógnita acerca de los prólogos de este fanfic, si no logras entenderlos no es culpa tuya, es que estos fueron diseñados para contar fragmentos del pasado del personaje femenino principal como punto de inicio previo al acto que está por iniciar o para enriquecer su historia de vida, es por esto por lo que no pudieron descifrarlos del todo, este en particular cuenta el cómo ella llegó a Kamar-Taj antes de ser entrenada por Ancestral).
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PRÓLOGO.
AÑO 2010, NAARAY.
━━¿Cuánto tiempo más tardarás?━━ Enviaba mensajes a través de su mente. La morena sintió una extraña adrenalina correr dentro suyo, la sensación de ser atrapada en el acto de escape le resultaba angustiante, mayormente por ser un asunto de vida o muerte ━━ Gamora, date prisa, no podré cegarla ni un minuto más y no sé si podré seguir esperándote━━ Trataba de canalizar todo su poder en quitarle la vista al oráculo del arcángel para no ser encontrada, pero el artefacto siempre lograba ser más fuerte.
━━La tal Gamora no vendrá, pero con gusto te haré compañía━━ Escuchó los pasos de su hermana tras ella, con su melodiosa voz y su mirada vacía, sosteniendo una antorcha para iluminar su rostro, deseaba que Oriela supiera quien la traicionaría esa noche. Oriela volteó lentamente hacia su dirección, con el ceño fruncido, tal vez Amaela era peligrosa, pero Oriela comparada a ella era letal.
━━¿Así que sólo somos tú y yo, hermana?━━ Cuestionó la mayor, pronunciando la palabra "hermana" de la forma más amarga e irónica que pudo. Amaela sonrió de lado con una expresión casi malévola.
━━Me hubiese gustado que tuviésemos otro final, ahora no puedo siquiera matarte, pero con que seas ofrendada al titán es suficiente━━ Con un gruñido, apagó la antorcha que cargaba con ella y se puso en posición de combate. Oriela no quería pelear, pero haría lo que hiciese falta para salvar su propia vida.
Estiró su brazo, arrojando una energía grisácea platinada con un lila casi imperceptible hacia ella, Oriela logró esquivarlo perfectamente, sin recibir ni un rasguño. Oriela trató de invocar su cetro para pelear, puesto que sabía que no podría ganarle con fuerza bruta, nunca había sido una mujer de increíble fuerza a pesar de su poder, antes de lograrlo Amaela le dio una patada que la tumbó de espaldas, a horcajadas sobre ella usando una de las dagas sagradas, armas letales y sagradas para aquella que poseía el poder del sol, trató de herirle el brazo, sin embargo falló al recibir un puñetazo de Oriela, apartándose sacó de su cuerpo un cetro que irradiaba una leve luminiscencia.
El cetro de Oriela, al momento de liberar su energía, logró cegarla con su resplandor por unos segundos, tiempo suficiente para correr y adentrarse a la cápsula donde escaparía. Amaela solo atinó a liberar energía oscura de forma aleatoria a la habitación, esperando dar con Oriela, quien recibió un poco de aquellas descargas en una de sus piernas. Corrió con la mayor velocidad que su pierna no herida le dio, no solo estaba exhausta después de casi 20 años aprisionada por la raza de las naarayanas contra su voluntad, el cargar con una sola pierna estable y cojear con la otra era un obstáculo más entre ella y su libertad.
Tecleó como pudo las coordenadas de cualquier lugar cercano dentro de la galaxia, pero sabía que ningún lugar sería tan seguro para ella como Xandar, sin entender la mayor parte de la tecnología a su alrededor, se las ingenió para descubrir una manera de hacerse con el gran escape, hasta que sintió como algo impactaba contra su quijada haciéndola caer al suelo cubriendo con sus manos la zona del golpe, escuchó lo que le pareció algo como una barra de metal cayendo a su lado y levantó la vista ligeramente.
Amaela se puso en cuclillas frunciendo los labios en una falsa compasión, levantó su cabeza ligeramente jalándole el cabello, con un brazo libre y creando una bola de materia oscura le acertó un puñetazo en el abdomen, tan fuerte como para escupir un coágulo.
━━¿Qué te hace pensar que puedes escapar del planeta que te dio la vida?━━ Gruñó del dolor que quebrarse ante quien creyó familia le suponía, aunado a las heridas físicas, se sentía moribunda sin estarlo ━━Tu destino es quedarte aquí, servir a tu planeta y ser miserable con ello, debes estar agradecida━━ Las palabras de la mujer, lejos de hacerla sentir derrotada, le dieron un poco de fuerza, ¿quién se atrevía a decretar su destino sin su consentimiento?
Amaela dirigió una de las dagas sagradas a su rostro para marcarla de por vida, pero Oriela fue rápida y logró cubrirse con la palma de su mano izquierda que inmediatamente fue cortada por ella, al rozar su piel un resplandor acompañado de su sangre se hizo presente sobre su mano, una marca imborrable de su supervivencia, Oriela entró a su mente solo para descubrir que ella había robado las 7 dagas sagradas tan solo unas noches atrás.
Con tan solo pensarlo canalizando toda su fuerza a través de su cuerpo, alteró los neurotransmisores del cerebro de su hermana, haciéndola tomar fuertemente sus sienes sin oportunidad de calmar su dolor, se concentró en focalizar ese pequeño daño ya que no deseaba matar a nadie. Se levantó casi sin fuerzas, temerosa de no cometer un paso en falso y convertirse en una criminal, no obstante, a esas alturas ¿no estaba ya privada de su libertad?, había pasado toda su vida encadenada a una celda sin haber cometido nunca ningún crimen.
Avanzó hacia la cápsula nuevamente, sabiendo a dónde se dirigiría, con la única certeza de que atravesaría las estrellas hacia su libertad. Sus poderes sólo cubrían un cierto perímetro, al estar lejos de Amaela, ésta pudo recuperarse rápidamente y con agilidad tomó sus dagas, impactando con los vidrios de la cápsula. Oriela tomó un protector para no verse afectada por la falta de oxígeno en dado caso de que llegara a romper el parabrisas, volteó a verla una última vez antes de seguir avanzando y justo antes de que Amaela impactara con otro ataque que pudiese dañar de manera crítica su único transporte, logró dar el salto en el espacio.
Sin detenerse, dio saltos dentro del cosmos, cualquier lugar lejano y desierto sería mejor que lo que tenía de donde provenía. Después de saberse lejos de todo el caos dejó el piloto automático, decidió dedicarse a curar sus heridas con lo que hubiese dentro de la nave, para su mala suerte solo había vendajes y alcohol, logró curar las heridas superficiales, pero su mano izquierda tendría la enorme cicatriz por siempre. Las 7 dagas sagradas tenían el poder de marcar a quienes fueran dañadas con ellas, el arma más letal contra una naarayana, su roce no era significativo pero al ser apuñalada con todas ellas era una muerte instantánea. En todo el planeta Naaray se sabía que el apuñalar a una hermana naarayana era alta traición, castigado con pena de muerte.
Oriela había pasado toda su vida tratando de escapar de su destino, cubierto de sombra y tinieblas, esclavizada por su propio planeta por su desconocido poder, ella había nacido con dones nunca antes vistos en las mujeres de su raza siendo su defensa más valiosa. Para tratar de calmar su mente de la adrenalina que recientemente había experimentado decidió dormir un poco durante su viaje, nunca dormía en Naaray a menos de que se desmayara y si eso pasaba despertaba prontamente, su labor no tenía descanso, era extraño para ella encontrarse con éxito fuera de su celda siquiera, ahí estaba recostada, disipando su mente del posible riesgo que presentía estaba próximo, ahuyentó los pensamientos de temor por ser interceptada, estuvo casi a punto de dormir por primera vez en 20 años cuando sintió una sacudida repentina.
Su cápsula había chocado en un campo de asteroides, se levantó a una velocidad casi impropia de ella, se filtraba la radiación del espacio que la expulsó fuera de esta, con su protección puesta trató de estabilizarse, con sus intentos sólo logró sentir su cuerpo flotar como un proyectil sin dirección, cerró sus puños a sus costados tratando de girar su cuerpo para una mejor orientación pero también le resultó inútil.
Cerró sus ojos con fuerza, pensó en un lugar donde pudiese sentirse segura, todos sus sentidos se potenciaron expidiendo una carga de poder muy potente, sus ojos comenzaron a percibir luces a pesar de estar cerrados, su corazón se aceleró involuntariamente como si estuviera en una persecución, su mente daba vueltas y no encontraba una explicación coherente para ello hasta que sintió una mano posarse con suavidad en su frente, su cuerpo no tardó en adoptar una posición de reposo total.
Quiso abrir los ojos, pero había algo que se lo impedía, tal vez su miedo a perder los pocos segundos de paz mental que experimentaba o una extraña fuerza independiente que así lo forzaba, de cualquier forma no quería perder otra vez aquella comodidad.
━━No lo comprendo, ¿cómo un cuerpo celeste puede expedir esta cantidad de energía?━━ Escuchó una voz masculina preguntar con confusión antes de apagar su consciencia parcialmente.
━━No estás observando, estás mirando━━ Dijo otra voz masculina, más suave, cuyo tono era sereno, sin intenciones de convertirse en un regaño ━━Acércate más y dime, ¿sigue siendo un cuerpo celeste?━━ El hombre pudo observar a la muchacha que resplandecía como el sol en su sistema solar, ambos cubrieron sus ojos alzando una mano ante su brillo.
━━Es una mujer, ¿pero cómo es posible esta especie de claridad destructiva?━━ Cuestionó tratando de encontrar las palabras para describir lo que sus ojos presenciaban.
Sintió el roce de una mano en su frente, una nueva voz que la seguía, la analizó con detenimiento, vio sus puños fuertemente cerrados a pesar de entrar en un estado de semiinconsciencia. Podía ver en ella una fuerza interior, ¿sería correcto dejarla a la deriva con tanto poder destructivo o direccionarla hasta convertirla en algo más allá?
━━No es claridad destructiva━━ Una voz femenina e igual de serena había retumbado en sus sentidos, relajándola considerablemente. La encapsuló dentro de una esfera donde su resplandor siguiese intacto, ahora era más fácil transportarla, su acompañante seguía sus movimientos con la mirada sin cuestionar, sin embargo, no lograba despejar su duda ━━Es una señal de auxilio.
━━¿Y qué haremos con ella?━━ Ayudando a moverla al otro lado del portal, su pregunta había quedado en el aire.
Dentro del Kamar-Taj, frente a las miradas curiosas de otros maestros de las artes místicas, imitando el gesto de cubrirse ante el extraño fulgor, su asombro era tanto como el de Ancestral, Narendra y Mordo quienes la habían encontrado divagando en una especie de limbo espiritual. Una vez en la habitación más amplia para evitar una descarga de poder imprevista, Ancestral la liberó de su esfera, poco a poco su fulgor se fue apagando, quedando finalmente en un estado de inconsciencia absoluta.
Ancestral encontró cierta familiaridad con su rostro, observó sus rasgos como talladuras a mano alzada con una mayor atención a como lo había hecho anteriormente, divagó levemente en los recuerdos que la habían encaminado a ella en primer lugar, analizó las posibilidades que su futuro ofrecían y un gesto complacido se formuló en sus facciones al ver cómo todo encajaba inevitablemente.
━━Nuestro deber es instruirla━━ Dijo Ancestral firmemente retomando la pregunta de Mordo y encerrando todo recuerdo que atormentaba a Oriela, su nueva discípula, dentro del baúl de su mente. Sonrió levemente, feliz, al saber que el momento finalmente había llegado, ahora solo era cuestión de que el destino acomodara todo.
De la claridad destructiva había nacido un nuevo rayo de luz.
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