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Mini-guía para principiantes perdidos en la vida

¿Nuevo en el mundo de Ciudades de humo? 

¿Con curiosidad o dudas sobre algunas partes de la trama? 

¿Leyendo esto con voz de anunciante?

Pues no te preocupes, alma inocente, aquí tienes una mini-guía que te ayudará:


Androides

Robots con forma de humano tan perfeccionados que podrían confundirse con uno de no ser por el enorme número en su estómago que indica su número de serie.

Absolutamente todos los androides existentes viven en la zona noroeste y son cuidados por los padres y madres. Solo existen cincuenta unidades de androides que se dividen en diferentes generaciones.

Una generación de androides está compuesta por diez androides creados por diez padres distintos. Siempre se hacen cinco machos y cinco hembras. El objetivo de cada generación es perfeccionar cada vez más los androides, por lo que cada generación es más avanzada que la anterior. El nombre de cada androide es su número de serie.

Ejemplo: la primera generación fue conformada por los androides del 1 al 10. 1, 2, 3, 4 y 5 eran hembras, mientras que 6, 7, 8, 9 y 10 eran machos. Cada uno de ellos fue creado por un padre distinto para cumplir una función distinta. Gracias a los errores de sus sistemas, la segunda generación, del 11 al 20, fue todavía más perfecta. Y así hasta llegar a la sexta y última generación, la del 41 al 50.

Los androides, aunque suene raro, no están creados desde cero. Dado que el objetivo es que sean lo más parecidos a los humanos posibles, normalmente se usan cuerpos de humanos fallecidos recientemente y se les implanta el núcleo en la zona del estómago. El núcleo es un aparato del tamaño de una nuez que hace que su sistema vital vuelva a funcionar y sea modificable para los padres.

Como he dicho antes, los androides están creados para ser tan parecidos a los humanos posible y, para facilitar su integración, son creados en base a los estándares de belleza de los humanos para hacerlos atractivos. Está demostrado que los humanos siempre aceptan más fácilmente a alguien atractivo.

Cada androide tiene una función distinta. Puede ir desde almacenar información de la historia humana para que, en caso de destrucción, nunca se perdiera... hasta motivos de artesanía o protección, aunque por norma general los androides no suelen saber lo que es la violencia. Son demasiado valiosos como para que sean dañados.

Padres

Años antes de la Gran Guerra, un reducido número de científicos empezaron el proyecto PLH (preservar la humanidad). Era un proyecto destinado a crear máquinas capaces de almacenar conocimiento humano en grandes medidas para que, en caso de que la humanidad se extinguiera, sus conocimientos no desaparecieran.

El proyecto empezó a cambiar de rumbo cuando uno de esos científicos tuvo la idea de que la máquina que preservara esa información fuera un humanoide. Los primeros androides no parecían ni remotamente humanos, así que tuvieron que cambiar de estrategia y crearon el núcleo, un pequeño objeto del tamaño de una nuez que era capaz de hacer que el cuerpo sin vida de un humano volviera en sí. Poco después, lograron hacerlo modificable, lo que les permitía conseguir que ese humano fuera tal y como ellos querían. Desde el color de pelo hasta la forma de su nariz.

Después de la Gran Guerra, los padres (los pocos que quedaban) se separaron. Los pocos que quedaron juntos decidieron seguir con el proyecto PLH, así que para ello levantaron la zona noroeste, más conocida como la Zona Androide. En ella, volvieron a sus proyectos y crearon la primera generación.

En el momento del inicio de la historia, solo quedaban diez científicos originales vivos, que eran los que creaban los androides de cada generación. Eran los llamados padres. Sus ayudantes, científicos con menos conocimiento sobre el tema, eran llamados, simplemente, científicos.

Disponían de otras ayudas como, por ejemplo, las de las madres.

Madres

Eran las ayudantes de los padres, mujeres humanas que, aunque no se hablaba mucho de ello, no habían tenido más remedio que ir a la zona noroeste para tener un techo y comida. Era una mejor opción que vivir en las ciudades rebeldes o en la Zona Humana. Básicamente, se encargaban de vigilar a los androides y de ayudar a los padres en cualquier cosa que pudieran pedirles, desde vigilar el comedor a acompañar androides por el edificio principal.

Científicos

Personas que ayudaban a los padres en los temas de los androides y la tecnología, aunque no poseían el mismo nivel de conocimientos sobre el tema y solían ocuparse de temas poco importantes. Ellos no creaban androides, solo los padres podían hacerlo.

Humanos

Después de la Gran Guerra no había muchos humanos que hubieran sobrevivido sin ningún tipo de consecuencia. La mayoría habían ido a las zonas de esclavos y, los otros, se habían perdido por el bosque o habían terminado en las ciudades rebeldes. Muchos habían muerto de enfermedades derivadas de la contaminación, otros no habían sobrevivido mucho tiempo por sí solos y otros pocos habían conseguido llegar, según decía la gente, a la zona de humanos que había al este.

Rebeldes

Se llamó rebeldes a los humanos que, en lugar de ir a la zona este con los demás, se volvieron al bosque y crearon sus propias ciudades y su propia jerarquía. El motivo principal por el que no quisieron ir con los otros humanos fue su firme oposición a los androides.

Básicamente, creían que los androides terminarían superándolos y haciéndose con el control, así que estaban a favor de que se dejaran de crear y, aún más importante, fueran todos destruidos.

También tenían la creencia de que los padres escogían a personas entre ellos para llevárselas, convertirlas en androides y devolverlas a las ciudades sin que nadie se enterara. De esta forma nadie, ni siquiera el propio androide, sabría que es un espía infiltrado que pasaba información a los padres. Así que eran especialmente cuidadosos a la hora de dejar entrar a nadie en sus ciudades.

Después de la Gran Guerra y de la fuga de los rebeldes, se habían levantado doce ciudades distintas que servían a Ciudad Capital, donde vivían los gobernantes de los rebeldes. Cada ciudad tenía su respectivo alcalde y, dependiendo de la función de la zona, diferentes guardianes. Si la ciudad estaba destinada a entrenar a gente, los guardianes tendrían cada uno una especialidad para entrenar. Si la ciudad estaba destinada a recolectar comida, los guardianes tendrían cada uno una especialidad de comida.

Sin embargo, las normas de Ciudad Capital empezaron a hacerse más y más duras, hasta el punto en que algunas ciudades empezaron a negarse a obedecerlos. Las ciudades que se rebelaron fueron rápidamente destuidas por Ciudad Capital, por lo que ahora solo quedaban cenizas de ellas.

Solo había siete ciudades restantes (sin contar Ciudad Capital): Ciudad Central, Ciudad Diamante, Ciudad Jardín, Ciudad Escudo, Ciudad Frontera, Ciudad Girasol y Ciudad Gris.

La mayoría de ciudades rebeldes no tenían muchos recursos y dependían entre sí para sobrevivir, ya fuera intercambiando soldados o comida. En casos como el de Ciudad Central, como todas las ciudades de su alrededor habían sido destruidas y era peligroso visitar las demás por la gran distancia, lo más aconsejable, aunque fuera desagradable, era hacer intercambios con las caravanas.

Una forma fácil de ganar recursos era capturando androides. Siempre había alguno que se escapaba y, quien lo llevara a Ciudad Capital, se llevaba una gran recompensa.

Los de las caravanas

Comerciantes conocidos por no tener un bando preferido. Se movían entre las ciudades rebeldes sin muchas preocupaciones con sus caravanas para intercambiar recursos de un lado y otro. A nadie le gustaban especialmente, pero todos tenían que admitir que eran muy útiles.

La mayor razón de desagrado que tenían hacia ellos es que tenían fama de tomar drogas constantemente. De hecho, casi todos parecían vagabundos menos su líder, que se decía que era un poco imbécil, pero bastante persuasivo.

Salvajes

Poco se sabía de los salvajes a parte de... bueno... de que no debías acercarte a ellos bajo ninguna circunstancia.

La primera vez que habían sido vistos había sido unos meses después del incendio de la primera ciudad castigada. Habían empezado a salir del bosque para vivir en sus ruinas. Y así siguieron con todas las ciudades abandonadas. Las ocupaban, haciendo que los viajes de los habitantes de las ciudades rebeldes fueran cada vez más peligrosos.

Eran rápidos, violentos y, sobre todo, peligrosos. Tenían fama de ir siempre en grupo y con armas rudimentarias, de hablar otro idioma, lavarse poco y vivir con costumbres más bien... rudimentarias.

Por suerte, nunca habían intentado invadir una ciudad.Solo ocupaban las abandonadas y atacaban a quienes se acercaban, pero de ninguna forma hacían daño a quien no les molestara.


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