Dolencias De Un Hombre
El druida azul volvió a su computadora tratando de tener un mejor enfoque de lo que encontró, vago incesante en la web con diversos métodos, consiguiendo dar con informes escalofriantes de un carnaval del pasado, uno que dejaba desaparecidos en su andar, las sospechas terminaron por detener su ruta y registrar todas sus pertenencias, todo parecía normal hasta descubrir un cuerpo mutilado entre las bestias en su poder, el resto de la historia tomo un tono fantasioso y macabro ya que el texto narraba una transformación horripilante de parte de los trotamundos lo cual se convirtió en una carnicería a las autoridades, únicamente salvándose un solo tipo, el periodista busco información de este misterioso sujeto, pero descubrió que pasó en 1536 perdiendo toda oportunidad de mantener su cordura.
—Le fabuleux carnaval — murmuró él hombre tras leer el singular texto apartándose de su máquina — cuentos imposibles, muertes violentas, criaturas salidas de las entrañas del averno.
Frustrado llevo sus manos al rostro frotando sus ojos, estaba cansado del rumbo tomado, de ser aparentemente incapaz de lograr algo por si mismo viendo sus propias carencias.
—¡Esto es una locura! ¡Parece que me volveré loco! ¡¿Bestias entre humanos?! ¡Esto parece una de esas teorías conspirativas! Y yo renuncie a esas investigaciones.. — dijo con tono cansino — mi cabeza da vueltas con estos temas.
Su mirada se vio desviada a un librero, sintiendo una tentación que llevaba tiempo controlando, la ansiedad creció en él, aquello que lo limitaba parecía un vil recuerdo lejano, su poco autocontrol lo llevo a ese sitio donde deseaba no volver dejándose llevar por el momento y olvidando su pesar junto al mismo tiempo, este parecía avanzar velozmente las manecillas de su reloj parecían dar vueltas sin parar en su viaje alucinante, su silla se volvió en una criatura de madera cargada de vitalidad cabalgó por su pequeña sala de su departamento, el hombre parecía perder el equilibrio en su vaivén de emoción vociferando a todo pulmón su pequeño espacio se volvía en un amplio páramo desértico, sus muebles se volvieron pirámides sacadas de México y el cielo era pintado de un tono violeta, el tiempo solo parecía andar sin frenos hasta perder el conocimiento al tocar el sol, el cual resultó ser el foco.
Un hombre esperaba en una banca en el parque, se le notaba nervioso, miraba de un lado a otro a todo aquel que se le aproximará, ciertamente resaltaba por su inusual conducta, el sujeto tenía grandes ojeras parecía que no había podido tener un buen descanso por un tiempo, por si fuera poco su ropa tuvo percances al darse cuenta lo tarde que era, dejando marcas de la mantequilla y la mermelada en su ropa casual sin planchar, a la distancia se podía ver cómo un hombre de cara apática se le acercaba, eso hizo que el sujeto remojara sus labios ansiando su encuentro.
—¿Oye estás bien? — le pregunto con un tono severo parecía que molestaba su estado.
—Y-yo si, yo no sé cómo reaccionar a esto, yo nunca — se detuvo por un instante intentando organizar sus ideas — pensaba que esto solo pasaba en películas pero..
Levantó la mirada para ver claramente al tipo que le ayudaría pero este le miraba con desaprobación y pena ante su caso, perdió el habla al ver cómo a su alrededor todos le miraban, ciertamente destacaba de entre todos, su comportamiento solo empeoró las cosas.
—Mira conozco un lugar que puede ayudarte, pero necesito que tú quieras recuperarte — le hablo cara a cara helándole la sangre.
—Perdone — pidió el rubio quien se fue con su mochila sin mirar atrás.
—Perdí la noción del tiempo, incluso me olvidé de su advertencia y única orden — pensaba frustrado el periodista quien solo miraba el suelo ante su torpeza — quizás esos antidepresivos los tome de más, pero no puedo dormir, no deseo volver a verlo, mi cabeza repite una y otra vez esa escena grotesca.
Salió del parque dejando atrás los gritos de los niños, inmediatamente se fue a un callejón para desplomarse detrás de un contenedor de basura.
«¡Esa basura está consumiendo lo mejor de ti! ¡Tu tienes talento!»
Los tortuosos fantasmas del hombre lo atormentaban, su temible exceso volvía a hacerse presente carcomiéndolo, sentía como su cuerpo ardía el sudor resbalaba por su frente y eso le asqueaba, le hacía recordar lo débil que fue al volver a consumir, en un arranque dio un cabezazo contra el muro delante suyo, sin haberse medido se hizo una herida en la frente.
«¡Mírate en que fachas vienes! ¡Para eso estudiaste periodismo! ¡¿No querías buscar la justicia?!»
—No, no me juzgues así, el es solo está vez, luego de esto no ocurrirá de nuevo — hablaba ante su propia alucinación.
El recuerdo de consumir vino a él, estaba en la pequeña sala de su departamento el apuro y la situación lo tenían al límite sentía como su cuerpo le exigía el alivio que seguido venía a este en tales situaciones, su vista fue a su estante de libros los cuales eran un escondite para la dosis de emergencias, los nervios lo consumían incitándolo al uso. Sin poder resistirse al llamado la uso sintiendo ligeramente los efectos, solo para ir a buscar más, necesitaba quitarse de la mente todo esa escena perturbadora, uso el efectivo de Lucia sin reparo.
«Tu mochila, tu mochila pesa mucho»
Las voces en su mente le hicieron inspeccionar sus pertenencias topándose con el arma junto con más de la sustancia, se sintió tan irreal el sujetar el arma pero le daba una reafirmación de tranquilidad como si le pudiera cumplir todos sus deseos.
—Creía que la verdad podía contra todo, pero la veo insignificante — musitaba recordando todo su esfuerzo y empeño en su estudio, solo para caer en la presión hasta llegar a las sustancias, pero tras una intervención salió adelante, hasta que en su trabajo descubrió la corrupción que ocultaba la verdad, esto lo llevo nuevamente al consumo desmedido, hasta verse en la necesidad de vender la información obtenida para mantener su adicción, hasta que la dejo en un momento de lucidez al ver cuan mal estaba — tonto ideal infantil, lo lleve tan lejos que me hizo añicos.
«No te engañes siempre fuiste un fracaso, siempre culpando al resto de tus incapacidades, siempre tan sucio.»
El hombre temblaba dolido de la verdad que no podía ser silenciada, las lágrimas afloraron, pero se detuvo el alivio estaba en sus sudorosas manos, soltando una carcajada liberadora.
—Jack. Jack. ¡Jack! — balbuceaba hasta gritarlo — eres el causante de todo mi predicamento — por un instante se creyó está idea pero todo volvía a él volviéndolo al llanto una vez más — no, no, ellos tienen razón, siempre la han tenido.
El arma cayó al suelo mientras su dueño se lamentaba en un llanto interminable detrás de un basurero y su mochila repleta de sustancias.
Lejos de allí en una cafetería estaba Cesar quien meditaba ante el fallecimiento de su hijo y su cruel forma de irse, con una dona de chocolate en mano junto una charola repleta, en medio de su dolor alguien se sentó frente a él.
—Realmente debe afectarte esto, usualmente llevarías la mitad de la charola — dijo el otro sujeto, la voz le pareció familiar pero le resultaba increíble escucharla.
—Disculpa está mesa está ocup.. — Cesar se quedó helado al levantar la mirada — es imposible, tu..
—Hola papá, mucho a pasado desde la última vez es bueno verte bien — habla su hijo con una mirada melancólica.
Cesar dejó caer su dona ante la impresión sin poder decir nada, solo lo miraba de pies a cabeza.
—Si estoy vivo pero eso no significa que sea mejor que la muerte — hablo para sacar del shock a su padre.
—¡Te vi! ¡Y-yo! ¡Y-yo te vi! — grito totalmente exaltado, su hijo dejo la silla de enfrente para sentarse a su lado y abrazarlo.
—Padre han pasado tantas cosas.. he visto cosas que antes creería imposibles si yo no fuera una de esas imposibilidades — se soltó a llorar en aquel tierno abrazo.
—Hijo.. hijo mío — le abrazo con fuerzas temiendo que se lo arrebatarían apenas flaqueara.
—Tengo miedo papá, tengo miedo de lo que soy ahora — los dedos de Benjamin se clavaron en los brazos de su progenitor, su hijo le miro con una expresión de sufrimiento, parecía que intentaba retener algo haciendo un esfuerzo sobrehumano — necesito tu ayuda, no puedo confiar en mi, estoy perdiéndome.
Cesar no tenía palabras ante la extraña situación de su hijo solo sabía que no debía dejarlo.
—¿Cómo es posible? Tú estabas muerto, pero no temas te ayudaré — le prometió sin saber cuan peligroso era el predicamento.
—Todo.. todo.. — le costaba recordar aquel fatídico día — comenzó ese día en que fui ayudar a tu colega, el me retuvo y drogo, me dejó en el sótano de ese vecino raro, el tal Jack.. pero.
El aspecto de Benjamín se notaba más pálido, sus ojos parecían perderse al reencuentro de aquello, el pánico lo abrumó tanto como aquella noche donde las drogas solo incrementaba la presencia de pesadilla, sus fauces se abrieron las cuales parecían tan grandes que podrían engullirlo al instante.
—Me ataco, algo abominable me atacó y me dejó allí tirado, cuando desperté me libere fácilmente de mis ataduras, fui en búsqueda de Lester pero no estaba sin embargo escuché muchas sirenas y me desmaye — le contaba aún con la memoria nublada por su pésimo estado en ese entonces.
—¡¿Desmayado?! ¡Tenía sangre y heridas fatales dios mío! ¿Se equivocaron los enfermeros? No puede ser, incluso en la morgue tuvieron que hacerle un último chequeo — gritaba su sentido común pese a todo esto su mente se negaba a oírla.
—¿En qué puedo ayudarte hijo? — le pregunto teniéndolo como única prioridad.
—¡Me están acosando! — vocifero llamando la atención de las personas en el establecimiento, sus manos soltaron a su padre para topar sus oídos, su piel enrojecía ante la presión.
Desde su perspectiva una multitud de entes verde esmeralda semitransparentes estaban rodeándole, incluso sobre él gritándole, recriminando, haciéndole notar la culpa.
«¡Yo tenía una familia! ¡Un trabajo! ¡Incluso un auto!»
«¡Solo salí a buscar leche para mi mujer embarazada! ¡Ella ahora tiene preclamsia! ¡Todo es tu culpa!»
«¡Eres un monstruo! ¡Esperaba a mi nieto! ¡A mi nieto!»
«¡Ese bastardo no solo me mató, sino también a mi niño!»
«¡A mí me torturó! ¡Me mantuvo con vida por horas y horas mientras hacía cosas fatales con mi cuerpo! ¡Mi cuerpo quedó reducido a un mero trapo sin valor!»
—Yo deseaba ver hasta cuándo podía parar, siento que no soy el mismo y el hambre.. — mascullo entre su propio suplicio ante su conflicto interno.
—¿Qué dices hijo? — le pregunto Cesar tomándole del brazo.
Al simple tacto pudo sentir su ritmo cardíaco, su presión, incluso su vista noto su sistema inclusive podía estimar su tiempo de vida con tantos datos a su disposición, su boca salivo por un momento pero se detuvo al ser consiente de lo que estaba por hacer levantándose de inmediato de su asiento, dejando a su padre estupefacto.
—Esto fue un error, un pésimo error — se retiraba Benjamín temiendo no poder auto controlarse.
Salió del establecimiento sin problemas pero seguido por César quien le sujeto del brazo, nuevamente sintiendo aquel aborrecible deseo, su cuerpo reaccionó de manera violenta sacudiéndose pero nuevamente su voluntad destacó manteniéndose quieto, los espectros ligados a su asesino volvieron aparecer está vez estando sobre el par atentos a la situación.
«¿Lo hará? ¿Matará a su propio padre?»
«¡Cometerá parricidio!»
«¡Hazlo demuestra lo basura que eres!»
«Das pena, es tu padre.»
«Mama ¿Qué está pasando?»
«¡No mires hijo! ¡Está por ocurrir una desgracia!»
«Viví una vida de miseria, pero nunca hice algo tan aberrante.»
Aquellos fatídicos pronósticos solo alteraban a su único oyente quien poco a poco se perdía en el deseo del hambre, de volver a probar el sabor a humano y seguramente probar el sabor más parecido a si mismo.
—¡Aléjate de mi! ¡Soy peligroso! — aparto sus brazos y cerro los puños forzándose a no hacer algo de lo que nunca podría perdonarse, su cuerpo sudaba y temblaba.
—Hijo quiero ayudarte, se que también lo quieres, permíteme ayu.. — Cesar se vio interrumpido al llegar una patrulla a un lado de estos.
—Benjamín por fin te encuentro — hablo el oficial salido del vehículo con sus lentes negros, para luego mirar atentamente a su acompañante — vaya vaya, mira lo que tenemos aquí, escuché de un reporte de un cuerpo detrás de un basurero, pero esto es mejor.
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