Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Episodio 7

La curiosidad.

—Eres un buen muchacho Riland.

Suspira el Sr.Remus entrando a la oficina central.

Se pasea por el suelo de madera con sus zapatos perfectamente pulidos, adueñándose del lugar como si fuera él quién cuidara de esta reserva cada día y no yo, me mira altivo en una postura erguida sin un solo cabello negro fuera de lugar, se sube los lentes de pasta redondos por la punta de la nariz respingada antes de emitir una sonrisa de labios finos y dientes delgados.

—Gracias señor.

Me siento obligado a decir para rellenar el silencio incómodo.

—¿Siempre quisiste ser guardabosques?

Trago fuerte por el cambio de tema.

—No al inicio, pero al crecer se volvió en mi vocación —respondo con los vellos erizados.

Siento como cuando un depredador juega con su comida.

—Entiendo, —Asiente— entonces sería una lástima que terminara de una manera desafortunada, —Me lanza una mirada filosa— tienes el trabajo de tus sueños, estás al contacto con la naturaleza mientras estás cómodo todo el día aquí, —Señala la oficina y la silla acolchada que suelo ocupar— tienes una generosa paga mientras otros arriesgan el pellejo por ti, es lo que hace un jefe Riland, tienes este lugar a tus pies y lo único que se espera que hagas, la única tarea insignificante que tienes es cuidar la cerca. —Un respiro tenso precede al estallido de su ira— ¡¿Y tú fallas?!

—Lo siento Sr.Remus mis chicos me avisaron tan rápido como supieron —trato de excusarme rápidamente pero su mirada iracunda me hace callar.

—¿Tus chicos? —inquiere indignado— No son tus chicos Riland, son piezas —puntualiza— piezas con una función que tú debes asegurar que se cumpla o yo cumpliré mi función y erradicaré tu presencia en mi tablero.

Guardo silencio ante la clara amenaza.

No tengo que explicarle qué sucedió porque todo se lo dije por teléfono por ahora solo puedo dejar mi vida en manos del tipo que están interrogando desde hace más de una hora, no tengo la certeza de cómo estén saliendo las cosas o si están creyendo esa mentira de que realmente lo encontré antes de que viera cualquier cosa en el bosque, solo puedo esperar y aguantarme el malhumor del Sr.Remus mientras se decide mi futuro.

El sudor frío me abraza la nuca y tengo que prestar especial atención a cada una de mis respiraciones para no dar un indicio sospechoso.

Calmado, inocente, pasivo e inalterable.

—Señor.

Un hombre uniformado entra sin  placa ni nada que lo identifique, aún no tengo idea a qué facción del gobierno exactamente pertenecen ellos y el Sr.Remus, el hombre dirige un asentimiento al hombre flaco y alto frente a mí antes de que salgan juntos de la oficina.

Los segundos siguientes transcurren con un vértigo inevitable asentándose en mis costillas, a la espera de lo haya pasado.

Lo que sea que el tipo periodista haya dicho debió convencer al Sr. Remus y sus hombres de mi inocencia porque lo veo entrar de regreso, tiene una actitud mas calmada esta vez pero no menos severo.

—Parece que efectivamente al menos supiste manejar la situación para compensar la falta de tus hombres, —admite con la barbilla en alto, derrochando arrogancia— que no se repita esto Riland, no quiero tener que venir yo mismo a reemplazarte en esta tarea tan importante para nuestra ciudad, es un trabajo noble el que hacemos aquí ocupándonos de esa bestia mientras el ejército y todos se enfocan en purgar a Ciudad Laika de ese grupo Kavak. —Me mira con decoro y trato de transmitirle lo mismo aunque se que ambos mentimos— Eres fundamental para este gobierno, espero que des más de ti hasta que tú alma pertenezca a tu ciudad y a las vidas que tratamos de resguardar.

Asiento.

—Sí Sr.Remus, lamento lo sucedido les exigiré más disciplina a mis hombres —aseguro.

—Haz lo que sea Riland, déjalos de cobrar un mes, recurre a la medida que creas y si tienes una pieza que ya no funciona házmelo saber, —Se encoge de hombros— yo me encargaré de corregirlo, pero necesito que tus tareas estén bien hechas o no serás de utilidad.

—Sí señor, no volverá a repetirse, brindaré honor a nuestra nación —digo sintiéndome hipócrita.

Esta ciudad nunca ha inspirado en sus habitantes nada más que deseos por huir lejos y yo no soy la excepción.

El Sr. Remus abandona el lugar con sus hombres, no sin antes dejarme otra advertencia con promesas de muerte plasmadas entre líneas, los chicos están afuera luego de haber sido interrogados por horas por los uniformados de negro y cada uno tiene una cara más temerosa que el otro, no tienen idea de qué exactamente resguardamos en el bosque o que tan letal es, pero saben que esos tipos no son de fiar y que terminaron metidos en un problema serio del que, aunque no quiera ser partícipes, ahora tienen que hacerse cargo sin opción a abandono.

Lamento cada mirada desesperanzada que capto, pero no puedo hacer más por ellos.

Les doy una charla larga y agobiante que quisiera evitar pero como dijo el Sr.Remus, mi cabeza depende de ellos y que hagan su función correctamente es esencial para mantenernos a todos a salvo. Luego de una hora los envío para que reparen la cerca por afuera de la reserva y luego se van a casa con mucho qué pensar en sus cabezas.

Yo me paro afuera de la oficina central escudriñando el bosque a lo lejos, esperando una señal divina o una respuesta pero solo consigo quietud y silencio mientras la niebla cubre todo a su paso, desde que ella llegó parece que todo ruido o señal de vida fue drenado de este bosque, es como si fuera el diablo quién se pasea por los senderos de pinos y no una doncella con ojos de pálido turquesa.

Tengo miedo, si me fijo lo suficiente en los arbustos puedo sentir ojos imaginarios viéndome con un tinte gélido en ellos, me recorre un escalofrío de pies a cabeza que debo reprimir aunque apenas y logro hacerlo.

Suspiro.

¿Por qué no lo mató?

¿Qué pasó de diferente a los demás casos?

¿Qué hice yo que ellos también?

Me muerdo el labio sin saber, sin entender nada al respecto.

Debe haber una forma de conectarlo todo, según lo que dijo ese tipo ella olía el aire así que mis sospechas de que tal vez tenga otro truco sobrehumano en la manga se confirma, ¿qué es? ¿Súper olfato? ¿Oído potente? No tengo idea, pero fueron esos segundos los que decidieron la salvación de esta persona a diferencia de los otros.

Espera, él dijo que ella intentó buscar algo en el bolsillo de la mujer. Frunzo el ceño embelesado por lo que pienso. Durante el tiempo que pasé intentado sacarla de entre las rocas ella no mostró ningún interés en acercarse a mí, excepto cuando la halle tan hambrienta que intentó comerme atrapando mi pie entre las rocas y luego mi brazo, pero de ahí en más nada había logrado hacer que se acercase a mí.

¿Qué tenía esa mujer en el bolsillo?

¿Será ese el motivo de la salvación de este hombre?

Me muerdo el labio decidiendo que no puedo dejar este asunto en manos del destino, porque ella va a seguir matando animales y algún momento se quedará sin comida, entonces nosotros seremos su blanco claro y aún si no fuera así los humanos son imprescindibles e incidentes como este podrían repetirse en el futuro, incidentes de los que podría no salir tan bien librado como ahora.

Y el recelo tan grande con el que nos interrogaron hoy me hace confirmar que el objetivo real del Sr.Remus no es solo que esa chica salga, sino de que nadie se entere de que un ser inhumano está entre estás colinas, a cualquier precio y a costa de cualquier muerte.

¿Qué tiene que ver el estado con ella y desde hace cuánto saben de su existencia?

Parecen conocer su modus operandi muy bien porque no gastaron tantos recursos en perseguirla, ¿entonces significa que ellos la han observado? O será, ¿qué son ellos quiénes la han mantenido cautiva? Y más importante, ¿qué tan grave puede estar la situación con ese grupo Kavak que han tenido que dejar de lado algo tan grave y peligroso como ella?

Trago saliva nervioso y estresado.

Sin duda, tengo que conseguir respuestas, porque si me quedo esperando a que resuelvan sus problemas políticos todos quedaremos aquí como un grupo de cadáveres. Y me aterra tener que ir allí, sí, pero nadie más puede hacer algo además de mí.

Estoy jodidamente aterrado, me toma más tiempo del que estoy orgulloso mover mi cuerpo pero finalmente logro controlar mis emociones, es ahora o nunca, mañana no tendré tiempo suficiente porque tengo que estar el pendiente de los chicos.

Suelto una maldición y me adentro en el bosque sin nada más que una linterna en mis manos, ¿de qué servirá? No tengo idea pero aquí no hay armas así que tendrá que bastar.

Enciendo la linterna, inhalo y con una plegaria entro a mi peor pesadilla.

La última vez que estuve aquí de noche apenas conseguí salir con vida, pero sea como sea, hoy también casi pierdo la vida a manos del Sr.Remus así que todo se reduce a escoger quien será el verdugo de mi historia:

La mafia, el Sr.Remus o la bestia.

Voy hasta el lugar de los hechos que nadie se ha preocupado en limpiar porque ninguno ha querido arriesgarse a encontrarse a esa cosa, tengo que apretar cada parte del cuerpo con cada paso para no temblar en el camino. Tengo cuidado de no hacer ruido conociéndome el lugar como la palma de mi mano, quizás no sirva de nada, tal vez ella tiene habilidades súper desarrolladas que la hacen escucharme aunque no haga ni un movimiento, pero me hace sentir más calmado intentarlo.

Llego en un suspiro a donde ocurrió todo, el olor a muerte inunda el bosque iluminado solo por la luz mortecina que emite la luna, triste probablemente porque he decidido adelantar mi encuentro con la parca.

Una parca hermosa de cabellos largos y letal abrazo.

La Liz de la linterna rompe el ambiente del bosque adelante de mí, hasta hallar lo que busco.

Deslizo mis ojos color miel por el cuerpo sin un brazo y un hueco en el pecho contiendo las náuseas, el horror corroe cada arteria de mi cuerpo al observar ante mí la obra maestra de la chica, el cuerpo está a medio comer como si no lo hiciera por hambre si no por gusto lo que me hace dudar de si ataca solo bajo apetito, además ¿Qué clase de persona come tanto? Bueno, no es como si ella fuera normal de cualquier modo.

Trago fuerte con el corazon a galope, me agacho esquivando los ojos aterrados y el gesto que se quedará eternamente en un grito contenido, busco en el bolsillo del pantalón manchado de sangre frunciendo el ceño.

No hay nada.

Reviso el otro bolsillo pero no encuentro nada, me levanto confundido porque no me arriesgué a esto para no conseguir nada y me basta deslizar la vista a un lado para encontrar lo que no me esperaba: una bolsita de galletas vacía.

Y no cualquier galletas, galletas de chispas de chocolate como las que dejaba antes cuando Samuel aún trabajaba aquí e intentaba capturar a la chica sin éxito alguno.

Me doy media vuelta con la certeza de haber conseguido algo importante, avanzo rápidamente entre el ambiente nocturno lleno de neblina que cubre al bosque, siendo mi linterna mi única compañera a medida en que pienso la posibilidad de que haya alguna relación con la comida y el hecho de que nos haya dejado vivir al reportero y a mí, sin querer, este recorrido me hizo recordar un detalle importante que había olvidado sobre nuestra bestia y el gusto que tiene por las galletas de chispas de chocolate.

Un ruido en la lejanía me hace detenerme bruscamente.

Espero en silencio hasta que ese sonido nuevamente me hace alertarme y me lanzo a correr por el sendero con todas mis fuerzas.

Arbustos crujientes.

Tierra mojada dejando un rastro.

Una linterna dando mi ubicación exacta.

Y pasos rápidos que se escuchan tras de mí.

Es ella.

No tengo duda de que es ella ni siquiera cuando paso al menos más tiempo del debido corriendo sin que me alcance, una parte de mí sabe que si quisiera alcanzarme ya lo habría hecho porque he visto su velocidad pero estoy aterrado y no soy muy racional, así que en un movimiento desesperado lanzo lejos la linterna tratando de despistarla de alguna forma.

Corro sin pararme aunque los pasos detienen en seguida y solo me gana la curiosidad cuando estoy lo suficientemente lejos, me volteo viéndola un cuerpo parado frente a la luz de la linterna viéndome correr sin detenerme.

Pero lejos de lo que pensaba no me persigue, me deja irme y llego a la entrada de la reserva aterrado con el corazón al borde de un infarto, me subo al auto con el sudor resbalándome por la espina dorsal, lo enciendo y llego a mi casa más rápido de lo que podría ser seguro para un conductor.

Los dientes me castañean durante la menos dos horas esa noche y me mantengo paranoico a cualquier ruido, pero contra cualquier atisbo de raciocinio me siento extrañamente satisfecho por salir con vida.

Con saber que ella me dejó sobrevivir.

Por eso cierto: si ella hubiera querido matarme lo habría hecho.

Y es ese único pensamiento el que me ayuda a cerrar los ojos hasta el día siguiente, para enfrentar mi realidad de mierda donde mis padres están muertos y estoy condenado a caminar por el temible filo de la muerte.

Pero analizando más a fondo lo descubierto, considero la probabilidad de que la comida sea un condicionante crucial en cuánto a cómo se relaciona la chica con otros, si tengo razón en lo que sospecho es probable que su dieta y comportamientos sean los de un animal por tal vez eso es lo único que ha conocido, teniendo eso en cuenta sus acciones se regirían por sus instintos básicos:

Preservación.

Alimentación.

Reproducción.

Socialización.

Pero si analizamos lo visto podríamos directamente descartar la necesidad de pertenecer a un grupo, ella podría considerarse a sí misma como un depredador y muchos carnívoros por sus instintos deben moverse solos. En cuánto a la reproducción sinceramente no se ve muy interesada en tener a nadie muy cerca a menos que esté entre sus dientes.

Así que se reduce a la defensa y comida.

Significa que podría no atacar si no se considera a sí misma en peligro y si el objetivo puede ofrecerle un sustento alimenticio que compense sus necesidades.

Suspiro con el único atisbo de humor que he tenido en meses.

Según mi hipótesis, podría considerarla momentáneamente como una cobra real, la serpiente más grande y letal del mundo.

Entro a la oficina central de la reserva Sparrow muy temprano en la mañana con los primeros rayos del sol asomándose, enciendo la radio con mi buen humor porque siento que este es un gran avance con respecto a lo que he descubierto acerca de ella en todo este tiempo, no es hasta que escucho las noticias que me desanimo un poco.

"Una nueva mañana inicia con otro suceso alarmante que deja a las autoridades sin aliento, una de las centrales hidroeléctricas de Ciudad Laika fue reducida a cenizas tras el ataque del grupo terrorista Kavak en horas de la noche"

Eso solo significa que tardarán mucho más en darle la atención que requiere la reserva Sparrow.

Suspiro resignado.

Todo esto que estoy haciendo tiene que servir para algo.

Tengo que hacer que funcione, no puedo seguir escondiéndome aquí de brazos cruzados, no ahora que posiblemente tengo una manera de reducir los ataques.

Recibo a los chicos y los voy enviando a sus patrullajes no sin antes darles otro regaño insistente en que hagan mejor su trabajo, entiendo que no es su culpa y que no pueden cubrir todo el perímetro las veinticuatro horas de está basta reserva, sé que incluso este plan está sujeto a fallos porque la única razón real por la que ella sigue aquí adentro es porque ella lo quiere así.

De querer salir ninguno podría impedírselo.

Salgo con un bolso que traje de casa lleno de galletas con chispas de chocolate, según lo que recuerdo siempre dejaba galletas cerca del lago o una canal de agua la comida se acaba más temprano que tarde, así decido quedarme cerca del lago para colocar mi señuelo.

Dejo un pila de galletas antes de irme al punto de control, este a diferencia de los otros es una casita elevada en lo alto por postes de madera, subo por una escalera y espero durante horas hasta que debo bajar para que los muchachos no noten que salí, pero en cuánto me desahogo de ellos y regreso al punto donde dejé las galletas encuentro el suelo vacío.

Suspiro frustrado porque sé que se las comió mientras yo no estaba.

Vuelvo a intentarlo y me subo a la caseta de vigilancia.

Espero mucho rato en el que pierdo la esperanza, hasta que por fin logro verla de lejos.

Asoma la cabeza entre los árboles olfateando el aire, avanza lentamente con cautela en sus cuatro extremidades lo que me explica cómo ha sido tan difícil verla a distancia, claramente no camina seguida muy  seguido es fácil que se oculte entre la vegetación.

Observa y recorre el perímetro por lo que tengo que esconderme de su mirada un segundo, asomo la cabeza luego de un rato para mirarla de lejos mientras come cada bocado de galleta con unas ansias de quién tiene siglos sin probar una buena comida.

Me fascino por la vista aunque no debiera, porque es una salvaje y una asesina, pero tampoco puedo ignorar que es una criatura fascinante y que, en gran parte, me siento embriagado por la confirmación de una parte de mi hipótesis.

Así paso cada día después de eso, llevo galletas que ella come mientras a veces logro observarla a escondidas, intrigado por ella y cautivado por su comportamiento.

No es hasta un día que estoy colocando las galletas en el suelo como de costumbre, que me volteo y un grito se me escapa sin poderlo detener a encontrarme de tope con un par de ojos fríos y analíticos, mi reacción la pone en alerta mientras doy dos pasos atrás obligándome a mantenerme quieto.

Aunque mis extremidades tiemblan, mi respiración es un desastre y mis latidos amenazan con reventarme el pecho.

Trato de no moverme pero en respuesta ella suelta un gruñido entre dientes filosos y el movimiento veloz que apenas puedo discernir me levanta del cuello, es más pequeña que  yo por pocos centímetros pero logra levantarme del suelo con ligereza.

Gruñe de nuevo.

—¡Ah no! ¡Espera, espera! —exclamo con la voz entrecortada por el agarre en mi cuello— ¡No quiero pelear, no te haré daño! ¡Espera!

Su fuerza aumenta mientras sus cejas se fruncen aún más con recelo, aterrado y desesperado suelto una bolsa con galletas que tengo en la mano atrayendo su atención hacia ella.

Parece mirarla un instante en el que mi vista empieza a nublarse con puntos negros, se debate entre darme su atención o comerse la ofrenda que le entrego y me siento muy aliviado cuando me suelta para decidirse por el segundo.

Caigo al suelo recuperando el aliento mientras proceso como casi muero asfixiado.

Me limito a quedarme quieto mientras ella me ve fijamente oliendo la comida, sus ojos son una mirada filosa e intensa como la de un tigre territorial, me concentro en  quedarme completamente quieto mientras trato de calmar mi respiración, ella mientras tanto parece no considerarme un motivo suficiente como para no comer las galletas que mira curiosa dentro de la envoltura antes de sacarlas rompiendo el empaque con los dientes.

Me muevo para sentarme antes de que un gruñido de mirada amenazante me envíe una advertencia, entiendo el mensaje desistiendo de mi intención y me quedo totalmente quieto sin dejar de verla directamente a los ojos.

Ella tampoco aparta la mirada.

Contener los escalofríos que me genera su presencia y el hipnotismo extraño que me atrae hacia sus ojos es un reto total.

Salvaje.

Agresiva.

Indomable.

Come cada galleta sin apartar la mirada, desconfiada por sobre cualquier cosa como un gato arisco que ha vivido demasiado tiempo en la calle como para conocer la maldad humana, tiene el cabello con nudos en muchas partes con hojas y ramas atascadas en él, la bata de hospital está cada vez más rota dejando a la vista su abdomen pero no parece importarle su creciente desnudez.

Según lo que veo, probablemente no sea consciente de lo que implica, su comportamiento es completamente salvaje en su estado más bruto, bañada de pies a cabeza de sangre seca con los dientes igual de sucios, una mezcla con barro seco que contrasta con la piel pálida de porcelana que apenas se ve en algunas partes.

Parece una chica de unos veinte años más o menos.

Se termina las galletas a una velocidad que probablemente a cualquier otra persona le daría un dolor de barriga, todo sin relajar un solo músculo o quitarme un ojo de encima, huele las otras galletas que estaba colocando para ella al borde del lago y están justo al lado mío, recelosa tarda en decidir si acercarse por ella paso a paso sin terminar de enderarze.

Se acerca en cuatro patas hasta la pila de galletas que está a dos pasos cortos de mí, su mirada no deja de estar en alerta esperando que haga cualquier movimiento para aniquilatme. Repite el proceso hasta acabarse la pila de galletas que estaban a mi lado, no deja de verme y yo tampoco lo hago conteniendo las ganas de salir huyendo, suprimiendo los recuerdos de cada cadáver que me he cruzado mutilado por ella.

Olisquea el aire hacia mí un mirada agudizada, se acerca lentamente persiguiendo el aroma de algo que conozco bien me huele el pantalón y luego las manos, trago saliva bajo el asedio sin escrúpulos de ella.

—Puedo dártelas —pronuncio.

Un gruñido amenazante me responde a la defensiva, no entiende que estoy diciendo.

—Puedo darte más galletas, —insisto sin moverme ni alzar mucho la voz— ¿Entiendes? Galletas, galletas tengo más galletas.

Se aleja tres pasos de mí destilando desconfianza.

Suspiro.

—Galletas, —intento de nuevo— sé que puedes entenderme algo, tengo más galletas.

Los gruñidos no cesan, pero en un movimiento osado suspiro antes de quitarme el bolso bajo sus amenazas y siseos que van en crescendo, son sonidos extraños, no humanos pero tampoco parecido a un animal sino como algo atrapado en el medio.

—Calma —murmuro abriendo el bolso lentamente y sin quitarle la mirada.

Su cuerpo se tensa aún más si es posible hasta que hago sonar las envolturas de las galletas dentro del bolso.

Los gruñidos se detienen de inmediato.

Observa el bolso con detenimiento antes de volverme a ver con un filo más curioso, escanea cada movimiento de mis dedos mientras saco la bolsa llena de galletas.

Se relame los labios sacándome una sonrisita de labios cerrados, se percata de esto y me gruñe en respuesta exigiendo que le tienda el botín, estiro el brazo ofreciéndoselos al momento en que ella duda de hacer el siguiente movimiento oliendo la bolsa y analizando mi mano en el proceso hasta que finalmente se decide a hacer algo que me sorprende un poco, estira el brazo con lentitud hasta agarrar la bolsa por las asas de la misma manera que yo, a tan solo unos centímetros de mis dedos.

Sus ojos están en la bolsa que toma de mis manos pero los míos están en su rostro, embelesado por el enigma que guarda y la razón de su comportamiento hostil.

La veo engullir las golosinas sin prestarme demasiada atención esta vez, bajando un poco más la guardia a mi alrededor y no es hasta que termina con todos los paquetes que me presta atención nuevamente ahora genuinamente curiosa, se pone de pie haciéndome mirarla cuidadoso sin poder olvidar que mi vida depende de ella completamente.

Me contempla está vez sin ninguna barrera violenta en su mirada pero manteniendo aún ese tinte frío, mismo que me indica que no sentiría remordimiento de arrancarme la tráquea en este instante si resulto ser una amenaza, pero es imposible a estas alturas ya para mí controlarme.

Estoy feliz, contento porque mis sospechas son ciertas hasta cierto punto y eso significa que quizá haya una luz al final del túnel para salir de este problema, o al menos, solucionar una de las cosas que me quita el sueño.

Sonrío sin contenerme.

La chica estudia mi sonrisa entre dudosa o desconcertada y antes de poder hacer algo más el instante acaba, ella sale corriendo lejos de mí a una velocidad que me impide incluso perseguirla si así lo quisiera.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro