Episodio 7
El Bingo.
El Orfanato Infancia Dorada de Ciudad Laika.
Ahí pasé mis primeros años, aunque no recuerdo nada de eso.
Un edificio amarillo con dibujos desordenados sin ningún sentido en sus paredes nos da una amigable bienvenida, con ventanas enrejadas bien pulidas, un techo de tejas acogedor y una cerca color blanca delimitando todo el terreno con un ambiente pintoresco.
Es el lugar más alegre que me ha tocado visitar desde que desperté, me cuesta creer que alguien como yo haya crecido aquí porque entonces, ¿cómo terminé tan rota?
—¿Estás lista? —pregunta Mocka con cautela.
Suspiro.
Salgo del auto decidida a descubrir qué está sucediendo con todo esto aferrándome a la peluca rubia y a mí disfraz de ropa casual.
Jamás hubiera creído que alguien es capaz de ocultar tantos secretos pero parece que yo soy la única que realmente puede.
Empujo la reja de la entrada dirigiéndome a las puertas de vidrio que dan al recibidor dónde espera una secretaria peinada con una perfecta cola en un puesto bastante bien cuidado, nos sonríe al vernos tan cordial e inofensiva como lo sería una golondrina.
—Buenos días, soy Michael Steveward reportero —miente Mocka sacando una credencial falsa—, me gustaría investigar un poco más acerca de la historia de la homicida Arise, quisiera un encuentro con la directiva del orfanato para solicitar los permisos pertinentes.
Casi me siento culpable de engañar a estas personas, resultan ser bastante amables y serviciales, la secretaria nos deja en el despacho de la directora quién nos recibe de la mejor manera e incluso nos permite entrevistar a algunos trabajadores del orfanato, es casi tan fácil que me hace sospechar.
—Son los terceros en entrevistarnos esta semana, los noticieros están locos por conseguir cualquier escándalo referente al asesinato. —comenta la directora acomodándose los lentes— Bueno, pueden seguir a la Srta. Charlotte es nuestra coordinadora académica, los asistirá en lo que sea posible durante su visita.
Sin más, salimos en búsqueda de la verdad.
Charlotte nos lleva a conocer a otra señora de cabello prensado en una coleta alta aunque esta es mucho más mayor, según lo que dicen es una de las pocas que quedan de cuando yo era una niña.
—Era una chica muy tranquila jamás lo hubiera imaginado, era muy callada solo hablaba con su hermana menor Anne y el único amigo que hicieron fue un niño un par de años mayor que ella —relata mientras grabo el audio para más tarde.
—¿Cómo se llamaba el chico?
—Mike Myers, oh recuerdo que también hablaba ocasionalmente con un chico llamado Mocka—me responde con una sonrisa nostálgica.
Por un lado siento alivio a una inquietud de la que no era consciente, tal vez a pesar de todo he estado teniendo miedo de que Mocka pudiera estarme mintiendo, que quizás no sea verdad que nos conocemos de antes.
Pero aquí tengo la prueba, sí éramos amigos.
Después de eso las opiniones son tan diversas y distantes unas de otras que hasta no pareciera que hablan de la misma persona.
"Era obstinada, cuando algo se le metía en la cabeza nadie la podía persuadir"
"Era muy amigable y fácil de tratar, la verdad nunca conocí a alguien que tuviera algún problema con ella"
"Sobreprotegía a su hermana, no la dejaba tener amigos o una vida, pobre niña ojalá hubiésemos sabido que ese monstruo la tenía amenazada"
"No le gustaban las sandías ni los mangos, supe desde ahí que era extraña"
"Solo venía una vez al mes para seleccionar a un grupo de niños y los llevaba a la organización"
"Pasó meses deprimida cuando adoptaron a su hermana, cuando venía ya no tenía esa luz"
"Desde pequeña no gritaba era como si tuviera una paciencia interminable, me parece increíble que haya tomado una decisión tan agresiva"
"Acá en el orfanato Infancia Dorada no aprobamos ese tipo de conducta, estamos poniendo empeño en erradicar toda clase de conducta violenta en los niños"
"Pensar que la organización le dio la oportunidad de ser adoptada, qué desperdicio ojalá le hubiesen dado la oportunidad a otro niño"
"Le gustaban las manzanas, se ponía muy feliz cuando hacíamos pie"
—¿Qué organización es esa? —Pregunto a la novena empleada que entrevistamos.
—Se llama Oasis, ¿no han oído hablar de ella?
Mocka y yo compartimos una mirada antes de hacer un gesto negativo, a lo que ella procede a explicar.
—Es un grupo de personas que buscan padres óptimos que quisieran adoptar niños, luego seleccionan a un grupo de niños de orfanatos de todo el país y les asignan una familia, los niños suelen ser bien portados, obedientes y los que tienen mejores calificaciones.
—¿Y Arise fue una de las elegidas? —Cuestiono extrañada.
—Sí, fue una de ellos, obtuvo su hogar exitosamente y luego en su adolescencia hizo pasantías en Oasis constantemente, nos visitaba cada mes para contarnos lo que aprendía y con eso seleccionaba a un grupo de niños.
—¿Y sabes qué pasaba luego?
—¿Luego? Nada como siempre, nos enviaban fotos de los niños en su nuevo hogar, aún ahora cuando se llevan a los seleccionados nos envían informes de ellos durante el primer mes. —explica con una sonrisa— Ya luego dejan de hacerlo porque muchos se mudan y es muy costoso, por eso digo que me parece increíble que una chica tan amable como Arise hubiese hecho esa atrocidad.
—No conocemos nunca a las personas realmente, es un hecho —comenta Mocka para apoyar nuestra fachada.
Yo por mi lado estoy algo intrigada, ¿ellos solo dejan que se lleven a los niños? ¿Luego de un mes no saben ellos y ya está?
—¿Arise siempre venía sola? —inquiero a lo que recibo una mirada extrañada de ella, no le causa confianza mi insistencia en el tema así que debo inventar me algo—, quisiera saber para poder entrevistar a alguna otra persona que quizás la conozca, hay muy poca información sobre ella aparte de ustedes y los agentes del ministerio no permiten entrevistas a sus empleados.
Sus hombros se relajan de nuevo confirmándome que le parece una respuesta válida.
—No recuerdo bien, en realidad nunca hablé con ella directamente a veces parecía muy taciturna y seria, como si fuera otra persona, bueno, quizás sí lo era y nosotros no sabíamos. —comenta pensativa— Pero, creo que sí, —Chasquea la lengua— ¡Claro! Siempre había un señor muy serio que la acompañaba.
—¿Recuerdas cómo era? —pregunto esperanzada.
—Sí por supuesto, —Bingo— era calvo y muy amargado, recuerdo que una vez incluso hubo un mar de chismes por acá porque la Sra. Perkins vio dos hematomas enormes en el cuello de Arise, pensamos que el tipo la maltrataba pero ella insistió en que no era así, esa fue la única vez que no seleccionó a ningún grupo de niños.
Mocka y yo compartimos una mirada, sabemos que ya hemos hecho todas las preguntas prudentes, sería arriesgado quedarnos más tiempo y para ser sincera, estoy agradecida con toda la información que obtuve hoy sobre mí, buena o mala, no toda fue relativa al accidente algunas me enseñaron pequeños detalles que no sabía de mí, algunas anécdotas me hicieron sentir más humana.
Como algo más que un cuadro sin pintar.
Nos acomodamos la ropa y pauso la grabadora en un gesto profesional, Mocka se sube los lentes por el puente de la nariz antes de agradecer por su ayuda, nos dirigimos al despacho de la directora para hacer una merecida despedida e irnos con la información que obtuvimos, la señora de cabello cano y bien peinado nos recibe cordialmente.
—¿Cómo les fue? ¿Encontraron lo que buscaban?
Mocka responde por los dos.
—Sí, fue bastante fructífero muchas gracias por su ayuda.
—Cuando quieran, es bueno ayudar a difundir la información para que estas cosas no se repitan de nuevo, —Tiende su mano estrechando las nuestras— fue un placer, si necesitan algo solo deben pedirlo.
Y sé que no debería.
Entiendo que es un riesgo.
Pero la curiosidad me carcome no podemos solo dejarlo todo como así.
—De hecho nos contaron acerca de Oasis, fue bastante increíble descubrir eso —pronuncio lanzando la pulla.
Me quedo a la espera para ver su reacción o escuchar qué dice mientras siento la mirada caliente de Mocka en mi perfil, por suerte la directora no tarda mucho en responder.
—Oh sí, la organización adoptó a los tres niños, —Asiente en acuerdo— a Arise, su hermana y al otro niño, no sé si les contaron.
—Sí claro, de hecho nos dijeron que Arise venía una vez al mes a ayudar por acá.
—Sí claro, para nosotras fue un orgullo, era una chica buena nadie pudiera haber pensado que terminaría así —se lamenta antes de recordar algo—. De hecho, ahora que lo pienso creo que tengo algo por acá. —Se levanta a buscar en una de las gavetas de atrás, revuelve algunas hojas antes de sacar una pequeña foto instantánea— Es una foto de cuando hizo su primera visita, nos contó que fue aceptada para hacer su pasantía, tenía 15 años en ese momento.
Agarro la foto como si fuese oro, ansiosa de verme en algún lado que no sean noticieros o cámaras de seguridad, sino algo más como un vistazo a la yo ordinaria, la chica común que nadie sabía que estaba envuelta en tantos secretos.
Casi me quedo sin aliento.
Soy yo, con el pelo caoba largo hasta la cintura enfundada en un escandaloso suéter de lana arcoíris que en seguida amo, entonces entiendo que realmente soy yo la de la foto, sin estar llena de sangre o sin ser temida por otros solo una adolescente que sonríe a la cámara junto a la directora de labios carmesí, un grupo de niños me rodea acompañados también de un hombre calvo de gabardina negra con gesto inexpresivo.
Una punzada me atraviesa la cabeza momentáneamente haciéndome cerrar los ojos, trato de recomponerme antes de que la directora lo note pero se me hace imposible.
—¿Estás bien?
Miro su mueca preocupada antes de asentir adolorida.
—Solo son dolores de cabeza, el estrés en estos días es demasiado, últimamente hay demasiados temas qué cubrir —miento.
—Supongo que sí, con los últimos acontecimientos ya ni siquiera puedo sentirme segura en Ciudad Laika. —Suspira— No importa, si quiere puede llevarse la foto y publicarla, siendo sincera no quiero tener ningún recuerdo de una homicida en mi oficina, esta institución desconoce por completo a ese monstruo, todo lo que creímos conocer de ella era mentira.
Se me seca la boca con esa declaración, me hace sentir como si un hoyo creciera en mi estómago a lo que Mocka vuelve a tomar las riendas no sin antes pellizcarme la mano en reprimenda. Porque sí, yo tampoco sé nada sobre mí y cada vez que aprendo algo luego descubro otra cosa que cambia todo de perspectiva.
—Tiene razón, la gente como ella son ratas que deberían ser exterminadas por el gobierno, —Sonríe Mocka encantador— por otro lado, gracias a usted y su gentileza haremos lo que podamos para evitar que se repita esta historia, ¡cada granito de arena cuenta!
—Está usted en lo correcto Sr.Steveward, no podemos permitir que monstruos como esos sacudan los cimientos de Ciudad Laika.
Nos despedimos, salgo del lugar como en automático casi no puedo procesar lo que sucede incluso cuando estamos en el estacionamiento, subo al auto dónde Mocka arranca en silencio, está tan pensativo como yo.
Tal vez ya debería saberlo, pero me dolió entender que la gente que me crió pensara eso de mí igual que el resto, incluso igual que yo durante las noches, porque quizás yo no haya hecho esas cosas pero se supone que tengo a alguien viviendo adentro de mí, ¿así que eso me hace responsable de algún modo igual?
¿Él es real de todos modos? Aún no he visto síntomas o señales claras de eso, pero ¿y si es cierto? Puede ser que esté cosechando todo el mal que sembró la otra persona en mí, porque si hasta los guardias en los vídeos le tenían tanto miedo incluso sin un arma... no quiero pensar la cantidad de cosas que debió haber hecho.
Suspiro masajeando mi sien, estoy agotada de pensar.
Llegamos a casa donde yo me quito la peluca junto a los lentes de contacto y la incómoda ropa que traigo puesta, me quedo solo en ropa interior aunque soy consciente de que Mocka está aquí pero no quiero pensar. Me siento en el mueble mientras apoyo la cabeza en mis manos, me siento mortificada de no poder encontrar ayuda ni siquiera en mi cerebro, el suave tacto de unas manos en mis hombros me hace estremecerme.
—Tranquila, vamos a conseguir todas las piezas del rompecabezas, —musita masajeándome desde atrás del sofá—te ayudaré con eso.
—Si no mueres primero.
Las palabras salen sin pensar de mi boca, se extiende un incómodo silencio entre nosotros porque es la verdad, este es un juego muy peligroso dónde estoy metiendo a un inocente, Mocka podría salir herido en cualquier momento y yo no podría hacer nada, hasta tiene que ir cada día a trabajar al ministerio para evitar levantar sospechas.
Y durante ese tiempo, ¿qué podría hacer yo si algo le pasa? Absolutamente nada, eso no podría perdonármelo nunca.
Mocka presiona mis hombros con una suavidad que me distrae de mis pensamientos catastróficos, ignora mi comentario como si hubiese dicho alguna tontería mientras los masajea lentamente.
—Estaré bien, seremos cuidadosos y no dejaré que me maten porque antes les torcería el pescuezo. —asegura con ligereza— No impedirás que te proteja, eres mi Arise crecí contigo, nos conocemos desde que tengo memoria y no voy a dejar que te pase nada.
Estoy por hablar cuando lo siento enterrar su nariz en mi nuca enviando cosquillas por todas partes, me estremezco de la sorpresa mientras deja un pequeño mordisco en mi cuello que me reinicia y reconfigura en cuestión de segundos, de pronto ya no tengo muy claro de qué estábamos hablando lo único que sé del mundo en general es que sus manos siguen flaqueando mi cuello, su boca deja un rastro húmedo ahí que me hace ladear la cabeza para darle más espacio y que se siente muy caliente tenerlo al cerca.
Siento que me derrito lentamente, ya no seré Arise sino un líquido sabor a ella.
Su lengua se siente como terciopelo cálido deslizándose por toda la extensión de mi cuello, deslizo la mano hacia arriba donde acuno su nuca y entrelazo mis dedos con su cabello, sigue dejando besos en el valle de mi cuello que me hacen apretar las piernas, los pezones me hormiguean a lo que me arqueo un poco en respuesta, luego atrapa mi barbilla en su agarre firme para voltear mi cabeza hacia un costado directamente hacia sus labios.
Pasa la lengua por mi labio inferior.
Casi me desmayo, con solo ese toque mis pechos están ansiosos de su tacto. Juro que es lo que me hace dudar de él todo el rato, en serio, ¿cómo es posible que yo pudiera resistirme a él antes? ¿Era una roca o qué ? ¿Cómo es que solo habíamos sido amigos? Si me toca de esa forma... no siento que me vea de una manera muy amistosa, creo que antes lo habría notado y que a pesar de mi incesante río de secretos podría haber tenido algo con él.
Suspiro.
Hay demasiadas cosas qué pensar.
—¿Deberíamos seguir con la investigación? —balbuceo a duras penas, él se queda quieto mientras me ve a los ojos con los labios brillosos—, digo, no deberíamos perder tiempo cada segundo que pasa podríamos tener una pistola en la cabeza, esto no es racional.
—¿De verdad quieres eso? —pronuncia ronco con una lentitud hipnotizante.
Casi me hace decir que no, que quiero que me toque y haga sentir bien, que quiero que acabe con esta tensión.
—Sí, trae la laptop por favor.
Es lo que sale finalmente de mis labios.
Nos quedamos en silencio durante tres incómodos segundos, en los que Mocka permanece frotándose las manos y yo mirando el suelo antes de que él se aclare la garganta.
—Voy.
Anuncia y luego regresa un par de minutos despues con la laptop, no me ve ni yo a él, ahora nos sentimos incómodos así que no encontramos otra distracción para alivianar el ambiente que efectivamente enfocarnos en la búsqueda.
Trato de googlear algo acerca de la organización con la esperanza de encontrar alguna sede a dónde ir, algún Instagram o red social para saber un poco más acerca de ellos y seguir el rastro de los padres que me adoptaron.
Pero no hay nada.
Ni una sola foto o mención de Oasis en cualquier parte de internet, como si no existiera, ¿cómo una organización benéfica para niños huérfanos no ha dejado ninguna evidencia en internet?
Tengo una sensación extraña en la garganta, como cosa rara con cada cosa de mi pasado cada vez que avanzo un paso me topo con un camino sin salida al siguiente.
Es como si estuvieran escondiéndome las pistas constantemente.
—Es tiempo perdido, —masculla Mocka viéndome de reojo— toda información que comprometa al ministerio de Protección y Cuidado al Menor debió ser censurada.
—¿De qué hablas? Es una organización benéfica no tiene que ver con ellos.
—Ah ¿no?, —refuta alzando una ceja— dime entonces cómo crees que lo tomaría la gente si supieran que una asesina trabajó por años en contacto con niños, mismos que pudieron haber desaparecido o quizás no pero nadie sabe porque tal vez nadie hizo seguimiento de eso, además de que tanto el Ministerio y como el orfanato auspiciado por ellos nunca lo notaron.
—Pero no entiendo por qué todos le dan tanta importancia a esconder todo sobre mí, en otros casos policiales no hay tanto recelo —me quejo frotándome los ojos.
—¿Arise no lo entiendes? Sacudiste el sistema, hiciste notar a todos que Ciudad Laika no es tan eficaz y perfecta como los políticos nos quieren hacer ver, eso es una amenaza, ya no es sobre ti solamente sino sobre lo que podría significar tu muerte.
Suspiro.
Hay demasiado por procesar y tener en cuenta, cada vez el juego se complica más, tengo miedo que llegue un punto en que ya no pueda seguir el ritmo.
—Bien, busquemos otra cosa entonces.
Me decido por conseguir algo sobre Mike Myers, el chico que era mi amigo y que también adoptó la organización, pero como esperaba, tampoco hay información al respecto ni antes de ser elegido ni después es solo un fantasma en un lienzo turbio lleno de secretos.
¿Dónde está ese niño? Ya debió haber crecido, tal vez... tiene las respuestas que necesito, si éramos más cercanos que Mocka y yo antes puede ser que tenga alguna información.
Nuevamente en un callejón sin salida.
Me muerdo los labios.
¿Qué debería buscar ahora? El resto de información que me dieron es redundante, ya la sé o es irrelevante, ya no hay más hilos de dónde tirar.
—Busca la cara del tipo de la foto —sugiere Mocka abriendo la mochila para sacar la foto.
Otra vez la pequeña yo viéndome, como un recuerdo de los secretos oscuros que desconozco. Quiero preguntarle ¿Realmente eres feliz Arise? ¿Los secretos te ahogan por las noches como a mí? Pero sé que ni siquiera a mí misma me daría una respuesta, es demasiado buena ocultando cosas. Escaneo la foto y busco en Internet la cara del hombre calvo de la foto, cargan los resultados, entro al primer link.
Es un director de una agencia de guardaespaldas, pero no solo eso, es la misma agencia que contrata el viceministro para su protección y el difunto Ministro Magnus.
Por suerte el hombre es lo suficientemente conocido y conseguir la dirección de su agencia no es tan difícil.
Bingo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro